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Etiqueta: Benemérito de la patria

Realicemos el Funeral de Estado que le debemos al Presidente y Benemérito de la Patria, Juan Rafael Mora Porras y las Honras fúnebre de Honor a los Generales Ignacio Arancibia y José María Cañas

Vladimir de la Cruz
Secretario de la Academia Morista Costarricense

Un día como hoy, 30 de setiembre, hace 164 años se escribió “la página más triste y sangriente de la historia de Costa Rica”, como lo expresara el gran historiador Rafael Obregón Loría, quien tuvo a su cargo, con motivo de la celebración del centenario de la derrota de los filibusteros norteamericanos en Costa Rica y en Centroamérica, el escribir el mejor libro y relato de aquella epopeya nacional y centroamericana, “La Campaña del Tránsito, 1856-1857” y ”Costa Rica y la guerra contra los filibusteros”, títulos con que se ha publicado su investigación histórica.

“La página más triste y sangriente de la historia de Costa Rica”, haciendo relación al crimen de Estado que se cometió aquel 30 de setiembre, de 1860, cuando se acabó con la vida del Prócer, del Benemérito de la Patria, del gran Capitán General, del Libertador de Costa Rica y Nicaragua, ante las amenazas de extender e imponer la esclavitud en nuestros países, como parte de las intenciones de William Walker, de apropiarse de los territorios centroamericanos, incorporarlos a la Unión Americana, acabar con la Independencia y Soberanía de nuestros países, y acabar con la Libertad convirtiéndonos en pueblos esclavos, de conformidad a los intereses sureños de los Estados Unidos.

Dos días después del fusilamiento de Juan Rafael Mora, el 2 de octubre, también acabaron con la vida del General José María Cañas Escamilla, por una orden del Consejo de Gobierno, habida cuenta que un Tribunal Militar, como falsamente se montó contra el Presidente Mora, no hubiera tomado una decisión de ese tipo, además de que se había tomado un acuerdo, con el Presidente Mora, de acabar con su vida, respetando la de sus compañeros, que habían venido con él desde El Salvador con el propósito de retomar el poder, que le había sido arrebato el 14 de agosto de 1859, por un golpe de Estado.

El tres veces Presidente de Costa Rica fue derrocado, de su tercer gobierno, por quien le sucedió a la presidencia, José María Montealegre, quien había estado casado con una hermana del Presidente Mora, por los militares, que se habían distinguido en la Campaña contra los filibusteros, el Mayor Máximo Blanco y el Coronel Lorenzo Salazar, a quienes Montealegre había ascendido a Generales, y quienes formaron parte del Tribunal Militar que acordó su ejecución.

El Presidente Mora había tomado la decisión de regresar al país de su exilio en El Salvador a retomar el poder arrebatado. El 17 de setiembre de 1860 llegó a Puntarenas. Traicionado, que fue, y por una falsa información que había recibido, fue derrotado en la llamada Batalla de la Angostura por fuerzas leales al gobierno de José María Montealegre Fernández. Terminó siendo capturado y sometido a un juicio militar sumario, condenándosele a la muerte. Su muerte, informó el Ministro de Relaciones Exteriores, Francisco María Iglesias Llorente, al Presidente José María Montealegre, “fue con dignidad y valor”.

En la negociación de su fusilamiento se había eximido de igual desenlace al General José María Cañas.

Junto al Presidente Mora fue fusilado el General Ignacio Arancibia, de origen chileno, distinguido militar que también había participado en la Guerra Nacional contra los filibusteros y acompañaba al Presidente Mora.

El acto traidor e infame del fusilamiento se llevó a cabo el 30 de setiembre de 1860, a las 3 de la tarde, en el sitio conocido como Los Jobos, en Puntarenas. Allí mismo, luego fusilaron el General Cañas.

El Consejo Militar, que actuó como Consejo de Guerra, y Consejo de Asesinos uniformados, que lo fusilaron tres horas después de su entrega, estuvo integrado por el General Máximo Blanco, el General Florentino Alfaro, el Coronel Pedro García, Francisco Montealegre Fernández, que era el Primer Designado a la Presidencia de la República y el Ministro de Relaciones Exteriores, Francisco María Iglesias.

El trato que le dieron a los cuerpos fusilados del Presidente y del General Arancibia fue de desprecio total. Los dejaron expuestos, a la intemperie, con el ánimo de que las aguas del estero se los llevaran, y los animales hicieran de las suyas.

Gracias a un grupo de entrañables amigos, y parientes, del Presidente, entre ellos los Cónsules de Gran Bretaña y de Francia, los señores Richard Farrer y Jean Jacques Bonnefil, junto con los yernos de Bonnefil, Santiago Constantine y Julio Rosat, y el Capitán Francisco Roger, se impidió que los cuerpos acabaran en el estero.

Una vez que recuperaron los cuerpos procedieron a enterrarlos en el cementerio del estero, en una fosa cavada por ellos mismos, donde depositaron también el cuerpo de General José María Cañas, y resguardada por los siguientes seis años.

El 20 de mayo de 1866 el Cónsul francés Jean Jacques Bonnefil, con cuatro personas, marineros, Carlos Leonara, Enrique Ligoneff, Francisco Hervé y Guillermo Noubée, exhumaron los cadáveres, los recogieron y mantuvieron durante un breve período de tiempo en la residencia del Cónsul, en Puntarenas, de donde los trasladaron después a San José, a la residencia del Cónsul, que estaba frente al Hospital San Juan de Dios.

En su casa se guardaron los restos de los Héroes hasta que el 13 de mayo de 1885 fueron depositados en el Cementerio General de la ciudad de San José, sin que se hubiera hecho nunca, a partir de esta fecha, ningún ceremonial oficial de Entierro de Estado, de Funeral de Estado, al Presidente de la República, Benemérito y Héroe de la Campaña Nacional de 1856 y 1857

La sociedad costarricense, el mundo político nacional, tiene una gran deuda histórica con el Benemérito de la Patria, con el Héroe y Libertador Nacional, con el gran conductor, gran estratega y táctico, de la Guerra Nacional contra los filibusteros norteamericanos, en 1856 -1857, el tres veces Presidente de la República, el Capitán General Juan Rafael Mora Porras. Es hora de saldar esa deuda.

Está pendiente desde aquel Asesinato de Estado es un gran acto nacional, que debe realizarse con un Gran Funeral de Estado, donde se cumpla, con el reconocimiento oficial, a la figura del Presidente Juan Rafael Mora Porras, y que se realice con toda la pompa, ceremonia y desfile que merezca, y donde resultado de este Funeral de Estado, se celebren las Honras Fúnebres Oficiales, y se reivindique, de esa manera, su memoria depositándolo oficialmente en su sepultura, en el Cementerio General, o en el Mausoleo, que con ese motivo se podría erigir de manera distinguida en el mismo Cementerio.

El Funeral de Estado comprende el acto, en este caso, el acto de exhumación, de exequias o del cortejo fúnebre que debe realizarse acompañando los restos, los actos oficiales que se realicen en su Memoria en la Asamblea Legislativa, bajo capilla ardiente, u otros sitios que se dispongan a este efecto, incluyendo un acto ceremonial religioso, católico, que también se le podría tributar, por razones de su credo y de la tradición de mediados del siglo XIX, y el de nuevo depósito de sus restos en el Cementerio General.

La exhumación de los restos del Presidente Juan Rafael Mora, a los efectos del Funeral de Estado, deben sacarse del Cementerio General en un acto absolutamente privado, y llevado al sitio donde se le rendirá el Funeral de Estado.

El Funeral de Estado es la ceremonia pública que en Honor de la figura política del Presidente Juan Rafael Mora Porras debe realizarse.

Un Funeral de Estado no es un funeral religioso. Con el Funeral de Estado se decretan por lo menos tres días de Duelo Nacional, con el Pabellón Nacional y la Bandera Nacional a media asta, en todos los edificios e instituciones de la administración pública, de las Escuelas y Colegios, en que se exhiban banderas en el exterior. A esas banderas no se les deben poner crespones o lazos negros

Las fuerzas de escolta que acompañen el féretro deben ir a pie, no a caballo, de manera que nadie esté por encima del féretro.

En el Funeral de Estado que se organice para el Presidente Juan Rafael Mora Porras se puede contemplar la realización de una Vela Pública, de uno a tres días, con Guardia de Honor, de la Fuerza Pública y de civiles que quieran participar de ella, donde los costarricenses, escolares, estudiantes, ciudadanos, sean invitados, a acompañar los restos del Héroe, antes del ceremonial oficial y de su entierro definitivo, resultado de este Funeral de Estado.

La Guardia de Honor, debe estar en absoluto silencio, durante unos minutos alrededor del féretro. Su silencio es para manifestar el respeto y el afecto hacia la persona a la que se le está rindiendo el Homenaje. La Guardia de Honor se hace por turnos de varias personas, dos, cuatro o seis.

La Vela Pública es para que el Pueblo de manera directa pueda despedirse del Presidente Juan Rafael Mora Porras, el Presidente más amado, más querido, más admirado de la Historia Patria.

Un Funeral de Estado, para el Presidente Juan Rafael Mora Porras, servirá no solo para reivindicar el acto de su muerte, sino para fortalecer su Memoria, el culto y el respeto al Héroe, para fortalecer la identidad nacional en lo que el Presidente Mora evoca y significa, para enriquecer la conciencia histórica, pero sobre todo para hacer Justicia Histórica con el Héroe Nacional, que no tuvo su Funeral de Estado, su Funeral Oficial, con el que estamos en deuda nacional, quien le aseguró la Soberanía y la Independencia nacional al País, a la Patria, al Pueblo costarricense y centroamericano.

Este Funeral de Estado no será de despedida, es de bienvenida y de inserción oficial a la Memoria Histórica nacional.

El féretro del Presidente debe cubrirse con el Pabellón Nacional, para indicar en este caso, además, que el Estado se hace responsable de lo que ocasionó su muerte.

El Funeral de Estado es el máximo respeto a su memoria, el que no se le tuvo en el acto vil de su fusilamiento.

De igual modo, para esta ocasión del Funeral de Estado, debe tenerse presente la obra musical el “Duelo de la Patria”, un Himno que evoca la tristeza, la pena y el dolor nacional, de todo el pueblo, del Maestro Rafael Chávez Torres, discípulo de Manuel María Gutiérrez, y sucesor de él en la Dirección de Bandas Militares, Himno que por primera vez se entonó en el Funeral del Presidente Tomás Guardia Gutiérrez, quien también se había distinguido en la Campaña Nacional, bajo las órdenes del General José María Cañas Escamilla.

El fusilamiento de los Héroes de 1856 y 1857, especialmente el del General Cañas, fue el acto que impulsó al Presidente Tomás Guardia Gutiérrez a abolir la pena de muerte en el país.

Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, el Reformista, el Revolucionario, el Benemérito de la Patria, el Hombre y Jefe de la Iglesia de su tiempo, ante el 72 aniversario de su fallecimiento

Vladimir de la Cruz

Mañana, 8 de junio, Mons. Víctor Manuel Sanabria Martínez, quien se desempeñó como el II Arzobispo de San José, durante los años 1940-1952, se cumple el 72 aniversario de su fallecimiento, a la edad de 54 años. Con este motivo la Iglesia Católica, especialmente la Diócesis de Cartago, esta semana ha conmemorado el fallecimiento de Monseñor Sanabria con actividades. El miércoles pasado, en el Auditorio del Centro Pastoral Monseñor Sanabria, hubo un conversatorio con historiadores cartagineses y hoy viernes con actividades religiosas en el Templo parroquial, con un desfile a las 10 a.m. que se hará hacia la Ermita donde yacen los restos de Monseñor Sanabria. El conversatorio giró destacando su figura de religioso, pero también del Gran Arzobispo que fue cuando el país necesitó un guía espiritual acompañando el acuerdo político de la Reforma Social de 1943 impulsada por el Gobierno de Rafael Ángel Calderón Guardia y el partido Comunista dirigido por Manuel Mora Valverde, estos tres grandes costarricenses declarados Beneméritos de la Patria.

Fue el Obispo que le tocó enfrentar los años convulsos de la II Guerra Mundial, 1939-1945, del inicio violento de la llamada Guerra Fría, a partir de 1945; de los gobiernos reformistas del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, 1940-1944, del Lic. Teodoro Picado, 1944-1948, de los sucesos de las elecciones presidenciales de Otilio Ulate Blanco, anuladas en febrero de 1948 lo que dio origen a la Guerra Civil de marzo-abril, de 1948, al Gobierno de Facto fundador de la llamada Segunda República, encabezado por José Figueres, 1948-1949, y de los primeros años del gobierno de Otilio Ulate Blanco-1949-1952, cuando falleció.

Su carrera eclesiástica fue notable y exitosa. Inició sus estudios sacerdotales en 1915, que lo llevaron al subdiaconado en 1919, siendo escogido en ese momento por el Obispo, Mons. Juan Gaspar Stork para enviarlo a estudiar Derecho Canónico a Roma, Italia, donde se graduó con un Doctorado en Derecho Canónico y en 1921, fue ordenado sacerdote. También, durante su estancia en Italia, estudió Filosofía, en la Academia Santo Tomás.

En su retorno a Costa Rica inició su labor pastoral en la Parroquia de Cartago, en 1922, como Coadjutor de la Parroquia y profesor de religión del Colegio San Luis Gonzaga. Fue párroco de San Ignacio de Acosta en 1923 y Capellán del Colegio de Sion en 1925. Desde 1924 había sido incorporado al gobierno de la Arquidiócesis de San José, bajo el Obispado de Mons. Otón Castro Jiménez, del cual fue su Secretario. En 1926 fue nombrado Vicario General y Canónigo Teologal.

Al fallecer el primer Obispo de Alajuela, en 1937, Mons. Antonio del Carmen Monestel, el Papa Pío XI, le nombró su sucesor, a partir del 12 de marzo de 1938, siendo Obispo de Alajuela hasta el 7 de marzo de 1940, cuando Pío XII, lo nombró como el Segundo Arzobispo de San José, a partir de esta fecha, asumiendo sus arzobispado unos días antes de que el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia asumiera la Presidencia de la República, el 8 de mayo de 1940.

Durante estas dos décadas, desde su ordenación sacerdotal hasta la asunción al arzobispado nacional, le tocó vivir cambios históricos importantes, como fueron el triunfo de la Revolución Rusa, en 1917, el fin de la I Guerra Mundial, el surgimiento de la Unión Soviética, en 1922, los procesos revolucionarios que en Europa, al calor de lo que sucedía en Rusia, intentaron desarrollar procesos políticos insurreccionales semejantes. El surgimiento de la Organización Internacional del Trabajo, el nacimiento y muerte de la Liga de las Naciones, 1919-1939, el surgimiento del fascismo en Italia, desde inicios de la década de 1920 y del nacionalsocialismo en Alemania, desde inicios de la década de 1930, y durante esta década de los sucesos de la Segunda República Española, 1931-1939, fracturada con la guerra civil española desde 1936-1939, con su derrota y el ascenso al poder dictatorial de Francisco Franco a partir de 1939, aliado de Hitler y de Mussolini, en los eventos de la II Guerra Mundial, así como el nacimiento y primeros pasos de las Naciones Unidas, 1945-1952.

En el campo de la Iglesia Católica hubo respuestas a los movimientos sociales y las luchas sindicalistas, anarquistas, socialistas y comunistas, de finales del siglo XIX y principios de siglo XX, que se expresaron en la Encíclica Rerum Novarum, 1891, cuando todavía no había triunfado ninguna revolución socialista o comunista y, a los nuevos eventos que arrancan con la Revolución Rusa, cuando se impulsa el Código Social de Malinas, publicado en 1927, que el Cardenal Desiré Joseph Mercier, divulgaba y debatía desde 1921 en sus fundamentos, antes de su publicación, que Monseñor Sanabria apreció desde sus orígenes, como también influyó este Código en el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, que en esos días estudiaba en la Universidad Católica de Lovaina, y esta tradición social cristiana, y en la Universidad Libre de Bruselas. Igualmente fue la promulgación de la Encíclica Quadragesimo Anno, de 1931, que fue la respuesta eclesiástica a la existencia de la URSS y del desarrollo de los partidos comunistas, al calor de la III Internacional, que impulsó Lenin.

En lo interno, en Costa Rica, le tocó nacer y vivir la última etapa de la llamada República Liberal, que había surgido en 1870, con el General y Presidente Tomás Guardia Gutiérrez, la cual se prolongaba hasta 1940; al impacto de las Reformas Liberales de la década de 1880, República ya cuestionada por una nueva intelectualidad que surgía a partir de 1890, y por el surgimiento de movimientos obreros, sociales y políticos en el país, destacando las organizaciones sindicales, el movimiento socialista del Dr. Aniceto Montero, 1919-1923, identificado con la Revolución Rusa y con Lenin, el Partido Reformista, en 1923, identificado con los principios social cristianos de la Rerum Novarum, y el partido comunista de Costa Rica, en 1931, también identificado con la Revolución Rusa.

Los efectos de las reformas liberales habían sido, entre otros aspectos, la separación de la Iglesia del Estado en materia educativa y otras restricciones que se impusieron a la Iglesia.

