El país actualmente enfrenta una situación crítica en relación con el suministro de agua potable, tal como se refleja en los extensos racionamientos programados y no programados en comunidades como Hatillo, Mata Redonda, Coronado, Desamparados, Alajuelita, entre otros. Esta situación se debe a causas multifactoriales que incluyen desorden territorial, falta de protección en las zonas de recarga acuífera, inadecuada planificación, falta de ejecución de proyectos y descoordinación a lo interno del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA). Estos factores, aunados al cambio climático y las modificaciones en el comportamiento de las lluvias, han contribuido a crear la severa problemática de abastecimiento que actualmente impide satisfacer la demanda de este servicio a nivel nacional.
El AyA ha informado de las acciones implementadas para abordar los problemas relacionados con el suministro de agua, particularmente en el Gran Área Metropolitana, entre las que se incluyen horarios de racionamiento, suministro con camiones cisterna, la incorporación de nuevos pozos al sistema del acueducto metropolitano, la instalación de tanques en las zonas de alta vulnerabilidad para acceso de los vecinos y otras medidas paliativas para atender la situación en el corto plazo.
No obstante, la Defensoría considera que los esfuerzos realizados no han sido suficientes y que una adecuada o más eficiente planificación y ejecución de proyectos de infraestructura a mediano y largo plazo para el mejoramiento de la capacidad hídrica e hidráulica de los sistemas de acueductos habrían podido contribuir a satisfacer la demanda del servicio de agua potable, aún en la época seca.
Al respecto, la Intendencia de Agua de la Autoridad Reguladora de los Servicios Público (ARESEP) elaboró en 2022 un diagnóstico de estudio tarifario del AyA, en el cual se concluyó: que la institución presenta un 57% de pérdidas de agua potable, que la ejecución de proyectos u obras de inversión no es completa y toma de 10 a 15 años, y que el 80% de los medidores presenta un subregistro del consumo. Además, advirtió sobre la ausencia de registros de grandes consumidores y de niveles de consumo, así como de planificación institucional orientada a la sustitución de activos, junto con el rechazo en las disponibilidades de servicios, y que un 70% de los sistemas de acueductos presentan estrés hídrico. También se concluyó que hay incumplimientos en la verificación de la calidad del agua en todos los prestadores de servicio del país, y la ausencia de una estrategia para mantener actualizada de forma anual la información de calidad del agua, por parte del Laboratorio Nacional de Aguas. Finalmente, el diagnóstico resalta la necesidad de un refinanciamiento de las obligaciones crediticias asociadas a proyectos u obras de inversión.
De hecho, desde años anteriores, la Defensoría ha llamado la atención del AyA por la falta de previsión e implementación de medidas para la satisfacción de las necesidades de abastecimiento de la población, de modo que se garantice el suministro de agua a las comunidades que, año tras año, sufren de racionamientos por períodos extensos y otras afectaciones del servicio, con el consecuente impacto negativo que esto implica para el pleno disfrute del derecho humano al acceso al agua potable, al derecho a la salud y a la educación y al desarrollo, entre otros.
Aunado a lo anterior, los habitantes han denunciado reiteradamente el incumplimiento de los horarios de abastecimiento y la falta de comunicación clara y asertiva de parte del AyA, en detrimento del derecho a la información de todas las personas que habitan en las comunidades afectadas, especialmente aquellas en condiciones de vulnerabilidad, tales como niños, niñas, adultos mayores, personas con discapacidad, mujeres embarazadas, enfermos encamados y otras.
La Defensoría sigue con su labor de exigir cuentas, y elaborará un informe específico sobre cada una de las comunidades que han denunciado la afectación del suministro de agua potable, con el fin de que el AyA tome las medidas e implemente las acciones requeridas para realizar una planificación integral de las necesidades de inversión y mejora de la prestación del servicio y una ejecución eficiente de los proyectos y obras de infraestructura necesarias para satisfacer la demanda actual y futura del servicio a nivel nacional, en aras de que se garantice efectivamente el derecho humano al acceso al agua potable.
Oficina de Comunicación Institucional Defensoría de los Habitantes
La Sétima Edición del Galardón Ambiental 2024-2025 permitirá alinear acciones con el resto de las instituciones públicas y avanzar hacia la sostenibilidad en todas las sedes y recintos.
La Unidad de Gestión Ambiental (UGA) realizó el 6 de diciembre de 2023 el lanzamiento de la séptima edición del Galardón Ambiental UCR 2024-2025 , un programa que desde hace 8 años promueve la cultura ambiental y calidad de vida en la Universidad de Costa Rica.
La principal novedad de la nueva edición es que está alineada con los contenidos del “Reglamento para la Elaboración de Programas de Gestión Ambiental Institucional en el Sector Público de Costa Rica” (PGAI), además propone cuatro niveles de participación y una sola herramienta para todas las unidades participantes.
Con esta nueva propuesta metodológica, que atiende las necesidades actuales de la gestión ambiental para la sostenibilidad, la UGA logrará que todas las acciones en materia ambiental que se desarrollan en las diferentes unidades de la UCR sumen para lograr la excelencia.
