Skip to main content

Etiqueta: Miguel Sobrado

Qué origina los cambios profundos del sistema político

Costa Rica hacia un futuro democrático o al despeñadero de la violencia

Miguel Sobrado

Costa Rica ha vivido transformaciones importantes a lo largo de su historia. Estas no se han producido por decreto, sino por cambios radicales en su economía, sociedad y el contexto geopolítico. Veamos las constantes históricas y aprendamos de ellas.

La primera república se inicia en 1848 con la desintegración de la Federación Centroamericana y el auge de la economía mercantil, cimentada en el cultivo del café y una relación promisoria con la economía europea de la época.

Este nacimiento se da en el momento de la expansión armada norteamericana sobre México, al que arrebata la mitad de su territorio, y se proyecta con la doctrina Monroe como una amenaza para Centro América. Los primeros gobiernos costarricenses, ante este hecho hacen valer su posición geopolítica y le piden el protectorado a Inglaterra, la potencia dominante entonces, lo que da origen al Tratado Clayton-Bulwer por el cual tanto Inglaterra como los Estados Unidos se comprometen a no tomar colonias en la región. No obstante este tratado, los norteamericanos, bajo la figura de “filibusteros”, -una especie de ejército privado financiado especialmente por los esclavistas sureños-, invadieron la región con la intención de conquistar Centro América. De nuevo, Costa Rica hizo valer su importancia geopolítica, formando un ejército profesional, debidamente armado con los fusiles Minie los más avanzados de la época comprados a Inglaterra, estrenados en la guerra de Crimea en 1853, su aliado en esta aventura. Es importante recalcar esta política de alianzas, clave para retener la independencia y el desarrollo posterior del país, en una región de importancia estratégica para el comercio y el control político y militar de la región.

La segunda república se funda 1949, resultado de la confrontación y convergencia de nuevos grupos sociales organizados que no encontraban espacios en el mundo liberal y buscaban nuevos senderos con la luchas sindicales y antimperialistas. Don Manuel Mora, Monseñor Sanabria y Calderón Guardia impulsaron proyectos con amplias alianzas, como el Seguro Social y las Garantías Sociales. Estos transformaron, después de una breve guerra civil, el orden heredado que mantenía los privilegios en un grupo reducido. Un Estado social demócrata, recuperó las conquistas sociales previas y abolió el ejército, nacionalizó la banca, diversifico la producción, amplió y fortaleció la cobertura de la educación; acompañado con políticas proteccionistas y de estímulo al desarrollo de organizaciones locales y regionales y la formación de una clase media importante.

Este modelo, centrado en un desarrollo interno equilibrado, perdió su norte al adoptar las políticas aperturistas neoliberales a finales de la década de los 80s, que eliminaron las medidas de protección al sector tradicional agrario y concentraron la generación de riqueza en las zonas francas, con privilegios arancelarios y tributarios.

Es preciso aclarar que este proceso que generó posteriormente desigualdades y exclusiones crecientes, que ha transformado nuestro país, se adoptó en un contexto de crisis y guerra regional que amenazaba hacer arder toda la región incluyendo a Costa Rica.

Amenaza que fue superada en gran medida por una política exterior de alianzas, con los demócratas en los Estados Unidos de América y la socialdemocracia europea, que permitió hacer florecer el Plan de Paz regional. Este, si bien contuvo la violencia armada inmediata, no impidió el florecimiento del crimen organizado en la región, que se ha transformado en una nueva fuerza con influencia creciente en la economía y políticas regionales.

El establecimiento de relaciones diplomáticas con China abrió nuevas perspectivas para la creación de una zona económica especial tipo chino que abarcaría Limón, San Carlos y Puntarenas, y que debería haber empezado en el 2015. Este proyecto, congelado por los gobiernos del PAC dadas presiones del secretario de Estado norteamericano Bolton, hubiera no solo respondido a las necesidades sociales de los puertos y establecido una barrera frente a los avances del narco en estas regiones, sino que destacaría la importancia geo comercial del país.

¿Cuál es la situación actual del país de cara a la formación de una tercera república?

En las puertas del infierno, pero con la mira en un cielo tico.

El sector de vanguardia económicamente se encuentra en las zonas francas, cuyos dueños disfrutan de exenciones fiscales y en su mayoría residen fuera del país y no comparten los problemas crecientes de infraestructura e inseguridad.

El sector tradicional especialmente el agropecuario está cargado de impuestos y disminuido en cuanto a ingresos, aunque genera empleo de forma directa e indirecta. Es un sector poseedor de experiencia organizativa e innovación importante, pero carece de una propuesta transformadora el país.

Por otra parte, el narcotráfico crece exponencialmente en importancia económica e influencia política, configurando una red de sicarios, reclutados entre los excluidos, que toma cada vez más el control de territorios y se posiciona como bodega de acumulación de la droga que se exporta a EEUU y Europa.

Dentro de este panorama el futuro del país pertenece a los narcos o ¿es posible una alternativa que retome por una parte la importancia de la posición geopolítica del país, colocando el lema de “Costa Rica y Centro América primero” sin conflictos innecesarios… ¿cómo lo hicimos en el pasado y no sometiéndonos a los intereses de una sola potencia?

