Marlín Óscar Ávila
Lo que suena más en las discusiones de estos días de protestas por el Plan Fiscal establecido sin el consenso entre los sectores afectados e interesados, pero sí por un círculo político y económico, es la evasión del impuesto, las exoneraciones injustificadas y las llamadas pensiones de lujo. El Gobierno Ejecutivo parece haber tomado medidas de control y poco más de equidad en ésta última, lo cual está adentro de lo que es Inversión y Gasto Público.
Aún no satisfacen las políticas de Administración Tributaria y las Aduaneras y hay que revisar las del Gasto Público e Inversión.
Es decir, el proyecto debe cubrir los tres aspectos bajo principios de equidad y definitivamente, de justicia fiscal. Es la existencia de una injusticia fiscal que ha lanzado a la ciudadanía a las calles estos días. Se debe discutir en un dialogo multisectorial, no solamente la recolección de los impuestos, pero su misma distribución en inversión y gasto. Luego, definir políticas de transparencia e información para que se termine con los abusos y privilegios debajo de la mesa. Así, la ciudadanía estará infirmada del manejo fiscal y presupuestario.
La ausencia de democracia en definir conjuntamente estas políticas, bajo la excusa de una urgencia financiera, nos llevará a más tropiezos, atrasos y ojalá que no, a perder la confianza de nuestra institucionalidad costarricense.
Generar mayor y mejor inversión, conlleva a mejores empleos y elevación en la recaudación de fondos para inversiones sociales.
Es decir, se exige un gobierno abierto, transparente y democrático, con participación ciudadana. Algo que algunos partidos políticos en los poderes actuales no logran comprender.
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