Rafael Ángel Pérez Córdoba – Momentos que dejaron huella…

Relator. Prof. Manuel Avendaño Chinchilla

Redactor. Msc. Raúl Lopez Gilles
Atleta, entrenador e Investigador Deportivo

No podía creerlo …nos dice el Prof. Avendaño

Recién iniciábamos 1970 cuando recibimos una invitación para que nuestro gran fondista Rafael Ángel Pérez Córdoba compitiera en la media maratón de San Sebastián del Táchira, Venezuela.

Dado que recién iniciaban con la organización de este evento logramos gestionar los pasajes ante el Consejo de Deportes, del cual el servidor era miembro, y se logró su aprobación, por supuesto con algunas restricciones.

Emprendimos el viaje a finales de enero en una ruta barata pero larga dada las limitaciones económicas que teníamos. La ruta fue San José, Bogotá y arribando en Cúcuta fronterizo con Venezuela. En Cúcuta tomamos un taxi que tardó unas dos horas en llegar a San Sebastián.

Dado que el evento era bastante nuevo tuvimos una muy amistosa acogida por parte de los hermanos tachirenses tomando en cuenta las expectativas que se había creado alrededor del evento, dado que también estaba invitado Víctor Mora, gran rival deportivo de Pérez y que ya habían tenido sus encuentros y Mora había salido vencedor.

Por fin llegó del día de la carrera y desde la salida por supuesto Pérez y Mora tomaron la delantera ya que a Mora por su sentido de competitividad iba al frente y Pérez con su estilo elegante no se le quedaba atrás.

A pesar de los años que han pasado, todavía tengo en mi retina cuando a la mitad de la carrera se avecinaba una cuesta descendiente muy pronunciada y Rafael Ángel aprovechando el desnivel logró empezar a distanciarse de Víctor que no era muy hábil en el descenso.

Después de unos 200 metros de descenso la carrera llegó nuevamente al plano con sus altos y bajos leves, pero Rafael Ángel poco a poco logró ir distanciándose cada vez más hasta lograr tomar una ventaja de unos 100 metros.

Con cada metro que avanzaba Pérez yo veía el triunfo en sus pies y su corazón y por supuesto la alegría que le traería a un pueblo que siempre estuvo atento a reconocer sus resultados.

Faltando unos 200 metros para ingresar al estadio de beisbol en donde iba a concluir el evento, los que íbamos adelante divisamos la entrada al parque que iba a ser por el lado opuesto a las graderías. Es decir, los corredores tenían que entrar por esa puerta y correr toda la cancha hasta llegar al home, en donde pusieron la cinta de llegada. Todo eso con el afán de aprovechar las graderías para acomodar al público, que por cierto estaban abarrotadas.

Adelante del carro de los entrenadores y dirigentes iba el vehículo de la emisora que estaba transmitiendo el evento y cuando quiso entrar al estadio por esa puerta, no pudo pasar porque era ancho y sus guardabarros se atoraron en el portón.

Al ver esa situación tan lamentable y personalmente viendo que ya Pérez se acercaba hicimos todo lo posible para arreglar la situación, pero fue imposible mover la Van. No podía creer lo que estaba sucediendo.

Ante la frustración Rafael Ángel llegó y en nuestra desesperación agarramos a patadas la Van pero estaba estacionada, no se podía mover. Por supuesto ya Víctor Mora, con el dolor en nuestro corazón, se acercaba peligrosamente y lamentaba todo el esfuerzo hecho para que se perdiera por un vehículo.

Le faltaban a Mora unos 5 metros para igualar a Pérez, cuando vimos con gran emoción como Rafael Ángel se sumergía debajo de la Van y gateando salió adentro del estadio e inició un sprint final de campeón porque Mora lo había emulado y venía pisándole los talones.

Pude disfrutar de esa final tan emocionante un poco a la distancia porque una vez que pasó Mora la Van pudo ingresar con sus raspones y logré ver a nuestro compatriota cruzar la meta con gran orgullo, ya que superaba a uno de los mejores atletas latinoamericanos como lo fue Víctor Mora y con este triunfo lograba ponerse en el panorama internacional como uno de los grandes prospectos.

A raíz de esta participación, de allí en adelante se estableció una rivalidad deportiva muy sana entre nuestro campeón Rafael Ángel Pérez Córdoba y Víctor Mora que después podemos comentarla.

Esta experiencia tan especial nunca la podré borrar por la cantidad de sentimientos que afloraron en ese momento y era una de las primeras vivencias internacionales que tenía que dejaron huella.