LAS INCÓGNITAS QUE NOS PLANTEA EL NUEVO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

COLUMNA LIBERTARIOS Y LIBERTICIDAS (29).
Tercera época.
Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.

El nuevo presidente de la República Rodrigo Chaves Robles, electo para el período 2022-2026, sigue siendo toda una incógnita no tanto por sus posiciones ideológicas que coindicen en lo esencial con las del establishment neoliberal prevaleciente, encarnado en las fachadas o etiquetas del PAC PLN PUSC NR y PLP, sino porque a pesar de ello los grandes medios de comunicación no le dan tregua, después de una segunda vuelta electoral en la que no escatimaron toda clase de ataques oficiosos, o incluso de naturaleza personal, con el propósito de impedir su llegada a la Casa Presidencial. Deberíamos intentar, al menos, dar una respuesta a semejante hecho, el que a primera vista podría resultar insólito para mucha gente cuya visión de mundo y de la sociedad costarricense tiende a idealizar los engranajes de la maquinaria política, pensando que de verdad somos una nación democrática, dado su desconocimiento de lo esencial en las disputas por el poder, y de lo que se dice o no en los discursos oficiales, resultando más importante lo segundo, ni tampoco ¿en qué consiste la trama de los juegos sucios de la mayoría de la prensa que actúa como un ente corporativo, al servicio de grandes intereses de un pequeño grupo de empresas transnacionales, además de haber devenido en un mero apéndice de estas últimas?

La gran prensa, y sus manejos acerca de la mentira o la verdad confiscadas por su dueños, se convirtió desde hace ya mucho tiempo es una poderosa herramienta de los intereses más poderosos en este y otros países vecinos. Es por excelencia, el laboratorio desde donde se elaboran y ponen en práctica las estrategias para que el régimen político y social permanezca inalterable, siempre en beneficio de los intereses del capital financiero, de los evasores y elusores fiscales, los tenedores de bonos de la deuda interna y de quienes administran, de manera irregular, torpe e indebida, las finanzas y servicios de las principales instituciones públicas, tales como el ICE o la CCSS, con el propósito manifiesto de venderlas algún día a precios de remate o liquidación, en perjuicio de la gran mayoría de la población.

Para las personas que encarnan los poderes fácticos, es decir aquellos que de verdad mandan en nuestro país, el nuevo presidente sigue siendo un outsider, tal y como se dijo al concluir la primera vuelta electoral. El problema para estas gentes de casta superior, reside en que si bien Chaves regresó después de haber ocupado durante décadas un cargo importante en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, es alguien que no pertenece a sus círculo de amistades y a su familia extensa. En la aldea de los valles centrales de Costa Rica sólo las gentes de ciertos apellidos y lazos parentales alcanzan el más alto grado de reconocimiento y legitimidad subrepticias, por lo que pasará algún tiempo para que pueda ser aceptado por este grupo de familias.

Las tímidas amenazas del nuevo presidente de obligarlos a pagar impuestos y ordenar un poco las finanzas públicas, lanzadas por “el que se compra la bronca” durante el período en que era candidato, hicieron que se le tratara como “el acosador” del que malintencionadamente hablaron una serie de adversarios de todo tamaño e intereses diversos, introduciendo alevosamente ciertos componentes, propios la moralidad y visiones de mundo del puritanismo anglosajón, en materia de sexualidad y relaciones sociales, la que hasta hace poco correspondía más bien a las tradiciones y prácticas del catolicismo popular latinoamericano, dentro de las que ese tipo de acusaciones no planteaban ningún problema relevante para el país, han terminado por desviar algunas dimensiones esenciales de lo que debió ser el debate político de fondo, especialmente a lo largo del período previo a la votación de la segunda vuelta electoral.

La aproximación del nuevo presidente hacia algunos grupos ultraconservadores de tradición religiosa neopentescostal (Fabricio Alvarado y la Conferencia Episcopal Católica) que sueñan hasta con derribar o derogar la aplicación de la llamada norma terapéutica del aborto, en realidad una legislación existente hace medio siglo, reglamentada por el gobierno anterior, por cierto bastante moderada en la materia, así como su acercamiento a posiciones muy retrógradas en materia laboral, como las del cambio de las jornadas laborales y las pretensiones de acabar con la cesantía y otras conquistas de los trabajadores, esbozadas a través de la fracción parlamentaria de su partido, en especial la diputada Pilar Cisneros, a la cabeza de los diputados de una etiqueta electoral que es toda una incógnita “Social democrática”, podrían estar dándonos algunas pautas de acerca de ¿cuál podría ser el rumbo de la gestión política y social del nuevo gobierno?

Un gabinete, integrado con algunas figuras que son más de lo mismo o incluso peor, como en el caso de Yorleni León y otros figurones reaccionarios provenientes de las filas del PLUSC y sus aliados de NR y del PLP que ya gobernaron con el PAC durante los pasados ocho años de gobierno “progre”, se combinan con una nota conservadora y con rancios apellidos oligárquicos, tal vez para contrarrestar la ausencia de legitimidad que señalamos al inicio de este texto.

Y mientras el presidente se prepara para viajar de nuevo, con el propósito de tomar parte en la llamada Cumbre de Las Américas, a celebrarse en la ciudad Los Ángeles California, a partir del lunes 6 de junio, tenemos la impresión de que Costa Rica seguirá siendo sumisa a los mandatos de política exterior de la Casa Blanca, en un vivo contraste con el creciente malestar hacia la arrogancia del presidente Joe Biden, entre muchos gobiernos y países de la región. La representación teatral está en marcha, esperemos el curso de los acontecimientos que vendrán.