En ese contexto Monseñor Sanabria se identificó, hasta iniciado el gobierno del Dr. Calderón Guardia, con las tesis conservadoras y anticomunistas de la Iglesia Católica, y las tesis conservadoras y similares del gobierno de León Cortés Castro, 1936-1940. Para él, ser comunista era casi un estado pecaminoso.

El Partido Comunista había tenido un desarrollo importante, en la década de 1930, con la huelga bananera de 1934, de otras luchas similares y el desarrollo de su influencia en el sector agrario del Valle Central, que lo llevó a convertirse en la segunda fuerza política y electoral para las elecciones de 1940.

El partido Republicano y el gobierno de León Cortés habían negociado el apoyo de la Iglesia a su candidato electoral, el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, a condición de la derogatoria de las leyes liberales lo que el presidente electo, inmediatamente cumplió, en esos primeros meses de gobierno de 1940.

Frente a la alianza del gobierno con la Iglesia, con motivo de la derogatoria de las leyes liberales, se intentó una coalición de dichas fuerzas, encabezadas por el expresidente Ricardo Jiménez Oreamuno, que convocó a masones, liberales independientes, a los comunistas y a los seguidores del Dr. Francisco Vargas Vargas, del Partido Confraternidad Guanacasteca, alianza que no pudo concretarse, presentándose a las elecciones de 1939-1940, el partido Republicano Nacional, con el Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, el Partido Comunista que participaba por medio del Bloque de Obreros y Campesinos y el Dr. Francisco Vargas Vargas, del Partido Confraternidad Guanacasteca, ganando el Dr. Calderón Guardia con un 84.5% de votación siguiéndole los comunistas con un 9.8%, y con un 5.7% el Dr. Vargas Vargas.

Los discursos e intervenciones públicas del Obispo Sanabria, en esos días, se enmarcaban fuertemente contra el Partido Comunista, contra su naturaleza política y filosófica, pintándolo como un partido ajeno a la historia y la tradición nacional.

Efraín Jiménez Guerrero y Manuel Mora, ambos comunistas, y Rafael Ángel Calderón habían sido electos, simultáneamente, como diputados al Congreso de la República en 1934, manteniéndose electos continuamente en 1938, período que les permitió desarrollar una amistad política y personal profunda, fortalecida a partir de 1943 con la alianza que llegan a establecer.

El Surgimiento de la II Guerra Mundial, a partir de 1939 impactó violentamente la economía nacional, especialmente en sus exportaciones agrícolas, provocando una crisis aguda en la economía nacional.

Las luchas sociales se habían intensificado. El Partido Comunista controlaba el movimiento sindical urbano y agrario. La Unión General de Trabajadores, surgida en 1928, que fue la base social del nacimiento del Partido Comunista, fue disuelta por este partido en 1938, en la Unión Nacional Campesina y el Comité Sindical de Enlace, para dirigir mejor sus acciones sindicales y de lucha. Durante esos años, hasta 1942, hubo movilizaciones populares impulsadas por el Partido Comunista para enfrentar la crisis de la guerra.

El ataque de los japoneses, aliados de Hitler, a las bases militares de Estados Unidos en Pearl Harbor, en Hawái, provocó que el gobierno de Calderón Guardia en diciembre de 1941, solidarizándose con Estados Unidos, le declarara la guerra al Eje nazi fascista, rompiendo relaciones diplomáticas con Alemania, Italia y Japón, tomando medidas severas de control de estas poblaciones en el país, incluso con campos de concentración, lo que lo separa de las fuerzas políticas que se identificaban con León Cortés y sus intereses económicos.

Por su parte, los comunistas, a escala internacional, a partir del VII Congreso de la Internacional Comunista, celebrado en Moscú en 1935, frente al avance del nazi fascismo en Europa, impulsaban la política de Frentes Populares, de coaliciones políticas en defensa de la democracia que era amenazada por el fascismo internacional. El intento de la coalición liberal contra Calderón Guardia en 1939 calzó en esa perspectiva.

La crisis agudizada, de ese momento, creó las condiciones para que se aliaran los comunistas y el gobierno de Calderón Guardia, con apoyo de la Iglesia Católica, encabezada por Monseñor Sanabria, bajo el impulso de lo que se ha conocido como la Reforma Social, la aprobación del Capítulo de Garantías Sociales que se llevó a la Constitución de 1871, en ese momento vigente, y la aprobación del Código de Trabajo de 1943.

Esos días, entre las preocupaciones de Monseñor Sanabria estaba el importante papel que tenía el Partido Comunista en los sectores sociales, obreros y campesinos, en sus organizaciones, y en cómo enfrentarlo, combatirlo o neutralizarlo. En esa dirección apuntó a formar dos sacerdotes, ambos hermanos, inteligentes y talentosos, para que estudiaran y se formaran en el campo de las ciencias sociales, la sociología, con la intención de desarrollar una organización sindical propia, de la Iglesia, y de influir en la organización agraria, con el impulso de cooperativas. Así, envió a Benjamín y a Santiago Núñez Vargas, para que se prepararan en el sindicalismo y el cooperativismo. Había que romper el monopolio sindical que tenían los comunistas.

La crisis política del gobierno y la cercanía con los comunistas le abría esa oportunidad de negociación, para dar apoyo a esa alianza. Se iniciaron las negociaciones.

El gobierno necesitaba estabilidad política y apoyo popular, que lo había perdido. En la inauguración del Estadio Nacional, el 31 de agosto de 1941, el presidente fue chiflado, en el juego entre los equipos Liga Deportiva Alajuelense y la Sociedad Gimnástica Española.

El Partido Comunista le ofrecía ese apoyo popular y parlamentario, que urgía al gobierno. La Iglesia condicionó su apoyo para participar con los comunistas. Lo primero, entre varias, cosas, que el partido comunista cambiara de nombre. Cambió de nombre: surgió Vanguardia Popular. Que el partido comunista no se opusiera a la formación de una nueva central sindical. Los comunistas en 1942 habían fusionado sus organizaciones laborales en el Comité Nacional Sindical de Enlace, que para 1943 se llamaba Confederación de Trabajadores de Costa Rica, CTCR, que tenía dos representantes en la Junta Directiva de la CCSS, Rodolfo Guzmán y Enrique Benavides. Los comunistas no se opusieron a esa nueva central sindical, que dirigió el sacerdote Benjamín Núñez, la Confederación Costarricense de Trabajadores Rerum Novarum, CCTCR, y le cedieron el campo de Enrique Benavides en la CCSS, petición también de Sanabria. Igualmente, pedía Sanabria, que los comunistas reconocieran que las reformas sociales tenían inspiración social cristiana lo que también aceptaron.

Los comunistas no exigieron ni pidieron miembros en el Gabinete de Calderón Guardia. Pidieron la aceptación pública de parte de la Iglesia de que los católicos podían militar en su partido, lo que combatía Sanabria. Monseñor, inteligentemente, declaró públicamente que los católicos podían ingresar a la nueva organización, Vanguardia Popular, “sin cargo de conciencia alguna”; es decir sin que fuera pecado.

Electoralmente, este pacto por la Reforma Social se materializó en la coalición electoral, llamada Bloque de la Victoria, que llevó al gobierno al Lic. Teodoro Picado Michalski, para el período 1944-1948, dándole continuidad y fortaleza a la Reforma Social, cuyo origen electoral cuestionado por la oposición, condujo a un período de mucha agitación política y a los sucesos finales de su gobierno, con la nulidad de las elecciones de Otilio Ulate Blanco en 1948, justificando el levantamiento militar de José Figueres, en defensa de ese resultado electoral, a cuyo triunfo se le impuso a Otilio Ulate, quedándose dos años en el gobierno, denominado Junta Fundadora de la Segunda República, desde el 8 de mayo de 1948 hasta el 7 de noviembre de 1949, cuando la Presidencia se le entregó a Otilio Ulate.

Durante estos años, 1943-1949, Monseñor Sanabria se mantuvo fiel a la alianza de 1943 con los comunistas y con los gobiernos de Calderón y Picado. La Junta hizo lo posible, presionando en Roma, para su destitución, lo que paró Otilio Ulate. En un momento, durante el gobierno de la Junta, Monseñor se le enfrentó con valor, manifestando que mientras él fuera “el Jefe de la Iglesia en Costa Rica, ella no estará al servicio de los poderosos sino al servicio de los pobres”, sabiendo colocarse a la altura de su tiempo.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Don Arnoldo Herrera, Benemérito de la Patria

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

Cuando hace 33 años, junto a la destacada intelectual Yadira Calvo, formábamos parte del jurado para el Premio Nacional de Cultura Magón, coincidimos en proponer a don Arnoldo Herrera para tan alto reconocimiento, en medio de situaciones que hoy estamos recordando, como instantánea y emotiva reacción a las noticias que nos llegan de la Asamblea Legislativa.

Era casi un atrevimiento, pues al jurado en pleno, que se reunía en el Teatro Nacional por gentileza de la muy querida Graciela Moreno, parecía que la idea no era acogida con entusiasmo. Los distinguidos colegas, compartían sentimientos, de los que habíamos sido advertidos, no favorecían al maestro. Por aquellos días, en general, a sus detractores, les disgustaba su manera poco ortodoxa de orientar la enseñanza, en el Conservatorio Castella, que él había fundado en 1953. Y es que, para entonces, los modelos pedagógicos oficiales, eran tan rígidos, que a quien pretendiera alzar vuelo, saliéndose del esquema imperante, simplemente le cortaban las alas. Y no había muchos “Juan Salvador Gaviota”, dispuestos a hacerlo. Por ello, que un profesor se saliera de las normas, rigurosas, academicistas, en que, por ejemplo, «la conducta» era calificada cada dos meses con una nota que te podría hacer perder el año, era inconcebible que, en el Castella, siendo un centro de enseñanza público, «ni siquiera hubiera una campana, que marcara el inicio y final de las clases», decían. Que don Arnoldo, «propiciaba el libertinaje entre sus estudiantes, que los estaba indisciplinando», agregaban. Que «eso debía ser corregido y ojalá, sancionado».

Y es que, para los que no conocían, ¡ni les interesaba!, el revolucionario modelo pedagógico desarrollado por don Arnoldo, junto a sus cómplices estudiantes, tal irrespeto a la autoridad del Ministerio de Educación Pública, “no debería permitirse”.

Resulta que, lo que sus incómodas autoridades no comprendían, era esa insistencia de   vincular las ciencias, las letras y las artes, en los programas de estudio del Conservatorio, con objetivos que el profesor Herrera, “cual, si estuviera en una isla”, quería que sus especiales estudiantes alcanzaran.

Mientras tanto, los jóvenes que estudiábamos en otras casas de enseñanza estatales, las lecciones de música se limitaban a cantar en grupo, un par de canciones españolas, y nada más, mientras en las clases de arte, no pasábamos de dibujar garabatos, que luego pintábamos torpemente, para después pasar a las clases de educación física, donde se nos enseñaba a marchar como soldados, dirigidos por un maestro, con vestido entero negro y corbata del mismo color. Sistema educativo que era salvado por las excelentes maestras y profesores, que cumplían con sus vocaciones responsablemente, en el aula en que aprovechábamos la mayor parte del tiempo.

En el Castella ¡la cosa era muy diferente!, pues bajo el liderazgo inteligente y amable de don Arnoldo, además de cumplir con más libertad con los deberes académicos, se formaban artistas en diversas disciplinas, como el canto, la ejecución de instrumentos musicales, el teatro, la escultura, la pintura, el teatro y la danza, complementados con el respeto a los más caros valores humanos y una gran dosis de imaginación.

Así que amigos, por lo resumido, Yadira y este servidor, además de «confabular» con Gracielita, pensábamos en cómo lograr sumar los votos de los distinguidos colegas del jurado, que, sabíamos, estaban salpicados, al menos, de ese sentimiento adverso al maestro. Y lo logramos, gracias a un diálogo franco y profusamente documentado de nuestra parte, por lo que una mañana muy cercana a la entrega del veredicto, se acordó otorgar el Premio Magón, al que, en un momento parecía destinado a nunca poder recibirlo. Para ello, se valoró, entre otros, su trayectoria ejemplar, como director de la Orquesta Sinfónica Nacional, así como en la gestión y promoción del canto lírico costarricense, que se le reconoce como forjador de la ópera nacional, todo complementado con la extraordinaria capacidad como docente y costarricense ejemplar.

Creemos que no ha habido una mayor muestra de cariño hacia el galardonado con el Premio Magón, como la que vivimos en el Teatro Melico Salazar, esa noche de 1991, en que, junto a otros premiados, recibiera su galardón. Visiblemente emocionado, en ese memorable acontecimiento, reafirmó su compromiso, de continuar defendiendo su pensamiento sobre la educación no formal, sobre la desdeñada cultura popular, y reiteró su ya demostrada de sobra, entrega total al pueblo costarricense.

Finalmente, comentábamos entre varios amigos, que después del Premio Nacional de Cultura Magón, merecía ser nombrado Benemérito de las Artes Patrias. Pero pasaban los años y parecía que no muchos diputados, por su juventud principalmente, estarían dispuestos a honrar a don Arnoldo Herrera González, con tan alta distinción. Pero, como tantas veces, otra vez nos equivocaríamos, y esta vez, para bien. Sorpresivamente, al escuchar la transmisión radial de la sesión del plenario legislativo, del martes 4 de junio de este 2024, nos llevamos la gratísima sorpresa, de que, con la excepción de un legislador oficialista, los señores diputados votando favorablemente, el proyecto que permitía nombrar a tan ilustre compatriota, fallecido hace 27 años, BENEMÉRITO DE LA PATRIA.

Presentación de la obra del creador y fundador del solidarismo costarricense

Personas universitarias y solidaristas presentaron al país la Proyección del Pensamiento y las Obras Selectas, del ilustre costarricense, abogado, pensador económico y social, fundador y padre del Solidarismo en Costa Rica, Alberto Martén Chavarría, declarado Benemérito de la Patria por la Asamblea Legislativa en el año 2009.

El 7 de noviembre del 2023 en el Auditorio Clodomiro Picado Twigth, de la Universidad Nacional en Heredia, se llevó a cabo una ceremonia en la que participaron autoridades universitarias, académicos, estudiantes, representantes de asociaciones solidaristas y dirigentes de organizaciones del solidarismo costarricense, de esta manera, compartir la presentación y entrega oficial de la obra editorial producida en conjunto por la Editorial de la Universidad Nacional-EUNA, la Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría, la Cátedra Solidarista Alberto Martén Chavarría de la Escuela de Planificación y Promoción Social–EPPS-UNA, la Rectoría UNA  y la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional-ASOUNA, en el marco del Ideario Costa Rica Bicentenaria-Diálogo Nacional.

En el 2023 las Asociaciones Solidaristas celebran 76 años de un movimiento que inició el licenciado Alberto Martén Chavarría, un 15 de setiembre de 1947, en donde planteó las primeras ideas de su plan de ahorro y capitalización, conocido como “Plan Martén” que trataba sobre un sistema de ahorro y educación, que procuraba formar personas cultas y solventes.

Este trabajo académico fue presentado al país en una fecha muy simbólica: Dia del Solidarismo Costarricense y el Dia Nacional de la Democracia, que busca, recordar la importancia de promover pautas de convivencia democrática y propiciar la reflexión sobre el coste histórico para llegar a un sistema democrático consolidado.

En mesa principal estuvieron presentes:  Marianela Rojas Garbanzo, rectora adjunta de la UNA, Ángel Ortega Ortega, director de la Escuela de Planificación y Promoción Social de la UNA, Iliana Araya Ramírez,(presidenta de la Editorial de la UNA, Álvaro Villalobos Garro, presidente de la Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría, Federico Martén Sancho, hijo de Don Alberto Martén, Efraín Mejía Vindas, editor, Adrián Zamora Quesada, presidente de la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional ASOUNA y Efraín Cavallini Acuña, coordinador Cátedra Solidarista Alberto Martén de la Escuela de Planificación y Promoción Social de la UNA).

“En esta investigación académica que dio como resultado el poder sistematizar el pensamiento, el actuar, las teorías, y propuestas conceptuales del fundador del Solidarismo Costarricense, adquieren gran utilidad en momentos de crisis como el que vivimos hoy en nuestro país y en el mundo, porque la crisis económica genera un sin número de interrogantes sobre las cuales se debe pensar el rumbo a seguir por la sociedad, para reconstruir una economía basada en una ética de sana y responsable convivencia para el bien común, donde la solidaridad es la señal que guíe para una mejor economía, que marque el rumbo para la construcción de un proyecto de alcances superiores que favorezca a todas y todos los ciudadanos”.
Máster Francisco González Alvarado
Rector UNA

Máster Francisco González Alvarado-Rector UNA.

El máster Francisco González Alvarado, Rector UNA, quien compartió su mensaje por medio de un audiovisual en virtud de estar fuera del país, destacó que el hecho de que el Solidarismo Costarricense se originó en el solidarismo académico europeo, y con base en el establecimiento de un mecanismo financiero sencillo y eficaz, su fundador Alberto Martén Chavarría, lo adaptó a la sociedad costarricense y con ello contribuye a resolver situaciones de conflicto entre patronos y trabajadores al final de la década de los años cuarenta del siglo anterior, promoviendo el ahorro, las buenas prácticas y relaciones y la igualdad mediante el progreso sobre la base del trabajo realizado: “ En la presente obra encontraremos las explicaciones sobre el desarrollo que ha tenido este movimiento de la economía social nacido en Costa Rica, en la cual se puntualiza la doctrina, los hechos, así como las nuevas ideas propuestas que avizoraban el crecimiento del Solidarismo Costarricense”.