Reconocimiento a la excelencia
El programa Galardón Ambiental UCR, que inició desde el año 2016 y que ha logrado involucrar a más de 100 unidades de la Institución en la implementación de buenas prácticas ambientales, ha sido clave para lograr el reconocimiento a la excelencia, que otorga el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae).
Gracias a ello, este año la UCR obtuvo una calificación superior al 92,5 en el Programa de Gestión Ambiental Institucional (PGAI) y se ubicó entre las 71 instituciones públicas, clasificadas en la categoría denominada verde +, según el Semáforo de Implementación del PGAI, siendo las verdes + las calificaciones más destacadas que van de 92.5% hasta 106 %, al obtener puntos extra.
El Recinto de Grecia de la Sede de Occidente, junto con la Sede Rodrigo Facio y el Instituto Clodomiro Picado, es una de las tres primeras unidades en contar con un Programa de Gestión Ambiental Institucional (PGAI). El M.Sc. Rodrigo Rodríguez, miembro de la Comisión Ambiental del recinto, detalla cómo lo lograron.
La institución aportó evidencia sobre aproximadamente 19 ítems en los cuales se evalúa. Entre ellos: acciones de divulgación de la política ambiental, el funcionamiento de la comisión ambiental, nivel de planificación del PGAI, registros de consumo y buenas prácticas ambientales en todos los aspectos que prioriza el PGAI.
Consumo de agua, electricidad, combustible, papel, gestión de aguas residuales, residuos, compras sostenibles, la elaboración de un inventario de gases de efecto invernadero, entre otros aspectos, son evaluados por la Dirección de Gestión de Calidad (DIGECA) del MINAE de manera anual.
Nueva edición, nuevas metas
Más allá de los logros alcanzados, la Unidad de Gestión Ambiental (UGA) busca mantener la excelencia en la gestión ambiental institucional y lograr la sostenibilidad en sus tres pilares: social, ambiental y económico, en todos los campus y recintos universitarios. Para ello, lanzaron una nueva estrategia de Galardón Ambiental UCR, 2024-2025 que se alinea con el PGAI y con la estrategia de biodistritos.
El gran cambio en la nueva edición es que ahora existen niveles de participación que tienen como objetivo la mejora continua, según dos criterios medibles: la permanencia en el programa de Galardón y el compromiso, medido por el aumento del alcance, la cantidad de personas que participan, espacio físico y cumplimiento de criterios adicionales, innovación y capacidad de autogestión.
Niveles de Galardón Ambiental
Semilla (1 o 2 años de participación, unidades intermitentes, no galardonados),
Plántula (4 o 5 años de permanencia),
III. Árbol (cumplir con nivel plántula por 2 años, alcance del 90 a 100% de la población y espacio físico)
Bosque (es una categoría especial para sedes, recintos y fincas que cuentan con PGAI).
Cada una de las unidades pueden optar por subir de nivel o permanecer en el mismo por varios años, lo más importante es que cumplan con los criterios establecidos en la herramienta. Para todos los niveles aplicará la misma herramienta que contiene criterios obligatorios que aportan al PGAI de cada sede o recinto.
Aunque la participación de las unidades es el Galardón Ambiental sigue siendo voluntaria, es importante recalcar que el cumplimiento de criterios mínimos es obligatorio para todas las unidades que conforman la universidad, la cual, al igual que el resto del sector público, debe cumplir con la normativa vigente, según detalló la gestora ambiental Marianela Abarca Espeleta.
Precisamente estos programas buscan el establecimiento de un sistema de gestión ambiental en las dependencias del Estado, tal como lo dicta la Ley para la Gestión Integral de Residuos N°8839 y el Reglamento para la Elaboración del Programa de Gestión Ambiental institucional (PGAI) en el sector público de Costa Rica Decreto Ejecutivo N°36499 y su reforma.
Katzy O`neal Coto
Periodista Oficina de Comunicación Institucional, UCR
La Asociación Proyecto Camino Verde (ASOPROCAVE), la Comisión de Recursos Marinos y la Comisión Conservación y Biodiversidad, del Parlamento Cívico Ambiental (PARLAMBIENTE), llevarán a cabo el Foro: Océanos de Costa Rica “Patrimonio Natural para el Futuro”.
Este se llevará a cabo el jueves 7 de julio del 2022, de 8:00 a.m. a 5:30 p.m. en el auditorio de la Ciudad de la Investigación, edificio del CIMAR. El mismo será en forma dual: presencial y virtual por Facebook Live y Zoom.
Dicho evento busca crear espacios de diálogo entre los diversos actores involucrados en esta temática de interés nacional. Asimismo, se busca construir una «hoja de ruta” en línea con los objetivos nacionales, regionales y globales sobre sostenibilidad, cambio climático y restauración ecosistémica, incluidos en los ODS, Objetivos del Milenio, entre otras directrices.
La metodología del foro será de 4 mesas temáticas:
Conservación e Investigación
Institucionalidad (Político – Administrativo)
Sociedad Civil, organizaciones (ONGs) y Colectivos Comunitarios
La erosión costera avanza a paso acelerado y vulnerabiliza los ecosistemas y comunidades del Pacífico y del Caribe que dependen del turismo
Roberto Serrano Ramírez vive en Gandoca, en el Caribe Sur costarricense, desde hace más de 20 años. Él cree que las tortugas baula (Dermochelys coriacea) llegan en menor cantidad que antes a esta zona por la erosión que el mar está provocando en las costas.
