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Friedrich Nietzsche – No hay hechos, solo interpretaciones

Edvard Munch; Retrato de Friedrich Nietzsche, 1906, Thiel Gallery, Suecia (detalle)

Juan Jaramillo Antillón

Es un pensador brillante, pero sumamente complejo y difícil. Uno se encuentra a través de su vida, con contradicciones en sus ideas y pensamientos. Nació en octubre de 1844 en Röcken, una provincia de Sajonia, Alemania. Falleció en la ciudad de Weimar en agosto de 1900.

Su padre y sus dos abuelos era pastores luteranos, por lo que creció en un ambiente muy religioso. Sin embargo, su padre falleció de un problema cerebral cuando él, tenía apenas 4 años, pero recuerda muy bien los sufrimientos que tuvo este debido a cefaleas severas y ceguera. Además, por esos tiempos perdió también a un hermano pequeño. Ambos sucesos afectaron su carácter.

Estudió en el colegio Domgymnasium en Naumburgo en la región y luego en la academia Schulpforta, muy prestigiada, de 1858 a 1864; destacando en música, lenguaje y poesía y, además, estudió a los clásicos griegos y romanos. Después continuó sus estudios de teología y filología clásica en la Universidad de Bonn bajo Friedrich Ritschl quien le ayudó para recibir una oferta extraordinaria de la Universidad de Basilea para ejercer como profesor de filología clásica antes de licenciarse, siendo el profesor más joven de la universidad. Viviendo en Basilea renunció a su ciudadanía alemana. Al parecer no le agradaba la reciente creación del Imperio alemán, siendo entonces un apátrida, aunque algunos dicen que se hizo suizo.

Siempre fue muy enfermizo sufría de crisis de debilidad con trastornos visuales y dolores de cabeza, así como molestias digestivas, por esa razón al principio viajaba constantemente a diferentes ciudades: St. Moritz, Génova, Turín, Niza, etc., buscando un lugar o país donde mejoraran sus molestias. Pero vivía usualmente en una pensión como profesor retirado de la Universidad de Basilea. Visitaba a su familia en Naumburgo y peleaba y se reconciliaba con su hermana, una de las pocas relaciones que tenía. En 1881 conoció a Andreas-Salome una bella mujer que fue su amiga por un tiempo, llegando a enamorarse de ella sin ser correspondido, lo cual lo afectó mucho.

Habiendo aparecido muchas molestias por su enfermedad, le fue diagnosticada una sífilis en 1867, recibiendo tratamiento para ella, pero sin clara mejoría, más bien poco a poco su mente se fue afectando hasta tener una crisis grave en 1989 donde ya no reconocía. Él vivió teniendo durante años pensamientos suicidas, en parte debido a la soledad en que vivía. A pesar de saber que sus libros se vendían muy poco, escribió varios y muy buenos como: Así habló ZaratustraMás allá del bien y del malEl nacimiento de la tragediaGenealogía de la moralLa voluntad del poder. En este último libro sostenía que todo acto o proyecto humano está motivado por la «voluntad de poder», que no solo es tan solo el poder sobre otros, sino el poder sobre sí mismo, algo que en necesario para la creatividad y que se observa en el superhombre. Al final de su vida, publicó otros más, como Ecce Homo y El Anticristo, pero ya estaba muy enfermo. En su vida escribió según parece notables poemas y su prosa era de extraordinaria calidad.

Consideraba que la vida tiene sentido si se entiende que es un tiempo en que el ser humano tiene efectiva libertad y la vive con optimismo.

Estuvo muy influido por: Platón, Epicuro, Montaigne, Dostoievski, Kant, Darwin, Wagner, entre otros, pero especialmente por Schopenhauer. A su vez él influyó en Camus, Heidegger, Jung, Ortega y Gasset, Sartre y hasta en Mussolini, Hitler y otros más.

Extraña que, procediendo de una familia luterana muy religiosa asumió pronto una posición antagónica a la religión. Él lo justifica diciendo que sus estudios lo llevaron, al igual que a su maestro Schopenhauer a negar la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. A la pregunta ¿en que creía usted?, respondió: «La moral y los valores del hombre occidental derivan de la cultura griega y de la tradición religiosa judío-cristiana, pero se han debilitado mucho, la gente es poco religiosa, por ello hay que buscar nuevos valores, para mí el mundo es la única realidad existente y el hombre debe vivir al máximo y aprovechar en la medida de lo posible todo lo que le ofrezca la vida».

De acuerdo con lo anterior, su obra parece girar en torno a cómo sacar el máximo rendimiento a un mundo que no solo carece de Dios, sino de sentido alguno. Él señalaba que vivimos en un mundo (año 1870) donde es constante el desplazamiento del débil por parte del poderoso, del incompetente por el competente, del estúpido por el inteligente y es gracias a ello es por lo que, el ser humano ha logrado sobrevivir.

Nietzsche ataca la moral y los valores de su época. Él reconoce que la moral no es objetiva y que los valores morales se configuran según los intereses y utilidades que tienen en la vida las personas, y daba el ejemplo de la moral nada buena de los señores feudales y de los príncipes, que forjaban y representaban los valores de la sociedad de esos tiempos.

Aunque admiraba a Jesús, no acepta la moral cristiana, probada en muchos aspectos, aunque en otros no. Señalaba que Jesús había creado su propio sistema de valores; sin embargo, no era un superhombre pues se negó a defenderse. Los primeros cristianos convirtieron a Jesús en un mártir y distorsionaron su vida convirtiendo sus ejemplos en una moral de esclavos. El Dios cristiano convoca al resentimiento, la humildad, la castidad, el perdón, pero todo ello disminuye la potencia del ser humano.

