Proyecto país y autonomías institucionales

Edgar Chacón Morales
Agosto de 2023.

Cuando un sector político, económico y social de un país, tiene ideas claras de lo que quiere para el país y sus habitantes y “toma las riendas” de los destinos, pone en marcha un proyecto de país, según sus principios, valores y su entender de lo que debe ser la convivencia entre los habitantes, con base en sus riquezas, su historia, el escenario internacional, entre otros factores y afirma los derroteros, según son tomadas las decisiones, de hacia dónde se quiere conducir al país, con base en una filosofía política y económica que lo sustenta.

Así, de acuerdo con ese proyecto/país, se decide, propone y asigna, los papeles y cometidos que llevarán adelante las fuerzas vivas, pues con ellas y su concurso, se hará gobierno.

El Estado y sus organismos e instituciones, según el proyecto histórico, es actor central en la construcción y puesta en marcha de lo decidido.

En ese marco, a las instituciones nacionales, fundamentales del proyecto, se les asigna tareas y aquellas calidades motrices consustanciales para que las cumplan.

 Así también, se confía a los actores políticos que hacen parte del Proyecto, la conducción de estas instituciones.

En un artículo que escribí en días recientes (“¿Negociación del FEES? Lo filosófico, lo político, lo realista y lo consecuente”), decía que esto lo tenían claro los sectores políticos del ´48 y como parte del proyecto/país impulsado, político, económico, social e histórico, lo plasmaron en la Constitución Política.

Ese es el Proyecto/país que, en Costa Rica, constitucionalmente está vigente.

Según mi entender, esa es la razón por la cual, a las instituciones columna vertebral del proyecto, como la Caja Costarricense del Seguro Social, el Instituto Costarricense de Electricidad y a la Universidad de Costa Rica, en aquel momento, entre otras, se les dotó de las calidades de gestión consecuentes para que llevaran a cabo las tareas confiadas y para protegerlas de “vaivenes” políticos.

Me refiero, a una columna vertebral en su hacer y en su actuar, que suena con potencia en la conciencia de la mayoría de la población costarricense: la autonomía y la independencia en su gestión.

Artículo 84 de nuestra Constitución política: “La Universidad de Costa Rica es una institución de cultura superior que goza de independencia para el desempeño de sus funciones, y de plena capacidad jurídica para adquirir derechos y contraer obligaciones, así como para darse su organización y gobierno propios. Las demás instituciones de educación superior universitaria del Estado tendrán la misma independencia funcional e igual capacidad jurídica que la Universidad de Costa Rica.

El Estado las dotará de patrimonio propio y colaborará en su financiación.

(Así reformado mediante ley N°5697de 9 de junio de 1975).”

Según el proyecto país, el ICE es el encargado de grandes obras de ingeniería, infraestructura y telecomunicaciones, entre otras; a la CCSS, se le encomienda la colosal tarea de la salud, y en lo que compete, el bienestar del pueblo; a la Universidad de Costa Rica, se le encomienda la gran responsabilidad y tarea de formar el contingente profesional respectivo y sus calidades, en el marco del hermoso y enorme proyecto.

Por eso es la autonomía, para llevar a cabo su gestión con la confianza, del pueblo, del Estado, en esas instituciones, para que desarrollen la tarea encomendada. No molestarlas, no meterse con ellas, a no ser para fortalecerlas y apoyarlas.

Repetimos, son las instituciones del Proyecto Histórico.

Ante un escenario de esa envergadura y dimensiones, es el Estado el encargado de estas grandes obras, pues son la base del proyecto/país; no puede ser la empresa privada, pues el cometido fundamental de ésta es la ganancia para unos sectores y no para el proyecto/país.

Cambio de proyecto político, económico y social, “por debajo de la mesa”

El neoliberalismo y sus gobiernos. Modelo soberanista vs. Modelo entreguista

(Uno de los más execrables hechos de los neoliberales, es la acción criminal contra el gobierno constitucional y legítimo de Salvador Allende, en Chile, a punto de cumplirse 50 años de aquella monstruosa cobardía)

Desde hace algunos decenios, en un pacto que no hicieron con nadie, más que con ellos mismos y con los sectores locales y transnacionales que impulsan esta corriente de política, económica y social, los gobiernos neoliberales, han venido promoviendo e imponiendo medidas de política económica, que claramente van a contracorriente del proyecto político, económico y social, plasmado en la actual Constitución Política de Costa Rica.

