LANZAMIENTO DE PRISMA LATINOAMERICA

Miguel Sobrado

Tras las huellas de Joaquín García Monge editor de la revista Repertorio Americano una de las tres revistas de más impacto en Latinoamérica en la primera mitad del siglo XX.

Después de 50 años de trabajo académico, acompañado de la capacitación con organizaciones de autogestión comunales y productivas, que me hicieron recorrer parte importante del subcontinente latinoamericano, e incluso de África del Sur, he considerado emprender una acción de divulgación sobre las experiencias exitosas, que rompen los esquemas deterministas del atraso de la región por su naturaleza y enfoque de naturaleza sistémica. Necesitamos empezar a cambiar nuestra visión centrada solo en la corrupción de los políticos, dejando de lado su origen en un sistema institucional que por su naturaleza estimula y reproduce la corrupción.

Herencia histórica

En primer lugar, desde su génesis los estados latinoamericanos, aunque se denominan repúblicas, han sido excluyentes de muy amplios sectores de la población. Lo que ha restringido el juego de pesos y contrapesos requerido para la vida democrática y creado el clima para un capitalismo de amiguetes. Hecho que coloca a los grupos que operan con los “dados cargados” por encima del interés público.

Dentro de este contexto predomina la visión que los problemas del mal gobierno se deben a la falta de ética de sus gobernantes. Y de ahí se deriva que cambiando los gobernantes corruptos por otros honestos todo se transforma. No obstante, cuando se da la rotación y llegan los portadores del cambio, esto no sucede. Debido, por una parte, a que existe un desequilibrio por la exclusión del acceso a los recursos y a las oportunidades educativas de amplios sectores. Y por otra, como corolario de la primera por no existir un eje o proyecto nación que articule el sistema.

La discusión política, en este contexto, se centra en las personas y el control se orienta hacia ellas y los procedimientos y no hacia los resultados. Creándose un clima donde la corrupción e impunidad corren parejas, debilitando el Estado de derecho la confianza ciudadana y creando frustración y desesperación.

Se trata de un problema sistémico, que requiere de soluciones sistémicas. Soluciones que no dependan solo de las virtudes de las personas, sino de un proyecto democratizador e incluyente que apodere a las comunidades colocando el interés público adelante. Un proyecto que opere bajo los principios del control de resultados con responsabilidad personal; cerrándole espacio a la impunidad; que genere círculos virtuosos garantizados por los resultados obtenidos por la organización y participación de la gente.

Las políticas públicas, en este contexto, deben cumplir un papel estratégico en la inclusión social y en la construcción de nuevos pesos y contrapesos que permitan progresivamente el cambio de un sistema patrimonialista excluyente a uno incluyente y en armonía con la naturaleza. Pero los resultados de éstas dependen de como se incorpore a la gente.

La visión individualista, asistencial y clientelista y degrada la política social.

El problema de los desaciertos en las actuales políticas públicas radica en que no considera la participación de los excluidos en el desarrollo, sino que los ve como perdedores a los que hay que llevar de la mano como si fueran niños. Esta es la visión predominante congruente con las relaciones políticas clientelistas y el enfoque asistencial de los técnicos institucionales. Configurando una trilogía del atraso con las organizaciones “populares” clientelistas, carentes de propuestas de transformación, que se contentan con algunas migajas para mantener su cuota de poder.

La visión sistémica y la inclusión a través de la organización

Los proyectos exitosos impulsados por dirigentes latinoamericanos, que transforman las realidades, se salen de este esquema. Proponen la organización autónoma y liberan la creatividad de las comunidades Esta es la diferencia fundamental, se salen de la visión pasiva negativa, incluyendo a los excluidos en la solución de sus problemas en la participación con la organización autónoma de los proyectos.

Existen ejemplos en múltiples campos entre los que se destacan la salud, la educación, capacitación e integración de los saberes ancestrales con la nueva tecnología. Cada una tiene su historia, pero todas han actuado rompiendo círculos viciosos.

Cabe destacar la del Hospital sin Paredes en la Costa Rica rural de los años 70 del siglo pasado, donde se dejó de lado la medicina como una actividad curativa de especialistas y se centró la acción en la salud como como algo integral donde influía el medio ambiente, la infraestructura, la organización económica y social. El logro de la salud en la región atendida por el Hospital se dio gracias a la salida de los médicos de las paredes de los hospitales para integrar a las comunidades en una sola organización por la salud. Esta experiencia, un gran orgullo nacional, contribuyó a transformar la visión mundial de la salud en la conferencia de Alma Ata en 1978, y a la reorientación del sistema de salud nacional, hoy ejemplar en la región.

La educación, por su parte, una actividad vital en la formación de las sociedades contemporáneas en proceso de transformación, no puede verse como ha sido hasta el momento, una tarea, limitada al ámbito institucional. La educación formal, informal o técnica; es una función que trasciende a las aulas y desciende a las comunidades organizadas. Debe estar enraizada en cada realidad, de acuerdo a las necesidades y el nivel educativo de su población, pero conectada y actualizada a las mejores prácticas internacionales.

La producción de alimentos no puede medirse solo por la productividad inmediata, sino que debe ser sostenible para las próximas generaciones y con el ambiente. En este sentido debe liberarse de prejuicios tecnocráticos y estar abierta a incorporar las mejores prácticas desarrolladas por las culturas originales.

Todas estas experiencias han tenido como elemento común un enfoque sistémico que incluye y arraiga a las comunidades y grupos organizados con autonomía, en la solución de sus problemas.

Han sabido “frotar la botella del genio” para que aparezca y se incorporen con fuerza las comunidades y grupos organizados, haciendo tareas que parecían imposibles para gente sencilla.

Sobre estas experiencias no solo existen evidencias de que existen inmensas capacidades “dormidas” que se activan con la organización en condiciones de autonomía sino que se ha configurado un método de capacitación masiva que permite reproducir las experiencias.

Se parte eso sí de un enfoque que cree en el potencial de la gente adulta y que estimula la autonomía y la capacitación en organización como elemento de poder.

Pienso, basado en estas experiencias que existen senderos de esperanza, consolidados en las mejores prácticas y experiencias que demuestran que otro desarrollo inclusivo con la población y amistoso con la naturaleza es posible.

PRISMA LATINOAMERICA ha preparado varios videos para difundir las mejores prácticas y algunas de las malas. Arranca desde Costa Rica pero con invitados virtuales de México, Colombia, Uruguay, Panamá, Honduras y Gran Bretaña.

Un listado de estos videos se encuentra en la página de “Prisma Latinoamérica” en YouTube para estimular la acción de las nuevas generaciones hacia una visión sistémica que se centre en la inclusión social y la organización autónoma no clientelista de las comunidades.