Juan Carlos Duran Castro
Secretario de Seguridad Social CTRN
Noviembre 25, 2020. Apuntes iniciales acerca del cierre de la primera fase del espacio de diálogo multisectorial auspiciado por la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras del Banco Popular y de Desarrollo Comunal.
Desde nuestra mirada nos parece que buena parte (entre otros elementos de contexto), del impulso y ejecución concreta de procesos de diálogo en el país se deben en la historia reciente a la lucha articulada y desarrollada en los territorios por parte del movimiento Rescate Nacional. Grupo que tiene a su haber (con sus virtudes y defectos), el hecho histórico de haber logrado diversos triunfos políticos de repente hasta poco dimensionados por su propia dirigencia y que ya en otros momentos hemos enunciado puntualmente, siendo uno de los más relevantes el logro activar la movilización y la protesta, logrando fisurar la narrativa mediática de la política del miedo instaurada como mecanismo de dominación ideológica desde el génesis de la Pandemia del Covid-19. Este hecho generador sin la menor duda abrió, revitalizó y reconfiguró la lucha social en su conjunto, potenciando nuevas condiciones posterior al golpe asestado al movimiento sindical en particular y en general al movimiento social costarricense en 2018 con la aprobación de la ley 9635 y todo lo que jurídica e ideológicamente esta ley encierra en términos de los objetivos de la agenda y los objetivos de los verdaderos grupos de poder nacional, golpe que además nos parece terminó de ser consolidado con la posterior modificación a la reforma procesal laboral (Ley 9343 aprobada el 09 de diciembre de 2015), en lo que atañe al derecho de huelga en el sector público costarricense. (Ver ley 9808 del 21 de enero 2020). Descrita de forma sucinta y transparente esa nuestra lectura en el párrafo anterior, resulta necesario indicar que desde nuestra valoración política la reforma instaurada para el tema del derecho de huelga implica un retroceso que debe ser atendido con urgencia en el escenario jurídico nacional e internacional, para al menos aspirar a rearticular este estrato laboral como un actor de equilibrios políticos, pero incorporando nuevos enfoques de abordaje y orientación, ya que en la práctica hemos asistido a un debilitamiento real del derecho de protesta en el sector público, que no cabe duda desbalanceo la correlación de fuerzas y ayudó a que en término de dos años los sectores dominantes avanzan en sus agendas anti ambientales, antilaborales, anti-institucionales y antidemocráticas como no la habían logrado hacer en los últimos 45 años. Nos resulta notorio que más allá de la necesidad de regular el derecho de huelga dentro de un sana y equilibrada interpretación de la normativa nacional e internacional o de interpretaciones restringidas o amplias sobre el tema, consideramos que esta reforma ha permitido una oportunidad para la profundización de la agenda hegemónica neoliberal, lo cual hace que el país camine hacia mayores niveles de exclusión y confrontación social, que al final terminan dinamitando las posibilidades de un pacto social equilibrado y coyuntural que permita construir los consensos políticos que le urgen a la patria para el corto plazo y más allá. Resulta entonces, a nuestro entender que la debilitada economía nacional en sus fases anteriores al Covid-19, los yerros sindicales de la huelga del 2018, la reforma al derecho de huelga y la llegada de la pandemia, caracterizaron un escenario de estancamiento en el mejor de los casos o de retroceso en las luchas laborales en el sector público, reconfirmándonos de nuevo que la entrada en escena de Rescate Nacional modificó el contexto de lucha nacional y esta irrupción atinada o no, dinamito en buena parte la manipulación sistémica y gubernamental “del diálogo social”, y obligó a la concreción de los dos espacios de diálogo que conocemos se han desarrollado ( Poder Ejecutivo y Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras del Banco Popular), mismos que podríamos caracterizar por la forma o por el fondo, pero en definitiva lo que marcará la diferencia entre uno y otro , radica esencialmente en caracterizar eficazmente lo real , de lo mágico en términos mediáticos y dimensionar cuando sea el momento adecuado, los alcances, los efectos e impactos que los mismos provoquen en la gente y su entorno cotidiano. Es oportuno decir entonces que ocupamos con urgencia trascender los dogmatismos o bien darles el lugar que requieren, ya que primero está la gente, su trabajo, su pan, su futuro, lo cual es un indicador de que llegó el tiempo de poner en la medida justa por el bienestar nacional. En tal sentido las visiones gremiales o corporativas desde cualquier sector ocupan una buena dosis de ubicación que ayuden a empujar el tren de la esperanza y la solidaridad efectiva, es decir, cada tomador de decisiones debe tomar los riesgos y asumir las decisiones tácticas y estratégicas que necesitan en primer orden las mayorías empobrecidas, los sectores desempleados y vulnerabilizados, esos y esas de distintas edades