Para él, en su mundo prácticamente no existe Dios, y por eso no tiene sentido hablar del origen trascendental de la moral, sino que esta debe ser una creación humana. Nietzsche hacía ver que los reyes imperantes no tienen procedencia divina, sino que han sido impuestos por otros hombres sin valores y únicamente para someter al populacho a su propio interés. Por esa razón considera que es el propio ser humano el único creador de sus propios principios morales, así es más fácil elegir que intereses son los más beneficiosos, y que son aquellos que permitieron al hombre abandonar su condición animal y crear una civilización. Lo anterior significa la eliminación del ser inferior por parte del superior en todos los aspectos de la realidad humana.

Esa tesis en la que el fuerte debe destruir al débil la llamaba «voluntad de poder», algo que se aplica no solo en el campo político o militar, sino incluso en el artístico. Según él Richard Wagner, el músico es ejemplo de eso. Para él, el ser humano es solo naturaleza o cuerpo viviente y pensante y que actúa. Cualquier otra cosa que le añadamos como decir que tiene un alma o un espíritu, es una idea inventada por nosotros sin ser una realidad. Insistentemente recomienda que aquel que desarrolle al máximo su potencial, se convierte en una especie de ser superior, en un superhombre, y ponía de ejemplos a Napoleón Bonaparte, Da Vinci o Goethe, quienes imponen sus propios principios con total valentía y perseverancia y por eso triunfan. Era muy amigo del músico alemán Wagner y de su esposa Cósima. Al final termino peleándose con Wagner y hasta con su maestro Schopenhauer.

Nietzsche resumiría su filosofía en su libro, Atrévete a ser lo que eres, donde recomendaba que el hombre debe vivir lo más acorde posible con sus instintos naturales. Cuando se le señalaba que eso conduce a una confrontación del hombre con el hombre. A ese respecto decía: «El audaz y el aventurero aman las dificultades, se realizan superándolas y en este conflicto perpetuo el más débil acabará sucumbiendo». Confirmando así que para él la vida es un reto con tristeza finalizaba diciendo que, incluso la vida más exitosa y brillante está condenada a la muerte, tras la cual todo lo hecho pasará al olvido. A esto se le señalaba que era nihilismo por no importar más si se ha actuado de un modo u otro (nihilismo se considera una forma de vida que carece de propósitos o valores). Finalmente decía: «Lo bueno y lo malo no es posible definirlo bien y por eso es mejor que cada quién elija que es lo bueno o lo malo para sí mismo, siempre y cuando no afecte a los demás».

Los nazis usaron con frecuencia las teorías o conceptos de Nietzsche como fundamento ideológico de sus doctrinas. Algunos opinan que eso se debió a que su filosofía fue generadora de una doctrina que dio lugar a la aparición en Alemania, de una dictadura totalitaria, racista y antirreligiosa y que Hitler que lo admiraba al final fue un superhombre que fracasó.

El llamaba «heroísmo estoico» a la idea de que se debe hacer frente a los más difíciles problemas sobre nuestra propia condición humana, asumirlas y ser consciente de ellas, para así sacar el máximo partido de nuestra existencia.

Nunca se casó, ya explicamos que tuvo un fracaso y por esa época se puso muy violento y se enemistó con mucha gente sumiéndose en gran soledad. No tuvo éxito literario ya que sus libros se vendían muy poco, por lo que él distribuía parte de pequeñas ediciones entre sus amigos.

Tuvo problemas psiquiátricos estando por tal motivo internado en una clínica psiquiátrica en Basilea, donde según los médicos mostraba signos de demencia, megalomanía y locura, al parecer debidos a una sífilis o lesión cerebral de otro tipo. En sus publicaciones se reflejaron sus problemas psicológicos. Ahí describía el nihilismo de diferentes formas y tuvo varios cambios en su visión religiosa y sobre la evolución y cayó en el escepticismo filosófico.

Su frase «Dios ha muerto» formaba parte de ese nihilismo inevitable consecuencia de ver él en su época la muerte de Dios en la sociedad occidental, ese Dios judío, Jehová, vengativo y cruel y el Dios cristiano de los oprimidos, cobardes, temerosos y compasivos. La consecuencia de esa muerte es que él veía como los valores vigentes en la sociedad occidental se venían abajo, con la intención de poner nuevos valores morales. Para él, la idea de Dios ya no es capaz de actuar como una fuente o código moral. En resumen, decía, «destruimos los valores de los hombres para poner en su lugar los valores del superhombre que crea sus propias normas y ocupará el lugar de Dios en la sociedad».

Notas

Allison, David. B. (2001). Reading the New Nietzsche. Nueva York, EE.UU.: Rowman & Littlefield.
Babich, Babette, E. (1994). Nietzsche´s Philosophy of Science. Nueva York, EE.UU.: State University on New York Press.
Hyman, R. (1980). Nietzsche: A critical life. Oxford, England: Oxford University Press.
Magee, B. (1900). Historia de la Filosofía. Barcelona: Ediciones Blume.
Nietzsche, F. W. (2006). Así hablaba Zaratustra. México D.F. México: Editorial Porrúa.
Nietzsche, F. W. (2009). Obras selectas. Vol. I y II. Madrid, España: Editorial Gredos.

Fuente: https://www.meer.com/es/76427-friedrich-nietzsche

Enviado a SURCOS por el autor.

Friedrich Nietzsche, Juan Jaramillo Antillón, pensador