Zarcero demostró, con creatividad y disciplina, la identidad potencial de la juventud costarricense
Por Miguel Sobrado
Hace unos años, cuando la banda de Zarcero incursionó por primera vez en el Festival de las Rosas en California, se pudo ver la voluntad, la disciplina, el temple y el compromiso de una banda integrada por jóvenes, con una innovadora dirección, que se abría espacio con fuerza en un festival centenario de Norteamérica.
Desde el principio, aunque copiando el modelo las bandas norteamericanas, se notó esa voluntad de colocar a su pequeño cantón entre las mejores bandas de Norteamérica. Los primeros años lo dedicaron a conocer el medio y desarrollar sus fortalezas. Descubrieron en ese proceso que el participar con éxito no es solo un tema de disciplina y técnica, sino también de identidad. Que ellos no serían nunca unos norteamericanos más, por más que se mimetizaran con los locales. Que su fuerza estaría en innovar con un nuevo sincretismo, destacando sus orígenes, pero no para anclarse al pasado, sino para mostrar una nueva síntesis, donde el pasado y el presente se combinan en lo nuevo. Donde se recuperan, por una parte, entre otros, los símbolos de la cultura indígena de Boruca y por otra, las enaguas coloniales, en un nuevo contexto de apertura que trasluce la belleza y gracia de los bailarines creando una alegría desbordante y contagiosa.
La banda de Zarcero se ha transformado, gracias a la sensibilidad frente a la innovación, con gran disciplina y trabajo arduo en una expresión de cultura costarricense y latinoamericana. Los elogios de la prensa internacional y los premios alcanzados. Así como múltiples invitaciones a participar en otros contextos internacionales.
Pienso que debemos aprender mucho de esta experiencia. En primer lugar, a confiar en el potencial de nuestros jóvenes, que guiados con una buena dirección y disciplina, como lo hizo don Juanito Mora en su momento, pueden abrirse espacio y destacarse en el mundo contemporáneo. En segundo lugar, que debemos aprender a desenvolvernos en un mundo cambiante, eso sí, buscando siempre reforzar la identidad y las fortalezas enraizadas en nuestro medio, que son las que nos pueden catapultar no solo en el arte sino en la economía, la ciencia y el aprovechamiento que nos brinda la posición geopolítica y geocomercial de nuestra región.
Compartido con SURCOS por el autor.
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