y distintos lugares que ya no pueden acceder a un plato de comida al día. Dicho esto, urge entonces colocarnos en la ruta de consensos que tengan efectos e impactos en el plazo inmediato en la gente de carne y hueso, ese 1.600.000 en pobreza diversa, esos ya casi 600.000 desempleados/as y los que ya están siendo conducidos a engrosar los datos de vulnerabilidad y precariedad humana. Consensos urgentes que incorporen las miradas del mediano y largo plazo, claro está, pero que requieren que los tomadores de decisiones reinventen un pacto social y político con los componentes endógenos de un modelo de desarrollo que opte por la activación del motor de la economía territorial-nacional y aspire en serio a generar empleos decentes para empezar en verdad a asomarnos a una nueva normalidad más distributiva y humanamente distinta. Pero además de lo dicho, que puede ser una parte de una verdad incómoda más integral, hay que decir con meridiana claridad que desde que nos subimos al vagón del debate político impulsado por la Asamblea de Trabajadores y trabajadoras del Banco Popular, entendimos que no se trataba de mi sector o mi gremio, ni se trataba de si mi tesis, mi idea, mi propuesta ganara o sacará más puntos y lograra estar en el ranking del top 5 de las más votadas de la mesa, el tema era el país de cara al buen vivir de las mayorías, y esto sin duda fue, es y será, una vacuna que potenció una justa dosis de realidad y nos ayudó a mantener la mirada en el bosque y no en el árbol, redujo los ruidos distractores externos de diverso tipo , pero sobre todo opaco los sentimientos negativos al darnos un asiento en la cazadora de la tenacidad humana.
Así las cosas, urge presentar al país:
1. Una propuesta que reconstruya la credibilidad ciudadana en los poderes públicos y en general en una nueva institucionalidad humana, eficiente, pero sobretodo cercano a la gente y su realidad cotidiana.
2. Una propuesta que más allá, de las expectativas, las frustraciones, los miedos, ambiciones sectoriales o personales, las verdades o mentiras, los consensos y disensos, las incorporaciones o deserciones antes, durante o post diálogo, apueste a mantener, fomentar un diálogo social continuado con enfoque integral desde y con los actores y actoras de los distintos sectores sociales, sindicales y socio productivos.
En concreto estamos diciendo, afirmando y proponiendo que el debate patrio de construcción país debe estar orientado a una nueva forma de diálogo social que trascienda el tripartismo histórico de la OIT ( lo cual no es indicativo de que ya no es funcional, sino que debe refrescarse), que tenga prospección, tejido social diverso territorial-sectorial, que aporte a una nueva cultura política ciudadana de poder de incidencia más allá de la caricatura electoral sistémica, que rompa paradigmas de diverso tipo, ayude a visualizar riesgos, pero también oportunidades, pero que finalmente ayude a reconstruir un nuevo Movimiento Patriótico Nacional organizado, con poder de propuesta y movilización, supra electoral y que aspire a hacer germinar una nueva esperanza.
3. Una propuesta realmente balanceada y justa en lo fiscal, donde cada quien sepa y entienda literalmente lo que dice el pueblo, “…aquí es echando “…, y no zafar el lomo, es decir, llegó como dicen coloquialmente “… la hora de poner”…, lo cual nos coloca en un escenario donde pueden surgir miles o cientos de propuestas técnicas de multicolor enfoque ideológico, el tema es que sin ninguna duda, no hay escapatoria, las decisiones son de corte puramente político y en tal sentido no nos debemos vender simulacros ninguno de los equipos que decimos estar jugando en este partido.
4. Una propuesta que apueste a un mejor horizonte en lo que a la generación de empleos decentes refiere, marcando diferencia en los pasos de un nuevo paradigma laboral en lo urbano-rural, con encadenamientos productivos y redes territoriales con verdadero acceso a las fuentes de financiamiento, lo cual implica reformas revolucionarias al sistema financiero nacional para realmente hacer accesible el crédito a los sectores que hoy lo tienen negado, empleos amigables con la madre tierra y revolucionarios en el eje de género en el mundo del trabajo.
5. Una propuesta novedosa, potable y aterrizada, que contenga una idea de reconstrucción y reactivación económica, cuyo eje central sea el ser humano y no exclusivamente la tasa de ganancia, es decir, privilegiar más al Dios pueblo, que, al Dios mercado, lo cual impone una opción preferencial por los pobres.
En definitiva debemos finalmente hacer el ejercicio de poner los pies en la tierra y engullirnos una dosis de compromiso, tolerancia, objetividad, esperanza y prospección, ya que al realizar balance del ensayo democrático auspiciado desde la vitrina diversa de la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras del Banco Popular, uno de los ejercicios esenciales para no sentirnos defraudados reside en poner la luz larga y aspirar a entender el proceso integralmente, ya que el cierre de una primera etapa establece por sí misma los retos de lo que sigue.