De 1 000 desoves por temporada que se registraban en el 2007, previo a la pandemia solamente se contabilizaron un poco más de 100, recuerda.
Esta realidad lo golpea, sobre todo al mencionar que en determinado momento la playa de Gandoca constituía el sitio preferido por las baulas para dejar su descendencia.
“Cuando una playa se erosiona, las arenas se trasladan a otra parte y esto impide que una tortuga pueda llegar a desovar. Las tortugas marinas tienen un fenómeno que se llama impronta, que consiste en que ellas regresan años después a desovar al mismo sitio en donde nacieron”, expresa Serrano.
Este agricultor y emprendedor depende, junto con su familia, del turismo, al igual que la mayoría de pobladores de Gandoca. Para él, si las tortugas no encuentran una playa adecuada donde desovar, migran a otros lugares donde no existe protección. Esto pone en riesgo a las poblaciones, ya disminuidas, de estos reptiles.
La playa Gandoca, localizada en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo, en la provincia de Limón, es uno de los puntos del litoral Caribe que está siendo afectado por la erosión costera.
Estudios recientes de la Universidad de Costa Rica (UCR) y de la Universidad Nacional (UNA) señalan que este proceso ha sido severo en los últimos años y se advierte sobre los cambios que muy posiblemente ocurran en el futuro.
Las consecuencias no solo son ecológicas, sino que también afectan a las comunidades de las áreas costeras.
Los científicos alertan de que la mayoría de los bordes costeros en el mundo están en estado de erosión y que un 70 % de las playas de arena están retrocediendo, como lo destaca el físico y oceanógrafo Dr. Omar Lizano Rodríguez, del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), de la UCR.
Playas del Pacífico
En las últimas décadas ha habido erosión en la mayoría de las playas del Pacífico costarricense, incluso en la Isla del Coco, según sostiene el investigador. Este fenómeno se acentúa durante los ciclos de las mareas extraordinarias y en conjunción con otros componentes relacionados con el mar, como el aumento en el nivel del mar, el fenómeno de El Niño y las tormentas.
Aunque los estudios señalan diversos factores involucrados en los procesos de erosión de las costas, coinciden en destacar los efectos de la crisis climática como los principales responsables de los cambios en la configuración de las costas; es decir, de la pérdida de la línea de costa (que marca el límite entre la costa y la playa), la erosión y las inundaciones.
Se proyecta que el cambio climático alterará los ecosistemas y las zonas costeras. La mayor preocupación es el aumento en el nivel del mar, el cual es de aproximadamente 3 mm al año.
Este fenómeno ocurre por dos razones: el incremento de la temperatura de los océanos y, por ende, del volumen del agua (lo que se conoce como expansión térmica del agua), y el derretimiento de los casquetes polares y de los glaciares de las montañas, lo cual implica la inyección de agua dulce a los mares.
Además, ha incrementado la velocidad de los vientos y hay una mayor intensidad de los ciclones tropicales. Esto genera una mayor altura de las olas, aumento de marejadas y mareas astronómicas.
“La realidad es que cada vez es más frecuente la presencia de eventos extremos. El mayor desastre costero se puede generar cuando estos fenómenos se superponen”, agrega Lizano.
El oceanógrafo asegura que las playas con mayor erosión en el Pacífico son las que están expuestas al oleaje del mar abierto, pues estas áreas “son más fácilmente alcanzadas por el oleaje fuerte y tienen pérdida permanente de sedimentos”.
En la provincia de Guanacaste, es evidente la erosión costera en playas como Punta Guiones, Carrillo, Sámara, Nosara, Ostional, Lagarto, Pitahaya, Junquillal y Tamarindo, entre otras.
El Pacífico Central también ha mostrado elevaciones en el nivel del mar, mareas astronómicas y oleaje alto, como ocurrió durante el fenómeno de El Niño de 1997 y 1998 en playa Caldera, con fuertes impactos debido a la erosión. Como resultado, se produjo la ruptura de un dique, inundaciones en un caserío cercano y frecuentes mareas que llegan a la carretera.
En playa Azul, en la margen izquierda de la desembocadura del río Grande de Tárcoles, y en playa Manuel Antonio, a la entrada del parque nacional, se observan los efectos del oleaje en las palmeras y en algunas edificaciones que tuvieron que ser abandonadas o que se las tragó el mar.
En otras playas del Pacífico Sur, como Esterillos Oeste, Central y Este, Hermosa, Bejuco, Palo Seco, Isla Damas y Dominical, también se reportan procesos de erosión intensos. “Los residentes de playa Dominical dicen que el mar se está metiendo cada año más”, indica Lizano.
El investigador sugiere que algunos de estos cambios a lo largo de la costa del Pacífico y del Caribe podrían estar vinculados a los movimientos tectónicos en esas regiones, que han producido el levantamiento o el hundimiento de algunas áreas, lo cual repercute en el aumento del nivel del mar.
