El MAS – IPSP y el Manifiesto del “Gran Cabildo del Pueblo”

Por: Vladimir Huarachi Copa

La monumentalidad con la que se calculó a los asistentes al “Gran Cabildo del Pueblo” y el calificativo con el que se les reconoció al ala “evista” -fascistas y antidemocráticos-, se puede entender desde muchos ángulos, desde burdos hasta sofisticados; como dato estadístico, como respaldo legítimo, como medio para cumplir un fin, como la espectacularización de la política, como el fin de la vieja guardia del MAS – IPSP, como el inicio de la renovación del Instrumento Político, como abuso del aparato estatal; entre otros.

Más allá de estos y otros adjetivos que pueda haber, el cabildo, no responde a la definición mínima de democracia, según Bobbio, concentrada en “reglas para la toma de decisiones colectivas en el que está prevista y propiciada la más amplia participación posible de los interesados”. Esto debido a que el Congreso del MAS – IPSP se realizó bajo sus reglas que les permitieron tomar decisiones. Sin embargo, pese a los desaciertos indicados por los actores del Gran Cabildo, de no haber existido la participación de todos los interesados en el Congreso de Lauca Ñ. No obstante, no contrapone los intereses políticos esgrimidos de renovar el Instrumento Político, antes de dicho Congreso.

En ese sentido, ¿había la necesidad de llegar a un cabildo?, para luego terminar en un manifiesto con el fin de declararse en emergencia; consolidar las organizaciones sociales y sindicales; definir el horizonte político del país; desconocer el Congreso de Lauca Ñ; convocar a un “verdadero” Congreso del MAS – IPSP; exigir justicia; conminar a los asambleístas a cumplir con su mandato constitucional; conformar un gabinete social para la gestión pública del gobierno; evaluar el gabinete ministerial; desterrar la corrupción; profundizar la integración de las organizaciones económicas; exigir la defensa de la Madre Tierra; impulsar acciones contra la crisis climática; convocar a un congreso de salud y educación; profundizar la lucha contra el narcotráfico; reformar el sistema de justicia; y que el Tribunal Supremo Electoral mantenga la independencia política partidaria.

Por el contrario, debía desfondarse las causas por el cual el MAS – IPSP detonó en una crisis y no así intentar sobreponerse a través de un cabildo y un manifiesto. No obstante, esta precisión ya viene en retrospectiva. Por tanto, hoy, el escenario político por el que atraviesa el Instrumento Político, se proyecta en una lógica de amigo – enemigo, sin embargo, de ambas facciones – evistas y arcistas –, no se atisba quién es amigo y quién enemigo, razón por la cual el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, es posible que, en su última conferencia, haya planteado que “las diferencias se deben plantear hacia adentro”, además de que el “MAS es uno solo”.