En fin, ya sabemos que lo perfecto, es casi siempre enemigo de lo bueno, en tal sentido nos parece que, al ver la integralidad del proceso desarrollado por el Banco Popular, podemos indicar que el mismo se distingue del ejecutado por el Poder Ejecutivo en los siguientes puntos: a) Fue más democrático desde su génesis convocatorio y mantuvo una funcionalidad horizontal organizativa que potenció la interacción del equipo de apoyo logístico para los debates de forma o de fondo, para luego arribar a los tres mecanismos definidos de definición como: consensos, consensos con alto acuerdo, pero con reservas básicas y los disensos. b) La lógica metodológica fomento el debate político que en los sentidos cuantitativo y cualitativo resulta novedoso a partir de la virtualidad y la fracción democrática que está interactividad inyecta alargando los debates fuera de los tiempos pactados originalmente en las mesas, lo que da un valor agregado enorme, en términos de propuestas nuevas, viejas u otras tropicalizadas al contexto, pero que en definitiva aumentaron la disciplina y el compromiso político por el país. c) Incorporó, desarrollo y género propuestas sobre temas de sectores que no están presentes en la mesa del Poder Ejecutivo. d) Mantuvo una ética y probidad metodológica, que fue sostenida por un equipo de trabajo envidiable de hombres y mujeres, que sin duda resultan ser el germen para un apoyo logístico y político que robustece una nueva cultura de diálogo sostenido en los círculos virtuosos que posiblemente solo algunos liderazgos lograran visualizar, entender y ver más allá de lo coyuntural, lo cual pone de relieve decisiones atrevidas en el hoy, que contienen riesgos, pues las posibles reformas estructurales que se logren consensuar serán el resultado de cambios mentales en los hombres y mujeres que tienen en sus manos el derrotero de la paz social o la confrontación patria. En fin, tenemos un foro que en un principio tuvo para instaurar 24 mesas y terminó por sentido de realidad y temporalidad decidiéndose por 10 mesas temáticas, mismas que según nuestros recuentos extraoficiales generarán al menos 773 propuestas, 64 propuestas estrella y unos 50 temas que ayudan a dibujar un temario táctico y estratégico para los obligatorios círculos virtuosos. Espacios que apoyaremos para su consolidación, ya que son la esencia de la segunda etapa del diálogo social continuado que el país no debe abandonar para pues son la semilla que al germinar aportan a una nueva cultura de debate sobre los temas de agenda país. Esos datos que con asombro y alegría citamos, surgen y se sistematizan por parte de un equipo de apoyo logístico y metodológico de lujo, mismo que con ahínco y tesón, asumieron el reto de tomarle una fotografía de familia a un enorme, democrático y patriótico caleidoscopio social, que debe presentarle al país consensos políticos, patrióticos, equitativos, robustos y ciertamente revolucionarios, ya que será solo por esta vía posiblemente que estaremos enfocados a evitar en buena parte una confrontación social de hechos y consecuencias insospechadas. Escenario último que debe ser sorteado a toda costa y que se convierte en el argumento central para abrir la posibilidad política de que se promueva de forma abierta, transparente y democrática un mecanismo que permita que post conocido el informe final, se sometan propuestas al plenario por parte de los representantes de los sectores o bien del propio directorio de la Asamblea de Trabajadores y trabajadoras del Banco Popular que revelen los consensos políticos más relevantes, ya que no nos cabe duda que sobresalen cuatro retos mayores: a) Presentar al país un informe cuantitativo y cualitativo integral y extrapolar del mismo dos o tres temas estrella que ayuden a sembrar las semillas de esperanza en la población. Por ahora parece que el tema del empleo y una parte renovadora y progresiva del tema fiscal resaltan e imprimen un nivel de énfasis político que implica la puesta en debate para la toma de decisiones políticas de fondo. b) Mantener un proceso de diálogo sostenido que aporte a una nueva cultura de debate político que tenga además arraigo en los sectores y en los territorios y en esa lógica dejar por asentado que sectores diversos como UCCAEP, CTRN, Territorios seguros, sector cooperativo y otros se constituyan en el primer círculo virtuoso post desenlace de la primera etapa del foro desarrollado por la ATTBPDC. c) Apostar a la reconstrucción de un nuevo movimiento patriótico nacional que reactive lo que denominaremos los Comités Patrióticos de control ciudadano, eje que coloca de relieve un diálogo inteligente que promueva reformas atrevidas en el Banco Popular, buscando incorporar a nuevos actores políticos y termine democratizando el diálogo social.
6. Soñar con la reconquista de lo que a partir de hoy llamaremos la nueva esperanza.