La realidad del Caribe
La erosión en varios sectores del Caribe Sur ha sido reportada en diversos estudios de la Universidad Nacional.
Carolina Acosta Quesada, Estefanía Barquero Alvarado y Francisco Domínguez Barros analizaron la situación en la playa de Gandoca, en su tesis de licenciatura en Geografía, presentada en el 2020.
Ellos analizaron los cambios morfológicos que han impactado la línea de costa de la playa Gandoca. Para esto, utilizaron fotografías aéreas y elaboraron perfiles topográficos, lo cual complementaron con los testimonios de pobladores de la comunidad.
Los lugares más afectados por la erosión en el Caribe Sur son Puerto Vargas, en el Parque Nacional Cahuita, y el Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo.
Entre el 2005 y el 2016, en la playa de Manzanillo, cerca de la entrada al refugio de vida silvestre, se documentó la pérdida de 2,1 metros de costa al año; es decir, 23 metros en total durante ese período.
De acuerdo con los profesionales, este fenómeno incide en el desarrollo de actividades humanas, tanto recreativas como sociales y económicas, así como en la permanencia de ecosistemas costeros de plantas y animales.
“Los habitantes de nuestra comunidad, en un gran porcentaje, viven del turismo. Y si no vienen tortugas a desovar, pues tampoco tendremos turistas. Esto hace que nuestros jóvenes tengan que salir a buscar trabajo a otras partes, que las personas que vivimos aquí, que tenemos desde hace muchos años un proyecto ecoturístico, tengamos cada vez menos fuentes de trabajo”, subraya Roberto Serrano.
Además de las tortugas, entre Cahuita y Gandoca-Manzanillo se encuentran las principales áreas de arrecife de coral del Caribe costarricense. Los estudios efectuados en la zona desde 1979 evidencian que los efectos de El Niño provocaron el blanqueamiento masivo y muerte de muchas comunidades coralinas.
El trabajo de los geógrafos reveló, además, que la comunidad de Gandoca posee muy poco conocimiento sobre las causas y consecuencias de la erosión costera.
Otro indicador identificado por ellos fue la pérdida de humedales y orillales, los cuales son sitios de importancia hídrica.
Este factor es mencionado por Serrano, quien dice que ha habido afectación del bosque primario a lo largo de la costa. “La erosión ha provocado la caída de árboles inmensos, yo vi un árbol de más de 60 metros de altura caer al mar”, detalla.
Cambios tierra adentro
Pero no solamente los fenómenos que ocurren en el mar están acelerando algunos procesos de erosión costera, sino también las actividades tierra adentro. El manejo inadecuado de las cuencas hidrográficas es una de estas, pues tiene repercusiones en la calidad y cantidad de los sedimentos que llegan al mar.
“La salud de una playa son los sedimentos, son lo más importante para su constitución. Lo que está sucediendo es que los seres humanos están interviniendo tierra adentro y extrayendo arenas de las cuencas. Al hacer esto, están quitando las fuentes de estabilidad de las playas”, indica Lizano.Algunos sitios en donde se nota la acumulación de sedimentos en la playa son el prestero de Junquillal, en la desembocadura del río Venado; en playa Azul, en la desembocadura del río Grande de Tárcoles; del río Coto en playa Zancudo y del río Parrita en playa Bandera.
“En Parrita —añade el científico— se está formando un cordón litoral a raíz de los sedimentos que descarga el río, esto compromete las edificaciones existentes al oeste de la desembocadura”.
La quema de manglares, como se identificó en el Humedal Nacional Térraba-Sierpe, en el Pacífico Sur, también provoca serios problemas de erosión. Estos ecosistemas son de gran importancia en los litorales costeros, pues tienen un efecto amortiguador del oleaje durante las tormentas marinas, los tsunamis y huracanes, y constituyen un hábitat fundamental para gran cantidad de especies marinas.
Frente a estos embates en las costas, algunas instituciones y comunidades desarrollan acciones de mitigación. En Gandoca, el pueblo ha participado en campañas de reforestación del manglar y de especies de árboles nativos.
Esta iniciativa generó empleo también para las mujeres. “Ellas, durante varios meses, sembraron árboles de coco y uva de playa. Nosotros sembramos mangle colorado. Actualmente, ese mangle está creciendo y estamos muy felices, porque se está multiplicando”, comenta Serrano con un tono de esperanza.
Patricia Blanco Picado,
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR
Proyecto de investigación es desarrollado por la UCR con la colaboración de la Universidad Técnica de Dinamarca
Las variaciones en la temperatura y los cambios en los patrones de las lluvias han tenido un fuerte impacto en el cultivo del café a nivel regional en las últimas décadas. Aunado a esto, la competencia en el mercado internacional impone una fuerte presión sobre las estrategias de comercialización del grano costarricense.
Es por esto que el sector cafetalero nacional necesita estar en constante renovación, así como mantener su eficiencia, productividad y sostenibilidad ambiental.
Para lograrlo, la información sobre los cambios incorporados al modelo productivo es vital. Se requieren soluciones apropiadas para las condiciones del suelo y del clima de las zonas productivas del país.
