Factores para el Crimen Organizado

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Marlin Ávila

Muchos de los males que sufre las sociedades entre Estados Unidos de Norte América y la Patagonia en cuanto a la inseguridad se deben al crimen organizado. El gran negocio del mercado de la droga y la trata de personas, además del mercado de armas son flagelos que ponen en vilo a varias sociedades. Este fenómeno criminal es utilizado de manera política por quienes quieren alcanzar propósitos de dominio frente a sectores sociales de oposición nacional y ha permitido mayor dominio militar, político y económico a quienes ven la región como su patio trasero.

¿Cuáles son los factores que más contribuyen al dinamismo de estos mercados ilícitos, con sus métodos criminales que llegan a lo inimaginable? ¿Qué requieren ellos como mínimo para lograr funcionar exitosamente?

En primer lugar, requieren de gobiernos débiles, pero armados. Los gobiernos latinoamericanos, en especial aquellos que se entregaron a los intereses de las grandes empresas nacionales e internacionales, reduciendo su protagonismo a la menor expresión, contribuyeron a que grandes extensiones de tierra se destinaran al cultivo y procesamiento de la Coca, cambiando su utilidad tradicional indígena, por la utilidad capitalista de comerciantes llegados desde el norte.

No fue hasta cuando algunos países lograron cambios importantes en el estilo y razón de gobernar que se logra revertir el proceso de utilidad de la Coca y su mercado. Aquellos gobiernos que siguen entregándose a su propia reducción en beneficio de la libre oferta y demanda, combinada con la corrupción y la impunidad es donde hay un mayor crecimiento de ese flagelo. Algunos de estos ya se han convertido en Narco Estados, como es el caso de México y posiblemente Honduras, quien va en crecimiento el hecho. Algunos como Colombia, iniciaron ese proceso, especialmente con el gobierno de Uribe, quien quiso regresar al control del gobierno, pero fracasó en las últimas elecciones. Así que la reivindicación de este gobierno, en sacudirse de los narcos está en un proceso exitoso hasta ahora. Lograr extraer esa infección le es muy doloroso a cualquier gobierno. La sangre de los honrados puede pintar algunas instancias, como sabemos bien.

El otro factor es el predominio de la propiedad privada. Si un sistema de gobierno no da prioridad a la defensa de la propiedad privada, donde éste es firme defensor de ese derecho, por sobre otros valores y derechos sociales dentro del marco de la justicia social e histórica, los capitales de los carteles no podrían generarse. Un capo no lograría acumular tantos bienes y capitales financieros, sin tener el respaldo que le dan los gobiernos dentro de una institucionalidad cooptada. Los gobiernos abanderados con el liberalismo son arduos defensores de la propiedad privada por encima de la colectiva o asociativa. Es la manera que los carteles son en bastantes casos, capaces de acumular enormes riquezas, “encubiertas” por su libertad individual de hacer negocios “lícitos”. Cuestionar la posesión de tales capitales “hechos con mucho trabajo y sacrificio de padres, abuelos e hijos” esta contra este principio. Por eso surgen de la noche a la mañana grandes negocios, casinos, clubs, centros turísticos, zoológicos, haciendas, con mucho lujo pero, en muchos casos, sin suficiente clientela o producción. Los carteles compran propiedades de comunidades indígenas, de garífunas, cooperativas, comunitarias o ejidales, no importa, la oferta de ellos es grande, no solamente en capital, pero en acciones de chantaje, de soborno y represión.

Un tercer factor muy importante para que el sistema de mercado ilícito de la droga y personas funcionen, es la libertad individual y empresarial que exige la no intervención del Estado en lo económico, social organizativo y de movilización. El Estado no debe intervenir en la dinámica comercial, el mercado se debe regir solo, por la oferta y la demanda. Así fluyen los estupefacientes y las personas en los corredores internacionales hasta llegar al mejor postor: el mercado de la sociedad norteamericana. Algunos dirán, pero si hay fuertes obstáculos en ese trayecto interpuestos por los gobiernos… sí y no. Algunos carteles tienen más obstáculos que otros, dependiendo cuanto han enmasillado a las instituciones responsables con capas de corrupción y funcionarios asociados en el negocio ilícito que están en el camino, incluyendo a funcionarios en el país de mayor destino. Uno de los sistemas exitosos en esto son las instituciones financieras. Hay redes completas que si no fuera por el lavado de activos, ya hubiesen cerrado el negocio por quiebra. La pregunta que muchos se hacen es, cómo es que los bancos centrales y las flamantes y poderosas Comisiones de Banca y Seguros no descubren esos enormes flujos y la respuesta no parece ser tan difícil, ¡verdad!

Si no fuese por esta libertad, no habría tanta concentración de capital en algunas pocas familias. Para eso es que se exige mucha libertad y la menor intervención de los gobiernos. Los precios y subsidios se manejan en el libre mercado. A veces es bueno que intervenga de manera fuerte por parte de las fuerzas represivas y judiciales del Estado, como cuando un cartel tiene suficiente influencia en las estructuras institucionales se le puede exigir que reprima a los carteles que son de su competencia internacional y nacional. Así ganan ambos. El gobernante se luce como libertador del crimen organizado y uno o dos carteles se empoderan de los territorios de los otros.

Pero un factor que no debe fallar es el del predominio comercial o de mercado. Se trata de que los gobiernos no intervengan más que para fortalecerlo. Por ejemplo, evitar el flujo del mercado humano solamente debe hacerse de manera paliativa. La asistencia social a las familias y la ayuda inmediata son necesarias, especialmente cuando los mercaderes o coyotes se develan de manera muy obvia y sus crímenes son condenados en la opinión pública. Pero llegar a realizar cambios estructurales en el sistema económico para redistribuir los ingresos nacionales de manera que se reduzca significativamente la pobreza y miseria no debe ser en serio. Eso va contra los principios del neo capitalismo salvaje existente, contra el libre mercado, donde el lucro individual esta por encima de los derechos humanos. Eso reduciría la concentración de capitales en pocas familias y llevaría a un estado de real democracia, que no favorece los grandes negocios del narco tráfico y la trata de humanos empobrecidos y fustigados por la inseguridad nacional y regional.

Desde luego, se acepta que exista el orden público, ejércitos eficaces y profesionalizados, en defensa del sistema predominante y sus protagonistas políticos, e incluso, hay casos en defensa de algunos poderosos capos; es importante el control de los medios de información para que des-informen; hay que endurar las leyes que permiten movilizarse a las organizaciones civiles y colectivas; se requiere liberalizar las empresas e instituciones para que salgan bajos sus costos, sin pagar derechos laborales, impuestos y demás obligaciones sociales; el gobierno debe garantizar la inversión privada para lograr más mercado, no importa de qué, con menos gobierno que defienda derechos ciudadanos, se tiene mayor libertad empresarial e individual. Incluso, las iniciativas de zonas libres, son excelentes para crear santuarios de esas famosas organizaciones criminales, puesto que podrían invertir lo que deben lavar y controlar su política y su economía. Invertir en industria, en minería, turismo y otros negocios lícitos y prósperos. Una cobertura excelente.

Es con este modelo, con estos factores que el mercado de estupefacientes, comercio de humanos, utilización mercantil de la niñez, de las mujeres y hombres hambrientos de justicia social, nadan como bañistas expertos los comandos del crimen organizado.

 

Enviado a SURCOS por el autor.

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