Martí: Sol Moral

Por MSC. Jiddu Rojas Jiménez, M.M.

(Para mi Bisabuelo, el Capitán Mambí Gabino Jiménez, cuyas medallas, fotos y recuerdos adornan el Museo Histórico de Sagua La Grande, Villa Clara.)

Natalicio del V:.H:. José Martí (1853-1895). Prócer de la Primera Independencia de Cuba.

Martí, ese «Sol del mundo moral«, al decir del maestro martiano Cintio Vitier.

Martí, brillante intelectual anticolonialista, latinoamericano universal («nuestroamericano«), fue uno de los primeros y preclaros revolucionarios antimperialistas, además de un laureado literato, destacado poeta, periodista, crítico de arte, diplomático, y ensayista genial.

Su valor y coherencia moral, lo comprometió desde adolescente y estudiante, con sólo dieciséis años, a ser condenado a brutal cárcel, maltrato sistemático (tortura) y trabajos forzados con grillete, por la «justicia» colonial española en Cuba.

Así se forjó la biografía del futuro Presidente de la República en Armas del del Partido Revolucionario de Cuba (y Puerto Rico), sucesor de la tradición de resistencia anticolonial del Presidente en Armas, V:.H:. Carlos Manuel de Céspedes (1819-1874), caído en combate también durante la previa Guerra de los Díez Años (1868-1878). Como también lo fue, el V:.H:. Ignacio Agramonte,»El Mayor» (1841-1873), y muchos otros patriotas más, como los de la Protesta de Baraguá y la «Guerra Chiquita» (1879-1880), que se negaron a rendirse a España, por abolir la Esclavitud de los Negros (derecho sólo exclusivo para los Afrodescendientes, que habían combatido con los Mambises independentistas).

Desde el V:.H:. Céspedes y los «Hermanos del Silencio«, se trató de eliminar la nefasta influencia anexionista norteamericana, y esclavista de la Oligarquía cubana y de sus intereses, en el movimiento independentista. El Generalísimo, nacido dominicano, Máximo Gómez (1836-1905), viene de esta misma tradición de los Mambises. O los mismos hermanos de sangre de Maceo, todos, incluido su Padre, muertos en combate por la Independencia.

Algunos líderes Mambises sobrevivieron a esta segunda derrota militar, –nunca derrota moral– de 1880, y siguieron resistiendo y conspirando desde el exilio. (Claro, si no fueron capturados antes, a traición por las tropas españolas, violando la Capitulación, y mandados a morir de tuberculosis en las prisiones de las Islas Chafarinas frente a Marruecos, como los hermanos Rafael y José Maceo.)

Así lo hicieron, con el Plan Maceo- Gómez o «Plan de San Pedro Sula», Honduras, 1884-1886, y pese a las diferencias internas, luego con el «Plan Fernandina» en Cayo Hueso, para así planear en el exilio y la clandestinidad la tercera «Guerra Necesaria» (1895-1898) bajo el liderazgo político de Martí y su Partido Revolucionario Cubano.

Hermanos Masones y Generales Mambises de la talla de Calixto García (1839-1898), de Guillermón Moncada (1841-1895) o de Quintín Banderas (1834-1906), además de Flor Crombet, y de Antonio Maceo y sus hermanos (y su heroica Madre, María Grajales), fueron ejemplos heroicos de esta hermosa tradición iniciática, ética, política y revolucionaria.

Biográficamente, José Julián Martí Pérez, hijo de un severo padre, –autoritario, pero incorruptible soldado español–, y de madre oriunda de Canarias, decide ser cubano y decidirá moldear con su verbo y praxis, la construcción de la identidad nacional cubana.

Martí logra estudiar y graduarse en Derecho, Filosofía y Letras, primero en Madrid y luego en la Universidad de Zaragoza, tras su primer exilio juvenil en España. Pese a que se licenció con sobresaliente, no pudo retirar su título por falta de dinero. (En 1995 la Universidad de Zaragoza le otorgó con honores, su título de forma póstuma.)

Así, se inicia en la Masonería bajo el Gran Oriente Lusitano (Portugal). Augusta Institución que marcará toda su biografía personal y política, así como su legado histórico, ético y humanista. ¿Quién sino un auténtico Maestro Masón puede cultivar «rosas blancas«, y no «cardos ni espinas«, hasta para el enemigo cruel? Imbatible es el Poeta.

Martí pronto se convierte por derecho propio y tras sus exilios, en una destacada figura cubana de carácter cosmopolita, pues fue además, de un brillante intelectual y revolucionario, un laureado poeta y escritor, ligado al movimiento literario Modernista hispanoamericano.

En sus múltiples exilios, vive y viaja por todo el estratégico Caribe latinoamericano, desde Venezuela y Jamaica hasta Guatemala, desde Veracruz, México, hasta llegar a New York (las «entrañas del Monstruo»), siempre conspirando por la Independencia de Cuba de España. Llegó a ser incluso Cónsul de Argentina, Uruguay, y Paraguay en New York, EEUU.