El proyecto de investigaciónFlujos de carbono y eficiencia en el uso del agua en agroecosistemas cafetaleros innovadores, que desarrolla la Universidad de Costa Rica (UCR), se propone estudiar los efectos de la modernización de los cafetales en los flujos de agua y de carbono, así como en la eficiencia en el uso del agua en el cultivo.
El café depende en gran medida del agua. Según expresan los especialistas participantes en el proyecto, “el ciclo fenológico está fuertemente modulado por las relaciones hídricas, en vista de que estas controlan el desarrollo del estrés hídrico requerido para la apertura de las flores y la formación del rendimiento”.
En esta iniciativa participan investigadores e investigadoras de áreas como la agronomía, física y meteorología de la UCR, quienes aplican diversas técnicas con el objetivo de caracterizar los procesos que ocurren en el suelo, la planta y la atmósfera y transferir estos conocimientos al sector productivo.
Asimismo, se cuenta con la colaboración de ingeniera agrónoma y especialista en fisiología de la Universidad Técnica de Dinamarca, Mónica García, quien tiene experiencia en el uso de técnicas de teledetección por medio de vehículos aéreos no tripulados (drones) y en la construcción de modelos numéricos basados en los datos que se obtienen con estas herramientas.
A través de esta tecnología se pretende evaluar, a escala de finca, los flujos de agua y carbono y la respuesta de estos a variaciones en la temperatura y la precipitación, así como a los cambios fenológicos (relación entre el clima y los ciclos de las plantas) de los cultivos.
El origen de esta colaboración se remonta al año 2019, cuando García participó, junto a un consorcio internacional de universidades, incluidas la UCR y la Universidad Nacional (UNA), en un proyecto sobre cultivos que requieren riego en la zona de Guanacaste, tales como arroz, caña de azúcar y melones. En este caso, lo que se investigó fue cómo hacerlos más resilientes a los eventos de sequía, mediante el uso de biocarbón como enmienda de suelo y así, mejorar sus propiedades hidráulicas.
Como parte de su trabajo en la iniciativa sobre el cultivo del café, la investigadora codirigió una tesis de maestría de la estudiante Ioanna Pateromichelaki, de la Universidad Técnica de Dinamarca, cuyo estudio de campo se realizó en fincas de la empresa Doka Estate, en Poás de Alajuela.
El objetivo de este estudio era entender cómo la producción de café en un cultivo agroforestal,bajo sombra, puede mejorar la eficiencia del uso del agua por parte de las plantas. Para esto se tomaron datos sobre la temperatura de las plantas, productividad, agua, humedad del suelo y radiación, y se introdujeron en modelos para simular escenarios de manejo y predecir rendimientos.
Pateromichelaki simuló condiciones del cultivo bajo sol y bajo sombra, con el fin de entender los cambios en los flujos de energía (radiación solar que absorben las plantas y su transpiración) de un sistema de cultivo a otro.
Según expresó Monica García, el cultivo bajo sombra ofrece varios beneficios, porque bajo este esquema las plantas requieren menos agua para regular su temperatura y mantener la productividad. Además, los árboles son capaces de fijar nitrógeno que ayuda a la productividad de las plantas de café y el sombreado amortigua los cambios bruscos de temperatura, lo que hace que el cultivo sea más resiliente a altas temperaturas.
“Estamos promoviendo cultivos agroforestales como un modelo sostenible, que favorece la resiliencia de los cultivos ante los efectos del cambio climático”, indicó la investigadora.
García explicó que el flujo de carbono y el flujo del agua están íntimamente ligados. Las plantas abren los estomas (poros) de las hojas para capturar CO2 y realizar la fotosíntesis, pero estos se cierran también en función de la disponibilidad hídrica.
“Es un tema de oferta y demanda. Si hay un desajuste entre la demanda de agua para evaporación por parte de la atmósfera y la oferta de agua disponible en el suelo, los estomas se van a cerrar reduciendo la productividad”, ahondó.
El cultivo bajo sombra permite reducir la demanda de agua del cultivo y probablemente mantener los niveles de fijación de CO2 casi al mismo nivel, ya que se ha demostrado que la radiación difusa es más ventajosa para la fotosíntesis de cada planta.
Conocer estos cambios en el caso del café en Costa Rica es fundamental para realizar un manejo integrado del cultivo y para poner en valor el cultivo bajo sombra frente al tradicional, añadió.
La Dra. Mónica García, de la Universidad Técnica de Dinamarca, en compañía del ingeniero agrónomo Manuel Vargas, en la finca La Costeña, en Guanacaste, en un proyecto sobre cultivos que requieren riego, tales como arroz, caña de azúcar y melones. En este caso, se utilizó una la torre de covarianza de remolinos. Foto: cortesía de Mónica García.
Importancia de la tecnología
La investigadora de la Escuela de Física y del Centro de Investigacines Geofísicas (Cigefi) de la UCR, Ana María Durán Quesada, quien forma parte del equipo interdisciplinario de investigación del proyecto sobre café que desarrolla la UCR, destacó la participación de la científica de la Universidad Técnica de Dinamarca en la implementación de sensores remotos y generación de modelos numéricos.