Esto implica apostar, además de a la geopolítica, por recuperar las experiencias de descentralización y regionalización alcanzadas en las regiones cafetaleras por el movimiento cooperativo y los micro beneficios profundizando la descentralización, al mismo tiempo que integrando al quehacer regional y fortaleciendo el control de áreas estratégicas como la salud, la seguridad, el ambiente y la educación y la capacitación de las grandes mayorías.

El narcotráfico como factor de cambio sistémico

Miguel Sobrado

En el libro «América Latina: crisis del Estado clientelista y la construcción de repúblicas ciudadanas«, se argumenta que la aparición del narcotráfico en la región representa un punto de cambio significativo en las relaciones de poder debido a varios factores interrelacionados.

Impacto del Narcotráfico en el Poder Político

Competencia con el Estado: Los cárteles de narcotráfico han adquirido un poder económico que les permite competir directamente con el Estado. Esto ha llevado a una erosión de la autoridad estatal, ya que los narcotraficantes pueden ofrecer recursos y servicios que el gobierno no puede proporcionar, creando así una alternativa al clientelismo tradicional.

Desplazamiento de Oligarquías: La industria del narcotráfico ha desafiado el poder de las oligarquías tradicionales, que históricamente han controlado las estructuras políticas y económicas. Al introducir una nueva dinámica de poder basada en la riqueza generada por el narcotráfico, se han abierto espacios para que actores previamente excluidos participen en la economía y la política34.

Fragmentación del Control: La estructura descentralizada y fragmentada del narcotráfico, donde múltiples grupos compiten por el control territorial y las rutas de tráfico, ha debilitado aún más la capacidad del Estado para mantener el orden. Esto ha llevado a un aumento de la violencia y a una lucha constante por el dominio entre diferentes organizaciones criminales12.

Consecuencias Sociales y Económicas

Inseguridad Ciudadana: La expansión del narcotráfico ha contribuido a un aumento significativo en la inseguridad y la violencia en muchas comunidades, lo que afecta directamente la calidad de vida de los ciudadanos y su confianza en las instituciones13.

Corrupción Institucional: La infiltración del narcotráfico en las instituciones gubernamentales ha generado casos de corrupción que socavan la efectividad de las políticas públicas. Esto crea un ciclo vicioso donde los gobiernos son incapaces de actuar eficazmente contra el crimen organizado debido a su propia corrupción interna4.

Nuevas Formas de Organización Social

El narcotráfico no solo altera las dinámicas de poder tradicionales, sino que también ha llevado a nuevas formas de organización social. Las comunidades afectadas por la violencia y la exclusión están comenzando a buscar alternativas al clientelismo, promoviendo una ciudadanía más activa y autónoma que desafía tanto al narcotráfico como al Estado en su forma actual34.

En resumen, la aparición del narcotráfico en América Latina ha transformado radicalmente las relaciones de poder, desafiando tanto al Estado como a las estructuras sociales tradicionales, lo que plantea serios retos para la construcción de democracias efectivas en la región, a menos que se prepare una reforma progresiva del Estado que habilite con organización autónoma y educación actualizada a los sectores excluidos.


SURCOS presenta una síntesis del libro América Latina: crisis del estado clientelista y la construcción de repúblicas ciudadanas enviado por Miguel Sobrado, uno de los autores:

De acuerdo con el premonitorio libro «América Latina: crisis del estado clientelista y la construcción de repúblicas ciudadanas» de Miguel Sobrado y Juan José Rojas, (2003 Mx y 2006 CR) no abordar los problemas estructurales asociados al clientelismo y no avanzar hacia la construcción de repúblicas ciudadanas conlleva varios riesgos graves para el desarrollo político, social y económico de América Latina.

Algunos de los principales riesgos señalados en el texto son los siguientes:

  1. Persistencia de la corrupción sistémica
  • El clientelismo fomenta un sistema en el que las decisiones políticas y la asignación de recursos están motivadas por intereses personales o partidistas, en lugar del bien común. Si no se desmantelan estas prácticas, la corrupción se vuelve estructural, perpetuándose en todos los niveles de gobierno.
  • Esto genera desconfianza hacia las instituciones, debilitando la legitimidad de los gobiernos y alejando a los ciudadanos de los procesos democráticos.
  1. Crisis de gobernabilidad
  • La incapacidad para responder de manera efectiva a las demandas ciudadanas y combatir la desigualdad genera un clima de inestabilidad política y social. Esto puede derivar en protestas masivas, disturbios sociales y una mayor polarización política.
  • Los autores advierten que esta crisis de gobernabilidad puede llevar a ciclos de autoritarismo, donde sectores políticos buscan imponer orden mediante la represión y la limitación de derechos democráticos.
  1. Consolidación de las desigualdades estructurales
  • El clientelismo tiende a beneficiar a pequeños grupos de poder, dejando de lado a los sectores más vulnerables de la población. Si no se hacen cambios, las brechas económicas, sociales y de acceso a oportunidades continuarán ampliándose.
  • Esta exclusión social crónica fomenta resentimientos y divisiones dentro de la sociedad, dificultando la cohesión social necesaria para el progreso.
  1. Debilitamiento de la democracia
  • Los sistemas clientelistas socavan los principios democráticos al priorizar las lealtades personales sobre el voto informado y la participación ciudadana. Esto genera una cultura política basada en el oportunismo y la falta de accountability.
  • La permanencia de estas prácticas pone en riesgo la calidad de la democracia, abriendo paso a regímenes populistas o autoritarios que se aprovechan del descontento social.
  1. Estancamiento económico
  • La corrupción y el clientelismo afectan negativamente el desarrollo económico, ya que distorsionan la asignación de recursos públicos y desincentivan la inversión extranjera y nacional. Además, generan ineficiencia en la gestión pública y la provisión de servicios esenciales.
  • En un entorno marcado por la corrupción y el favoritismo, las oportunidades de desarrollo y crecimiento económico quedan restringidas a unos pocos, perpetuando la pobreza y el subdesarrollo.
  1. Aumento de la violencia y el crimen organizado
  • Los autores señalan que, en ausencia de instituciones fuertes y transparentes, el crimen organizado y la violencia pueden florecer, aprovechándose del debilitamiento del estado de derecho. Esto pone en peligro la seguridad de los ciudadanos y socava aún más la confianza en las instituciones públicas.
  1. Pérdida de la cohesión social
  • En una sociedad marcada por el clientelismo, las relaciones sociales tienden a basarse en la dependencia y los favores, en lugar de la igualdad y el respeto mutuo. Esto genera divisiones sociales, fragmentación comunitaria y una menor capacidad para organizarse colectivamente.
  • Sin cambios, los lazos comunitarios se debilitan y los ciudadanos se sienten impotentes frente al sistema, lo que perpetúa la apatía política.
  1. Riesgo de colapso institucional
  • Si no se abordan las raíces del clientelismo y la corrupción, las instituciones públicas pueden entrar en un proceso de degradación progresiva, volviéndose incapaces de cumplir con sus funciones básicas.
  • Esto podría desembocar en el colapso de la confianza pública y en una crisis institucional de gran magnitud, que amenace la estabilidad del sistema político en su conjunto.

Conclusión:

El libro advierte que, de no implementarse los cambios necesarios, América Latina corre el riesgo de quedar atrapada en un ciclo de subdesarrollo político, económico y social. Esto no solo limita las posibilidades de progreso, sino que también perpetúa la desigualdad, la corrupción y la violencia endógena, dificultando la construcción de sociedades más justas y democráticas. Para los autores, la superación del clientelismo es clave para garantizar la sostenibilidad de las democracias en la región.

El detonante agrario del proceso de la transformación de China y sus enseñanzas para Cuba

Miguel Sobrado

En el estancamiento económico y la desesperanza en el que se encontraba China a la muerte de Mao, la necesidad de cambios y transformaciones de fondo del sistema, se agolpaban como necesidades urgentes en el ambiente, acompañada del temor, dentro de un régimen poco flexible de tomar iniciativas que pudieran provocar represiones.

Es dentro de este contexto, tal como lo relata Wu Xiaobo en su libro “La China emergente” 21 campesinos del pequeño y pobre pueblo de Xiaogang decidieron crear el sistema por el cual cada familia se encargaba de su propia parte de la producción local en vez de la comuna. Decididos a ir a la cárcel o a que los mataran si las autoridades no lo aceptaban.

El éxito de este modelo surgido de la iniciativa de estos campesinos, conocido posteriormente como “sistema de responsabilidad contractual personal” ha sido considerado como el principal desencadenante de los grandes cambios de toda China. Esto gracias a que los políticos viendo el éxito de los resultados productivos del primer año, comprendieron que su misión era “dejarse llevar por la corriente” y mejorar el resultado final.

Al darle luz verde por parte de las autoridades a las transformaciones emprendidas por este pequeño pueblo, operó el efecto cascada, trasladándose la experiencia a toda la China que era predominantemente rural. Millones de campesinos se adhirieron al nuevo modelo de producción y reactivaron la economía rural, estimulando al mismo tiempo la producción de maquinaria y servicios en el resto de la economía. Esta inyección no se limitó a dinamizar la economía, sino lo más importante, abrió un camino de esperanza e integró el haz de voluntades de la población facilitando las reformas posteriores que condujeron a la creación de áreas económicas especiales. Todo esto dentro de un contexto favorable, dada la existencia de capital humano, esto es de una población con una preparación que la permitía introducirse al nuevo mundo industrial.

En otras palabras, las transformaciones agrarias fueron el detonante que desencadenó la acumulación de procesos económicos y sociales que transformaron a China y la han colocado como potencia en el panorama mundial.

Importancia de esta experiencia para Cuba

Aunque Cuba y China tienen diferencias importantes de volumen y posición geopolítica y la primera está sujeta a un criminal bloqueo económico por parte de los Estados Unidos, que limita seriamente su desarrollo, han tenido similitudes en la formación de capital humano y en importancia del sector agrario para su economía, aunque el enfoque que le han dado los gobernantes ha sido diferente.

El bloqueo ilegal, más temprano que tarde, dados los cambios en la correlación de fuerzas mundiales, tendrá que ser levantado por la presión de la comunidad internacional, pero mientras esto sucede es importante dinamizar la postrada economía local, a partir de los elementos disponibles, dentro de los cuales el agro y la pesca juegan un papel clave. No solo porque pueden y deben proveer de alimentación a la población de la isla, sino porque si se muestra flexibilidad política y se le da espacio a las iniciativas de la gente, además de llenarse las necesidades alimentarias se puede superar la desesperanza y generar progresivamente entusiasmo y configurar un haz de voluntades nacional, acción necesaria e impostergable en las actuales condiciones de deterioro.