De hecho, visitó oficialmente Costa Rica, como todo un personaje público dos veces, en 1893 y 1894, para así unificar y planificar la última «Expedición del Honor», junto a los V:.V:. H:.H:. Generales, Antonio Maceo (1845-1896) y Flor Crombet (1851-1895), radicados en La Mansión, de Nicoya, junto a muchos otros heroicos Mambises.

Martí, Maestro Masón activo, estuvo ligado al G.O.C.A. (Gran Oriente de Cuba y las Antillas), cuyos miembros activos, muchos eran afrocubanos libres.

Según, el connotado académico Eduardo Torres Cuevas, el papel del G.O.C.A., fue trascendental en la formación de cuadros revolucionarios cubanos.

Así mismo, hay que decir, que junto al G.O.C.A., la tradición iniciática yoruba Abakuá (paramasónica) ejerció, gran influencia sobre la emancipación de los Afrocubanos, que se incorporan al Ejército Libertador.

Siendo desde un comienzo histórico, la composición de la dirección y del grueso de las tropas cubanas, muy diferentes al liderazgo oligárquico, «ladino», propio del imaginario de la llamada «Patria del Criollo«, al decir del historiador clásico guatemalteco marxista, Severo Martínez. Podríamos decir, que la población negra cubana insurrecta, peleaba junto a la Independencia de Cuba, por la libertad y la igualdad de su cuerpo-territorio.

Martí, rostro público, y vocero oficial de la Independencia de Cuba y Puerto Rico (sin olvidar a los VV:. HH:. boricuas Hostos y Betances), además de la poesía, también ejerció el periodismo, y así, cultivó el ensayo, –género que aunque nace en Francia con Montaigne, alcanza su punto máximo, en Iberoamérica. Y José Martí es una de sus cúspides. (Ver el libro Situación del ensayo de Liliana Weinberg, EUNA, Heredia, 2013, donde reflexiona sobre la forma-ensayo de Adorno y la historia literaria de América Latina y el Caribe).

Los ensayos de Martí, son piezas literarias universales, dignas de un hombre ilustrado y muy culto, de un humanista, pero también, de un patriota en el óptimo de los sentidos. Porque en Martí: “Patria es Humanidad”.

Lo universal y lo particular en Martí alcanzan su Cenit. De ahí posiblemente su profunda actualidad.

Su famosa consigna “Ser Cultos para ser Libres”, convierte a Martí, –acaso sin saberlo–, en un laico profeta filosófico de la Razón Sustancial (“Vernunft”). Pues parodiando a Marcuse, diremos, que Martí liga Libertad, o sea Revolución, con Razón (Sustancial) y Verdad (¿acaso con la búsqueda y «voluntad de verdad»?).

En mi opinión, el pensamiento político de Martí evoluciona rápido, –por su feroz contexto, y lo tardío del colonialismo español en Cuba y Puerto Rico–, de la mediación necesaria del Independentismo, y del Liberalismo-Radical, al inicio del Nacionalismo-Antimperialista (R. Cuevas).

Martí incluso está ligado a la Primera Internacional Obrera en New York, y nombres como Marx o Bakunin o Giuseppe Mazzini, o la misma actividad sindical, no le son ajenos. De hecho, Martí escribe en Castellano un maravilloso Obituario de Karl Marx desde New York. Esto último para los que crean que Martí, no era sensible a las nuevas realidades de clase.

El popular sobrenombre cubano de «El Apóstol«, –más allá de su carácter laico y de radical librepensador, de Maestro Masón, y de revolucionario–, no es inmerecido, dada su entrega personal.

Llegando su compromiso vital hasta la inmolación personal, en el combate contra las tropas coloniales españolas, el 19 de mayo de 1895.

A 171 años de su nacimiento, sabemos sin duda, que su obra y faro moral, son inmortales.

Su legado revolucionario y político, filosófico, literario, humanista, permanece vigente, para América Latina, «Nuestra América«, y para toda la Humanidad.

En un Mundo asolado por la rapiña imperialista, por sus guerras, sus genocidios, por su irracional culto al «Becerro de Oro», y por su hipócrita desinformación, surge y resplandece luminosa, la herencia de Martí y de su urgente vigencia anticolonialista.

Recordemos el pensamiento sencillo y vivo de Martí, citando este conocido texto de su famoso ensayo, Nuestra América:

“Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas”.

(Tomado de Nuestra América, Obras Escogidas en Tres Tomos, Tomo III, aparecido en el Periódico del Partido Liberal, México, enero 1891. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba, 1992).

Martí y su legado humanista viven y vivirán en el Pueblo Cubano y Latinoamericano, para el Mundo.

Tomada por un servidor, del busto del V:.H:. José Martí, en el Museo Histórico de la muy respetable Gran Logia de Costa Rica, en San José centro, el pasado 23 de enero del 2024 (e:.v:.), con el debido permiso de las Autoridades Masónicas correspondientes.

Nota: Se usan las abreviaciones de la tradición Masónica con fines simbólicos discretos.