¿Qué significa para las y los metodistas wesleyanos conmemorar la Semana Mayor en el contexto actual?

En cuanto crucificado, el resucitado vive para todos. En la cruz del hijo de Dios,
en su abandono por parte de éste,
el Dios humano de todos los impíos y abandonados de Dios.

Jürgen Moltmann

Para el cristianismo mundial en sus diversas expresiones (ortodoxa, católica romana y protestante) y más específicamente para la tradición metodista heredera de la tradición wesleyana; la Semana Mayor, es quizás el tiempo litúrgico de celebración de la fe de mayor impacto. Es un tiempo especial, columna vertebral de la fe cristiana por cuanto el recordatorio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús se colocan como experiencias de gran valía por el significado -en esencia- de estos hechos salvíficos.

Preocupados y preocupadas por el contexto actual, queremos compartir algunas inquietudes y desafíos desde tres perspectivas a saber: ver, juzgar y actuar.

1.         Ver

Tomar la cruz de Cristo implica hoy día llevar hacia adelante el peso del sacrificio y de la entrega debido a que la vida del o de la creyente debe considerar el despojarse de las ambiciones de su tiempo de ocio o de placer o de comodidad y de otras distracciones que la vida presenta, para poder servir en el ministerio que Dios ha puesto en sus manos.

La semana mayor es un tiempo de alegría, de regocijo, de meditación, reflexión e introspección de tal forma que nos suministre luz, energía renovada y claridad para pasar de la montaña a la llanura ayudando con ello al Señor de la historia a llevar la cruz y hacer creíble el mensaje de paz, justicia y misericordia que tanto necesita el mundo hoy.

Se hace necesario reconocer los signos del tiempo presente, incluida la situación de pandemia, que ha dejado aquí más de 8500 muertos y miles de desocupados, las guerras internacionales actuales y los desafíos en nuestro país: una campaña política que dejó sin-sabores y demasiadas dudas, dada la superficialidad por la que se ha desarrollado, existiendo temas tan urgentes para debatir como la situación económica del país, la seguridad ciudadana, el desempleo y el hambre que azota a medio millón de compatriotas que van a dormir con su estómago vacío, las condiciones de las mujeres , de los indígenas y de los niños que ven cada vez más alejada la posibilidad de vivir con decoro y con dignidad.

2.         Juzgar (Interpretar)

La tradición Wesleyana – desde sus orígenes en la Inglaterra del XVIII – supo interpretar con audacia –con las herramientas que tenían en ese momento- el momento histórico que les tocó vivir. Comprendieron rápidamente que tres dimensiones deberían guiar su trabajo eclesial, pastoral a saber: la educación, el servicio social y la evangelización.

a)         El servicio social (diaconía) desde y para los empobrecidos de su tiempo era una manera de ayudar al Señor a llevar su cruz, incorporando a las mujeres en tareas muy diversas en las que éstas han demostrado a lo largo de la historia sus talentos, dones y habilidades: escuelas, bibliotecas ambulantes, casa de préstamos para los pobres con un fondo rotatorio, hospedaje para las huérfanas y os, dispensarios de salud, cuido de los niños etc. El binomio fe y obras era un imperativo para hacer creíble el mensaje de la buena nueva.

b)         La educación secular, así como la catequesis (educación cristiana) siempre estuvieron presentes en los planes del Rev. John Wesley, en su equipo de trabajo gracias al estímulo permanente de aquella gran educadora que se llamó Susana Annesley (su madre) quien se había formado en educación, filosofía y asuntos eclesiales. Las mujeres jugaron un papel protagónico en este ministerio de la educación, los cientos de escuelas, colegios y universidades alrededor del mundo que posteriormente así lo atestiguan.

No menos importantes fueron los procesos de formación social y legal a los primeros sindicalistas y luchadores/as por las reformas para abolir la esclavitud en el parlamento británico, logro que se va a ver reflejado posterior a la muerte de Juan Wesley. Libros, bibliotecas ambulantes, círculos de oración al estilo de comunidades eclesiales de base, eran parte de los procesos de formación y capacitación en los que no solo se aprendía a leer y escribir en muchos casos sino también a interpretar su realidad y tomar conciencia para una posterior transformación social según fueran las condiciones de cada comunidad. Educarse mejor era una forma de servir a las personas y de conocer mejor el evangelio posibilitando con ello un mensaje contextualizado.