Los campesinos y los pescadores pueden, sin duda abastecer de alimentos al país y dinamizar la economía, pero no pueden estar sujetos a normativas burocráticas de la época soviética que determinan, por ejemplo, que un cerdo valga más que un toro.

No hacer los cambios necesarios oportunamente, hacen que el tiempo de la renovación se acabe y se generen nubarrones de tormenta en el horizonte, con consecuencias impredecibles.

Los cambios deben hacerse desde dentro escuchando a los productores organizados y desencadenando las energías y creatividad. El papel de las autoridades es dictar políticas que fortalezcan y encarrilen las iniciativas de los productores. Su papel no es como erróneamente se ha interpretado de establecer normativas y reglamentos que entraban y entorpecen el desempeño de la economía y la vida social impidiendo que se genere la confianza y el entusiasmo. Los economistas no deben perder de vista que la participación y el compromiso social son los motores que le dan vida al desarrollo de un país.

Cuando los productores no tengan obstáculos innecesarios no solo generaran productos e ingresos para ellos, sino bienestar para toda la sociedad cubana.

No hacer las reformas ahora, generará vacíos cada vez más profundos, que podrá ser llenado por cualquier cosa, que se atraviese.

Entrevista a Vladimir de la Cruz: la historia de la institucionalidad costarricense, segunda parte

El pasado 22 de octubre del 2024 se llevó a cabo la segunda parte de una entrevista, llevada a cabo por el programa Prisma Latinoamérica al historiador y analista político Vladimir de la Cruz, el cual habló sobre la institucionalidad costarricense. La conversación fue conducida por el sociólogo Miguel Sobrado.

En esta segunda parte, se habla sobre cómo se podría lograr que la riqueza del país se comparta entre todos, y que no sea el narco el que marque el camino del desarrollo. Enfatiza que hay un factor clave, y es la educación, y como esta debe ser modernizada, para acoplarse a un nuevo contexto, con nueva tecnología, y nuevos conocimientos. 

También, se recalca la gravedad de la situación del cambio climático, como las nuevas generaciones se enfrentan a problemas graves del ambiente, los suelos por su degradación, los mares por su contaminación, al igual que el aire contaminado. 

Vladimir de la Cruz habla sobre cómo los nuevos gobernantes buscan debilitar la institucionalidad pública, especialmente desde la educación, al negar el 8% constitucional a las universidades e instituciones educativas públicas, y reforzar la educación privada, con sistemas de becas.

Finalmente, se menciona como eso afecta a todos los niños y colegiales que les han quitado los subsidios de becas, los comedores, el transporte, y al trasladar estos fondos a la educación privada, se está abriendo una mayor brecha, haciendo que, junto con los programas de jornadas 4:3, y otros movimientos de este corte, se esté creando un marco para que personas que crecen sin oportunidades en educación, con cada vez más baja escolaridad, trabajen más, y sean más susceptibles a la manipulación social.

De nuevo extendemos una invitación a ver la entrevista completa, para aquellas personas que quieran saber más sobre la historia de Costa Rica y su institucionalidad a lo largo de los años.

De los cimientos a los desafíos: la historia de la institucionalidad costarricense

Prisma Latinoamericana presenta: Raíces de la institucionalidad costarricense y los peligros que enfrenta hoy: entrevista al señor Vladimir de la Cruz, Parte I.

En este video, el historiador Vladimir de la Cruz nos ofrece una mirada profunda sobre cómo se formó la institucionalidad costarricense y cómo los privilegios democráticos que disfrutamos hoy fueron producto de un largo proceso histórico. De la Cruz, en conversación con el sociólogo Miguel Sobrado, explica los momentos clave en la construcción de la República Social de Costa Rica, desde los movimientos políticos y sociales hasta las reformas que dieron forma a un sistema que hoy consideramos uno de los más estables en América Latina.

Además, se analiza cómo la herencia colonial y los movimientos ideológicos influyeron en la creación del sistema democrático y las reformas que dieron forma a Costa Rica tal como la conocemos hoy. Uno de los temas destacados es cómo los jóvenes de la década de 1940 se involucraron activamente en los asuntos políticos del país, con la creación del Centro de Estudios para los Problemas Nacionales, que dio origen a la influyente revista SURCO. 

Si te interesa saber más y entender cómo se forjó el país que conocemos hoy y los desafíos que enfrenta en este siglo, esta entrevista es imperdible. ¿Cómo se construyó nuestra democracia? ¿Qué papel jugaron los partidos políticos, las reformas sociales y los movimientos ideológicos en este proceso? Le invitamos a ver el video:

El descuido de la educación es la “puerta de kerkaporta” que permite la destrucción de las democracias

Miguel Sobrado

La importancia estratégica de la Kerkaporta en la caída de Constantinopla

La Kerkaporta , una puerta menor de las murallas teodosianas de Constantinopla, jugó un papel clave en el diseño del asedio otomano de 1453 que puso fin al Imperio Bizantino.

