Los victimarios ahora pasan por víctimas

Rafael A. Ugalde Q.*

Días atrás, un amigo suramericano conocido en esas raras “coberturas” en mis viejos tiempos de corresponsal internacional de prensa, tuvo la gentileza desmedida de enviarme la sentida renuncia como profesor de periodismo de la Universidad ORT de Montevideo, Uruguay, del laureado periodista uruguayo Leonardo Haberkorn. Dijo a sus muchachos: ¡Chao chao! Pero conociendo que él es de esos tipos difíciles de verlos correr con las primeras bombetas, nos llamó entonces la atención con la facilidad con que tira la toalla en la noble misión de formar jóvenes.

Su carta de despedida de la cátedra vista a la ligera refleja a todas luces “sentido común” de un soldado cansado y con las manos en la cabeza exclamando: ¡Basta ya! Se da por vencido por los estragos cosechados entre los estudiantes por el mal uso de las tecnologías actuales, especialmente, sobre los futuros periodistas uruguayos. Analizando, por otra parte, su renuncia, ella lleva un dolor interno profundo por la forma específica como los muchachos confiados a él, son en la práctica, víctimas y victimarios a la vez de un modelo de convivencia en el cual todos somos desconocidos, aunque todos creemos conocernos.

Así, como en el “Mito de la caverna” de la Platón la “realidad” hecha la nosotros con imágenes distorsionadas, como cuando nos dicen las ventajas de acabar con las listas de espera en la Caja mediante el copago o los problemas de la inseguridad y el sicariato es cosa de más leyes, usar la Inteligencia Artificial etc., cuando la llana verdad es el interés existente de las aristocracias es seguir administrando los dineros de los pueblos para ellas crecer económicamente sin desarrollo social, o en el caso concreto costarricense alzarse con una de las pocas actividades controladas por el estado, como es la sanidad.

Tras la pandemia de Covid 19, la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), soportó todas las pruebas habidas en cuanto al resguardo de la vida de las personas, superada en la región solo por la sanidad cubana. Esta fortaleza de la institución, a pesar de desnaturalizarla desde hace más de 30 años tercerizando los servicios primarios de atención médica con los llamados EBAIS, quitando a la entidad la producción de muchos productos para que los produjeran laboratorios privados o reduciendo los servicios de odontología y oftalmología para favorecer a grupos médicos, abrió el apetito de unos cuantos consorcios privados dedicados al negocio con la salud. Actualmente controlan el 20% de la demanda interna cuando, por ejemplo, en México, Colombia y Chile el pastel pertenece en su totalidad a sus burguesías…

De esta manera, aparece recientemente en Costa Rica la “ruta de la salud” con clara “inspiración” en las naciones mencionadas la cual, nuestras élites empezaron a venderla como solución a los problemas en la seguridad social costarricense engendrados por ellas mismas.

A decir verdad, las preocupaciones expresadas ahora por representantes de estos grupos financieros por la crisis de la sanidad nacional esconden el negocio multimillonario con la seguridad social de todos los costarricenses y las finanzas de la CCSS. Los miembros de nuestra burguesía van a curarse a los hospitales locales privados dotados con última tecnología, o bien a Miami o a Europa, sí la situación requiere de otra especialización.

Sí bien dicha “ruta de la salud” significan 200 mil millones de colones (aproximadamente $ 376.697.000) para la compra de urgencia de servicios médicos privados esté, a lo mejor bien intencionada ante el congestionamiento de nuestros hospitales y espera por una cita médica, la “solución” no resuelve el problema del control ejercido sobre la Caja por diversos grupos interesados en colapsar la seguridad social. El modelo de “copago” de servicios asistenciales por parte del paciente y las instituciones aseguradora eleva los gastos de salud a los trabajadores, dejando de ser un derecho a la salud por respeto a la inviolabilidad de la vida, para convertirse en el mediano plano en un escandaloso negocio financiero determinado por la máxima del mercado: “sí tienes recursos aquí estamos para tratarte; sí no que te mueras, bien merecido lo tienes”. (Ver recuadro: cuánto tendrá que pagar…)

El periodista uruguayo nos revela como la tecnología nos mueve de un lado a otro, en ocasiones no sabemos a dónde llegar, cuando ella debería ayudar a todo el mundo a hacer de la solidaridad y convivencia en el planeta el afán de cada día. El profesional en comunicación, como especial excepción, está mucho más obligado a enrumbar su quehacer en la búsqueda de justicia social, elevar la voz por quienes por años son arrinconados, levantar la bandera por los pueblos sedientos de protagonismo y democracia de real participación. Recordando en lo conducente a quien falleció recientemente, Enrique Dussel, a identificar a los despojados y a sus despojadores.