El rector hizo referencia a que se rescata en este valioso documento, la forma como expuso y llevó a la práctica el señor Alberto Martén Chavarría el modelo del Solidarismo a partir de 1947, desde el cual siempre buscó la paz, la armonía, la cooperación, la estabilidad entre patronos y trabajadores, que genere beneficios justos para ambas partes y con ello propiciar la asociación ético-económica en las empresas y organizaciones, de tal manera, que los principios filosóficos del Solidarismo Costarricense pudieran extenderse a toda la población y eliminar la práctica de que solo las minorías sacarán provecho del esfuerzo del trabajador y el empresario. Asimismo, ratificó el apoyo de la Rectoría en este proyecto académico y agradeció a las instancias y personas que se unieron para poder producir y entregar esta obra con ocasión de la celebración de los 50 años de la Universidad Nacional.

“El contenido de la obra se proyecta para que ilumine y profundice un ambiente de cooperación y solidaridad en nuestra sociedad, que permita aumentar al máximo la productividad de las empresas bajo consignas de equidad y respeto a los derechos humanos y beneficio de los trabajadores y patronos”.
Dra. Marianela Rojas Garbanzo.
Rectora Adjunta UNA.

Dra. Marianela Rojas Garbanzo. Rectora Adjunta UNA.

La Dra. Marianela Rojas Garbanzo, rectora adjunta de la Universidad Nacional-UNA, expresó que el señor Alberto Martén ha sido un faro de inspiración para muchas personas en nuestro país, un referente que ha dejado huella en cada rincón del movimiento solidarista costarricense y sus contribuciones han dejado una huella imborrable en la historia de nuestro país: “ Su legado ha florecido en Costa Rica, su visión de una sociedad basada en la solidaridad y la justicia social han marcado un hito en el desarrollo de nuestro país, transformando no solo el entorno laboral sino también la manera en que concebimos nuestras responsabilidades mutuas como ciudadanos. Don Alberto fue un arquitecto social, enseñó a construir puentes entre empleadores y trabajadores, promoviendo un diálogo constructivo y forjando un espíritu de colaboración que ha trascendido las fronteras del ámbito laboral para convertirse en un pilar fundamental de nuestra sociedad”.

Don Alberto Martén, demostró que la verdadera grandeza reside en la capacidad de unir, de construir puentes en lugar de barreras, de buscar soluciones que beneficien a todos. Su labor incansable ha inspirado a generaciones a seguir sus pasos y a contribuir al bienestar común, señaló la Rectora Adjunta de la UNA, quien agregó que, con el propósito de difundir la visión, misión, principios y los valores del Solidarismo Costarricense, la Rectoría de la Universidad Nacional ha contribuido, para que las propuestas del señor Alberto Martén Chavarría sean compartidas por medio del presente escrito.

“Esta Obra ofrece por primera vez al país, el resultado de la producción intelectual del Lic. Alberto Martén Chavarría, junto a la influencia de su pensamiento y la visión integral orientada a consolidar y modificar una propuesta de modelo económico y social en Costa Rica.
Dra. Iliana Araya Ramírez, presidenta EUNA

En su mensaje la Dra. Iliana Araya Ramírez, presidenta de la Editorial de la UNA, todas las presentaciones de libros de este año son conmemorativas del 50 aniversario de la UNA, y la presentación del libro Proyección del Pensamiento y las Obras Selectas de Alberto Martén es la penúltima que se entregará este año.

La editorial de la UNA (EUNA) fue fundada en 1976, tres años después de creada la Universidad Nacional y publica temas universitarios, estudios científicos y tratados en los ámbitos de Ciencias Exactas, Ciencias Naturales, Ciencias de la Salud, Ciencias Sociales,  Ciencias del Movimiento Humano, Educación, Humanismo,  Filosofía, Lingüística, Estudios Literarios, Cultura y arte; “ La obra que hoy se presenta forma parte de la colección de Ciencias Sociales que es la más numerosa  dentro de la colección”.

La EUNA forma parte de la Comisión de Editoriales Universitarias Públicas Costarricenses, que es dependiente del Consejo Nacional de Rectores-CONARE, concluyó la presidenta de la EUNA.

“Nuestro anhelo es que esta producción editorial sea un vehículo para contribuir a que el Solidarismo Costarricense sea estudiado y enseñado desde la educación primaria, secundaria y universitaria en nuestro país, como una forma de promover justicia, paz social, la sana convivencia entre los patronos y sus colaboradores, así como el desarrollo integral de sus familias”
Dr. Ángel Ortega Ortega-
Director EPPS-UNA

Dr. Ángel Ortega Ortega- Director EPPS-UNA

Para el Dr. Ángel Ortega Ortega, director de la Escuela de Planificación y Promoción Social-EPPS-UNA, el señor Alberto Martén Chavarría, fue un pensador económico y social, miembro de la Junta Fundadora de la Segunda República de Costa Rica, promotor en 1948 del decreto de la nacionalización bancaria y creador del movimiento solidarista costarricense, condecorado como Benemérito de la Patria, en marzo del 2009: “Muchos son sus proyectos, pero es la fundación del movimiento solidarista uno de los aportes de mayor trascendencia, el cual representa una forma de organización social que actualmente aglutina a 365 000 familias del país, el 25% del total de las personas trabajadoras del sector público y privado, contribuyendo con esto en el ahorro familiar, la solución a necesidad de vivienda, educación, salud, etc».

Ortega, señaló que este movimiento está sustentado en dos principios; la solidaridad y la economía asociativa, esto en el tanto, desde la organización y la asociatividad se lograría generar una cultura de ahorro, con el aporte de las personas empleados y sus patronos, el cual podría eliminar la pobreza del país, pero sin lugar a dudas, es una forma de organización que, por sus principios de solidaridad, búsqueda de la paz, equidad y crecimiento económico de las familias, representa una forma de organización que contribuye en mucho, en ese anhelo de la sociedad costarricense.

El director de esta unidad académica señaló que: “Hoy, el mundo habla de la necesidad de una renta básica universal, como medida ante los altos niveles de desempleo en los países y sobre todo anticipándonos a una condición que sin duda permanecerá en el tiempo, pero, aunque con un enfoque diferente, ya había sido planteado por el señor Alberto Martén en Costa Rica, al crear el proyecto de capitalización Laboral. Es clara la visión de futuro que tenía don Alberto”.

El señor Ortega destacó la importancia para la Escuela de Planificación y Promoción de la UNA de apoyar y promover desde la Cátedra Solidarista la producción de estas Obras, que sin lugar a duda ilustrará a las personas lectoras sobre el punto de giro propuesto por el distinguido costarricense Alberto Martén al impulsar el solidarismo en nuestro país, cuyo legado permanecerá en el tiempo.

“Se requiere continuar con el estudio de la obra intelectual de don Alberto, recordando que inició con la propuesta de creación de asociaciones solidaristas, pasando por la Capitalización Universal y llegando a proponer un capítulo constitucional de Garantías Económicas con su respectivo Código Económico como complemento de las Garantías Sociales, pensando particularmente en la superación de la pobreza y en mejores condiciones de vida para toda la población”.
Máster Álvaro Villalobos Garro, presidente
Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría

Máster Álvaro Villalobos Garro Presidente Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría.

Por su parte el Máster Álvaro Villalobos Garro, presidente de la Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría, expresó que  el señor Alberto Martén Chavarría, en su época como estudiante y viviendo en Francia, conoce la teoría del Solidarismo, basada en el principio de solidaridad humana, la adapta para Costa Rica y en 1947 en momentos de convulsión social y de enfrentamiento entre empresarios y trabajadores, expone sus primeras ideas sobre el Solidarismo Tico, cuya singularidad es el manejo adelantado de la cesantía en favor de los trabajadores, eliminando de esa forma la discordia y su diputa prevalecientes sobre el particular: “ La persona afiliada a una asociación solidarista, interioriza uno de los principios básicos de esta organización como es la solidaridad, donde la comprensión mutua, la cooperación y el respeto hacia los demás, será siempre una prioridad, y en forma conjunta, la búsqueda del desarrollo de la asociación estará dada en la medida en que se adquiera un crecimiento, no solo del patrimonio, sino en forma individual de cada persona asociada».

Villalobos indicó que, con los últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social sobre las cifras de personas solidaristas registradas, solamente el 2% de las empresas inscritas en el seguro de salud de la Caja Costarricense del Seguro Social cuenta con una asociación solidarista. En este sentido, si se amplía el análisis a una serie cronológica de doce años con información disponible, se nota que el Solidarismo Costarricense se encuentra estancado, tanto en su nivel de afiliación como de empresas con asociación solidarista, es decir, se encuentra distante de alcanzar su universalización para los trabajadores del país: “Esta realidad, aunada a prácticas abusivas de algunos patronos, así como a la desnaturalización de las asociaciones solidaristas al calificarlas como entidades financieras y, el abandono a los postulados que le dieron su origen, la ausencia de educación solidarista, sus fundamentos, la carencia de formación para una cultura de paz y del ahorro, de educación financiera y de emprendedurismo, plantean la urgente necesidad de la existencia de una entidad nacional que contribuya en su fortalecimiento, así como en la superación de las limitaciones y afectaciones apuntadas”.

“Con la publicación de las Obras, las instituciones y profesionales comprometidos y responsables de la investigación, sistematización y producción, coadyuvan con la preservación y conservación del patrimonio intelectual de este ilustre pensador y humanista costarricense, quien vivió la filosofía íntimamente ligada con la vida de las personas. Sus obras son puestas a disposición de las generaciones actuales y futuras, con lo cual se contribuye también a la conservación del patrimonio cultural de nuestro país”.
Msc. Efraín Cavallini Acuña
Coordinador Catedra Solidarista
Alberto Martén-EPPS-UNA

Máster Efraín Cavallini Acuña Coordinador Cátedra Solidarista Alberto Martén-EPPS-UNA

EL Máster Efraín Cavallini Acuña, Coordinador de la Cátedra Solidarista Alberto Martén de la Escuela de Planificación y Promoción Social de la UNA, manifestó que el interés por llevar a cabo la recopilación de la producción intelectual del señor Alberto Martén Chavarría nació a lo interno del Programa “Cedes Asouna Educa” de la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional de Costa Rica-ASOUNA en el año 2013.  Luego el proyecto es retomado e incluido en el Plan de Trabajo de la Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría en el 2015, año de su fundación, con el propósito de reunir su obra y publicarla, lo que permite conocer de los principios y la filosofía del Solidarismo Costarricense y la restante producción literaria del pensamiento perteneciente a su fundador y Benemérito de la Patria.

A partir del año 2018 se une a este esfuerzo, la Cátedra Solidarista Alberto Martén Chavarría, de la Escuela de Planificación y Promoción Social de la Universidad Nacional -EPPS-UNA, quien ofrece su visión académica y de investigación, en el marco del Ideario Costa Rica Bicentenaria Diálogo Nacional y del convenio marco sostenido en esta fecha por la Rectoría de la Universidad Nacional con la Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría. Asimismo, se suma a este esfuerzo en el 2020 la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional de Costa Rica ASOUNA y la Editorial de la UNA.

Cavallini, expresó su agradecimiento a muchas personas quienes han colaborado durante estos años en este esfuerzo: “ A Federico Martén Sancho, hijo de Don Alberto Martén, por creer en las iniciativas impulsadas por un grupo de personas solidaristas, creyentes de la importancia por difundir el aporte al pensamiento latinoamericano mediante esta publicación, por abrirnos las puertas y archivos de la casa de Don Alberto, lo cual permitió el acceso al material documental, gracias por su guía, asesoría,  apoyo y confianza depositada de manera desinteresada e incondicional, así como a Carolina Martén hija de Don Federico y Nieta de Don Alberto”.

El Coordinador de Cátedra Solidarista-EPPS-UNA, puntualizó su gratitud y reconocimiento a las personas autoras quienes de manera ad honoren, compromiso, dedicación y visión prospectiva, pusieron todo su empeño a lo largo de varios años.

…” Hoy, por eso, no estamos ante una despedida, sino más bien ante una bienvenida a la publicación de su obra literaria y, en nombre de toda la familia Martén Sancho y su descendencia, agradezco a todas las personas que han hecho realidad este momento.
Lic. Federico Martén Sancho,
Hijo de Alberto Martén Chavarría

Lic. Federico Martén Sancho, Hijo de Alberto Martén Chavarría

El Lic. Federico Martén Sancho, hijo del señor Alberto Martén Chavarría, puntualizó que el “Plan Martén” es un modelo simple, pero a la vez lleno de sensibilidad humana y profunda filosofía, logra la armonía y la solidaridad entre trabajadores y patronos, pero a la vez también como efecto directo, los trabajadores puedan ir acumulando un ahorro que les permitirá formar un capital para su retiro con la ventaja adicional de disfrutar grandes beneficios, no solo económicos durante el tiempo que trabajen asociados a una organización solidarista: “Al principio no fue fácil, recuerdo la frustración de mi padre al no poder abrir el corazón de un patrono para que entendiera las ventajas que su empresa obtendría constituyendo una asociación solidarista a cambio de un pequeño desprendimiento que sería su aporte a la asociación, aporte que además sería descontado de las eventuales prestaciones laborales de sus empleados”.

Hoy día, la idea original ha rendido frutos y son miles de asociaciones y centenares de trabajadores beneficiados por el plan Martén: “Mi padre, siempre buscó la paz, la cooperación, la estabilidad entre patronos y trabajadores, que genere beneficios justos para ambas partes y con ello, propiciar la asociación ético-económica en las empresas y organizaciones, de tal manera, que los principios filosóficos del Solidarismo Costarricense pudieran extenderse a toda la población y eliminar la práctica de que solo las minorías sacaran provecho del esfuerzo de la persona trabajadora y empresarias”, concluyó el señor Federico Martén.

¿CUÁL ES EL APORTE AL PRESENTAR AL PAÍS LAS OBRAS SELECTAS
1.        Ofrecer por primera vez al país el resultado de la producción intelectual del Lic. Alberto Martén Chavarría junto a la influencia de su pensamiento y la visión integral orientada a consolidar y modificar una propuesta de modelo económico y social en Costa Rica.
2.        Resaltar la importancia de impulsar el estudio del Solidarismo Costarricense en el Sistema Educativo de nuestro país, porque además de propuesta social y económica lleva inmerso una forma de ser el costarricense y es un producto de creación totalmente nacional.
3.        Ofrecer a los lectores un grupo de fuentes documentales primarias que coadyuven con la enseñanza, la investigación, capacitación, reflexión, el impulso de iniciativas, la difusión del Solidarismo Costarricense y además coadyuvar a conservar su patrimonio literario.
Lic. Efraín Mejía Vindas- Editor

Lic. Efraín Mejía Vindas- Editor

El Lic. Efraín Mejía Vindas- vicepresidente de la Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría y editor de las obras, expresó que lo más importante de la producción intelectual del ilustre costarricense Alberto Martén Chavarría, es difundir el pensamiento dándole realce a su obra, la cual se encuentra en todas sus intervenciones enmarcada por un ser humano inspirado en los valores de la solidaridad, honestidad y siempre dispuesto a entregarse por los demás.

Mejía señaló que la obra consta de cuatro tomos, aproximadamente mil seiscientas páginas, estructurada en cinco ejes temáticos:  1. Teoría económica, 2. Capitalización Universal, 3. Solidarismo Costarricense, 4. Garantías Económicas y 5. Vivencias del autor.

El editor general de esta obra dijo que al cumplir 76 años de vigencia del Solidarismo Costarricense y en un contexto de múltiples cambios políticos, económicos, sociales en el ámbito nacional, se requiere una constante forma de refrescar las definiciones y principios solidaristas, para evitar que se desvirtúen en las prácticas diarias de las asociaciones solidaristas y buscar que se rijan con las normas de eficiencia y de justicia social. En este sentido, reiteró que con base en las propuestas del señor Alberto Martén Chavarría el Solidarismo Costarricense para el siglo XXI, debe estar orientado a lo siguiente:

  • Que esté presente el ser humano.
  • Que se retomen las raíces del solidarismo y que se corrijan los desvíos del mismo y que se incorporen las tecnologías nuevas, rigiendo las normas de eficiencia y justicia social.
  • Coadyuvar con el desarrollo de los trabajadores y de las empresas, para que la riqueza del país pueda ser adecuadamente distribuida.
  • La propuesta del Modelo Solidarista del 2000 debe mantener los principios filosóficos del Solidarismo Costarricense, pero con la pretensión de extender los beneficios a toda la población, pasando de un esquema distributivo a un planteamiento desarrollista.
  • Además, tal y como lo conceptualizó el señor Martén, incluir y fortalecer el concepto de SOBERANIA ECONÓMICA DEL PUEBLO, reforma del Estado y las empresas, para la obtención de un auténtico modelo de Solidarismo Costarricense con vocación social y con visión para el siglo XXI.