El descuido de esta puerta por parte de los cristianos les permitió a los otomanos, en la noche del 29 de mayo de 1453, penetrar furtivamente y tomar por sorpresa la ciudad. Así, un simple descuido o traición, en torno a una puerta secundaria de las murallas de Constantinopla, la de Kerkaporta , permitió a los otomanos tomar la sede del Imperio Bizantino y dar inicio de una nueva era de dominio regional.

Nuestra América Latina, que arrastra una exclusión social, encubierta por el racismo y clasismo, que se ha agudizado con la tecnología, desplaza cada vez más la mano de obra física. Al mismo tiempo que carece de oportunidades educativas actualizadas y de capacitación de amplio espectro.

Frente a una coyuntura donde el narcotráfico, que no es un simple grupo de malandros que puede ser enfrentado por la policía, sino una empresa transnacional de gran envergadura, con un gran poder, no solo económico, sino que tiene muchas ventajas y condiciones favorables para su desarrollo.

En primer lugar, es una empresa altamente descentralizada que tiene una gran iniciativa y creatividad para crecer y operar en condiciones adversas al poder institucional tradicional. En el medio social encuentra condiciones favorables para reclutar socios y peones dentro la masa de desesperanzados que no encuentran espacios para su desarrollo y migran masivamente en grandes caravanas fuera de la región.

Además, saben aprovechar muy bien con sus abundantes recursos, el clima de corrupción institucional prevaleciente, tanto para comprar información y conseguir aliados en el desarrollo de sus actividades como para ir tomando posiciones en los gobiernos locales e institucionales. Ya son múltiples los estados, provincias y municipios, así como instituciones nacionales que han caído en sus manos. Tal es su influencia y poder que, organizados desde las cárceles pusieron en jaque al mismo gobierno ecuatoriano.

Se puede decir que estas ventajas son comparables con los cañones gigantes y la gran flota turca construidos por el sultán Mehmet II, para derribar las murallas, cercar y atacar la ciudad de Constantinopla.

En nuestro caso la puerta descuidada es la educación y la capacitación.

En una época donde el desarrollo y la transformación institucional depende de la actualización y calidad del capital humano. Formar con contenidos y métodos adecuados a las nuevas realidades es vital. Pero, además, como la tarea de actualizar la educación y darle cobertura no es de corto plazo, y una parte considerable de la población económicamente activa perdió la oportunidad educativa, es preciso desarrollar procesos de capacitación de amplia envergadura. Capacitación que, partiendo de sus necesidades inmediatas los habilite en organización, tanto para enfrentar sus necesidades económicas y comunales, como para la ciudadanía activa. “Los hombres sin organización, no tienen ningún poder” decía muy acertadamente el expresidente José Figueres Ferrer, cuando impulsó el movimiento cooperativo.

La organización no puede ser una ficción jurídica montada en el escritorio de un abogado y manejada por un “piquetero” de partido clientelista. Debe ser real y poder empoderar efectivamente a sus asociados, con nuevas calidades y posibilidades de acción.

Solo una sociedad organizada y educada es capaz de descentralizarse y contribuir a su propio desarrollo y a la gestión pública de su comunidad incluyendo la seguridad. No se trata de que las organizaciones se conviertan en aparato represivo, ya que eso le toca a la policía, pero si en ojos y oídos. Esto es, en apoyo de labores de inteligencia a la seguridad colectiva.

Todo esto puede sonar utópico a primera vista, pero tiene su respaldo de hechos ahí donde ha sido sistemáticamente aplicado. Implica desde luego, una reorganización institucional que no va a venir desde arriba, sino que tiene que forjarse desde abajo. Esta es la fuerza que debidamente organizada, puede detener las amenazas crecientes de la corrupción y el narcotráfico.

Las clases políticas tradicionales producto de estados centralistas con desigualdad en la distribución del ingreso son endémicamente corruptas. Su poder no tiene asidero en el ejercicio ciudadano, sino en la distribución de diarios y otras prebendas menores a una masa de clientes sin esperanza.

La elección de Milei en Argentina es un anticipo de esa desesperación que abre las puertas al gobierno de las mafias y debe tocar a rebato para hacer las reformas que nuestro sistema político requiere. Nos encontramos en el continente con el mayor índice de desigualdad del planeta y la menor tasa de crecimiento. El tiempo vuela y exige acciones.

En el año 2003 se presentó en la cámara de diputados de México el libro “América Latina: crisis del Estado clientelista y la construcción de repúblicas ciudadanas” con dos ediciones posteriores en la Editorial de la Universidad Nacional de Costa Ria, del Dr Juan José Rojas y el autor del presente artículo, se destacaba cómo la aparición de la transnacional del narcotráfico, estaba cambiado las relaciones de poder en nuestra América y se proponían soluciones organizacionales de tipo sistémico. Aunque tarde todavía mantiene vigencia.

Amenazas reales y falsas sobre el futuro de la humanidad

Miguel Sobrado

Las amenazas reales

Tomada de la Revista CR

En el mundo que vivimos crecen olas de pesimismo sobre el futuro de la humanidad. Por una parte, acecha el cambio climático, que golpea cada vez con mayor crudeza en diversas partes del planeta, al mismo tiempo que se agotan los suelos y se contaminan los mares, dejando la pesca sin controles efectivos lo que amenaza el abastecimiento de los recursos marinos.

