El pleito de los elefantes

José Luis Valverde Morales.

José Luis Valverde Morales

La simple mirada a un tema complejo.

Hay preguntas que nos sacuden, lo acontecido con el dólar, la apreciación del colón, la multiplicidad de voces de un lado y otro, espigar en la supuesta verdad de acuerdo a los intereses particulares.

Sin ser economistas, de una u otra manera todos los somos, a fin de cuentas, no se ha inventado algo distinto al dinero para el intercambio de bienes y servicios.

Gritos y aplausos.

Los exportadores pegan el grito al cielo, los importadores aplauden, a los primeros el gobierno les dice simplemente, si no les gusta busquen vida, en medio de todo, los ciudadanos de a pata, quienes como siempre, al final, pagan los platos rotos.

Comprar barato afuera para favorecer al consumidor parece la fórmula simplista, pero no lo es tanto, como decía el presidente Rodrigo Chaves, refiriéndose a la confrontación China, Estados Unidos, no es conveniente meterse en el pleito de los elefantes.

En el patio costarricense, los enormes paquidermos son por un lado los exportadores, por el otro los importadores, la cucaracha en el centro el resto de los mortales.

Nunca pierden.

Los grandes nunca pierden, al final, por eso son enormes, se ponen de acuerdo, la apreciación del colón por parte de exportadores y empresarios del sector turismo, se corta por lo más delgado, ya muchas empresas transnacionales instaladas en el país le están cambiando las condiciones a sus trabajadores, despidos, recontratación bajo nuevas condiciones donde se eliminan beneficios, la fórmula sencilla, la toma o la deja.

Los pequeños productores al final son los que se van al carajo, usualmente le entregan su producto a los grandes, como sucede con el arroz, terminan al garete, muchas veces con negocios de donde depende toda la familia, los bancos o los agiotistas, simplemente recogen lo suyo y juéguensela.

Resistencia.

La institucionalidad resiste (¿hasta cuándo?) una jueza se trajo abajo el decreto que le redujo sensiblemente los aranceles a los importadores, de inmediato puesta en evidencia con graves amenazas, incluso pregonando a los cuatro vientos su identidad por un descompuesto presidente, quien se lanza al vacío con la sustitución de un modelo, denigrando la institucionalidad, un día sí y otro también.

Este gobierno ha dado muestras de sentirse incómodo con quienes ganan bien en el sector público, llámense médicos, enfermeras, abogados o simples empleados de oficina, la inquietud es simplona, ¡están robando!, por eso desde el inicio desmanteló el fideicomiso para construir la anhelada vía a San Ramón con su malquerido Banco de Costa Rica, al que se la tiene jurada.

Caja.

En la mira está el desmantelamiento de la Caja Costarricense de Seguro Social, la quiere devolver al nombre “caja”, recauda y compra, bajo la premisa de las sustituciones, pareciera la lógica del ahorro, más barato comprarle a los centros médicos privados, ahora proliferando como abejones de mayo.

Los elefantes están peleando, el gobierno no pareciera un árbitro imparcial, las cucarachas miran desconcertadas, difícilmente no mueran destripadas en la contienda.

La plata de los judios.

Los dineros para los programas sociales duermen en las arcas del Ministerio de Hacienda, no hay plata para becas a estudiantes de bajos recursos, tampoco para el pago de nuevas pensiones del régimen no contributivo, destinadas a paliar la pobreza de los adultos mayores.

Los ticos de a pie miramos la pelea de los mastodontes, no importa quien gane, saldremos rebuscados, no hay voces para defenderlos, de un lado y otro hacen barra a los gigantes, no se necesita ser economista de grandes luces para saber que “estamos jodidos todos ustedes”.

Costa Rica a lo largo de su historia contó con estadistas visionarios, en la década de los cuarenta Manuel Mora Valverde, Rafael Ángel Calderón Guardia, Víctor Manuel Sanabria Martínez, luego José Figueres Ferrer, concilió los intereses de las grandes potencias durante la guerra fría.

Ahora. ¿Quién podrá defendernos?