John Dewey: el primer pedagogo moderno
Vida, obra y legado del filósofo estadounidense más importante de la primera mitad del siglo XX
Juan Jaramillo Antillón
Nació en Burlington, Vermont, Estados Unidos, en 1859 y falleció a los 92 años en Nueva York en 1952. Provenía de una familia de comerciantes, desde niño se dedicó solo a los estudios. Se graduó en educación en la Universidad de Vermont y continuó su formación en filosofía en la Universidad John Hopkins. Se considera que fue, aparte de un gran pedagogo, un eminente filósofo y psicólogo, sin dejar atrás sus aportes a la democracia.
Es considerado el más grande educador de los Estados Unidos, e incluso el filósofo más importante de esa nación en la primera mitad del siglo XX. Lo interesante es que no se destacó de joven en los estudios y dos veces se le negó una beca para estudiar filosofía; sin embargo, llegó a ser, aparte de un gran psicólogo y filósofo norteamericano, el primer pedagogo moderno. Lo cual, como todo en la vida, lo logró a base de esfuerzo, estudio y perseverancia.
Escribió varios tratados sobre educación, democracia, filosofía, ética, etc. Se adhirió profesionalmente a una corriente filosófica del “pragmatismo”, que busca las consecuencias prácticas del pensamiento en su eficacia y valor, como una tesis de su trabajo en la vida. Pero, antes que él, Charles Peirce, famoso filósofo de la Universidad de Harvard e introductor del pragmatismo, decía que el hombre es una parte interesada que se vale del conocimiento como un instrumento, probablemente el más importante de todos para sobrevivir. Dewey opinaba que Peirce, ese gran filosofo, había presentado el pragmatismo como una teoría del significado y posteriormente William James lo hace como una teoría de la verdad, sosteniendo que una afirmación o una teoría son ciertas cuando responden de forma adecuada a lo que se espera de ellas, al mismo tiempo que se adecuan a los hechos conocidos. Dewey se encaminó por esta segunda.
John Dewey es considerado además el “filósofo de la educación”, con lo señalado se entiende eso. Para él, la filosofía es una reflexión cuyo contenido verdadero y último tiene que ver con educar a las personas. Aparte de filósofo, tenía gran fe en la ciencia. Creía que los grandes avances en la adquisición del saber sucedieron especialmente en este campo. La ciencia es más fiable que otras disciplinas y sin duda la más práctica, ya que gracias a ella se vive en una sociedad mucho más avanzada. Él la consideraba muy importante porque la ciencia es una modalidad del conocimiento enormemente crítica y metódica, basada en un esquema lógico, de manera que puede aplicarse sin problemas a cualquier otro campo del saber.
Dewey fue uno de los primeros en apoyar el método científico. Decía que el primer paso en una investigación consiste en formular un problema, presentándolo lo más claro posible, luego en buscar una solución, y si se encuentra tratar de probarla desde un punto de vista experimental. Si los resultados la refutan, volver atrás a buscar otra, pero si la experimentación la corrobora, el problema se habrá resuelto.
Publicó dos libros sobre eso: Lógica, teoría de la investigación y Reconstrucción en filosofía, que fueron muy populares. Por lo anterior, se considera fundamental su participación en el campo educativo en Estados Unidos para modificar los antiguos métodos de enseñanza. Y lo principal fue que él defendió un sistema educativo basado en la resolución de problemas prácticos, esto es, una enseñanza práctica, ya que esta fomenta el desarrollo imaginativo del alumno tanto en el plano teórico tradicional como en el práctico. Es bien sabido que, en el campo de la medicina, la educación está basada sobre todo en la enseñanza práctica, algo fundamental en cirugía y enfermería.
Dewey por supuesto aceptaba lo anterior, pero decía que el aprender-haciendo también era indispensable para lograr destreza y experiencia en otras áreas, como la educación y en cualquier profesión. Señalaba que en su tiempo, en muchos lugares, la educación se concebía como la imposición, mediante una severa disciplina, de una serie de conocimientos teóricos al alumno. Nota del Autor: En la actualidad más de un educador piensan igual.
Pero John Dewey vio que el tiempo le ha dado la razón y en muchos colegios y escuelas universitarias de gran categoría se propuso lo que él señalaba que era: encauzar la predisposición y capacidades naturales de cada alumno con el objeto de desarrollarlas al máximo y alcanzar resultados extraordinarios. Por eso se le ha catalogado como el primer gran pedagogo moderno.
En el libro Escuela y Sociedad señala como fundamental para la enseñanza, por ejemplo, el papel del profesor como guía y compañero, y no imponiéndose sino convenciendo; que el sistema escolar gire alrededor del estudiante y no al revés, y, además, la convicción de que todo proceso educativo debe basarse en los propios intereses del estudiante.
Se señala en sus libros que el aprendizaje tradicional se basa en la imposición de una serie de contenidos al alumno, el cual tiene un papel puramente pasivo, como mero receptor, cuando en realidad debería ser el verdadero artesano de su conocimiento. Para Dewey, la educación del carácter de los niños se basa en la adquisición de “hábitos”. El fin de la educación es mejorar la sociedad, por lo tanto, adquirir buenos hábitos es mejorar la sociedad. La educación es una construcción social, por lo que el currículum debe reflejar una parte de la comunidad y de la sociedad donde se educa al niño.
Dewey señaló que el individuo es un producto de la sociedad en la misma medida que la sociedad es un producto del individuo. Con eso él dejaba ver la enorme importancia que tiene lo aprendido, o sea, la herencia social sobre los niños y jóvenes, aparte de la herencia biológica. Ellos están expuestos a costumbres, convencionalismos, lenguajes, ideas y tradiciones existentes; listos para abalanzarse sobre el niño recién nacido, a fin de moldearlo de acuerdo con la imagen del pueblo y sus costumbres, en el medio del cual vive. De ahí la importancia de una buena educación para corregir las fallas que haya tenido en el proceso educativo en el hogar y su contexto.
John Dewey sostenía que la democracia, más que una organización política, es una forma de vida. En el orden político esta es sólo un medio para que mediante el sufragio universal se escoja a los gobernantes, pero también conlleva gran responsabilidad ante los electores por tratar de resolver en la mejor forma los problemas existentes en un país. Por otro lado, es democrática una sociedad que no sólo tiene elecciones políticas, sino que permite a todos, dentro de lo posible, participar en iguales condiciones en lo que la sociedad tiene de bueno, por ejemplo, dar servicios de educación y de salud para todos.
Para él, el fundamento de la democracia es la fe en la capacidad de los seres humanos que conforman una sociedad democrática para colaborar en resolver los problemas que se presentan y mostrar solidaridad, ofreciendo la contribución de que es capaz para mejorar.
El pensamiento es fundamentalmente una herramienta que permite actuar sobre la realidad que rodea a una persona, a la vez que se nutre de ella. Por eso, el conocimiento es el resultado de las experiencias con el mundo.
Bibliografía
Dewey, John. (1952). Democracy and education: An introduction to the philosophy of education. New York, Editorial Macmillan.
Durant, Will. (1986). “John Dewey”. Historia de la filosofía (pp. 575-586). México, D. F., Editorial Diana.
Magge, Bryan. (1999). “John Dewey”. Historia de la filosofía (pp. 190-191). Barcelona, Editorial Blume.
Salvater, Fernando. (2008). John Dewey, el pensador de la educación. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, S. A.
Compartido con SURCOS por el autor.
Fuente: https://www.meer.com/es/79888-john-dewey-el-primer-pedagogo-moderno
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