Los presupuestos de las grandes naciones, mientras tanto, se orientan a concentrar las esferas de poder, priorizando los gastos en armamentos y guerras descuidando la importancia de estas amenazas para el futuro de la especie.

Las amenazas sin sustento inducidas por los medios masivos

Por otra parte, se afirma, partiendo del crecimiento y envejecimiento poblacional, que no habrá pensiones ni estabilidad social para las actuales generaciones debido a la falta de recursos. Esto se ve reforzado por el resquebrajamiento de la estabilidad que gozaban antes las clases medias, el desplazamiento de la mano de obra física y administrativa, por la tecnología y los robots. Todo esto asociado al incremento de los trastornos mentales, especialmente después de la pandemia.

Sin embargo, la contaminación y el cambio climático son amenazas reales, que deben y pueden ser enfrentadas con los recursos existentes, por una organización de Naciones Unidas efectiva, que reoriente los recursos que se gastan en los juegos suicidas de poder militar y se dediquen a la defensa de la humanidad frente a los peligros que la acechan. Este tema trasciende los alcances de este artículo, ya que implica cambios importantes en la organización mundial, pero tiene fundamento en los elevados presupuestos militares existentes.

Las otras amenazas sobre la falta de respaldo para el bienestar de las actuales generaciones y un futuro amenazador sobre los fondos de pensiones por el incremento poblacional y el crecimiento del porcentaje de personas mayores, con el que se imprimen temores y desesperanza, no tiene como veremos más adelante sustento, si reorganizamos los recursos.

Es falso que nos aboquemos a un desastre económico

Para analizar la realidad debemos de partir de los datos concretos. No es cierto que el incremento poblacional nos haya hecho más pobres. Es cierto que la población mundial paso de 2.5 mil millones de habitantes en 1950 a 8000 millones en 2023, pero el Producto Interno Bruto por habitante del planeta paso de US$ 1974 en 1950 a US$ 12.900 en 2023. O sea, año con año a pesar del crecimiento desbordante de población, creció la riqueza por persona. Claro que este fenómeno ha sido acompañado de un incremento de la desigualdad en la distribución del ingreso. En general, el índice de Gini para el mundo ha fluctuado, con un aumento notable en la desigualdad desde los años 80.

Lo que sí es una realidad, es la ideología neoliberal que nos despoja de nuestro carácter gregario y nos hace ver como individuos aislados responsables de nuestra desgracia.

El problema de América Latina

América Latina por su parte presenta el mayor índice de desigualdad del planeta donde el 10% más rico concentra el 55% de los ingresos, superando incluso a otras regiones del planeta como el África subsahariana, la más pobre, donde el 10% más rico acumula el 37% de los ingresos. En las listas internacionales de crecimiento económico América Latina, a pesar de sus riquezas, ocupa por su organización política que mantiene en la exclusión histórica una parte considerable de su población, la última posición en el mundo.

El desarrollo de la ciencia y la tecnología y más recientemente la Inteligencia Artificial, perfilan un incremento acelerado de los ingresos para quienes aprovechen los avances especialmente la inteligencia artificial, con un desplazamiento simultáneo de la mano de obra no calificada y reactiva a los cambios. Este desplazamiento será especialmente peligroso en América Latina por la debilidad de su calidad y cobertura de sus sistemas educativos y el poder creciente del narcotráfico que se nutre de la pobreza y la exclusión social.

Como se puede apreciar existen peligros importantes para la estabilidad del planeta y de nuestra región, que demandan visión y políticas públicas de inclusión social. Recursos existen, pero demandan recuperar nuestro carácter gregario, para ejercer una acción sobre el sistema político y social creando un reordenamiento de los ingresos y de políticas públicas sobre todo en el campo de la educación y capacitación, que contribuyan a reducir la exclusión social. Incorporando al mismo tiempo los conocimientos ancestrales que pueden contribuir a la preservación del ambiente e incorpore a los excluidos, debidamente organizados con autonomía real, sin manipulaciones clientelistas, a la creación de una nueva cultura de esperanza.

Prisma Latinoamérica anuncia serie de videos sobre logros de personas y organizaciones

El sociólogo Miguel Sobrado presenta la producción de Prisma Latinoamérica “Volando alto con perfil bajo”.

Esta será una serie de producciones sobre los logros alcanzados por personajes y organizaciones populares que demuestran que otra vía es posible y que hay un futuro que está germinando en América Latina, según lo señala Sobrado. 

En su primer capítulo se hablará de Tita Ureña, de Santa María de Dota, quien es dueña de “La Cueva”. Este es un sitio donde se reúne la comunidad y los visitantes. No solo es un espacio que ha sido administrado por varias generaciones de la familia Ureña por 90 años, sino que Tita Ureña ha puesto sus propias cualidades particulares ya que ella “No cree que haya amor a Dios sin amor al prójimo”.

América Latina de cara al siglo XXI: entre la desesperanza y la descolonización consciente y organizada

Borrador para discusión. Envíe sus opiniones y sugerencias a misobrado@yahoo.com

Miguel Sobrado y Juan José Rojas

Introducción

La mayor parte de la extensión del continente americano y de su riqueza, incluida su población, se encuentra en Latinoamérica, pero esta parte de la región se ha convertido en el “patito feo”, por la falta de oportunidades para los excluidos y las malas condiciones imperantes.