Por eso la anécdota contada por Haberkon en cuanto mandó a sus pupilos a buscar en la ciudad un acontecimiento novedoso para enseñar la redacción de una noticia periodística, pero una muchacha llega con la “novedad” y “descubrimiento” que en Montevideo todavía hay puestos de venta de revistas y periódicos, lejos de causar risa tal ingenuidad, debe remitirnos a pensar sobre de qué nos despojan actualmente y quiénes son sus despojadores. Otros, tan despistados como esa alumna, al ser preguntados sobre quién es Almagro (Luis Almagro, excanciller uruguayo colocado por el nazi fascismo regional como actual secretario general de la OEA), o qué pasaba en Venezuela, país con más de 600 agresiones comerciales estadounidenses y tema central además del presidente costarricense, Rodrigo Chaves, cada vez que aborda cuestiones inflacionarias, desconociendo la aplicación ilegal de la extraterritorialidad de la ley norteamericana por el Tío Sam), son reflejo de un siglo de multilateralismo que sí ignoramos de dónde venimos y hacia dónde vamos, pueblos enteros serán arrasados por las llamadas guerras “proxis”. La dignidad valdrá según lo que tengas en el bolsillo, las guerras impuestas será antídoto para la paz y el derecho internacional es monopolio del más fuerte y del mejor cínico.

Como en todas partes, quienes resistan el despojo no serán, ya no “Los hechiceros del siglo XX”, parafraseando el título del libro del escritor nacional, Carlos Morales, sino quienes en el siglo XXI están obligados a ver qué hay afuera de la caverna de Platón. Un universo multicolor rechazado por quienes hoy son genocidas de niños y mujeres, pero son “pacifistas”. Invaden y destruyen naciones enteras y son el ejemplo de la “democracia” activa; “invierten” en una semana un billón de dólares en el negocio de las armas, mientras 828 millones de seres humanos padecieron hambre en 2021;46 millones de más que en 2020 y 150 millones más que en 2019. Toda una locura organizada ante nuestras narices.

Víctimas y victimarios

Así como hoy el “genocida” es “pacifista”, el “racista” cuenta con “bendición” sagrada” para sojuzgar a medio mundo, Costa Rica, con sus 51 mil kilómetros cuadrados de “pura vida”, jamás va escapar de los nuevos paradigmas. A pocos años después de la separación del saqueo español no hay “mejor” alternativa de gobernanza que las élites. Al menos ellas así nos lo expresan. Nos educan para convencernos que los pueblos no tienen capacidad para administrar el dinero de provenientes de sus impuestos ni pueden dar el mejor uso a los bienes del estado para satisfacción y felicidad de la colectividad. Por el contrario, se disfrazan proclamándose como “el país”, “la nación”, etc…

La multitudinaria manifestación del pasado 25 de octubre- atomizada, por cierto, de consignas, según el interés particular de cada grupo- nos hizo olvidar, por momento, que algunos “colados” y, en ese momento abnegados marchantes, son directa o indirectamente responsables de millones las víctimas costarricenses por 40 años de un modelo interesado en disminuir el Estado y priorizar el crecimiento económico sin distribución ni desarrollo social. En palabras dichas en lo conducente por el presidente Chávez: en la medida que el estado no estorbe es mejor económicamente. (Conferencia de prensa 8/11/2023; canal 13).

Nunca, como ahora, cuando estamos a la vuelta de unas elecciones municipales, quedaron en el olvido los victimarios del pueblo costarricense desde 1982, pues en dicha marcha lograron camuflarse y ahora son “víctimas” de la inseguridad ciudadana, el desempleo, la desigualdad social, la falta de presupuesto para vivienda, la muerte lentita, pero segura de nuestro campesinado, la judicialización de la protesta social, el elevado precio de la educación privada, amenaza de cierre o venta de bancos etc.

