Desafíos y oportunidades del Diálogo Nacional desde la perspectiva de personas jóvenes y de las mujeres

Por Vivian Rodríguez Araya

Según una nueva lista de nueve países elaborada por la OIT en 2022, más de diez millones de jóvenes en toda América Latina y el Caribe no consiguen empleo, Costa Rica hoy alcanza la tasa más alta de desocupación juvenil en América Latina, casi un cuarto de los jóvenes están desocupados en el país, más del doble de porcentaje general.

No tener experiencia, los bajos niveles de escolaridad, el deterioro de la educación y deterioro de los programas sociales, son parte de los factores asociados al desempleo en Costa Rica.  Los jóvenes que dejaron sus estudios inconclusos sin lograr graduarse, tampoco logran emplearse, y los que si consiguen empleo es bajo condiciones de informalidad, y con menos del salario mínimo.

En Costa Rica existe una economía que crece aglutinada en el área metropolitana de la capital, vista en la Inversión extranjera y alta tecnología, no obstante eso representa menos del quince por ciento de la economía total y del empleo.

La otra economía es de servicios, visto en comercio, sector agropecuario y el turismo, sobre todo en zonas rurales y costeras, lo cual genera empleo en esas zonas que tanto lo requieren, pero no necesariamente es un trabajo calificado o formal.

Jóvenes quedan rezagados hoy entre ambas economías, según la formación educativa que posean, aspiran a empleos calificados, no obstante esa formación no les permite acceder a esos puestos, por falta de experiencia, por falta de un segundo idioma, o falta del manejo en nuevas tecnologías.

Los empleos en zonas rurales son en su mayoría del sector agrícola, especialmente empresas transnacionales, no obstante estas no suelen cumplir con las garantías laborales, poseen jornadas muy extensas, con apenas el salario mínimo.

CR se coloca en el índice más alto de desigualdad en América Latina, la crisis del sistema educativo público se ve reflejado en la carencia de aprendizajes primordiales, la  ausencia a clases, salarios congelados de los docentes que no compensan la inflación ni costo de vida, y la gran falta de la inversión digna en educación.

En noviembre 2023, el informe del estado de la nación, mostró que cada cuatro de cada diez niños, niñas y adolescentes viven en pobreza, y la inversión del estado en programas sociales para ellos han venido en disminución becas para estudiar, programas de nutrición, salud y red de cuido.

Las mujeres están expuestas a una peor oferta laboral, siendo que el sector agropecuario está muy segregado para hombres, y la opción para las mujeres es el servicio doméstico,  del cual muchas veces tampoco se cumple con garantías laborales.

Diversos estudios muestran que las mujeres y los jóvenes en Costa Rica tienen una desventaja estructural para conseguir empleo; las mujeres con poca oportunidad de encontrar trabajo  que los hombres, y los jóvenes menos  que los adultos.

El desempleo, la crisis del sistema educativo, el deterioro de políticas sociales, el incumplimiento a las garantías laborales, la desigualdad social, es lo que hoy da pie a la juventud a reclutarse en actividades del crimen organizado, visto en el aumento de  violencia que hoy ha sido record, y  es protagonizada por jóvenes en su mayoría hombres entre 19 y 30 años de edad.

Mediante el dialogo nacional se puede trabajar en nuevas oportunidades para los jóvenes y la mujeres que logren incidir real en la política nacional.

Fortalecer la educación pública, como  mecanismo de movilidad social.

Fortalecimiento de la educación técnica que busque ampliar habilidades y la especialización en diferentes áreas.

Diseño de una política de empleo con un enfoque de justicia económica y social.

Fortalecimiento de la inversión en cultura, recreación y deportes.

Fortalecer los programas de inversión social.

De aquí que, las políticas actuales no están siendo suficientes, no logran revertir los efectos negativos. Se requieren nuevos esfuerzos que contribuyan a soluciones concretas reflejado en oportunidades reales de acceso al empleo digno y calificado, y a una verdadera inclusión financiera de las mujeres, considero personalmente como mujer, joven, madre, profesional y trabajadora que el fomento al diálogo nacional es la base para la construcción de soluciones efectivas que logren incidir afirmativamente en el desarrollo y evolución de la población de las mujeres y las juventudes.