Esta producción se constituye en el resultado de un esfuerzo interinstitucional, que tuvo como aliados estratégicos a entidades afines al solidarismo, la Universidad Nacional de Costa Rica, familiares del señor Alberto Martén y de personas comprometidas con los retos de una Costa Rica Solidaria.
Msc. Sylvia Arredondo Guevara
Coordinadora General Ideario
Costa Rica Bicentenaria-Diálogo Nacional

Msc. Sylvia Arredondo Guevara Coordinadora General Ideario Costa Rica Bicentenaria-Diálogo Nacional

La Msc. Sylvia Arredondo Guevara, Coordinadora General Ideario Costa Rica Bicentenaria-Diálogo Nacional y autora de la obra, destacó el hecho de que por primera vez en un Ideario Costarricense se incluye la reflexión de un tema tan importante y de plena vigencia como el Solidarismo Costarricense: “Es en este marco y al cumplir 76 años de vigencia del Solidarismo Costarricense, en un contexto de múltiples cambios políticos, económicos, sociales tanto  en el ámbito nacional como internacional, se tuvo la oportunidad de reflexionar ampliamente sobre la vigencia de los valores, el ingreso y salud económica de las familias costarricenses y la oportunidad de impulsar una agenda prospectiva, para profundizar las virtudes de la democracia, la pluralidad y la equidad en los nuevos escenarios”.

“Estimado lector, estimada lectora, la obra que ha llegado a sus manos le transportará a una época de la historia de Costa Rica que puede resultarle ajena y faltante en el contexto nacional actual. Cuando usted termine de leer su contenido, quizás desee conocer sobre qué otros grandes aportes y creaciones pudieron haber gestado las personas próceres de este país, anteriores y contemporáneas a esta obra”.
Presidentes de Asociaciones Solidaristas de las universidades estatales.

Máster Adrián Zamora Ugalde Presidente Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional-ASOUNA

El Máster Adrián Zamora Ugalde, presidente de la Asociación Solidarista de Funcionarios de la Universidad Nacional-ASOUNA, es un orgullo para quienes integran esta organización solidarista de la UNA, ser parte de esta investigación académica, dado los alcances positivos y prospectivos que tienen para el país las propuestas del señor Alberto Martén Chavarría.

Zamora, mencionó la importante colaboración en estos proyectos de las presidencias de las Asociaciones Solidaristas de las Universidades Estatales, quienes consideran que esta obra transportará a la persona lectora a una época de Costa Rica, donde el esfuerzo y el respeto a la identidad nacional generaron grandes obras, sin duda alguna de exportación todas ellas, así como de la creación de un modelo de salud sorprendente e imitable, de garantías sociales y laborales envidiables o de universidades que han contribuido al desarrollo del país, entre otras.

El presidente de ASOUNA, junto a los presidentes de asociaciones solidaristas de las universidades públicas, les invitan por medio de la obra a sumergirse en esta parte de la historia y atesore su herencia: “Pero también, descubrirá un legado único en el mundo, una creación netamente tica, plasmada en el Solidarismo Costarricense. Si usted experimenta algún sentimiento de orgullo por alguna marca, producto o creación costarricense, esta obra le mostrara una alternativa con la que podría replantearse el foco de esos sentimientos”.

En la segunda parte de la ceremonia la Editorial de la Universidad Nacional-EUNA, hizo la entrega oficial de la Proyección del Pensamiento y las Obras Selectas de Alberto Martén Chavarría, de esta manera, la señora Ileana Araya Ramírez, presidenta del EUNA junto con el señor Efraín Cavallini Acuña Coordinador de la Cátedra Solidarista de la EPPS-UNA, concedieron un ejemplar de la Obra, a las autoridades que integraron a mesa principal.

Los organizadores de esta actividad hicieron entrega de manera simbólica a entidades solidaristas, por su esfuerzo constante y compromiso en la promoción y practica de las ideas sobre el solidarismo costarricense. La entrega estuvo a cargo de las autoridades de la mesa principal, quienes compartieron los cuatro tomos de la obra, a las siguientes personas representantes de organizaciones solidaristas de nuestro país:

  • Guido Alberto Monge Fernández. Vice-Presidente de la Asociación Movimiento Solidarista Costarricense. Esta Asociación agremia en su seno a las Asociaciones Solidaristas de todo el país en procura de la representación, promoción, fortalecimiento y desarrollo del sector.
  • Gonzalo Delgado Leandro- Presidente de la Asociación Solidarista de Empleados del TEC -ASETEC y Presidente de la Red de Asociaciones Solidaristas de las Universidades Públicas. ASETEC fue creada el 3 de diciembre de 1981, al amparo de la Ley de Asociaciones y cuenta con más de 1000 afiliados.
  • Diego Espinoza Madrigal, Presidente de la Asociación Solidarista de Colaboradores de la ASADA de Horquetas de Sarapiquí. Organización conformada por 16 trabajadores, es la primera asociación solidarista constituida en una ASADA del país, de 1500 existentes.
  • Gerardo Salas Alpízar, Presidente: Asociación Solidarista de Empleados Sánchez Cortés Hnos. Esta organización nació en julio de 1957, con sede en San Francisco de Heredia.  Ante el respaldo que le dio el señor Carlos Manuel Sánchez Cortés al Plan Martén, convirtió a esta organización en la primera Asociación Solidarista de la Provincia de Heredia. Actualmente está conformada por 50 afiliados dedicados al ahorro, crédito y creación de su patrimonio personal, así como a la prestación de los servicios a favor de los asociados y sus familiares.

Como parte de esta ceremonia se presentó un acto cultural a cargo del cuarteto de voces Telire integrado por: Tamara Redondo Rodríguez-Soprano, Ruth Ariza Yanarella-Mezzo, Randall González González-Tenor y Gabriel Alvarado Villalobos-Bajo.

Este grupo de estudiantes de la Escuela de Música del Centro de Investigación Docencia y Extensión Artística-CIDEA de la Universidad Nacional, interpretó: “La maza” de Silvio Rodríguez y “Juramento” de Miguel Matamoros.

Las personas responsables de la producción de estas Obras expresan su agradecimiento, por el apoyo de las personas e instituciones, que de manera desinteresada les han respaldado para que este valioso trabajo sea puesto a disposición del sector solidarista y de la sociedad costarricense.

Los autores de este libro: Sylvia Arredondo Guevara, Efraín Cavallini Acuña, Ángel Ortega Ortega, Efraín Mejía Vindas, Daniel Cavallini Espinoza, Juan Rafael Espinoza Esquivel,  Adrián Zamora Ugalde, Álvaro Villalobos Garro, Oscar Chavarría Torres y Marianela Camacho Alfaro, directora editorial, han realizado esta obra intelectual, para buscar un acercamiento más profundo a temas y contenidos asociados con los fundamentos del Solidarismo Costarricense, a partir de su naturaleza y vocación social establecidos desde su fundación. De esta manera, se busca que sirva de base para provocar el estudio, reflexión y el análisis del solidarismo costarricense con mayor impacto, en aras de alcanzar su mejor comprensión, aplicación y desarrollo para el bienestar de la sociedad.

La idea de que todos somos responsables unos de otros, de que el éxito compartido es el verdadero éxito, ha permeado nuestra cultura gracias al trabajo incansable y la visión vanguardista del señor Alberto Martén Chavarría.

Enlaces:

Video sobre importancia de la Proyección del Pensamiento y las Obras Selectas de Alberto Martén Chavarría. https://www.facebook.com/AcademiaSolidaristaAlbertoMartenChavarria/videos/846974643638046

Transmisión en Directo de la presentación de la obra:

https://www.youtube.com/live/_KygodCIXBw?si=gphE7r-YbS1LWDu2

Video: Acto presentación de las Obras. Producción UNA Comunica:

https://youtu.be/_DTbaI7tjIE

Nota de Prensa UNA Comunica:  Presentan obras de Alberto Martén, padre del solidarismo en Costa Rica:

https://www.unacomunica.una.ac.cr/index.php/noviembre-2023/4981-presentan-obras-de-alberto-marten-padre-del-solidarismo-en-costa-rica

Por:
Efraín Cavallini Acuña. Académico EPPS-UNA
Sylvia Arredondo Guevara. Académica RI-UNA
Daniel Cavallini Espinoza. Académico EPPS-UNA
Leni Corea Rivera. Estudiante RI-UNA
Diseño Gráfico: Rodrigo Valverde Naranjo
Fotografía: Minor Solís Calderón
Guillermo Solano Gutiérrez-UNA Comunica

Está pendiente el Funeral de Estado para el presidente Juan Rafael Mora Porras

Vladimir de la Cruz

Esta Semana la Academia Morista Costarricense está realizando la Semana Morista, como todos los años, coincidiendo con el 30 de setiembre, que nos recuerda el asesinato de Estado perpetrado contra el Benemérito de la Patria, Juan Rafael Mora Porras, Presidente de la República, Gran Conductor Político y Estratega de la Guerra Nacional contra los filibusteros norteamericanos, que querían hacer de las Repúblicas centroamericanas Estados anexos y sometidos a los Estados sureños de los Estados Unidos, y convertir a nuestros pueblos en mano de obra esclava de los estados sureños esclavistas.

Esta Semana, las conferencias programadas, se realizan con colaboración de la Biblioteca Nacional, a las 4 p.m., actividades que se pueden seguir en el Facebook de la Biblioteca. El lunes pasado Susana Trejos Marín disertó sobre las “Ideas y valores del Padre de la Patria”, y ayer martes lo hizo Ana María Botey Sobrado sobre “La salud pública en la década de Mora. Desafíos y avances”. Hoy miércoles lo hará Álvaro Ramírez Bogantes sobre “La política fiscal del presidente Mora”, mañana jueves disertará Manuel Araya Incera sobre “La política exterior de Costa Rica en tiempos de Mora”. El día viernes 30, en Puntarenas, por la mañana se realizará una actividad oficial especial.

El 30 de setiembre, el día del asesinato del presidente Mora, nos llama a recordar que tenemos una deuda pendiente con él, con su Memoria, la realización oficial de un Funeral de Estado.

La sociedad costarricense, el mundo político nacional, tiene esa gran deuda histórica con el Benemérito de la Patria, con el Héroe y Libertador Nacional, con el gran conductor, gran estratega y táctico, de la Guerra Nacional contra los filibusteros norteamericanos, en 1856 -1857, el tres veces presidente de la República, el Capitán General Juan Rafael Mora Porras. Es hora de saldar esa deuda.

Su tercer período fue interrumpido por un Golpe de Estado, el 14 de agosto de 1859, en un acto traicionero que realizaron los militares, que también se habían distinguido en los combates de la Guerra Nacional, el coronel Lorenzo Salazar y el Mayor Máximo Blanco, que tenían a la sombra a José María Montealegre Fernández, conspirador e instigador del Golpe de Estado, quien había estado casado con una hermana de Juan Rafael Mora, a esa fecha ya fallecida.

Como premio del Golpe de Estado el presidente José María Montealegre Fernández, que sucedió a Juan Rafael Mora, ascendió al grado de Generales a los militares traidores, Máximo Blanco y Lorenzo Salazar.

El Golpe de Estado obligó a que Juan Rafael Mora, su hermano José Joaquín, y su cuñado, José María Cañas, ambos Generales, y su sobrino Manuel Argüello Mora, tuvieran que marchar forzadamente, por extrañamiento, hacia El Salvador, la Patria del General José María Cañas Escamilla.

En las nuevas elecciones, en 1860 quedó electo José María Montealegre Fernández. El presidente Mora se aprestó y preparó para regresar a recuperar el Mandato Presidencial que le había sido arrebatado. Buscó el apoyo correspondiente.

El 17 de setiembre de 1860, de regreso en Puntarenas, quienes le apoyaban tomaron el Puerto de Puntarenas hasta el Río Barranca. Traicionado, nuevamente, por falsa información que había recibido, fue derrotado en la llamada Batalla de la Angostura, por fuerzas leales al gobierno de José María Montealegre Fernández. Terminó siendo capturado y sometido a un juicio militar sumario, condenándosele a la muerte. En la negociación de su fusilamiento se había eximido de igual desenlace al General José María Cañas.

Junto al presidente Mora fue fusilado el General Ignacio Arancibia, de origen chileno, distinguido militar que también había participado en la Guerra Nacional contra los filibusteros y acompañaba al presidente Mora.

El acto traidor e infame del fusilamiento se llevó a cabo el 30 de setiembre de 1860, a las 3 de la tarde, en el sitio conocido como Los Jobos, en Puntarenas. Quienes ordenaron su fusilamiento, su asesinato, lo hicieron a conciencia, sabiendo el crimen que realizaban, como un crimen de Estado, por ello es más importante rectificar su muerte con un Funeral de Estado.

Allí fueron asesinados Juan Rafael Mora Porras e Ignacio Arancibia, después de que se entregó bajo el compromiso, del ministro de Relaciones Exteriores, Francisco María Iglesias Llorente, de respetarle la vida a quienes lo acompañaban. Su muerte, informó el ministro al presidente José María Montealegre, “fue con dignidad y valor”.

El Consejo Militar, que actuó como Consejo de Guerra, y Consejo de Asesinos uniformados, que lo fusilaron tres horas después de su entrega, estuvo integrado por el General Máximo Blanco, el General Florentino Alfaro, el coronel Pedro García, Francisco Montealegre Fernández, que era el Primer Designado a la Presidencia de la República y el ministro de Relaciones Exteriores, Francisco María Iglesias.

La tradición cuenta que los soldados que participaron en el acto del fusilamiento lloraban con dolor al momento de recibir la orden de disparar.

Violando lo pactado, al General José María Cañas lo fusilaron dos días después, el 2 de octubre, en el mismo lugar, a las 9 de la mañana. La orden de fusilamiento del General José María Cañas había sido por el Consejo de Gobierno. La comunicación de este acuerdo la llevaron a Puntarenas los Capitanes Ramón Castro Araya y Pablo Quirós.

El trato que le dieron a los cuerpos fusilados del presidente y del General Arancibia fue de desprecio total. Los dejaron expuestos, a la intemperie, con el ánimo de que las aguas del estero se los llevaran, y los animales hicieran de las suyas.

Gracias a un grupo de entrañables amigos, y parientes, del presidente, entre ellos los Cónsules de Gran Bretaña y de Francia, los señores Richard Farrer y Jean Jacques Bonnefil, junto con los yernos de Bonnefil, Santiago Constantine y Julio Rosat, y el Capitán Francisco Roger, se impidió que los cuerpos acabaran en el estero.

Una vez que recuperaron los cuerpos procedieron a enterrarlos en el cementerio del estero, en una fosa cavada por ellos mismos, donde depositaron también el cuerpo de General José María Cañas, y resguardada por los siguientes seis años.

El 20 de mayo de 1866 el Cónsul francés Jean Jacques Bonnefil, con cuatro personas, marineros, Carlos Leonara, Enrique Ligoneff, Francisco Hervé y Guillermo Noubée, exhumaron los cadáveres, los recogieron y mantuvieron durante un breve período de tiempo en la residencia del Cónsul, en Puntarenas, de donde los trasladaron después a San José, a la residencia del Cónsul, que estaba frente al Hospital San Juan de Dios.

En su casa se guardaron los restos de los Héroes hasta que el 13 de mayo de 1885 fueron depositados en el Cementerio General de la ciudad de San José, sin que se hubiera hecho nunca, a partir de esta fecha, ningún ceremonial oficial de Entierro de Estado, de Funeral de Estado, al presidente de la República, Benemérito y Héroe de la Campaña Nacional de 1856 y 1857 contra la presencia filibustera en Costa Rica y en Centroamérica.

Sobran los méritos de sus administraciones de Gobierno, que dejaré para comentar en otro artículo.

Lo que está pendiente desde aquel Asesinato de Estado es un gran acto nacional, que debe realizarse con un Gran Funeral de Estado, donde se cumpla, con el reconocimiento oficial, a la figura del Presidente Juan Rafael Mora Porras, y que se realice con toda la pompa, ceremonia y desfile que merezca, y donde resultado de este Funeral de Estado, se celebren las Honras Fúnebres Oficiales, y se reivindique, de esa manera, su memoria depositándolo oficialmente en su sepultura, en el Cementerio General, o en el Mausoleo, que con ese motivo se podría erigir de manera distinguida en el mismo Cementerio.

En su memoria, en el Gobierno de Federico Tinoco Granados, el 8 de diciembre de 1918, en el período de la Dictadura, se erigió un Monumento, en el sitio del magnicidio, en la esquina sur oeste de la actual Plaza llamada Mora y Cañas, ubicada en el Barrio El Carmen, entre avenida 1 y calle 9 de la ciudad de Puntarenas. Allí están los bustos, desde 1960, de los Héroes Juan Rafael Mora Porras y el General José María Cañas Escamilla, esculpidos por Juan Rafael Chacón.

El Funeral de Estado comprende un acto, en este caso, el acto de exhumación, de exequias o del cortejo fúnebre que debe realizarse acompañando los restos, los actos oficiales que se realicen en su Memoria en la Asamblea Legislativa, bajo capilla ardiente, u otros sitios que se dispongan a este efecto, incluyendo un acto ceremonial religioso, católico, que también se le podría tributar, por razones de su credo y de la tradición de mediados del siglo XIX, y el de nuevo depósito de sus restos en el Cementerio General.

La exhumación de los restos del presidente Juan Rafael Mora, a los efectos del Funeral de Estado, deben sacarse del Cementerio General en un acto absolutamente privado, y llevado al sitio donde se le rendirá el Funeral de Estado.

