¡Hasta que al fin murió!

Marianela Coto Vega.

Marianela Coto Vega

Sí, eso deben de haber dicho los que negaron su compensación económica -que debió recibir- por todas las injusticias cometidas contra Él y por los 30 años que le robaron de vida. Cuando Costa Rica perdió a uno de sus grandes escritores y el mundo a un excepcional ser humano.

Y, es que posterior a una lucha de casi toda su existencia para que se le hiciera justicia, don José León Sánchez, fue declarado inocente por cinco jueces de la República; sin embargo, el veredicto no vino acompañado de una compensación por todos los daños psicológicos y físicos creados a este joven, siendo en esa época un menor de edad, el cual fue juzgado como adulto y encerrado después de ser torturado.

Por lo que Él, persona incansable y lleno de sueños, empezó su disputa junto con un grupo de abogado amigos para que se le compensara lo correspondiente, luego de haber sido declarado inocente.

Pero entre una y otra, el Estado y el sistema de justicia le fue dando largas, a sabiendas que este Señorón era un hombre mayor con la esperanza de que muriera antes de tener que pagarle un cinco.

Es que, así fue su vida, se le negó un hogar desde su nacimiento, se le arrebató su juventud y, cuando finalmente le dieron el premio Magón en este su país que tanto le debía, justamente ese mismo año, habían eliminado la remuneración económica correspondiente.

Igualmente, con su obra, de la cual muchos han lucrado, obras de teatro y películas se han realizado, pero siendo una persona bonachona apenas si recibió dinero por esto.

Sí, le quedamos debiendo mucho a José León, un hombre querido por el pueblo, con el que festejaba hablar, tomarse una foto cada vez que se lo pedían, dar charlas por todo el país.  Él amaba a su pueblo. Pero le quedamos debiendo, todos aquellos que no luchamos por su persona, los que no levantamos la voz ante la injusticia que se cometió.

A sabiendas de que las palabras se dicen en vida, no quiero dejar pasar ni un minuto más sin decir, ¡perdón, José León, perdón!