“El papel de la Dra. García radica en apoyar el desarrollo de modelos basados en productos satelitales. Eso es fundamental porque nos permite evaluar la capacidad para reconstruir los balances de la energía y masa de una manera muy robusta a partir de la batería de instrumentos que utilizamos en tierra y permitiendo el análisis a escalas regionales”, explicó Durán.
La meteoróloga añadió que las observaciones que se realizan con los sensores sirven también para mejorar las ecuaciones que se usan en los modelos y de esta forma contribuyen con del desarrollo de herramientas que pueden ser utilizadas en otros cultivos.
“El aporte de Mónica García es una motivación enorme para nosotros, porque es una investigadora de reconocida trayectoria y además tiene experiencia en el tema que nos permite llevar la investigación más allá”, agregó Durán.
Consideró que en el proyecto de café hay una fuerte participación de mujeres investigadoras, lo cual es muy valioso y ha permitido el trabajo en grupo.
En la investigación Flujos de carbono y eficiencia en el uso del agua en agroecosistemas cafetaleros innovadores participan además investigadores de la Estación Experimental Fabio Baudrit Moreno (EEFBM) y del Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA).
Patricia Blanco Picado Periodista, Oficina de Divulgación e Información
El compromiso ambiental de la UCR toma mayor fuerza en este 2021 y se extenderá hasta el 2025 de acuerdo a las nuevas políticas institucionales.
La evidencia científica ha demostrado que las actividades del ser humano son las principales responsables de afectar el equilibrio del planeta, y las consecuencias de ello, las estamos viviendo a través de eventos climáticos con efectos cada vez más catastróficos. Científicos y organismos internacionales han advertido que un cambio resulta impostergable.
Mediante la declaratoria del 2021 como “Año de la Protección Ambiental y la Mitigación de los Efectos del Cambio Climático Antropogénico” dada por el Consejo Universitario, la institución busca contribuir a la protección del ambiente, a la conservación de la naturaleza y a la generación de acciones que permitan vincular el quehacer universitario con actividades orientadas al desarrollo sostenible social, biológico y físico en el país.
La declaratoria reconoce que «Universidad de Costa Rica ha sido protagonista en grandes luchas a nivel nacional en pro del planeta y de la sostenibilidad; sin embargo, en la Institución es necesario fortalecer los esfuerzos que realizan todas las unidades académicas y oficinas administrativas para la conservación de los recursos naturales y su sostenibilidad, mediante procesos de sensibilización y la promoción de una cultura ecologista».
Por eso, la Universidad de Costa Rica dedica grandes sus esfuerzos durante este año 2021 para impulsar una fuerte gestión ambiental que permee el quehacer universitario en todo el país y a fortalecer la acción universitaria para combatir los efectos del cambio antropogénico desde diferentes flancos: la gestión, la docencia, la acción social y la investigación, así como la cooperación a nivel nacional e internacional.
Informe sobre la Brecha de Emisiones 2019 advirtió la necesidad de crear compromisos, políticas y acciones que reduzcan las emisiones 7,6% cada año entre 2020 y 2030. Sólo así podremos limitar el calentamiento global a 1,5 °C. que establecen los compromisos del Acuerdo de París para prevenir los efectos más graves del cambio climático.
Compromiso con el ambiente
El compromiso se extiende más allá del 2021, ya que para el quinquenio 2021-2025, la institución incorporó en sus Políticas Institucionales un eje de Compromiso con el Ambiente con políticas específicas que marcan una ruta clara para todo el quehacer institucional en materia de gestión, docencia, investigación y acción social.
La institución implementará un plan estratégico para la descarbonización que busca la meta de la carbono neutralidad. Ya se cuenta con avances importantes para calcular la huella, reducir las emisiones y generar acciones de para aumentar la captura de carbono como la siembra de árboles en los campus y otros espacios.
Para ello, se está impulsando el proyecto de vivero institucional en la finca ubicada en Santa Ana para producir 2.000 árboles de especies nativas al año que sirvan para aumentar la cobertura verde en los campus y donar a otras instituciones como la municipalidad de Montes de Oca, con la cual se tiene un convenio para proporcionar 250 árboles al año.
Uno de los nuevos ejes de la política ambiental es el dedicado a la alimentación sostenible, en este apartado unidades como la Escuela de Nutrición, el Centro de Investigaciones en Economía Agrícola y Desarrollo Agroempresarial (CIEDA) junto con la Oficina de Servicios Generales empezaron a unir esfuerzos para luchar contra la pérdida y desperdicio de alimentos, implementando acciones en investigación, docencia, divulgación y gestión.
Universidad como referente nacional
La institución tiene un largo camino recorrido en esta dirección ya que investigaciones elaboradas por científicos de la UCR han demostrado los efectos de la acción humana sobre el ambiente como por el ejemplo, el cambio de coloración en especies silvestres como el mono congo, la presencia de microplásticos en los océanos o la contaminación de las aguas por el uso excesivo de agroquímicos en zonas piñeras.
La UCR cuenta con la competencia, los recursos y el talento humano para plantear soluciones a éstos y otros problemas ambientales. La incidencia universitaria depende, a su vez, de una buena acogida por parte del Gobierno que permita aportar a ese nivel, pero también se puede trabajar con instancias públicas y privadas, reconoció el rector Dr. Gustavo Gutierrez.