El Funeral de Estado es la ceremonia pública que en Honor de la figura política del presidente Juan Rafael Mora Porras debe realizarse.

Un Funeral de Estado no es un funeral religioso. Con el Funeral de Estado se decretan por lo menos tres días de Duelo Nacional, con el Pabellón Nacional y la Bandera Nacional a media asta, en todos los edificios e instituciones de la administración pública, de las Escuelas y Colegios, en que se exhiban banderas en el exterior. A esas banderas no se les deben poner crespones o lazos negros.

Cuando las banderas están en el interior lo que procede es enrollarlas en el mástil de manera que se evite cualquier ondeo, y en la base de estas banderas, se debe poner una corbata negra, un lazo negro con cabos largos.

Las fuerzas de escolta que acompañen el féretro deben ir a pie, no a caballo, de manera que nadie esté por encima del féretro.

En el Funeral de Estado que se organizare para el presidente Juan Rafael Mora Porras se puede contemplar la realización de una Vela Pública, de uno a tres días, con Guardia de Honor, de la Fuerza Pública y de civiles que quieran participar de ella, donde los costarricenses, escolares, estudiantes, ciudadanos, sean invitados, a acompañar los restos del Héroe, antes del ceremonial oficial y de su entierro definitivo, resultado de este Funeral de Estado.

La Guardia de Honor, debe estar en absoluto silencio, durante unos minutos alrededor del féretro. Su silencio es para manifestar el respeto y el afecto hacia la persona a la que se le está rindiendo el Homenaje. La Guardia de Honor se hace por turnos de varias personas, dos, cuatro o seis.

La Vela Pública es para que el Pueblo de manera directa pueda despedirse del presidente Juan Rafael Mora Porras, el presidente más amado, más querido, más admirado de la Historia Patria.

El Funeral de Estado, en todos los países, corresponde a un jefe de Estado, a un presidente, o a una figura de alta relevancia para el país, como último homenaje que se le tributa.

Un Funeral de Estado, para el Presidente Juan Rafael Mora Porras, servirá no solo para reivindicar el acto de su muerte, sino para fortalecer su Memoria, el culto y el respeto al Héroe, para fortalecer la identidad nacional en lo que el Presidente Mora evoca y significa, para enriquecer la conciencia histórica, pero sobre todo para hacer Justicia Histórica con el Héroe Nacional, que no tuvo su Funeral de Estado, su Funeral Oficial, con el que estamos en deuda nacional, quien le aseguró la Soberanía y la Independencia nacional al País, a la Patria, al Pueblo costarricense y centroamericano.

Este Funeral de Estado no será de despedida, es de bienvenida y de inserción oficial a la Memoria Histórica nacional.

Respecto al presidente Juan Rafael Mora no son suficientes los actos que se han hecho recordatorios de su insigne figura. Falta este acto, el del Funeral de Estado.

De no hacerse este Funeral de Estado pesará todavía en la Historia Nacional, y en la conciencia de los Gobernantes actuales, y de la clase política vigente, el bochorno, la mala conciencia o la conciencia cómplice con el asesinato y magnicidio, de no haber hecho este reconocimiento y homenaje, como ya se debió haber hecho.

En el Protocolo del acto funeral, y el desfile que se organizará para llevar sus restos de nuevo al Cementerio General, se tomarán en cuenta, para participar, a las Autoridades de Gobierno, en el cual el Presidente de la República encabeza la actividad, las autoridades de los Poderes Públicos, a los Representantes del Cuerpo Diplomático acreditado en Costa Rica, a los descendientes del Presidente Juan Rafael Mora Porras, y a sus familias, a los miembros de las Juntas Directivas de las instituciones estatales, a representantes de los Gobiernos locales, a los miembros de las Academias de Historia y Geografía, de la Academia Morista Costarricense, de la Tertulia del 56, a los Consejos Universitarios de las Universidades públicas, representantes de los Partidos Políticos, a Representantes de las Iglesias oficiales reconocidas en Costa Rica, y de los movimientos sociales que deseen participar desfilando. El Funeral de Estado puede acompañarse, además, con desfile de escolares, estudiantes y representantes de la Fuerza Pública, simbolizando el Ejército Nacional que el presidente Mora dirigió.

El Protocolo de un Funeral de Estado es complejo por la organización que debe desarrollarse a su alrededor. El Funeral de Estado puede realizarse en día laborable o no laborable.

El féretro del presidente debe cubrirse con el Pabellón Nacional, para indicar en este caso, además, que el Estado se hace responsable de lo que ocasionó su muerte.

Flores, ramos y coronas se entienden como un símbolo de amor, de sensación de la vida, hacia el difunto, y de expresar dolor y condolencia.

El Funeral de Estado es el máximo respeto a su memoria, el que no se le tuvo en el acto vil de su fusilamiento.

El desfile del Funeral de Estado debe hacerse con el simbolismo de protegerlo, en su morada final, de cualquier agresión externa.

Si hoy no es una cuestión de Estado saber dónde estuvo enterrado y dónde está enterrado el presidente Juan Rafael Mora Porras, sí es una cuestión de realizar el Funeral de Estado que el Benemérito presidente se merece para la posteridad.

La deuda nacional es también con el hermano del presidente Juan Rafael Mora, con el General José Joaquín Mora Porras y también se tiene con el General José María Cañas Escamilla.

Que el acto que pueda organizarse de Funeral de Estado para el presidente Juan Rafael Mora Porras, sirva también para exaltar las figuras de los Generales José Joaquín Mora Porras y José María Cañas Escamilla, ambos Héroes de la Guerra de 1856, ambos también víctimas de ese Tribunal Asesino.

El Funeral de Estado como expresión, también, de tristeza ante la muerte del presidente Juan Rafael Mora Porras, es a la vez la oportunidad de brindar el respeto y cariño, en la magnitud de la ceremonia que pueda organizarse, y de agradecimiento a quienes defendieron leal y dignamente al país y a Centroamérica de la amenaza filibustera.

Qué mejor momento el Funeral de Estado para que de fondo estén los Himnos, compuestos por Manuel María Gutiérrez Flores, jefe de Bandas militares y combatiente de la Campaña Nacional, el Himno Nacional y la Marcha patriótica alusiva a la Batalla de Santa Rosa, del 20 de marzo de 1856, surgida y escrita al calor de la Batalla, himnos con los que regresaron triunfantes las tropas.

De igual modo, para esta ocasión del Funeral de Estado, debe tenerse presente la obra musical el “Duelo de la Patria”, un Himno que evoca la tristeza, la pena y el dolor nacional, de todo el pueblo, del Maestro Rafael Chávez Torres, discípulo de Manuel María Gutiérrez, y sucesor de él en la Dirección de Bandas Militares, Himno que por primera vez se entonó en el Funeral del Presidente Tomás Guardia Gutiérrez, quien también se había distinguido en la Campaña Nacional, bajo las órdenes del General José María Cañas Escamilla.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Miguel Obregón Lizano, educador, fundador de Bibliotecas, Benemérito de la Patria

Vladimir de la Cruz

Miguel Obregón Lizano fue uno de los grandes educadores de finales del siglo XIX y principios del Siglo XX, que destacó en diferentes puestos públicos. Fue un gran reformador y renovador de la Educación e Instrucción pública, de su época.

Nació en Alajuela el 19 de julio de 1861. En 1883 se gradúa de Bachiller en la Casa de Enseñanza de Santo Tomás, en San José. Luego hizo estudios de matemáticas superiores en la Escuela de Ingeniería, que existió por poco tiempo, y en 1907 se graduó de Maestro Normal en el Liceo de Costa Rica, autorizado para otorgar estos títulos. En mucho su educación fue de carácter autodidacta.

Dos preocupaciones tuvo Miguel Obregón Lizano, el profesorado, su preparación y calidad, su renovación y perfeccionamiento constante, y la elaboración de textos educativos o didácticos.

Para él los profesores debían ser dinámicos, inquietos, inconformes, de iniciativas. Le incomodaban los conformistas, los que estaban satisfechos estáticamente con su condición docente y humana.

Como docente trabajó en el Colegio de Alajuela, bajo la dirección de Antonio Espinal, y en el Instituto Nacional, que lo dirigía el Dr. Ferraz.

En 1884 al inaugurarse el Instituto Universitario desarrolló las clases de Geografía, que lo llevaron a publicar una Geografía de Costa Rica, detallada y minuciosa, mostrando un gran conocimiento del país, y el primer mapa importante de Costa Rica. También propició e impulsó los primeros programas de esta materia.

En 1886 revolucionó la enseñanza primaria cuando estableció la Escuela Nueva en San José, con conceptos de una educación integral, educación que comprendía la educación física y la estética, con principios de moral. Igualmente fortaleció los estudios de matemáticas, de la lectura razonada, de ejercicios del lenguaje, con ciencias naturales, para darle un carácter mas realista a la enseñanza.

Especial énfasis le dio a la Historia y a la Geografía de Costa Rica, de Centroamérica y del mundo. Introdujo el método spenceriano de la educación, que en la primera década del siglo XX se impuso en la educación pública oficial.

Lo que impulsó Miguel Obregón en la Escuela Nueva fue en cierta forma la base de la gran reforma educativa de Mauro Fernández. Miguel Obregón, Mauro Fernández, Buenaventura Corrales y Pedro Pérez Zeledón fueron los artífices, gestores y grandes pilares de la Ley General de Educación común de 1886.

En 1887 asumió la Dirección del Instituto de Alajuela y en 1890 asumió la Inspección de Escuelas de San José, mostrando siempre su gran capacidad organizadora. También se le debe, en Alajuela, la Biblioteca Pública y la Escuela de Telegrafía, con sus edificios.

En 1900 volvió a la docencia con las clases de Cosmografía, Geografía e Historia en el Colegio Superior de Señoritas. Estos mismos cursos los desarrolló en el Colegio San Luis Gonzaga en 1915 y los había impartido en el Liceo de Costa Rica, en 1899.

En el campo de la publicaciones y de textos para la educación, especialmente de la Geografía, dejó “El A, B, C de la Geografía”, “Nociones de Geografía de Costa Rica”, que fue publicada, en dos ocasiones, en París, como parte agregada a la “Geografía General” de Lemmonnier Schrader, en 1889, y por la Casa editorial Hacchette & Co. Igualmente publicó el Mapa de Costa Rica, editado en París. También dejó el estudio “Carácter y vicios fundamentales de la educación”.

Se desempeñó también Miguel Obregón Lizano como Inspector General de Enseñanza, Director General de Bibliotecas Pública y como Presidente de la Junta Calificadora del Personal Docente.

También estuvo en la Jefatura de los Servicios Técnicos de la Enseñanza. A él se le debe la organización de la Contabilidad General de la Enseñanza, la Estadística Escolar, el Almacén Escolar y las Inspecciones Escolares, así como el Museo Pedagógico y las Bibliotecas Pedagógicas, las Bibliotecas Públicas, rescatando parte de esto de la Reforma educativa de Mauro Fernández, que en estos aspectos se vio truncada, por las debilidades del personal docente en aquel momento.

En el campo de las Bibliotecas públicas Miguel Obregón tuvo un lugar muy destacado, no casualmente la Biblioteca Nacional, recién galardonada con el Benemeritazgo de la Patria, lleva su nombre. Su huella en este campo de las Bibliotecas es profunda. Su servicio en favor de las Bibliotecas no le costaron un cinco al erario público, ni cobró por ellos.

A los 19 años, en 1880, organizó en Alajuela la “Sociedad de la Biblioteca”, que existió por casi cuatro años, para facilitar a la juventud “amante de la ilustración interesada en el progreso intelectual y moral”, y para “establecer clases nocturnas y conferencias sobre diferentes materias de instrucción, y discusiones sobre los trabajos literarios que los asociados puedan ofrecer”. La Sociedad impulsó una Escuela de Artesanos. Con la “Sociedad de la Biblioteca” Miguel Obregón destacó que “las bibliotecas son el termómetro que mide el mayor o menor adelanto de los pueblos”, principio que Miguel Obregón siempre mantuvo, invitando a llegar a la Biblioteca: “Venid, la Biblioteca es pública”, repetía. El 14 de julio de 1889 inauguró la Biblioteca de Alajuela.

También se preocupó que el Instituto Universitario tuviera una Universidad, lo que llevó a la Dirección de Estudios de la Universidad de Santo Tomás, que el 23 de noviembre de 1883, aprobara abrir una Biblioteca, que fue inaugurada el 15 de setiembre de 1884, en el 63 aniversario de la Independencia de Centroamérica, declarada en Guatemala, al grito de “Viva la República”, que hizo el Ministro de Instrucción Pública, Dr. José María Castro Madriz, nombrándose Bibliotecario a Miguel Obregón, y para asegurar su apertura aceptó el cargo sin remuneración alguna, contribuyendo en los gastos de servicios y porte de correo y útiles de escritorio, e inició el canje con la Biblioteca Nacional de Washington y el Instituto Smithsoniano.

A Miguel Obregón se le debe que las imprentas nacionales estén obligadas a entregar un mínimo de por lo menos tres libros o ejemplares de sus publicaciones a la Biblioteca Nacional, como se hacía entonces en otros países, hoy ya regulado legalmente.

Para Miguel Obregón, la Biblioteca “debe ser un archivo en donde se custodien todos los documentos que puedan servir para la historia patria y para dar idea clara del movimiento intelectual del país”.

Propuso que, para el canje, la Biblioteca tuviera un porte libre por el correo, para poder asegurar sus relaciones internacionales e institucionales, y para garantizar el crecimiento del acervo bibliográfico. Durante 25 años fue Director General de Bibliotecas públicas, desde el 19 de abril de 1890, de manera ad honorem.

El 1 de febrero de 1887 asumió en Alajuela la organización y dirección del Instituto educativo.

Al cerrarse la Universidad de Santo Tomás, en 1888, su Biblioteca fue clausurada y parte de su acervo saqueado, por lo que propuso el Reglamento de Bibliotecas, publicado el 20 de abril de 1890, y lo que pudo rescatar de esta Biblioteca lo llevó a fundar la Biblioteca Nacional, estableciendo, desde entonces, que de cada publicación oficial se entregaran diez ejemplares a la Biblioteca Nacional. En agosto de 1890 abrió sus puertas al pública la Biblioteca Nacional.

A su empeño en esta Biblioteca Miguel Obregón también impulsó bibliotecas escolares y pedagógicas. En la Biblioteca Nacional creó la Oficina de Depósito y Canje de Publicaciones, el Taller de Encuadernación, el Registro de Propiedad Literaria, el Catálogo General, la reglamentación de todas las bibliotecas. Su preocupación también se orientó a desarrollar buenos salones de lectura y de construir un edificio especial para la Biblioteca Nacional, que este año, 2021, cumplió 50 años en su nuevo edificio, al norte del Parque Nacional. La lucha por el edificio la mantuvo varios años, señalando siempre que los alquileres que se pagaban eran caros.

Otra de sus preocupaciones fue la adquisición de libros, de lo cual “no se podía prescindir”, porque sin ello las “bibliotecas se estancarían”, sin “importar lo que se gaste, con tal de que se gaste bien”. También se preocupó por la adquisición, por suscripción, de periódicos nacionales y extranjeros, en la medida de lo posible.

Con la Biblioteca Nacional desarrolló la preparación del personal adecuado, especializado, competente, con conocimientos enciclopédicos necesarios, con educación literaria esmerada, con empleados celosos e irremplazables en sus funciones, que cumplieran con sus deberes con actividad y honradez, “con cariño verdadero por la conservación de la Biblioteca y afán por aumentarla cada vez más”.

En 1897 destacó la necesidad del catalogamiento científico, razonado y completo de los libros de fondo de la biblioteca. Una de sus preocupaciones fue desarrollar en la Biblioteca Nacional un Departamento especial de agricultura y de todas las ciencias y artes. Bajo su responsabilidad se publicaron, en 1909, los primeros dos catálogos, uno relacionado con la Biblioteca Universitaria que rescató y, otro, de la Biblioteca nacional.

En el gobierno de Alfredo González Flores dejó la Dirección de la Biblioteca, que la asumió el 5 de enero de 1915, Valeriano Fernández Ferraz.

Uno de los campos sobresalientes de Miguel Obregón Lizano fue la organización de las Bibliotecas Públicas en diversas partes del país. Fue el gran organizador de la Biblioteca Nacional, que la basó en lo obtenido de la Biblioteca de la Universidad de Santo Tomás al cerrarse ésta en 1888. Inició con la Biblioteca Nacional la política de canjes, en ese momento con el Smithsonian Institute, pagando de su propio bolsillo los costos del canje. Igual desarrolló el Servicio de la Biblioteca y su Taller de Encuadernación. Fundó también las Bibliotecas de Alajuela, en 1887, de la cual fue Director ad honorem, sin pago, cubriendo él los gastos básicos de la misma. Impulsó también la Biblioteca de Cartago. El Reglamento de las Bibliotecas Públicas de 1890 se le debe a Miguel Obregón Lizano.

Tuvo la capacidad y la visión de corregir y de mejorar las leyes educativas de 1886.

En su paso por la educación y el Ministerio de Instrucción Pública quiso hacer del Magisterio una carrera, con estímulos profesionales para procurar la mayor perfección posible.