En la campaña política de C.R hoy (abril del 2022) ni siquiera el tema sobre la educación ha sido discutido a profundidad siendo que es una de las necesidades sociales más apremiantes y que nos quedan debiendo los líderes políticos para esta semana mayor que se avecina. Era también una manera de ayudar a Cristo a llevar la cruz.

c)         La evangelización (kerigma). La evangelización permanente era la tarea misional central para el wesleyanismo en sus orígenes, el anuncio de la buena nueva de salvación y liberación lograda a través de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, así como la llegada del Reino de Dios en Jesucristo fue tarea impostergable de los metodistas de ayer y de la Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense, lucha hoy para ser consecuente con ese mensaje. Del mismo modo, la denuncia de aquellas condiciones que nieguen esa presencia del Reino entre nosotros caracterizada por signos de justicia hacia la población empobrecida, huérfana y desvalida, así como las viudas y los extranjeros entre nosotros, deberá ser una constante en el anuncio del evangelio del Señor y otra manera de decirle a Jesús: permítame ayudarte a llevar la cruz hasta el final del camino insoslayable por el que la iglesia de Cristo hoy debe transitar en esta Semana Mayor y en las venideras. Evangelizar en esta semana mayor debe implicar llevar el mensaje de la llegada del Reino de Dios en medio de las condiciones sociales y de fe que vive nuestro país y el mundo hoy.

Recopilando lo anterior, se debe decir que la educación y el servicio social son dos grandes brazos que dan sentido a la tarea evangelizadora de la iglesia, fe y  obra social, como corazón del anuncio del evangelio señalan el camino por donde se debe marchar en el contexto de un pueblo herido por la ausencia de un liderazgo político que no tiene dentro de sus prioridades las necesidades de la población pobre de este país.

Los obreros de las minas carboníferas, los obreros textiles, los trabajadores del campo, los pequeños comerciantes fueron el norte de la tarea pastoral de las metodistas wesleyanos de la Inglaterra signada por la inmoralidad y el despojo social de los obreros, como también hoy en la CR que vivimos, nos encontramos con una realidad similar, diferenciada por casi tres siglos y a muchos kilómetros de distancia.

Los laicos, laicas, ministros y ministras acogieron la palabra salvífica y llevaron la cruz de Cristo anunciando que en Jesús había vida y en abundancia y resurrección por gracia de Aquel que los sacó de las tinieblas a la luz admirable para que experimentaran una vida de mayor valía con más calidad y alegría. La diaconía, la educación para las mayorías desprovistas y el Kerigma eran, son y serán una tríada indisoluble en el quehacer misional de la iglesia hoy.

3) Actuar

La pandemia del COVID 19 que ha empobrecido aún más a los sectores más desprotegidos del mundo durante los dos últimos años, así como la guerra de Ucrania-Rusia con la OTAN (Europa y EEUU) como actores paralelos al conflicto, ofrecen hoy un panorama bastante desolador en el contexto de un reacomodo de los poderes de este mundo del cual todavía desconocemos los resultados que sobrevendrán a corto y mediano plazo. La Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense mira con preocupación, valora y estudia, desde el contexto: ¿cuáles serían los retos y desafíos por los que tendrá que caminar en el aquí y ahora?

En este tiempo especial de cuaresma y de cara a la celebración de la pascua, hacemos un llamado a la unidad, a la oración, al intercambio fraternal, a la valoración de las condiciones de la injusticia social por las que atraviesa nuestro país (el encarecimiento de la canasta básica, el desempleo, el aumento en los precios del combustible que afectan todo lo demás, en los intereses calculados en dólares para las viviendas de la clase media baja, entre otros asuntos) son señales que niegan los valores del Reino de Dios entre nosotros/as.

El pueblo creyente de Costa Rica debe- en esta semana mayor- estar por encima de esas circunstancias, continuar afirmando la vida, la búsqueda de la justicia y llevando una palabra de fe y esperanza, de aliento de parte de aquel humilde carpintero de Galilea que tantas veces insistió…” he aquí que yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos y no los dejaré huérfanos/ as, por el contrario, estaré con ustedes siempre “.

Que esta Semana Mayor, que es tiempo especial de pascua y de resurrección, se convierta en espacio para la reflexión, de creatividad, de análisis de la coyuntura nacional e internacional de tal forma que ello permita encontrar alternativas de economía doméstica solidaria en cada una de las comunidades donde vivimos y servimos.

Cerramos estas pequeñas reflexiones con la cita del Pastor Metodista argentino don José Miguez Bonino quien afirmó …” El viene a nosotros como un desconocido, sin nombre, como vino de antaño, a orillas del lago, a aquellos hombres que no lo conocían. Nos dice la misma palabra: sígueme, y nos señala las tareas que tiene que cumplir en nuestra época. Nos manda, y a aquellos que lo obedecen sean gentes sabias o sencillas, él se les revelará en las tareas, los conflictos y los sufrimientos por los que han de pasar en su compañía, y, como misterio inefable, aprenderán en su propia experiencia quien es El”.

¡Que Dios les bendiga en esta semana mayor!