Los planes de ajuste estructural (¿quién les dijo que había que planificar, ajustar y reestructurar qué, más que los dictados del neoliberalismo?); la denominada movilidad laboral; el combo del ICE; las “privatizaciones” (que no son más que traslados amañados de las fuentes de ingresos a grupos determinados) y agresiones a la Seguridad Social, en sus órganos e instituciones de gestión; el irrespeto vulgar a la educación pública, y a la autonomía e independencia de las instituciones de educación superior pública en su gestión; la “reducción del tamaño del Estado” y el manoseo de su accionar, evidenciando que estos no son más que cuentos de cirquero, engaños y fraudes al país; e igualmente lo son aquellos como “la mano invisible del mercado”, “la libre competencia”, y “el libre mercado”.

Cuando en el Estado, en las leyes deben maniobrar en función de sus intereses, lo hacen sin ambages.

Parte de su modus operandi, incluye también la manipulación de la opinión pública, según lo demande el momento. Sin olvidar la corrupción que todo esto y lo anterior conlleva.

Por ahora me da la impresión de que, el presidente Rodrigo Chaves es la manifestación más grotesca del neoliberalismo, pero cuando estuvieron en el cargo los expresidentes Rafael Ángel Calderón Fournier y José María Figueres Olsen, el decir popular cotidiano era: “lo que el tata hizo con la mano, el hijo lo está deshaciendo con el codo”: como ya es sabido, el embate, con el “PLUSC” empezó antes.

Cuando al señor expresidente Figueres Olsen se le preguntó por sus ingresos cuestionados, su respuesta fue: “Yo juego en las grandes ligas”. En las grandes ligas de qué, no recuerdo que haya aclarado.

Por eso es por lo que, el presidente Chaves, en los actuales momentos, en los que da la impresión de no calzar en la idiosincrasia costarricense, parece “un enano de otro cuento”, porque su cuento, no está en el guion de la obra del proyecto/país del ´48, ni el actual orden constitucional, está en la obra que él, a la cabeza de un grupo y con criterios que no parecen gestados aquí, pretende llevar adelante.

Los profesionales graduados en las universidades públicas, a los que les importa este país, parecen no ser parte de los planes neoliberales; al contrario, los profesionales que estos planes requieren parecen ser aquellos que sirvan de ayudantes o asistentes de decisiones no tomadas en Costa Rica.

Y cuando el presidente “acepta” que le llamen dictador, a veces pienso, por ejemplo, en Julio Cesar y no señor, creo que no da esa talla.

En defensa del orden constitucional democrático. Es tiempo de acciones… legales para empezar: la agresión está en marcha y es la hora de la defensa

Como dijimos antes, la agresión contra el orden constitucional; la agresión contra instituciones emblema de Costa Rica; contra lo que sentimos que es vivir en Costa Rica, nos indica que ya no podemos seguir sin actuar y mostrando nada más nuestra disconformidad de palabra.

Hay que entender y tener claro el tamaño de la agresión y los órdenes políticos en los que se ubica.

Hacer berrinches, tirar piedras o hacer marchas sin más sentido y propósito que el “berreo”, sólo son parte de acciones mayores, pensadas y planificadas, como las del neoliberalismo.

Sí es claro que las medidas de este gobierno están afectando los intereses y condiciones de vida de distintos sectores costarricenses.

El señor presidente es el primer mandatario del país, pero lo que significa ser mandatario, no que él es el que manda, sino que él es el que está para cumplir el mandato que le fue encomendado; y ser el primer mandatario, es ser el ciudadano con las mayores responsabilidades y obligaciones del país, no es que sea el “jefe” de toda la población; y una de las primeras responsabilidades y obligaciones de lo encargado es respetar y hacer cumplir la Constitución política del país.

Ciudadano Rodrigo Alberto de Jesús Chaves Robles, cédula N° 105600795, el encargo de su mandato no tuvo lugar sólo el 3 de abril de 2022, así como los proyectos se evalúan en toda su marcha; ni “la señora de Purral” es fuente del 100% de la legitimidad del país; ni tik tok es una buena fuente para construir criterio.

John Locke (1632-1704), considerado el “padre del liberalismo clásico”; filósofo influyente del empirismo, apuntó:

“Todo gobierno surge de un pacto o contrato revocable entre individuos, con el propósito de proteger la vida, la libertad y la propiedad de las personas, teniendo los signatarios el derecho de retirar su confianza al gobernante y rebelarse cuando éste no cumple con su función.” Tomás Varnagy. La filosofía política moderna. De Hobbes a Marx. Buenos Aires, CLACSO, 2000.