Son 40 años de garrotazos sin parar difíciles de olvidar. Algunos de estos asistentes, hasta con pancarta en mano, quisieron que olvidáramos cuando desde una curul, la cátedra universitaria, el sindicato blanco, la televisión o cualquier medio de entonces, privatizaron el servicio de buses, cerraron las empresas Transportes Metropolitanos (TRANMESA) y CODESA, vendieron Línea Aérea Costarricense (LACSA), ordenaron no más estancos del Consejo Nacional de Producción (CNP) para los trabajadores humildes, nos impusieron el negocio de la educación superior privada, sin mayor oposición desde la cátedra, desmantelaron la cultura, el deporte y la educación primeria y secundaria como derecho del pueblo y un largo etcétera.

Consignas variadas en la marcha del 25 de octubre pasado (Tomada de Universidad).

Así configuraron dos Costa Rica (no preocuparse, por favor, también hay dos Uruguay, dos Perú, dos Colombia, dos Honduras, dos Panamá…). Una oficial. vista cómodamente desde el interior de la caverna de Platón, vendida en gran medida por una prensa dicharachera o alquilada cuando hay cámaras interesadas en desmovilizar a las masas. La otra, la mayoritaria, con salarios de hambre, jóvenes lanzados al sicariato, gente que muere en pasillos hospitalarios a la espera de atención médica, millares de personas haciendo sus vidas sin agua, luz y en medio de destartalas láminas de zinc etc., interesa solo sí hay elecciones.

La madre de nuestros males

Por cierto, hablar de elecciones en nuestra región – Costa Rica no es excepción – es definir, sí nos movemos en el campo de la politiquería o de la politización. El diccionario mexicano define la politiquería así: s f (Popular) Práctica engañosa, truculenta y tramposa de la política o de las relaciones sociales, que busca dañar a otras personas para lograr los fines propios: “Hundidos en la politiquería, no les interesa que se hunda el país” (https://dem.colmex.mx/ver/politiquer%C3%ADa). En el caso la politización, causante de tanto horro en los pasillos de la aristocracia, pues nos la confunde con “polarización” o ”populismo”, se define en su primera acepción, así:
1 Educación de una persona o de una colectividad en el conocimiento político, la conciencia y la responsabilidad con respecto a la sociedad en que viven: “Su espíritu de clase trabajadora y su politización han ascendido en grados mayores” (https://dem.colmex.mx/Ver/politizacion).

En el caso costarricense, cobra principal relevancia diferenciar ambos preceptos, pues en el país, como parte de nuestra América, la “politiquería” desplaza la “politización”, dando tierra fértil a la corrupción activa y pasiva, con los consecuentes problemas fiscales y endeudamiento externo.

En esta línea, el semanario Universidad, en su edición del 13 de octubre de 2023, pone algunas banderillas al toro, cuando informa que un total de 160 empresas calificadas como Grandes Contribuyentes Nacionales (GCN) y Grandes Empresas Territoriales (GETES) reportaron cero ganancias o pérdidas en el 2022, a pesar de reportar activos por más de ¢8.406 billones e ingresos brutos por ¢3.775 billones.

En promedio, agrega, entre el 2021 y el 2022, un 13,2% del total de contribuyentes (60.934) al impuesto sobre los ingresos y las utilidades declararon pérdidas (35.467) o cero ganancias (25.467). Los activos totales declarados por este grupo ascienden en promedio a ¢19,4 billones y los ingresos brutos declarados a ¢7,3 billones. La Contraloría General de la Republica estimó que la cantidad de contribuyentes que omiten declarar impuestos sobre ingresos pasó de un 20% en el 2021 a un 25% en el 2022 añadió ese medio de comunicación

Por eso, el reciente caso de ¢3.200 millones hurtados de una bóveda del Banco Nacional de Costa Rica, jocosamente denominado como “gallo tapado”, ya no extraña más allá´ de los canales de televisión, aunque debiéramos preguntarnos quienes pagarán el hurto, en caso de que se haya cometido.

