¡Qué deleznable!!!

Alberto Salom Echeverría

En estos días ha pasado algo estremecedor para Costa Rica, aunque previsible, algo sorprendente. Las redes sociales primero y después la prensa toda, la escrita, la televisiva y radial, se hicieron eco de una denuncia en el sentido de que un exministro habría recibido una frondosa paga, por haber servido de “andamio y puente” a una empresa multinacional de origen estadounidense, para facilitarle a esta entrar a explorar y luego explotar los eventuales yacimientos de petróleo y gas que pueda haber en nuestro suelo. El exfuncionario sirvió de “puente” para un gran negocio supuestamente, como si la empresa necesitara de un “Lazarillo de Tormes” para apuntalarse en el país.

El nombre del exfuncionario gubernamental se hizo público después, sin que de momento esa persona hubiese querido atender a la prensa que lo solicitaba para que confesase si aceptaba o no ser la persona que había servido de contacto para encargarse de “abrirle trocha” a la multinacional expeditando así el aparentemente millonario negocio de la empresa extranjera. “El que nada debe, nada teme” reza un dicho popular. ¿Por qué no atendió a la prensa inmediatamente? ¿Qué tiene que ocultar?

Algunos hemos escrito alertando a nuestros conciudadanos acerca de la inconveniencia de permitir que nuestro país se embarque en consentir la exploración y luego eventualmente la explotación petrolera. Hemos expuesto nuestras justificadas razones. Por cierto, por eso me gané el año pasado una sarta de insultos de parte de un sujeto que, barrunto, si no será que está metido en el negocio también. Mi oposición a la exploración y eventual explotación de los hidrocarburos tiene fundamento en sólidos razonamientos de carácter científico. No hallo por qué alguien tenga que proferir insultos basado en suposiciones infundadas para rebatir razones sustentadas en basamentos sólidos. Resumo ahora la raíz de mi preocupación:

1. La exploración conducente a la improbable explotación de los hidrocarburos no es una actividad inocua. La experiencia en gran parte de los países donde se ha explorado la existencia de yacimientos de petróleo y gas ha provocado una enorme contaminación del subsuelo terrestre o marítimo, sobre todo cuando se ha usado el procedimiento conocido como “Fracking” o fractura de la roca, que surgió en la década de los años cuarenta del pasado siglo; se aplica mayoritariamente en reservorios no convencionales para estimular la extracción de los hidrocarburos.

2. Con mucha frecuencia se producen fugas de metano, que como se sabe es un gas de efecto invernadero. Además, la fractura de la roca puede producir mayor actividad sísmica, sobre todo en un país de alta sismicidad como es el nuestro. En tercer lugar, se afectarían los bosques, puesto que, para iniciar la exploración de los yacimientos, se requiere despejar, talar una gran área del bosque. Con ello se facilita la erosión del suelo y la fuga del CO2 que requieren capturar las plantas. Todo redunda en un mayor calentamiento climático.

3. Costa Rica se ha ganado un gran renombre en la comunidad internacional, por haber abierto el camino al desarrollo “azul y verde” en consonancia con la naturaleza, con los ecosistemas y con la vida. Hemos sustituido el uso de energía fósil por energías limpias, y hemos desarrollado ya gran infraestructura para continuar por esa senda produciendo un desarrollo sostenible y sustentable, lo que implica compatible con el ambiente y contra el cambio climático. Pero, es evidente que aún falta mucho para contribuir en nuestro suelo a combatir el calentamiento climático.

4. De acuerdo con la información internacional, el cambio climático continúa avanzando aceleradamente, o más aceleradamente de lo que los científicos han postulado como recomendable para mantenernos por debajo de 1.5 grados Celsius de temperatura por encima del nivel que se tenía en la era preindustrial; algo grave de por sí, que ningún país tiene derecho a ignorar.

5. Las razones que se han esgrimido en el sentido que requerimos explotar la energía fósil para invertir en nuestro desarrollo, se agrietan por todas partes. Primero, no es nada seguro que haya yacimientos de petróleo y gas en condiciones comerciales como algunos suponen. En segundo término, de existir, para poder explotar esos supuestos yacimientos habrá que esperar que pase el proceso exploratorio que, me dicen personas entendidas, no dura menos de ocho años. ¡Imagínense, ocho largos años! De aquí a entonces los hidrocarburos como energía vendrán en picada descendente.

¿Quién es el funcionario, quién es el “lazarillo” de quién se trataba?

Ahora se sabe quién es el exfuncionario que firmó un contrato con la empresa petrolera “Black Hills”: se trata del exministro Roberto Dobles. Al parecer el contrato fue firmado después de haberse desempeñado como ministro de ambiente; los hechos ocurrieron de la siguiente manera: la empresa recibió el aval del ministerio de ambiente en el año 2.000, durante la administración de Miguel A. Rodríguez, para explorar petróleo en seis bloques terrestres en la zona norte de Costa Rica. No obstante, la compañía nunca completó los estudios de impacto ambiental en SETENA, por ello, “Black Hill” no consiguió el aval de la SETENA. En 2018 el MINAE archivó la adjudicación.

El exministro Dobles entra a jugar en esta trama para “asesorar” a la empresa a cambio de recibir jugosas regalías, pues de acuerdo con el convenio firmado entre las partes, la empresa debía pagar al exfuncionario público por su asesoría, entre 2,5% y 3% de las utilidades anuales generadas de la eventual extracción de petróleo y gas natural, durante todo el período de explotación (Cfr. Diego Bosque y Oscar Collado, periodistas de La Nación. “Exministro Dobles demanda a petrolera en Denver, Colorado.” LN.24.1.2024. p.9)

Según el mismo contrato, como lo reseñan los periodistas, la empresa debió pagar a Dobles la bicoca nada despreciable de $236.000 (dólares americanos), o sea 124 millones de colones al tipo de cambio actual. La cuestión aquí radica como siempre, según declaraciones del exministro de Ambiente del gobierno de Luis Guillermo Solís, Edgar Gutiérrez Espeleta, en que se habría producido lo que se conoce en la jerga de ese mundo de los negocios como “puertas giratorias”. Quiere decir que, las autoridades que un día laboran “regulando” una actividad económica, después de dejar el puesto público, aparecen firmando contratos millonarios con las mismas empresas que antes supervisaban. (Cfr. Ibidem.) Podría haber aquí como también expresó Fabián Pacheco, un delito consistente en un conflicto de interés por parte del exfuncionario. Juzguen ustedes.

¡Qué deleznable comportamiento!