Entre los aportes recientes de la UCR a nivel país se encuentran: el apoyo del Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA) y del Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA) en el Plan Nacional de Compostaje, que también forma parte del Plan de Acción para la Gestión Integral de Residuos, el cual busca tener una Costa Rica libre de materia orgánica en los rellenos sanitarios para el 2030 y generar mayor conciencia sobre el adecuado manejo.
Los aportes de la UCR también han formado parte del Plan Nacional de Descarbonización, donde expertos del Observatorio del Agua y Cambio Global de la Escuela de Geografía aportaron un balance hídrico anual que permitirá planificar la gestión del agua a futuro, con miras al logro de la meta nacional de cero emisiones para el año 2050.
Apoyo de la Rectoría
“La propuesta nuestra es que la Universidad de Costa Rica se convierta en un referente nacional en materia de gestión ambiental, pero primero lo tenemos que lograr en nuestra institución, tener la garantía de que lo hicimos bien” señaló el rector, Dr. Gustavo Gutiérrez Espeleta. Además detalló que a partir de ahí también se pretende establecer una ruta para atender las necesidades del país en el sector productivo, la industria y el sector agroalimentario nacional.
Para avanzar en esta dirección, el rector ha anunciado que se hará una convocatoria universitaria para integrar esfuerzos de las unidades académicas, sedes, recintos, fincas experimentales, centros e institutos de investigación que trabajan sobre temáticas relacionadas con el medio ambiente para establecer un frente común.
El jerarca asegura que habrá participación estudiantil en todos los procesos de toma de decisiones y en la ejecución de esas decisiones, para lo cual se busca incorporar un representante estudiantil en la UGA. Así mismo, planteó que todas las acciones serán ejecutadas en conjunto por docentes, estudiantes y personal administrativo.
Entre sus primeras acciones, el rector anunció el traslado de la Unidad de Gestión Ambiental (UGA) de la Vicerrectoría de Administración a la Rectoría para desde allí implementar los planes de gestión ambiental de toda la Universidad.
Katzy O`neal Coto Periodista, Oficina de Divulgación e Información
El físico es un apasionado del estudio de los fenómenos atmosféricos
Ahora, más que nunca, se hace necesario el estudio y la divulgación de las predicciones del clima y los fenómenos extremos asociados al cambio climático.
Los efectos del calentamiento global se sienten en todo el planeta. Centroamérica, en particular, es una región muy vulnerable frente a este fenómeno, que ocasiona fuertes impactos sociales y económicos.
El catedrático de la Universidad de Costa Rica (UCR), Dr. Jorge Amador Astúa, físico y especialista en meteorología, es un apasionado investigador de los procesos geofísicos que influyen en nuestra vida cotidiana.
La lluvia, el viento, los huracanes, los rayos, las sequías forman parte de su objeto de estudio, en áreas como la dinámica de fluidos, el clima, la variabilidad climática y el cambio climático.
Amador también se ha interesado en otros campos científicos: los problemas de simulación y predicción numérica de la atmósfera mediante modelos matemáticos, el diseño y construcción de clústeres de computadoras, las bases de datos geofísicos y la historia de la ciencia.
Entre sus contribuciones más importantes destaca el descubrimiento en 1998 de una corriente de aire asociada a los vientos alisios del Caribe, denominada la Corriente en Chorro de Bajo Nivel del Caribe (Caribbean Low-Level Jet).
Esta Corriente incide a lo largo del año en cómo se distribuye la precipitación en casi todo nuestro continente. Su hallazgo ha permitido a muchos grupos de investigación mejorar el conocimiento del clima de nuestra región.
Otro de sus aportes significativos al desarrollo científico del país es la introducción de los modelos numéricos, que actualmente son indispensables para predecir los cambios climáticos a corto, mediano y largo plazo.
El partido de fútbol del próximo domingo o los cultivos del siguiente período se pueden planificar con mayor certeza gracias a la información que aportan dichos modelos y que se alimentan de datos generados por satélites, radares, barcos y aviones.
“Los modelos numéricos nos ayudan a comprender lo que está sucediendo en el sistema Tierra, porque si el ambiente cambia, la sociedad debe adaptarse a esos cambios”, señaló el investigador.
El científico es también precursor de clústeres de computadoras para la investigación. Junto a otros colegas de la UCR, construyó los primeros, los cuales se usan para la formación de personal y para el estudio de eventos extremos del clima y el cambio climático.
Primer centro de formación para América Latina
El profesor de la Escuela de Física e investigador del Centro de Investigaciones Geofísicas (Cigefi) formó parte de las primeras generaciones de graduados de la carrera de Meteorología de la UCR y de profesores que se especializaron en reconocidas universidades extranjeras.
La responsabilidad de estos docentes era que una vez concluidos sus estudios de posgrado debían regresar a formar a los futuros profesionales en esta disciplina e impulsar la investigación.
