El déficit fiscal y las hojas del rábano

El déficit fiscal y las hojas del rábano

Héctor Ferlini-Salazar

Al tratar el tema del déficit fiscal y sus soluciones, a nadie le cabe duda de que es un tema con implicaciones en la dimensión de la economía o la forma como se satisfacen las necesidades, esto, pues el déficit está relacionado con conceptos tales como limitaciones financieras para el desarrollo humano y los programas sociales; debilidades que dificultan la activación de la economía; aumento de la inflación, los intereses y el tipo de cambio; crecimiento de la deuda-país que debemos pagar, entre otros factores clasificados, precisamente, en el campo de la economía. Cuando algunas personas hacen referencia a esto, hablan del “barco que se está hundiendo”.

Pero habrá que tener cuidado con ignorar la frase que nos advierte de no tomar el rábano por las hojas, pues el fruto, con certeza, quedará bajo tierra. Veamos:

Si enfocamos el déficit fiscal desde la perspectiva de la política, es decir del ejercicio del poder, resulta que surgen los siguientes elementos:

1- Mayor capacidad de cabildeo o negociación de los sectores nacionales y transnacionales con ingresos cuantiosos, pues, creo, nadie duda que estos sectores han tenido una influencia histórica para que no se toquen sus intereses.

2- Mientras tanto, los gobiernos han ignorado propuestas de reforma fiscal con enfoque progresivo como la construida por el movimiento social en 2013 y presentada el 3 de diciembre de ese año en un acto en el Salón de Expresidentes de la Asamblea Legislativa. Puede ver detalles de la propuesta así como el documento completo en SURCOS siguiendo este enlace: https://wp.me/p6rfbZ-dc Antes del 2013, como parte de los Encuentros de Confluencia Popular que realizamos en muchos lugares del país, el tema fiscal había sido parte clave de las reflexiones y propuestas que se sistematizaron en un encuentro realizado el 19 de marzo del 2011. Se suma en 2018 la iniciativa de la Unidad Sindical Una Reforma Fiscal Justa y Solidaria para Costa Rica”, la cual, fue entregada a las distintas fracciones legislativas. Puede conocer la propuesta siguiendo este enlace: https://surcosdigital.com/explicacion-didactica-de-propuesta-fiscal-de-alianza-sindical/

Existen también innumerables propuestas como las generadas desde el Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo de la UNED, distintos institutos y unidades académicas de la UCR y la UNA, y otros sectores de la vida nacional.

Estos dos puntos ubican el tema, sin duda, en la dimensión de la política o del ejercicio del poder.

3- Además, de parte de distintas fuerzas políticas y económicas que impulsan el plan fiscal que se conoce actualmente en la Asamblea Legislativa, se argumenta que de no aprobarse, tendríamos mala nota de las calificadoras de riesgo, surge entonces la pregunta: ¿no es ese elemento un argumento de índole político o de ejercicio del poder? Estas calificadoras tienen por supuesto un enfoque de cómo debe desarrollarse la vida: la economía, el desarrollo, las condiciones productivas en cada país, es decir un enfoque político, que no necesariamente coincide con lo que se propone desde las comunidades o el movimiento social; son dos visiones políticas distintas. ¿O debemos entender que las calificadoras de riesgo están preocupadas por como mejorar la educación y la salud en las zonas costeras o en otras regiones que requieren inversión social para alcanzar el desarrollo que merecen? Evidentemente entonces, la sujeción al criterio de esas calificadoras de riesgo y a los organismos financieros internacionales asociados a ellas son también un elemento de índole político que muestra cómo se ejerce el poder en torno a este tema.

4- Ahora bien, es muy evidente que no existe una fuerza social transformadora con capacidad de incidencia o influencia política real en temas como la política fiscal. Y efectivamente, como lo argumentan muchas personas, la composición de la Asamblea Legislativa actual no da margen para una propuesta fiscal progresista y progresiva, sino solamente para algunas medidas paliativas para recibir la bendición de las calificadoras de riesgo y poder patear la bola hacia adelante consiguiendo préstamos un poco menos caros en el espacio financiero internacional. Aunque solo se espera una reducción del 1,5% en el déficit y obviamente esa no es una solución definitiva, las fuerzas políticas que dominan la Asamblea Legislativa y tienen presencia también en el Ejecutivo dada la alianza que construyó Carlos Alvarado, no piensan ir más allá y, como se dijo antes, no existe una fuerza social transformadora con capacidad de marcar otro rumbo, es decir, una propuesta que toque de forma directa la evasión, la elusión, las exoneraciones a grandes empresas, las ganancias del sector financiero, y otros elementos similares.

5- El Artículo 105 de la Constitución Política establece que “El referéndum no procederá si los proyectos son relativos a materia presupuestaria, tributaria, fiscal, monetaria, crediticia, de pensiones, seguridad, aprobación de empréstitos y contratos o actos de naturaleza administrativa.” Si esto es así, y en ausencia como digo de una fuerza social transformadora que modifique la composición real de los organismos de ejercicio del poder, no quedaba otro recurso que crear una contraparte a los grupos que sí tienen capacidad de negociación ante los partidos que componen el gobierno y la Asamblea Legislativa, y esa contraparte, como último recurso, fue la huelga. Es importante decir que esa definición de la Constitución Política que excluye del referendo el tema fiscal es una definición interesada y no necesariamente es una verdad absoluta o una condición indispensable de la vida republicana; en Suiza por ejemplo, esa temática si es materia de consulta ciudadana. Este punto, de manera contundente, define que el tema fiscal es por excelencia un tema político y está relacionado con la correlación de fuerzas y la necesidad de construir esa fuerza social transformadora que no solo tenga capacidad para construir y negociar soluciones según los intereses comunitarios, sino además, pueda elegir a sus representantes para las instancias nacionales y locales de gobierno que coincidan con la visión de país que corresponde al interés de las comunidades.

6- La huelga actúa entonces como recurso político, y para coronar este punto, también como indicador político, este tema del déficit fiscal generó las condiciones para una unidad sindical ausente por décadas. Los sindicatos vieron la necesidad de unirse para contar con una fuerza capaz de contrarrestar a aquella otra que sí tiene capacidad de cabildeo o negociación en la Asamblea Legislativa, así como con el ministro de la Presidencia, la ministra de Hacienda, y la coordinadora del equipo económico, todas personas que no tienen ninguna trayectoria de actuación vinculada a los temas que interesan a las comunidades y al movimiento social.

Hasta aquí, el balance muestra el tema fiscal como un asunto que se dirime en el terreno político, es decir, en el balance o puja de fuerzas que operan sobre un espacio político por definición: la Asamblea Legislativa. Así debe ser tratado a no ser que no interese si el rábano queda en tierra y el país se queda solo con las hojas en mano. Eso precisamente, es lo que no se ha hecho por décadas. No se ha impulsado de parte de quienes han gobernado la opción de construir un proyecto país con la participación de los sectores populares, sino con su exclusión. La reforma fiscal debe ser el espejo del país que deseamos y ello no es posible si hay un sector excluido, en este caso, el movimiento social y popular.

Para acercarnos a esa posibilidad, el reto es construir un movimiento social y popular con capacidad para influir de manera real en las decisiones claves del país.

En este momento, lo mejor que puede hacer el Presidente Carlos Alvarado es hacer valer su autoridad para honrar su compromiso de campaña en relación con la participación ciudadana, y aceptar un diálogo abierto, multisectorial y transparente que posibilite una fórmula fiscal basada en la equidad, la justicia, y la visión de futuro.