Señaló que era un “ineludible deber de todo Gobierno ilustrado tender su mano al maestro de escuela para sacarle de su estrecha condición en que vive, retribuirle sus servicios con largueza…, rodearle de respetos y miramientos sociales sus arduas y elevadas funciones, proporcionarle los medios necesarios para que pueda ilustrarse, robustecer sus conocimientos…. Crear recompensas pecuniarias…, estímulos honoríficos a favor de los que sobresalgan por sus virtudes profesionales…, ponerle al abrigo de la indigencia el día en que…en el caso de una vida de abnegación y sacrificios este modesto artesano de la civilización pida sustento y descanso a la Patria”.

En su época un 80% del cuerpo docente eran maestros improvisados. No se había desarrollado la carrera magisterial. Ello lo llevaba a valorar que “sin un personal idóneo y numéricamente suficiente, la escuela popular no puede progresar gran cosa ni salir del estado casi embrionario en la que la vemos hoy día…” Para ello propuso fundar escuelas normales, crear estímulos materiales y morales para atraer jóvenes al magisterio.

Miguel Obregón fue el autor del Reglamento Orgánico del Personal Docente, con lo que se le dio el rango profesional a la carrera del magisterio.

Impulsó también la educación agrícola con el Departamento Agrícola Escolar. Impulsó también la educación nocturna de adultos, la legislación escolar.

Se preocupó por la “educación política” a la cual la Escuela debe ponerle más atención. Para Miguel Obregón Lizano “la instrucción cívica debe comenzar desde al año tercero. Destinado a la vida democrática y debiendo tomar parte más activa, más o menos directa, en los negocios públicos, natural parece que salga ya de la escuela con un caudal de nociones claras y precisas sobre la Constitución del Estado, estructura del gobierno, deberes y derechos del ciudadano etc. Es la manera de precavernos contra los extravíos de la opinión, que tan funestas consecuencias suelen producir en las luchas eleccionarias. Ni debemos olvidar tampoco que la ignorancia, la indiferencia y la desmoralización, en lo político, son enfermedades endémicas en nuestras democracias, y el lote que ha cabido, por desgracia, a estas naciones latinoamericanas”, decía en la Memoria de Instrucción Pública de 1897.

Con los educadores Juan Rudín y Napoleón Quesada transformó métodos y sistemas de enseñanza.

El siglo XIX conoció las reformas escolares de 1849, 1869, 1886 y 1899, ejecutadas e impulsadas por los Presidentes Dr. José María Castro Madriz, Jesús Jiménez, y por los grandes educadores Mauro Fernández y Miguel Obregón Lizano.

La Reforma del 24 de diciembre de 1907, con el Reglamento Orgánico del Personal Docente, que impulsó Miguel Obregón hizo que la educación y la instrucción pública dejara de ser “asilo de funcionarios menesterosos, refugio de incapaces y centro de compadrazgos políticos”.

Esta Reforma regularizó a los maestros buenos, los estimuló, les garantizó sus puestos, les aumentó sus pagos, les estimuló el estudio, les facilitó ascensos y desarrolló el escalafón de maestros, les aisló de las luchas políticas, les aseguró medios dignos de subsistencia, facilitó la dedicación exclusiva en el trabajo magisterial, de la enseñanza, le dio vida a las escuelas.

Para él, la formación de los buenos maestros era la clave, al buen maestro, buenas escuelas.

En lo referente a la gestión técnica de las escuelas se le deben leyes, programas, reglamentos, la administración escolar.

Miguel Obregón es una de la páginas más brillantes de la Instrucción y la Educación Pública costarricense, de la cultura y el alma nacional. Fue continuador y complemento de Mauro Fernández.

Los informes que dejó Miguel Obregón Lizano son una rica fuente de datos, de información y de valoración de la educación nacional cuando él la tuvo a cargo en sus principales funciones.

Los valladares y obstáculos políticos que enfrentó el Ministerio de Instrucción Pública, en tiempos de Miguel Obregón no le permitieron hacer más, porque querían hacer de la educación resortes, instrumentos y medios políticos de gobiernos y de gobernantes.

Se distinguió Miguel Obregón Lizano con una larga y fructífera vida en la función pública como Oficial de la Contabilidad Nacional, (1884), Oficial Mayor de la Secretaría de Instrucción Pública, (1885-1886), Secretario particular del Presidente de la República (1886-1887), Delegado al Primer Congreso Pedagógico Centroamericano, realizado en Guatemala en 1893 y en 1894 donde desempeñó la Vicepresidencia del Congreso.

En 1899 viajó a Chile a resolver problemas de estudiantes costarricenses en el Instituto Pedagógico de Santiago. Fue colaborador de las Revistas y publicaciones El Maestro, el Boletín de Enseñanza, la Revista de Educación, la Revista América., editada en New York. Fue fundador y Director del Boletín de las Escuelas Primarias. Fue colaborador del Almanaque Gotha.

Fue también Director del Instituto Físico Geográfico (1924-1934), miembro del Patronato Nacional de la Infancia (1931-1934).

En 1914 se estableció la Escuela Normal con bases firmes, bajo el Gobierno de Alfredo González Flores, que fue derrocado en enero de 1917 por Federico Tinoco, su Secretario de Guerra.

En setiembre de 1917 bajo la dictadura del Gobierno de Federico Tinoco Granados, el Consejo de Profesores del la Escuela Normal acordó colocar en la Biblioteca de la Escuela Normal un retrato suyo. Cuando en abril de 1918 la dictadura destituyó, del cargo de Director de la Escuela Normal, al educador y escritor Joaquín García Monge, Miguel Obregón retiró su retrato. En 1919, caída la dictadura el Consejo de Profesores volvió a colocar su retrato.

En 1920, en mayo, asumió Miguel Obregón la Secretaría de Instrucción Pública, desde donde continuó apoyando a la Biblioteca Nacional, logrando que en la Gaceta se hiciera mensualmente un informe del movimiento bibliográfico nacional.

Para Miguel Obregón Lizano la educación debe generar un espíritu para dar luz a los caminos de los escolares y engrandecer a los ciudadanos. La educación, consideraba, debe conducir al desenvolvimiento integral del niño, de manera que comprenda vida física, intelectual y moral con aspiraciones de patriotismo ilustrado.

Para él, el niño antes que pensar debe vivir donde sus intereses y los de su corazón estén por encima de los intereses del entendimiento.

Consideraba a la prensa como un instrumento sagrado de la cultura, como una de las actividades del pensamiento reservado para educar, no para desahogar malas pasiones.

Miguel Obregón Lizano era una persona de trato afable, respetuoso de la dignidad de los estudiantes, tenía gran capacidad didáctica, era magnífico organizador, de gran cultura, sereno en su modo, modesto, bondadoso, honesto a toda prueba, ejemplar hombre de hogar, como esposo y padre de sus catorce hijos, discreto de los servicios que prestaba, escudriñador analítico, de penetrante visión científica, fue un hombre libre de pasiones y de prejuicios, leal con sus convicciones, participó de buenas causas y “fue un altivo cruzado de la redención de los pueblos por la cultura”. Sentó en mucho las bases de la educación democrática nacional del siglo XX. Fue un humanista y gran conocedor de la Historia Patria y especialmente fue un gran Geógrafo.

Falleció el 24 de julio de 1935. Su deceso conmocionó al país, la cultura y la educación nacional. Su huella y paso en la cultura, por las Bibliotecas públicas y en la Historia Nacional es indeleble

Entre los reconocimientos y distinciones que se le hicieron están los siguientes:

Medalla “Premio al Mérito” del Instituto Nacional Universitario,

Diploma y Medalla de oro de la Exposición Universal de Chicago, en 1893,

Diploma y Medalla de oro del Primer Congreso Pedagógico Centroamericana, realizado en Guatemala en 1894

Diploma y Medalla de Oro de la Exposición Centroamericana, reunida en Guatemala, en 1898,

Medalla de la Cuarta Conferencia Sanitaria Panamericana, en 1909,

Medalla de Oro otorgada por los maestros del circuito II de la Provincia de Heredia, en 1920,

Medalla de Oro y Diploma conmemorativo del Primer Centenario de la Independencia, en 1921,

Medalla de Oro y Diploma de la Universidad de Wurzbourg, concedida exclusivamente a los Beneméritos de la Universidad, en 1923,

Oficial de Instrucción Pública de Francia, laureado con Palmas de Oro, en 1924,

Medalla de Oro y diploma Honorífico como socio Fundador de la Sociedad Astronómica de Francia,

Medalla de Oro otorgada por los Maestros del Circuito III de la Provincia de Heredia, en 1934 y,

Medalla de Orto otorgada por las alumnas de la Escuela Vitalia Madrigal, de San José.

En su reconocimiento también varias escuelas en distintas partes del país recibieron su nombre, Miguel Obregón Lizano.

En 1989 la Asamblea Legislativa le declaró Benemérito de la Patria.

Un Presidente y sus cruzadas contra la «hora tica», los judíos y los comunistas y una propuesta de cómo se podría conmemorar a este y sus actividades

SURCOS comparte el texto del académico alemán, Dr. Jochen Fuchs, escrito durante su última estadía en Costa Rica. Fuchs trabaja en la Universidad de Magdeburgo en Alemania, cuenta con doctorados en Derecho y en Ciencias Políticas, y además es autor de libros de guías turísticas de Costa Rica.

Un Presidente y sus cruzadas contra la «hora tica», los judíos y los comunistas y una propuesta de cómo se podría conmemorar a este y sus actividades

San José tiene muchos monumentos. El centro de la ciudad está lleno de monumentos, monumentos de hombres. Las mujeres no tienen monumentos, tienen hijos, cocinas, maridos y la iglesia. Las mujeres no tienen tiempo para acciones que los monumentos recuerden.

¿Pero quién tiene el monumento más grande de San José, probablemente no solo de San José, sino de todo el país? El monumento más grande de todos conmemora a un luchador contra la “hora tica”. Casi todos están en contra de la “hora tica”.

Según una encuesta, el 76 por ciento de los ticos está en contra de la “hora tica” (porque “es una falta”; ver “La Nación” 4 de mayo de 2011). Pero no son honrados por un monumento, solo un valiente luchador contra la “hora tica” ha recibido un monumento: León Cortés.

¿Qué hizo Cortés? Un día Cortés llegó a la Central de Correos a las 8 a.m. No iba solo. Llegó con su reloj de bolsillo. Si un funcionario postal llegaba 5 minutos tarde, el funcionario era despedido.

¿Por qué? Cortés era entonces Presidente de Costa Rica y un valiente luchador contra la “hora tica”. Quería disciplina y orden, y no la “hora tica” – disciplina y orden como en otros países, disciplina y orden como en los países de sus amigos, donde no había “hora tica”, sino trenes puntuales y autopistas buenas.

Cortés luchó en batallas contra la “hora tica” no solo frente al edificio Central de Correos en San José, sino en todo el país. Aunque Costa Rica era un poco más pequeño que los países de sus amigos a quienes admiraba ––aunque estos amigos podrían no haberlo conocido–– no luchó menos amargamente como lo hizo Hernán Cortez durante la Noche Triste en Tenochtitlán. León Cortés luchó por ejemplo otra batalla contra la “hora tica” en Vara Blanca. El gobierno, más concretamente el Presidente, construyó una carretera cerca de Vara Blanca. Por supuesto, el Presidente no construyó con sus propias manos; el Presidente había ordenado construir una carretera. Al Presidente le encantaba construir carreteras. El Presidente sabía que a sus amigos al otro lado del mar les encantaba construir carreteras (y obras públicas grandes) también – para preparar su guerra contra los polacos, los comunistas y para sus carros tipo “Volkswagen” (y campos de concentración como Dachau, Buchenwald y Sachsenhausen para los enemigos de la sociedad fascista y los judíos). Bueno, no había muchos polacos, judíos o comunistas alrededor de Vara Blanca, pero carretera es carretera y esas faltaban con seguridad.

Un obstáculo para la construcción de carreteras fue la “hora tica”. Un día, el Presidente llegó sorpresivamente al sitio de construcción a la hora de trabajo. Únicamente un trabajador estaba presente, todos los demás trabajadores eran víctimas de la “hora tica”. Cortés promovió al trabajador, pero despidió a todos los demás al final del día. De esta forma, él derrotó la “hora tica” cerca de Vara Blanca.

Pero el Presidente necesitaba ayuda con la construcción de carreteras ––y no solo para eso, porque no solo quería construir carreteras, sino que tenía muchas ideas más para el futuro brillante del país–– como sus amigos al otro lado del mar. Cortés encontró ayuda. La ayuda vino del otro lado del mar. Su ayudante era ingeniero y se llamaba Effinger, Max Effinger. Max Effinger fue un buen ayudante.

Siempre llegaba a tiempo, no conocía la “hora tica”, porque la “hora tica” era desconocida más allá del mar. Effinger era inmune a la “hora tica” y el Presidente ganó otra batalla contra la “hora tica” naturalizando a Max Effinger. Primero el ingeniero Effinger había trabajado como jefe de las obras públicas, construyendo carreteras y obras públicas ––no tan famosas obras públicas como el campo de concentración de Dachau o tan bellas como el campo de concentración de Sachsenhausen, “el campo de concentración más bello” (Bernhard Kuiper, arquitecto de campos y SS Obersturmführer 1937) porque Costa Rica no necesitaba campos de concentración (tenía la isla de San Lucas), pero obras públicas con “valor patrimonial” y “más significativos del paisaje urbano” (Municipalidad de Liberia 2019) como el Cuartel de Liberia.

Pero Cortés necesitaba más ayuda en otros campos de batalla. Él no era solamente un luchador grande contra la “hora tica”, lo era también contra los “rojos” y los migrantes (no de Nicaragua, pero de Polonia y no por el nuevo virus, pero por la raza judía).

En el año 1936 Cortés despidió a Carlos Luis Sáenz, director de la Escuela Normal de Heredia ––como “poeta de los niños” muy peligroso y como militante muy rojo del Bloque de Obreros y Campesinos del Partido Comunista Costarricense–– y en el año 1938 el gran luchador antibolchevique impidió por lo menos con fraude electoral, que el “poeta de los niños” se convirtiera en diputado rojo de la Asamblea Legislativa. Pero Sáenz no fue el único rojo, había muchos, muchos más. Y por eso Cortés necesitaba ayudantes, muchos, muchos más ayudantes. Él tuvo mucha suerte. Había encontrado un gran ayudante para este campo de batalla: Effinger, Max Effinger. Y Effinger tenía amigos, muchos amigos, poderosos amigos –– y si no tan poderosos, por lo menos amigos con un hermano grande. Y los amigos ayudaron al Presidente, porque Effinger era su líder, el líder del partido fascista, el “Führer” de NSDAP (AO) de Costa Rica, y el “Führer” mandó a sus amigos a ayudarlo.

Incluso tenían una fortaleza, la fortaleza se llamó Club Alemán. Bueno, no era una fortaleza muy grande, pero sí muy linda, y a veces había fiestas elegantes– para fortalecer el poder, para escuchar la recitación de la poesía impresionante de la chiquita Margarita (“Adolfo Hitler, el libertador de la tierra alemana”), hija del educador, embajador y escritor Luis Dobles Segreda, y para celebrar la unidad: un partido, un club, un Effinger. Y el Club Alemán no era el único castillo de los amigos. Tenían desde el año 1912 la Escuela Alemana (hoy día Colegio Humboldt) como pequeña fortaleza y su director Hannes Ihring, fundador del pequeño movimiento fascista, que se honró con el nombre del libertador de la tierra alemana: “Hitlerjugend”.

Y tenían un gran hermano, que era un hermano muy grande: no un cañonero, ni un buque torpedero, ni un crucero, no: un acorazado. El acorazado SMS Schleswig-Holstein – por lo menos en el año 1937; (más tarde no tuvo tiempo, tuvo que navegar a las playas de Polonia, a “Westernplase” para empezar la Segunda Guerra Mundial, disparando el primer tiro contra los polacos [también enemigos del Presidente, por lo menos los polacos de la raza judía] o como el “Führer” en Berlín dijo por radio: “disparar de vuelta”).

El acorazado SMS Schleswig-Holstein: un hermano poderoso, un hermano convencido con más de 750 amigos alemanes (ver www.ticoclub.com/schleswig.htm). Y todos ayudaron al Presidente, gran luchador contra los rojos. Y el Presidente estaba muy feliz porque tenía muchos amigos. El invitó a todos, al comandante Krause, a los marineros no rojos, no judíos, a todos sus amigos a la Casa Amarilla y ––porque no todos los 750 amigos del acorazado tuvieron espacio en la Casa Amarilla–– tal vez las “Madames” de los burdeles de Limón también estaban felices. Los amigos del “Club Alemán” estaban ciertamente felices e invitaron a todos a un gran baile “en honor del señor Presidente de la República”. Y todos vinieron, incluido el gran luchador contra la “hora tica” para presidir “junto con doña Lilly Knohr (sic!)”, la esposa de uno de los fascistas más importantes, la fiesta, que inició ––según “La Tribuna” del 26 de enero de 1937–– “con la más precisa exactitud a la hora” (¡y no a la “hora tica”! J.F.).