Antes de que la UCR creara en 1968 la carrera de Meteorología, había mucho “empirismo”, recordó el catedrático. A partir de ese momento, se comenzaron a formar profesionales procedentes de muchos países latinaomericanos. “Cerca de 400 estudiantes de casi toda América Latina, desde México hasta Brasil, se han graduado de la carrera de Meteorología de la UCR”, añadió.
Este hecho, sin duda, potenció el desarrollo de este campo y le permitió a la UCR lograr un amplio reconocimiento internacional por la calidad de sus graduados.
Actualmente, los servicios meteorológicos cuentan con modelos numéricos, así como han mejorado la predicción y el manejo de la tecnología en beneficio de toda la población.
En Costa Rica, por ejemplo, instituciones como el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y la Dirección General de Aviación Civil han contratado a personas graduadas de la UCR, que colaboran en campos como la hidrología, meteorología, el estudio de los rayos y la seguridad aérea de vuelo.
Beneficios para el país
Como líder de un grupo de investigación sobre el clima de Centroamérica, Amador realiza en promedio cuatro publicaciones al año sobre los resultados de los estudios que dirige o en los que participa, en revistas científicas de alto impacto. El factor de impacto es un indicador de calidad para medir la cantidad de veces que un artículo ha sido citado por otras revistas y autores.
Muchos de los proyectos de investigación se realizan en colaboración con colegas y redes científicas internacionales. Esto constituye una ventaja para el país, ya que es una forma de atraer fondos externos para la investigación y la formación de personal científico en diversas disciplinas geofísicas.
A lo anterior se suma la tutoría de más de 50 tesis de grado y posgrado, tanto de estudiantes nacionales como extranjeros que han estudiado en la UCR, de países como Panamá, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Guatemala, México, Brasil, Colombia, Ecuador y Paraguay.
Además, la codirección de tesis doctorales en universidades europeas y latinoamericanas, entre estas, la Universidad de Edimburgo, en el Reino Unido; la Universidad de Vigo, en España; la Universidad de Uppsala, en Suecia; la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Nacional de Colombia, en Medellín.
Investigación aplicada
La búsqueda de aplicaciones de la ciencia en el campo de la meteorología ha sido otro de los intereses del Dr. Amador. Por eso, desde el Cigefi contribuyó a elaborar un mapa de energía eólica del país para el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). La idea era identificar las áreas potenciales del territorio nacional para instalar parques de generación de energía obtenida por el viento.
Con la empresa privada colaboró en una asesoría técnica y científica para la Corporación Bananera Nacional (Corbana), en un proyecto sobre la generación de datos y el monitoreo del clima y la variabilidad climática.
La importancia de esta investigación consistía es que las variables climáticas tienen efectos muy importantes en las plantaciones de banano, tales como enfermedades y deformaciones de la fruta causadas por la humedad, la temperatura, el viento y la lluvia.
Más recientemente, el académico coordinó una iniciativa para instalar una estación meteorológica automatizada en la comunidad indígena de Gavilán Canta, en Talamanca, que tuvo financiamiento de la Academia Nacional de Ciencias y de la UCR.
Actualmente, el investigador se encuentra estudiando aún más la corriente de aire que él descubrió, con un grupo de diez investigadores e igual número de estudiantes. Durante cinco años, buscarán profundizar en este fenómeno y su relación con la lluvia, las sequías y los huracanes en Centroamérica y el Caribe.
“Es muy importante estudiar aspectos diferentes del cambio climático de nuestra región”, insiste el Dr. Amador, para que nuestros países puedan estar preparados y adaptarse a los cambios del clima.
Logros y méritos del Dr. Jorge Amador
-Obtuvo en la Universidad de Costa Rica el bachiller en Física con honores en 1972 y la licenciatura en Meteorología con distinción en 1976. Luego realizó estudios de maestría y de doctorado en la Universidad de Reading, en el Reino Unido, sobre Dinámica de la atmósfera.
-Ha formado parte de paneles científicos internacionales, auspiciados por entidades como la Organización Meteorológica Mundial, junto a expertos de alto nivel de diversos países.
-Ha sido miembro de sociedades científicas internacionales, entre estas la Sociedad Meteorológica Estadounidense (AMS, por sus siglas en inglés), la Unión Europea de Geociencias (EGU, por sus siglas en inglés) y la Comisión Internacional de la Historia de la Meteorología.
-Ha participado como investigador principal o coinvestigador en proyectos y experimentos internacionales de la National Science Foundation (NSF), la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), el Instituto Interamericano para la Investigación el Cambio Climático (IAI), entre otros.
-Es autor de cerca de 150 publicaciones científicas.
-Entre las distinciones recibidas se encuentran el Premio Nacional de Ciencia Clodomiro Picado Twight en el 2008 por el descubrimiento de la Corriente en Chorro de Bajo Nivel del Caribe; Catedrático Humboldt 2008 de la Universidad de Costa Rica y el Servicio Alemán de Intercambio Académico; el Premio Aportes a la Creatividad y la Excelencia 2009 (investigador principal) de Florida Ice and Farm Co. y el Premio al Investigador de la UCR 2011 en el Área de Ciencias Básicas.
-Miembro de la Academia Nacional de Ciencias desde el 2015.
Patricia Blanco Picado Periodista, Oficina de Divulgación e Información