Hoy en día, desde todos los países del subcontinente latinoamericano, salen caravanas intermitentes de miles de migrantes desesperanzados, con rumbo hacia Norteamérica. La desesperanza cunde en la región latinoamericana que parece haber perdido el sueño martiano de una América Latina protagónica en el mundo contemporáneo. Esto ocurre, después de siglos de gobiernos autoritarios y de décadas de sanciones impuestas por los Estados Unidos a las naciones de la región que no aceptan su hegemonía, a lo que se añade la violencia creciente del narcotráfico y la corrupción concomitante del clientelismo. La respuesta espontánea e inmediata ha sido la desesperanza traducida en migraciones masivas de millones de personas afectadas.

Dos factores preponderantes han condicionado este éxodo: la herencia de la servidumbre y la esclavitud, y las condiciones de tutelaje neocolonial, especialmente por parte de los Estados Unidos. En este documento, analizaremos la relevancia que han tenido y tienen estos factores en la configuración de los sistemas estatales y sociales, para proponer medidas que permitan mitigar e iniciar la transformación de los círculos viciosos prevalecientes, en nuevos procesos virtuosos que puedan modificar, en el mediano plazo, la situación regional.

El reto es ver la realidad latinoamericana, más allá de los estereotipos negativos y personalistas y de países individuales, para analizarla como un sistema específico, configurado por las condiciones históricas propias y las del entorno mundial. Bajo esta perspectiva, al identificar y comprender la naturaleza de estos sistemas, en lo que comparten y difieren, es factible proponer apalancamientos claves que permitan su transformación en modelos de desarrollo con bienestar social y en armonía con la naturaleza.

La herencia colonial

Nuestra institucionalidad tiene sus raíces en el sistema político centralista de los reinos y los virreinatos de los cuales dependían las decisiones políticas y económicas. En la época colonial, para todos los emprendimientos de conquista de nuevos territorios o explotaciones económicas, como las minas o las plantaciones agrícolas, se requería la autorización y subordinación, de sus promotores, a las disposiciones establecidas y a los monopolios reales.

La riqueza, dentro de este ordenamiento económico vertical, fue generada mayoritariamente por la mano de obra servil, a través de las encomiendas, a las que quedaron atadas las poblaciones indígenas y que se otorgaba por la autoridad real a los conquistadores. Posteriormente, a lo largo del extenso periodo colonial, se incorpora la esclavitud de los africanos, de forma masiva para el desarrollo de minas y haciendas.

Desde aquél entonces, el centralismo, como forma de gobierno, promueve las relaciones verticalistas e incuba un clima para la dependencia y corrupción, al mismo tiempo que desalienta la participación de las comunidades en sus propios asuntos.

Este ordenamiento colonial, gestionado de forma centralista y basado en la servidumbre y la esclavitud, es heredado por los criollos. Éstos sintiéndose discriminados por los privilegios de que gozan los peninsulares y que los mantienen alejados de la gestión local, proclaman la independencia a inicios del siglo XIX.

Los nuevos Estados, surgidos de las guerras de independencia contra las coronas española, portuguesa y francesa, mantuvieron la estructura centralista de poder y, si bien abolieron formalmente y, de forma progresiva, la esclavitud, reservaron para los criollos el control del poder, basado, al igual que en la época colonial, en el monopolio sobre grandes extensiones territoriales, expropiadas a las comunidades indígenas, dentro de un sistema de relaciones de dominación que ofrecía muy pocos canales de avance social, al mismo tiempo que mantenían los prejuicios étnicos y de clase, de forma abierta o subyacente (Sobrado y Rojas, 2006).

De tal forma que, aunque formalmente los indígenas, los afroamericanos, los mulatos y los mestizos, se convirtieron en ciudadanos, en los hechos, estaban desprovistos de medios de producción, de oportunidades efectivas de avance social y de derechos civiles y políticos. En estas condiciones, resultó prácticamente imposible que tales sectores sociales pudieran ejercitar sus destrezas empresariales, asociativas y cívicas. La emergencia de cualquier atisbo de capital social fue severamente bloqueada.

El caso de Haití resulta paradigmático al respecto, ya que habiendo sido el primer país que alcanzó su independencia, logrando establecer en 1804 la primera república del continente creada por esclavos, muy pronto devino en una nación pobre y atrasada. La no superación de los lastres de origen, sumada a la deuda astronómica que le impuso Francia, le han acarreado, hasta el día de hoy, una trágica e injusta historia.

Visto en retrospectiva, tanto la conquista como la colonización posterior, despojaron a los países latinoamericanos, tanto de la tierra y del fruto de su trabajo servil o esclavo en las haciendas y minas, como de su identidad étnico-cultural, negando la riqueza de sus tradiciones ancestrales y de gran parte de sus valores filosóficos y estéticos, los cuales fueron invisibilizados o borrados por la cultura dominante.

El tutelaje neocolonial

En 1820, cuando nacían las nuevas repúblicas, los Estados Unidos, la nueva potencia emergente en la región, proclamaba la doctrina Monroe, bajo la consigna: “América para los americanos”, que se transformó, de hecho, en América para los norteamericanos, empezando por la ocupación y anexión, en la década de 1840, de la mitad del territorio de México.