El periódico “La Época” (28 de enero de 1937), portavoz de los círculos clericales más reaccionarios, celebró en su primera página: “Al honorable y caballeroso Comandante Krause, alta oficialidad y cadetes de buque (…) Vuestro arriba a estas playas a tiempo anunciado [¡y no a la hora tica”, J.F.] fue vivamente esperado por el pueblo de Costa Rica”. (Por todo el pueblo realmente no, había protestas de ––según La Época–– “gentes sin principios” y estos verdaderos católicos, llenos de caridad cristiana, solo tuvieron un deseo: “estas basuras sociales se consumen lentamente en el crematorio de la conciencia nacional” – bueno, los fascistas sin caridad cristiana han usado crematorios reales para la “basura social”.)

¿Que hizo esa “gente sin principios”, esa “basura social”? En Heredia, por ejemplo, el segundo comandante encontró una hoja suelta con críticas de Hitler debajo de la puerta de su residencia (y según La Tribuna del 24 de enero de 1937 “dio instrucciones de detener a los sujetos que circulaban la publicación”).

¿Y qué hizo la gente con principios, la gente que no era parte de la “basura social”? El 26 de enero de 1937 por ejemplo, visitaron la recepción del Club Unión, en honor de los amigos que han llegado a bordo del acorazado SMS Schleswig-Holstein al puerto de Limón. En el Club Unión estaba presente también el gran luchador contra la “hora tica” ––ahora no con doña Lilly, sino con “su honorable señora esposa” – naturalmente “a la hora indicada”–– según “La Tribuna del 27 de enero de 1937, y no a la “hora tica”.

Otros visitaron el cine “Palace” para ver la película italiano-alemana “Los cien días de Napoleón” – “según la obra de Benito Mussolini (El Duce de Italia)” como informó el cine en su anuncio ––el primer film sonoro sobre Waterloo, que contó con el apoyo en la distribución de Visorio Mussolini, hijo del Duce y como piloto de guerra, que describía sus bombas como “capullos de rosa” colaborador del Generalísimo Franco, otro gran amigo del Presidente.

“La Época” no fue el único periódico con una opinión muy alta sobre los amigos del Presidente. Un Sr. “REX”, periodista de “La Tribuna”, por ejemplo dirigió las siguientes palabras a los amigos del Presidente: “Caballeros alemanes estáis en una tierra pequeña de territorio, pero grande en nobleza hospitalaria por temperamento. (…) Aplauso, cariño, franqueza, lo único que tenemos y lo único que os damos. (…) Seguid vuestra ruta, fija vuestra mirada en el horizonte, en el único horizonte y el único ideal de vuestro jefe, el canciller Hitler (…) Adelante pues, hijos de Alemania (…) ¡Caballeros de la nueva Alemania!, seguid siempre unidos a vuestro jefe (…) como primer bastión occidental frente a la ola bárbara que amenaza la civilización del mundo, desde los hielos de Rusia.” Y como despedida, les deseó: “¡Caballeros Germanos!, feliz viaje. (…) Qué corta ha sido vuestra estadía en esta tierra, y sin embargo, qué grande ha sido la comprensión que hacia Alemania habéis dejado en este pueblo. ¡Unión… Cultura…Amistad… Simpatía… y más Unión! Felices vosotros, que unidos y a la sombra de un único jefe habéis sabido encontrar en el Nacional-Socialismo, el resurgimiento de vuestra Nación! (…) adelante con él, fieles siempre con vuestro jefe, que él, con la nueva bandera alemana, os está diciendo a vosotros y al mundo entero, allí enterramos un pasado y aquí sembramos un porvenir” (La Tribuna, 28 de enero de 1937).

Por lo tanto, Costa Rica, un país feliz, con un presidente valiente, amigos buenos y poderosos en todo el mundo y con poca basura social, ¿se podrá mantener sin problemas? En general sí, pero si se fijaba la mirada en el horizonte, se podía ver una amenaza, una ola bárbara para la civilización: no nicas, sino casi desde los hielos de Rusia: polacos (como se llamaban los judíos en ese tiempo según sus pasaportes) que primero quisieron fugarse de la sombra del ideal del canciller Hitler (y un poco más tarde de los tiros del acorazado SMS Schleswig-Holstein) para invadir Costa Rica.

Por eso el Presidente necesitaba otra vez ayuda. Y un buen amigo, quien previamente había ayudado al Presidente a construir el cuartel de Liberia, un baluarte contra rebeliones y/o ataques posibles de los guanacastecos (ver los periódicos “Marcha sobre Roma” y “El Guanacaste” y la movilización del centro político cultural “La Casa de Guanacaste” y la “Confraternidad” (partido político de Francisco Vargas Vargas) – debió ayudar otra vez, ahora no con piedras y cemento, sino con papel y tinta, a construir un baluarte contra la invasión de los “polacos”, ahora no en un sitio de construcción, sino detrás de la mesa en el despacho del director de migración: Effinger, Max Effinger. Su trabajo detrás de la mesa en el despacho del director de migración consistía en garantizar que incluso en el futuro brillante del país “ojos, serenamente azules, ––en los que se refleja toda la poesía del Rhin”–– como los ojos de “señora Agmes (sic!) Hammerstein” según “La Tribuna” del 27 de enero de 1937 – puedan ver “esa tierra pequeña de territorio, pero grande en nobleza hospitalaria por temperamento”, pero no los ojos polacos o, peor aún, ojos judíos, con o sin nobleza hospitalaria por temperamento.

Max Effinger tenía a un diplomático como colaborador, como partidario – conectado también a la poesía, no a la poesía del Rhin, sino a una niña de poesía. La chiquita Margarita recitó un poema en honor de Adolf Hitler. Su padre, su educador natural, era Luis Dobles Segreda (Áncora 20 de Abril de 2008), educador, escritor y diplomático costarricense, como informa “Wikipedia”.

¿Qué hizo Luis Dobles Segreda además de entrenar a su hija para que recitara poemas? Como diplomático costarricense asistió a la conferencia de Evian del 6 al 15 de julio de 1938 – y no solo él, sino también representantes de otros 31 países más participaron en la conferencia. La conferencia, una iniciativa del presidente Rossevelt, tenía como objetivo resolver el problema de los judíos de Alemania, que querían encontrar un puerto seguro para salir del ”Reich”, que querían encontrar países que quisiesen otorgarles una visa, porque sin una visa no había forma de salvarse. ¿Y cuál era la tarea de Dobles Segreda en la conferencia? Él era más o menos la punta de lanza en la lucha contra los ‘polacos’, contra la invasión judía de Costa Rica, el puesto de avanzada más externo del escritorio de Max Effinger para salvar a Costa Rica como puerto seguro de los ojos azules y de la imperecedera comunidad de sangre española (como dijo el ministro de España el 12 de julio de 1934 y como se puede leer hasta hoy en la placa conmemorativa frente de la iglesia principal de Heredia).

Luis Dobles Segreda hizo un buen trabajo – como hizo Effinger. No hubo invasión de ‘polacos’ (judíos) en Costa Rica.

Golda Meir, Primera Ministra de Israel entre 1969 y 1974, quien estuvo presente como observadora en la conferencia, describió más tarde la situación de la siguiente manera:” (…) escuchando a los representantes de 32 países ponerse de pie uno tras otro y explicarles cuán terriblemente les gustaría recibir a más refugiados y cuán terriblemente lamentaban no poder hacerlo, fue una experiencia impactante.”[1]

¿Qué pasa más tarde? Sabemos que en el año 1952 fue inaugurado el monumento más grande de San José en honor de León Cortés. Probablemente todos los fascistas alemanes de Costa Rica estuvieron presentes en la ceremonia de inauguración del monumento, porque el 20 de abril de 1952 tuvieron la oportunidad no solo de celebrar la inauguración del monumento en honor a su gran amigo costarricense, sino también de celebrar el cumpleaños de su querido “Führer” Germánico – como en los tiempos gloriosos en el Club Alemán (desafortunadamente sin lindos poemas de la talentosa niña Margarita Dobles). Don Oso, hijo de León Cortés, quien una vez escribió una carta de Alemania a su papá, lleno de admiración por el “Führer”, estuvo presente – al igual que el presidente Otilio Ulate y todos los líderes anticomunistas del PLN, ganadores de la guerra civil – y cerca 50.000 ticos más.

Cortés fue declarado Benemérito de la Patria en 1949. Su corazón está en la iglesia de Alajuela.

Luis Dobles Segreda, una vez Secretario de Educación durante la Administración de Ricardo Jiménez Oreamuno, fue designado Ministro de Educación por Ulate en 1949 y declarado Benemérito de la Patria en 1994; no se construye un monumento en su honor, sino que en 1959 se fundó el Liceo Luis Dobles Segreda – muy cerca del monumento de Cortés.

Max Effinger no fue honrado con un monumento, ni fue declarado Benemérito de la Patria. Después de un período en el campo de concentración en La Sabana, donde ahora se encuentra el estadio nacional, fue deportado a los Estados Unidos el 2 de abril de 1942 y regresó a Costa Rica después de la Guerra.

¿Y ahora? ¿Vamos a destruir o remover el monumento de León Cortés? Los argumentos de Antonio Trejos (ver Semanario Universidad 26.09.2017) son muy buenos y mucha gente ha firmado una petición con ese objetivo. La queja de Trejos de que en Costa Rica no existe monumento alguno que honre a los judíos y comunistas perseguidos por Cortés tiene mucho peso también. Pero no creo que la destrucción del monumento va a destruir el “mito Cortés”.

Tengo otra idea – no es 100 % idea mía, el artista Rainer Jooß de Heidenheim (RFA) es responsable de mi idea. ¿Por qué? Tenía una muy buena idea para destruir el “mito de Rommel”. Erwin Rommel de Heidenheim fue un soldado que tenía no solo mucho éxito por matar miles y miles de seres humanos durante la era fascista, especialmente en África, sino que también fue responsable de la muerte de muchos “rojos” de Lindau, Schwäbisch Gmünd etc., en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial – y el número de víctimas de Rommel sigue creciendo hoy, más de 75 años después de la guerra. Durante la Guerra Fría, Rommel fue presentado como un buen soldado, soldado de estilo antiguo, víctima de Hitler, etc. y se construyeron monumentos en su honor, también en su ciudad natal, Heidenheim: un monumento grandioso, y 80% de su costo fue pagado por veteranos. En los años siguientes hubo controversia, la izquierda, las feministas, los pacifistas, solicitaron destruir el monumento, los veteranos, la derecha, los militaristas, defendieron a su héroe.

¿Y qué hizo el artista? Hizo una imagen de una víctima de Rommel, una víctima actual, una víctima que perdió un pie, porque las minas terrestres de Rommel, que ordenó enterrar para evitar el avance de los Ingleses aún están intactas, están in situ y hacen siempre lo mismo desde sus primeros momentos bajo la tierra: hacer daño, matar a seres humanos, producir víctimas.

Ahora sobre el monumento grandioso del General feldmarschall cae la sombra de una víctima y esa sombra tiene en mi opinión el poder de destruir el mito de Rommel.

Entonces, ¿por qué no construir imágenes, estatuas, monumentos, etc. de las víctimas de Cortés alrededor del monumento más grande de la ciudad? Fotos, siluetas, monumentos conmemorativos, etc. de los comunistas en las cárceles, sitios de tortura, en la isla de San Lucas, y otros lugares, de los judíos, los «polacos» frente a los consulados, embajadas, en trenes de deportación – para destruir el mito de Cortés, para manchar el honor del Presidente, y para honrar a los comunistas, a los «polacos», y quizás también para los inmigrantes de hoy, que no solo son víctimas de Rosweilers como Natividad Canda, sino también víctimas de personas con pensamientos similares y sin conciencia como el Presidente Cortés, sus súbditos, sus amigos y sus seguidores.

¿Y la “hora tica”? ¿Qué hacemos con la “hora tica”? Quizás la “hora tica” perdió algunas batallas, pero no perdió la Guerra. La “hora tica” no es una víctima de Cortés. La “hora tica” vive.

¡Viva la “hora tica”!

[1]         Meir estaba equivocada. El representante de la República Dominicana declaró su disposición a aceptar 100.000 judíos. La colonia Sousa para refugiados fue fundada allí. Su jefe, el dictador Trujillo, no era un ángel, sino un racista. No le gustaban los negros. Los nicaragüenses de los dominicanos son los haitianos. Para Trujillo, los haitianos eran negros y los dominicanos eran blancos. Pero sabía que no todos los visitantes de la isla pensaban que los dominicanos eran blancos. También sabía que los judíos eran blancos. Para hacer de la República Dominicana un país de blancos, se necesitan muchos blancos.

Compartido con SURCOS por Lorea Pino.

Clorito Picado como modelo de vida

Luko Hilje

Publicado originalmente en el año 2002, en la revista Manejo Integrado de Plagas (No. 64: 1-4), del CATIE.*

Introducción

Se puede decir que en Costa Rica, Clorito Picado tiene una presencia permanente en la vida cotidiana: es Benemérito de la Patria; su imagen aparece en los billetes de dos mil colones; un instituto para la investigación y producción de sueros antiofídicos, una clínica médica y un colegio públicos (el de Turrialba), así como el auditorio principal de la Universidad Nacional (UNA), portan su nombre; en esos lugares y en la Universidad de Costa Rica hay estatuas en su memoria; también llevan su nombre los galardones nacionales anuales en ciencia y tecnología; y hasta se le cita con cierta frecuencia en la prensa, aún casi 60 años después de su muerte, tanto en aspectos científicos, como filosóficos y políticos.

No obstante tal ubicuidad, son pocas las personas que realmente conocen sus múltiples, ricos y profundos aportes. Pero resulta aún más desconocido que Clorito hiciera importantes y pioneras contribuciones en el campo del manejo de plagas, que es lo que nos interesa resaltar en este artículo. Sin embargo, para comprender a cabalidad dichos aportes, es preciso contextualizar a este hombre excepcional, en el tiempo y el ambiente en que le correspondió vivir.

Un esbozo de su vida

El mejor recuento biográfico de Clorito, sumamente ameno por su gran calidad literaria y científica, fue escrito por el Dr. Manuel Picado Chacón, pariente suyo (Picado 1964). Es un texto proveniente del cerebro y mano de un verdadero enciclopedista, pues a la inédita mezcla de microbiólogo y economista que fue, él sumó sus destrezas como pintor, escultor, musicólogo, poeta, cuentista y ensayista. De ahí hemos tomado los datos necesarios para elaborar el siguiente esbozo biográfico.

El diminutivo Clorito, correspondiente al nombre Clodomiro, le fue adjudicado de por vida, debido a su pequeña y frágil complexión. Fue hijo único de un profesor de matemática, Clodomiro Picado Lara, y de la señora Carlota Twight Dengo, hija de don Enrique Twight, escocés y profesor de ciencias. Aunque ambos padres eran costarricenses, Clorito nació en San Marcos, en Jinotepe, el 17 de abril de 1887, pues su padre había sido contratado como profesor en Granada, Nicaragua.

A los tres años de edad regresó con su familia a Cartago, ciudad nativa de sus padres, cuando ya el abuelo había muerto. Sin embargo, los libros que éste dejó, sumados a la exuberante naturaleza de la zona, cuyos misterios lo cautivaron e invitaron a desentrañarlos, precozmente estimularon en él una fuerte inclinación hacia las ciencias naturales. Ahí realizó sus estudios primarios, y los secundarios en el vetusto y célebre Colegio San Luis Gonzaga, aunque para obtener el bachillerato de secundaria debió viajar a San José, la capital del país, al Liceo de Costa Rica. Brillante desde siempre, y cimentada su vocación hacia las ciencias naturales, recién graduado y con apenas 20 años de edad, fue contratado como profesor de dicha materia en el Colegio de su amada ciudad.

Sus sobresalientes méritos intelectuales justificaron que, muy pronto, sus colegas lo postularan para que recibiera una beca del Estado, y fue así como en 1908 partió hacia Francia. Allá obtuvo diplomas superiores en Zoología y Botánica en La Sorbona y, en 1913, el doctorado de la Universidad de París. Aunque su tesis doctoral versó sobre un tema de biología básica, como lo es la fauna asociada con plantas epífitas (“piñuelas” o bromeliáceas) en regiones tropicales, era evidente que tenía inquietudes científicas y sociales más amplias. Y ese mismo año, aún sin haber defendido su tesis doctoral, fue invitado a incorporarse como alumno en el Instituto Pasteur y en el Instituto de Medicina Colonial de París, donde al lado de prominentes sabios realizó estudios de serología, bacteriología y enfermedades tropicales.

Su regreso a Costa Rica, en 1914, marcó el inicio inmediato de la que sería una carrera incesante y fecunda de entrega a su patria y sus semejantes. Desde la dirección del Laboratorio de Análisis Clínicos en el Hospital San Juan de Dios, y después como profesor de enseñanza secundaria y universitaria, demostró ser muy versátil, incursionando en campos tan disímiles como la endocrinología, la hematología, la inmunología, los sueros antiofídicos, varios temas de salud pública, e incluso la agricultura.

Pero, a la vez, lejos del riesgo de ser superficial por abarcar tantos campos, Clorito resultó prolífico no solo por sus originales hallazgos científicos, sino también en soluciones prácticas a problemas cotidianos, ya fueran de salud pública o de producción agrícola. En medio de muy serias limitaciones de infraestructura para hacer ciencia, que él logró paliar gracias a su tenacidad, creatividad e inventiva, consolidó su inmensa obra.