Bernardo Alfaro, gerente general del BNCR, muy triste por “manotacillo” de 3.200 millones de colones.

Por este mismo norte va la reciente denuncia realizada por Flora Fernández, una de las sobrevivientes del llamado “caso ALDESA”, quien estimó en $ 12 millones las pérdidas para los ahorrantes de una complicada trama bursátil, dónde de momento, dice la Fiscalía, se investiga el asunto y, por tanto, no hay personas juzgadas y, por ende, nadie es culpable mientras no se demuestre lo contrario.

En su libro “Destructor de idas y sueños”, Fernández nos cuenta que en este afer financiero y bursátil cerca de 30 asociaciones solidaristas perdieron US$ 10 millones por medio de ALDESA Valores Puesto de Bolsa SA,

Estamos hablando de 27.550 trabajadores solidaristas, quienes perdieron US$450 de sus ahorros en la asociación, sostiene en su libro, añadiendo que resulta extraño – señala – que el Movimiento Solidarista y la dirigencia de las empresas afectadas guardaran silencio y se limitaran a rebajar de los ahorros de los trabajadores la pérdida sufrida.

Públicamente los afectados consideran necesario cerrar el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (CONASSIF) – encargado de regular y supervisar el sistema financiero- porque dicen incumplieron los deberes de fiscalización Por este presunto incumplimiento de deberes no hay juzgamientos judiciales.

De esta manera, la corrupción nos presenta sus efectos desastrosos en toda la región. En Costa Rica, el escamoteo de recursos públicos se traduce en menos educación para jóvenes, ridículas jubilaciones para ancianos, menos servicios de salud etc., traduciéndose sus efectos en más sicariato, narcotráfico, violencia en las calles, entre otros.

Usted lleva razón: estamos pensando en lo mismo. Cuando estalló el llamado caso de las “Trocha”, no volaron unos cuantos pesos. Se fueron el equivalente a construir al menos 7 escuelitas para hijos de jornaleros. ¿Cuántos EBAIS hubieran construido la CCSS con la plata que se fue en los sonados casos Cochinilla, Azteca y Diamante?; solo para citar unos poquitos saqueos de que nos hemos enterado.

Precisiones y definiciones

Sin embargo, para el próximo año 2024, estiman, sobre la base del presupuesto enviado recientemente a los diputados, deberá destinarse un promedio de ₡5.814.000.000.00 para “atender” el servicio de la deuda pública. “Eso significa que, por cada uno de los 12 meses de 2024, se presupuestan ₡484.500.000.000 (cuatrocientos ochenta y cuatro mil quinientos millones de colones). Y, si consideramos el tipo de cambio actual, a un promedio de 538 dólares estadounidenses, tenemos la también enorme cantidad de 900 millones 557 mil 620 dólares ($900.557.620).”, destaco recientemente el secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y privados (ANEP), Albino Vargas Barrantes.

Los motivos para endeudarse como forma de gobierno son variados: quienes nos endeudan no son ellos quienes pagan. Tienen sus tecnócratas especialistas en saber administrar la pulpería hacendaria: sí a la gaveta entra menos plata de la que gastaron, entonces hay déficit fiscal. “Hay que amarrarse el cinturón “, sentencian y, de inmediato, usted verá quienes pagan con menos escuelas, colegios, carreteras llenas de huecos, falta de policías y subidas de impuestos indirectos, porque no hay plata en Hacienda.

Sentirá entonces que usted eligió un presidente de la república y 57 diputados, pero vienen dos o tres delegados del Fondo Monetario Internacional e imponen de donde sacar la plata para enfrentar el déficit fiscal. Dicen cómo imponer los medios para sacar la plata a las mayorías, mientras quienes nos saquean unen voces junto a los que piensan que la situación es insostenible e inmoral.

“Y entonces, cuando uno comprende, que ellos (sus alumnos de periodismo) también son víctimas, casi sin darse cuenta va bajando la guardia…ellos querían que terminara la clase. Yo también”; Leonardo Haberkon.

¡Son estos los momentos cuando se nos agranda Joaquín García Monge, José Martí, Julius Fucik, José Ricardo Maseti y Eduardo Galeano, entre otros!

*Periodista, abogado y notario por la U.C.R.