Incluso hoy todavía se argumenta que, en realidad, él fue el descubridor de la penicilina, pues se anticipó al hallazgo del célebre Dr. Alexander Fleming en 1939. Desde 1923, Clorito había observado la destrucción de bacterias causada por sustancias emitidas por hongos del género Penicillium, las cuales aisló, describió y hasta utilizó para curar pacientes, como lo informó en el artículo Vacuna curativa no específica, publicado en 1927 en una revista de la Sociedad de Biología de París, el cual, evidentemente, fue ignorado por la comunidad científica universal.

Asimismo, además de su inmensa labor científica sensu stricto y su vasta producción en revistas científicas nacionales e internacionales, así como sus indisolubles vínculos con la ciencia francesa y universal, Clorito, humilde y noble, no olvidó el deber social de compartir su conocimiento con aquellos semejantes ajenos a los círculos académicos. Fue por ello que escribió con mucha frecuencia sobre temas científicos, siempre con palabras sencillas, tanto en la prensa como en revistas divulgativas.

Pero, en realidad, su compromiso fue mucho más allá. Su mente crítica y escéptica, sumada a su carácter irónico, fuerte, e incluso áspero, lo llevó a tomar, por escrito, posiciones valientes e indoblegables en temas de importancia social y económica, así como de política nacional e internacional; pero también hizo apreciaciones sobre arte y literatura, intereses que supo cultivar desde joven y que acrecentó en su contacto con la refinada cultura francesa, para convertirse así en un verdadero humanista y enciclopedista.

Sin embargo, como era de esperar, la dimensión cívica de Clorito, bastante inusitada en el mundo de las ciencias fácticas, le significó no solamente incomprensión, sino también ofensa y escarnio por parte de algunos detractores, pues contrariaba los convencionalismos de un medio más bien complaciente y anodino, como el costarricense, así como los intereses de ciertos sectores poderosos. Pero nunca se amedrentó. Murió, tras una prolongada enfermedad, el 16 de mayo de 1944, en compañía de su esposa, doña Margarita Umaña, y de su hijo adoptivo Mario Picado Umaña (destacado poeta nacional, ya fallecido). Sin embargo, a pesar de tal enfermedad, nunca dejó de asistir a su laboratorio, e incluso pocos días antes de morir, Clorito aún estaba activo con sus lúcidas opiniones por la prensa.

Por fortuna, para conocer y valorar estos aportes de Clorito, además del libro antes citado (Picado 1964), el cual incluye fragmentos de muchas de sus publicaciones, hoy contamos con un libro de gran valor analítico (Manzanal 1987) y con siete volúmenes de sus Obras completas (Picado 1988); éstas se publicaron para conmemorar el centenario de su nacimiento, gracias al enorme esfuerzo de un discípulo suyo, el Dr. Alfonso Trejos Willis (quien, lamentablemente, murió poco antes de la aparición de los libros), y de la Editorial Tecnológica de Costa Rica.

En lo personal, siempre he sentido una profunda admiración por esa vertiente cívica de Clorito. Por eso creo resumir cabalmente mis sentimientos en las siguientes palabras, publicadas al conmemorarse el centenario de su nacimiento (Hilje 1987): “Buscó un rincón, porque los escenarios mayores y las palestras estaban reservados para otros:  para los que hallaron formas fáciles de vivir a través de la política. Y ese fue un rincón portentoso, prodigioso, desde donde su luz y su voz no cesaron de brillar y resonar. Su silencio fue el del hacedor de ciencia, del creador, del sabio. Su sonoridad, la necesaria para enfrentar con dignidad y sentido de humanidad a los corruptos, los hipócritas, los pusilánimes y los déspotas. No fue, entonces, el científico timorato, presuntamente aséptico, tan común hoy, sino el hombre comprometido -en su amor y vocación por la verdad- con su ciencia y los problemas sociales de su tiempo, con la humanidad. Por eso fue que Clorito se hizo parte de la Patria”.

Sus aportes a la protección vegetal

Uno de los mejores intentos por ponderar la obra plural y multidimensional de Clorito aparece en el último volumen de sus Obras completas (Picado 1988), en el cual varios autores analizan, en artículos separados, dicha obra desde diversos ángulos disciplinarios (fisiopatología tiroidea, serpientes venenosas, salud pública, endocrinología, biología, agricultura, educación superior y literatura). Entre ellos, hay dos de gran interés para los propósitos de este artículo, escritos por un fitopatólogo (Gámez 1988) y un entomólogo (Jirón 1988), quienes identifican y valoran planteamientos y técnicas claramente relacionados con la protección vegetal.

Gámez (1988) se atreve a postular a Clorito como el primer fitopatólogo costarricense, resaltando sus aportes en el conocimiento detallado de enfermedades entonces novedosas, como la “helada” del frijol, debida a bacterias, y la “chasparria” del café, causada por hongos. Pero, sobre todo, destaca que Clorito supo transferir sus conocimientos de microbiología y endocrinología humanas para realizar hallazgos y propuestas muy originales, al demostrar que las plantas podían producir anticuerpos y, en tal medida, se abría la posibilidad de inmunizar los cultivos, para protegerlos contra enfermedades.

En otro campo, en su tesis doctoral ya era evidente el vasto conocimiento entomológico de Clorito, quien incluso descubrió entonces nuevas especies de insectos. A esto sumó sus aportes en el control biológico de las moscas de las frutas (Anastrepha spp.) y de la langosta migratoria Schistocerca piceifrons (= paranensis) (Jirón 1988). En el primer caso, sugirió su combate mediante el parasitoide Doryctobracon (= Diachasma) crawfordi, sobre el cual hizo valiosas observaciones de tipo básico y aplicado. En el segundo caso, realizó aplicaciones exitosas de la bacteria Coccobacillus acridiorum en la región de Guanacaste, para lo cual debió recurrir a su ingenio y hacer adaptaciones del método de inoculación de Herelle a ciertas condiciones de dicha región.

Estos hechos demuestran que a Clorito no le bastó con ser un científico de gran calibre en varios campos de la medicina humana, así como un hombre de refinada cultura y de pluma privilegiada, sino que también hizo aportes en la protección vegetal. Pero quizás lo más importante fue que, más allá de estos aportes concretos y valiosos en el campo de la fitoprotección, convirtió su obra en un modelo fehaciente de la interdependencia y conjunción del conocimiento básico con el aplicado, para contribuir en el desarrollo económico y social de su país. En nuestro ámbito de interés, supo capitalizar su vasto acervo científico para fusionar sabiamente el conocimiento biológico (básico) con el agronómico (aplicado), y así generar opciones tecnológicas que permitieran mejorar la producción agrícola del país.

En mi caso personal, debo mucho a esta figura cardinal que fue Clorito, pues ha dejado su impronta en mi vida. Recuerdo que, cuando comenzaba mi educación secundaria en el Liceo de San José, un día nos llevaron a la inauguración de la Clínica Periférica Dr. Clodomiro Picado, en el cantón de Tibás. A esa edad de adolescente, para mí ese fue un acto sin mayor trascendencia, y más bien largo y monótono, pero ¡cómo ignoraba yo -en medio del aburrimiento y la fatiga- el significado que Clorito tendría en mi vida profesional!

Fue cuando ingresé a la carrera de Biología en la Universidad de Costa Rica, en 1972, que de veras hallé a Clorito, y de manera más bien casual. Aunque afuera del edificio de la Escuela de Biología hay un inmenso busto de Clorito, tampoco había reparado en su vida ni su obra científica. Hasta ese entonces pensaba que yo sería un biólogo “puro”, y no tenía interés alguno en campos aplicados.

Pero fue justamente al tomar el curso de Historia natural de Costa Rica, bastante básico y enriquecedor, que me asignaron escribir una monografía y presentar un seminario. En esos días ayudaba a un hermano mayor que estudiaba Agronomía a preparar su colección entomológica, y me empecé a interesar por los insectos. Como en el patio de mi casa había un árbol de guayaba, del cual obteníamos larvas para criarlas hasta el estadio adulto, pensé que mi trabajo podría versar sobre el gusano de la guayaba (Anastrepha spp.). Cuando planteé el tema a mi profesor, Sergio Salas, me sugirió incluir aspectos de su control biológico, algo sobre lo cual nunca había escuchado nada.

Días después, ya inmerso en la biblioteca buscando información, quedé asombrado: ¡ahí estaba justo lo que buscaba! Hallé un pequeño artículo titulado Historia del gusano de la guayaba (publicado en 1920) que, en palabras sencillas y con abundantes ilustraciones, relataba numerosos aspectos de la historia natural de dichas plagas, así como de su control biológico mediante el parasitoide antes mencionado. Leí y releí ese texto, deslumbrado ante tantas cosas maravillosas y potencialmente útiles para la agricultura. Entusiasmado, en mi casa establecí crías rústicas de las moscas, esperando hallar parasitoides. Y si bien es cierto que nunca los encontré, en aquel momento hallé algo mucho más significativo y profundo: mi vocación definitiva por el manejo de plagas.

Decidí entonces que me especializaría en el manejo de plagas. Pero como en nuestra Escuela, obviamente, no había cursos aplicados, me matriculé en cursos optativos de las facultades de Agronomía y Microbiología, para acercarme así a la formación que deseaba. Y posteriormente, al concluir mi carrera en 1975, tuve la fortuna de obtener una beca de la Organización de Estados Americanos (OEA) para tomar un curso internacional de Control biológico de insectos, por varias semanas, en Tapachula, México. Esto reafirmó mis convicciones y expectativas. Ya después vendría la oportunidad de culminar mis anhelos, al realizar estudios de doctorado en manejo de plagas en el prestigioso campus de Riverside, de la Universidad de California, y regresar a mi patria para ejercer en dicho campo, primero en la UNA y hoy en el CATIE.

Colofón

Con los años, tuve la fortuna de acrecentar mi conocimiento sobre Clorito, al aumentar mis lecturas de su obra, y conocer y conversar con personas que lo trataron de cerca. Entre ellas sobresalió el amado Dr. Trejos Willis, quien fue un cabal discípulo de su maestro, no solo por sus notables aportes científicos, sino también por su honestidad y amor al prójimo, así como por la valentía y gallardía con la que defendió causas plenas de justicia social y de reivindicación nacional.

A su manera, él fue el relevo de su querido mentor. Y, de hecho, conocer a profundidad a don Alfonso fue lo que me inspiró para escribir las siguientes palabras en el artículo antes aludido (Hilje 1987): “Y si bien la figura de Clorito es paradigmática, simbólica, debemos cuidarnos de convertirlo en ícono, en santo acartonado, en mero objeto de ceremonias. Sí debemos portar y avivar en nosotros la pequeña llama de su actitud vital y convertir sus enseñanzas en una forma de vivir, de asumir la vida como científicos y ciudadanos, especialmente en tiempos en que nuestra identidad como pueblo parece desvanecerse entre la manipulación, la indolencia y el desaliento”.

Es decir, el legado científico y cívico de Clorito sigue vivo, y lo estará siempre y cuando sepamos inculcar en las nuevas generaciones de investigadores agrícolas las actitudes que él cultivó en abundancia: el apego a la verdad científica, y la generosidad y compromiso con sus semejantes más humildes.

Referencias

Gámez, R. 1988. Una apreciación de la contribución de Clodomiro Picado a la patología vegetal. In Obras completas (Picado, C.). Vol. 7. Editorial Tecnológica de Costa Rica. Instituto Tecnológico de Costa Rica. Cartago, Costa Rica. p. 159-167.

Hilje, 1987. Donde está Clorito. Semanario Universidad No. 771. 30-IV-87. p. 4.

Jirón, L.F. 1988. El Dr. Clodomiro Picado y la agricultura en Costa Rica. In Obras completas (Picado, C.). Vol. 7. Editorial Tecnológica de Costa Rica. Instituto Tecnológico de Costa Rica. Cartago, Costa Rica. p. 168-171.

Manzanal, S. 1987. Filosofía y ciencia en Clodomiro Picado Twight. Editorial Universidad Estatal a Distancia. San José, Costa Rica. 181 p.

Picado, M. 1964. Vida y obra del doctor Clodomiro Picado T. Editorial Costa Rica. San José, Costa Rica. 286 p.

Picado, C. 1988. Obras completas. 7 v. Editorial Tecnológica de Costa Rica. Instituto Tecnológico de Costa Rica. Cartago, Costa Rica.

* Compartido con SURCOS por el autor.

Foto de cabecera: Semanario Universidad.

UNA: Obras seleccionadas de Alberto Martén

  • Creador del Solidarismo

 

El pasado 12 de mayo de 2017, el Rector de la Universidad Nacional Dr. Alberto Salom Echeverría, recibió en la rectoría una delegación de la Academia Solidarista Alberto Martén Chavarría, que le presentó el material preliminar de la producción intelectual de don Alberto Martén Chavarría, padre y fundador del Solidarismo en Costa Rica, que servirá para la publicación de las obras selectas de Martén.

La Academia Solidarista es una organización sin fines de lucro, constituida para promover y fortalecer el Solidarismo, movimiento social costarricense que en el presente año cumple el  70 Aniversario, cuenta con más de 300 mil trabajadores beneficiados y sus recursos superan el 10% de PIB.

Por su aporte al país, don Alberto Martén Chavarría fue declarado Benemérito de la Patria. El Solidarismo alcanzó su máximo reconocimiento cuando en el 2011 se le concedió rango constitucional.

El Lic. Federico Martén Sancho, hijo del creador del Solidarismo entrega al Rector de la UNA un ejemplar del material que se ha producido a la fecha y que será la base para la producción de las obras del señor Alberto Martén.

Acompañó en la reunión directivos de la Academia Solidarista liderados por su Presidente Máster Álvaro Villalobos G.

Se da inicio así, a un proceso que permitirá culminar con la presentación ante el país de las obras mencionadas.

 

Por: Efraín Cavallini Acuña

Asesor Comunicación Rectoría UNA

 

Enviado a SURCOS por MSc. Efraín Cavallini Acuña, Asesor Comunicación, Rectoría UNA.

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Aporte de compendio digital de documentos sobre el Dr. Juan Guillermo Ortiz Guier, Benemérito de la Patria

Mario Cabrera, del Movimiento Comunal Autónomo Ramonense (MOCARA), nos compartió el trabajo preliminar de compendio documental que ha realizado para el Encargado de Prensa del Despacho del Ministro de Salud, por motivo del Benemeritazgo recientemente otorgado al Dr. Juan Guillermo Ortiz Guier.

Se adjuntan dos comprimidos de compendio digital de documentos con el fin de compartir el legado del Dr. Ortiz, como estandarte de lucha, para recuperar y profundizar, participativamente, nuestro sistema nacional de salud y seguridad social.

Los documentos de la serie numerados como número «1», «2» y «3» contienen información Biográfica sobre el Dr. Ortiz, contenida en dos proyectos legislativos de declaración de Benemeritazgo. Particularmente el proyecto de 2009 (numeral 3.-) aporta valiosa información ordenada sobre su persona.

Como numeral «4» se aporta un consolidado de diversas comunicaciones de prensa divulgando y comentando el Benemeritazgo otorgado.

En el numeral «5» se desea destacar un trabajo sobre el Hospital Salud sin Paredes (HSP), a propósito del Diálogo sobre la CCSS realizado el 2 noviembre del 2013 en el Museo Regional de Occidente en San Ramón.

Particularmente interesa destacar la proeza sanitaria alcanzada por el Programa HSP en materia de drástica disminución de la Mortalidad Infantil, mediante análisis comparado entre lo ocurrido en el ámbito nacional y lo correspondiente a la zona del HSP. Ello le mereció el reconocimiento mundial y la entrega del Premio Mundial de Atención Primaria por la OMS en Ginebra, en 1999. En esta presentación se recuperó el bello mural que se ha convertido en toda una «Alegoría a las Salud Sin Paredes», que se encuentra pintada al frente de una de las dos aulas levantadas por el Programa Hospital Sin Paredes, para educar a miles de responsables de salud y dirigentes de comités de salud y otras organizaciones de base comunitaria. Hoy ese complejo educativo es conocido como «Centro Docente Dr. Juan Guillermo Ortiz Guier», y una placa da cuenta de ello.

En los numerales «6» y «7» se recupera diversas actividades desarrolladas por movimientos sociales de base comunitaria en Occidente, relacionados con la conmemoración del 60 Aniversario del levantamiento del Hospital de San Ramón (1955-…), la rememoración de los 30 años del cierre del Programa HSP (1955 a 1985) y el Benemeritazgo otorgado al Dr. Ortiz.

En el numeral 6.3 se encuentra los vínculos en internet de tres producciones documentales, la últimas de las cuales se produjo justo en la semana que la Asamblea Legislativa declaraba el Benemeritazgo al Dr. Ortiz.

Con la serie del numeral «8», se aporta diversas reacciones de movimientos sociales comunitarios, colegio profesional y personalidades ante la muerte del Dr. Ortiz, el 12 de diciembre de 2009.

 

¡Salud con participación, sin privatización!

A- Biografía Dr. JuanGmoOrtizGuier (1924-2009) (2)

B- Biografía Dr. JuanGmoOrtizGuier (1924-2009) (1)

 

 

Información enviada a SURCOS Digital por Mario Cabrera.

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