Esta expansión, es retenida temporalmente, por Inglaterra, la potencia dominante a escala internacional. En aquél entonces, cuando las tropas norteamericanas pretenden ocupar Centro América. La férrea oposición inglesa, los obliga a firmar el Tratado Clayton Bulwer, mediante el que ambos países se comprometen a no tomar colonias en la región.

Si bien formalmente los norteamericanos, en virtud del Tratado arriba mencionado, no pudieron ocupar con su ejército los territorios de Centro América, si crearon la figura del filibusterismo, como iniciativa privada destinada al mismo fin. Cabe destacar que esta estrategia fue aplicada inicialmente en Cuba, por parte del militar venezolano Narciso López, quién era partidario de la política anexionista de los Estados Unidos. Entre 1848 y 1851 organizó varios intentos de invasión a territorio cubano con grupos de voluntarios de varios estados del sureste de los Estados Unidos, que fracasaron estrepitosamente. En la última de ellas, ocurrida en Bahía Honda, Pinar del Río, fue capturado por las tropas españolas, siendo ejecutado a “garrote vil”, el 1 de septiembre de 1851, en la explanada de La Punta, en la ciudad de La Habana.

Pese a este fracaso momentáneo, la práctica del filibusterismo es trasladada a Centro América, siendo impulsada y financiada principalmente por los grupos de poder político y económico del sur racista, con la finalidad de ocupar primero Nicaragua y expandirse posteriormente a toda la región.

En este contexto, la decisión del gobierno de Costa Rica de formar un ejército profesional para enfrentar a los filibusteros gozó tanto del respaldo de Inglaterra, que le vendió los fusiles minie, los más avanzados de la época, como de Cornelius Vandervilt, dueño de la Compañía del Tránsito, cuyos buques habían sido expropiados por los filibusteros. De manera paralela, se logró la incorporación de los ejércitos de Centro América que se integraron a la guerra, consiguiendo derrotar a los filibusteros.

Pero, sin importar que los filibusteros hubiesen sido repelidos en el campo de batalla, los Estados Unidos continuaron interviniendo, diplomática y militarmente y, de manera creciente, en la región, a lo largo de los siglos XIX y XX, considerándola su patio trasero.

Así, a medida que crecía su importancia económica y militar, y con la finalidad de asegurar su hegemonía sobre el subcontinente latinoamericano, los Estados Unidos promueven intervenciones militares directas y golpes de Estado para imponer regímenes dictatoriales proclives a sus intereses. A lo largo del siglo XX llegaron a intervenir más de 20 veces. Dentro de estas intervenciones, se destacan: la ocupación de Nicaragua en los años veinte y los golpes de Estado en Guatemala en 1954 y en Chile en 1973, dadas las graves repercusiones provocadas por tales acontecimientos sobre la vida democrática de esos países. El primer gran rechazo, contra su política expansionista lo encuentran en Nicaragua con la guerrilla de Augusto César Sandino, un rebelde, que logró derrotarlos militarmente, aunque terminó siendo traicionado por la Guardia Nacional, formada por los norteamericanos antes de evacuar a su derrotado ejército.

De manera especial, durante la segunda mitad del siglo XX, florecen dictaduras violentas promovidas por los Estados Unidos, que crean un clima de malestar e insurrección en gran parte del continente, especialmente después del derrocamiento por la fuerza del gobierno de Jacobo Árbenz en Guatemala, que se manifiesta, entre otras formas, en la creación de la Legión Caribe, una alianza de opositores para derrocar a las dictaduras. Este ambiente socio-político y cultural, se ve reflejado, entre otras expresiones artísticas, en las obras literarias de Mario Vargas Llosa, como Tiempos recios, que versa sobre el derrocamiento del gobierno legítimo de Guatemala; La fiesta del chivo, que trata sobre los efectos de la dictadura de Trujillo, en República Dominicana, y la que probablemente fue la más popular en su época: Conversaciones en la Catedral, en la que aborda el pesimismo y la corrupción moral reinante en la sociedad peruana bajo la dictadura del general Manuel A. Odría.

En medio de este contexto adverso y desolador, emerge con fuerza, la revolución encabezada por la guerrilla cubana en 1959, como símbolo de la resistencia y de la dignidad latinoamericanas. Inspirada en el pensamiento de José Martí y dentro del marco de un mundo de potencias bipolar, se inclina hacia el socialismo y establece una alianza con el bloque soviético que le permite sobrevivir. De esta manera, el surgimiento de la revolución cubana obliga a los Estados Unidos a revalorar parcialmente su relación con América Latina, poniendo en marcha una estrategia de contención, basada en dos componentes. Por una parte, ofreciendo “la zanahoria” de La Alianza para el Progreso, en 1961, con la cual busca reorientar el desarrollo económico de los países latinoamericanos y, por otra, con “el garrote”, promoviendo el bloqueo a Cuba y fortaleciendo las dictaduras anticomunistas en toda la región, entre las que se destacan por su crueldad las de Argentina, Brasil y Chile. De igual modo, se involucra militarmente en la guerra contra las guerrillas en Centro América, en los años 70s y 80s. Guerra con la que, una vez más, pretendió ocupar Centro América, pero que, tras largos años de muerte y destrucción, se vio obligado a negociar el Plan de Paz, promovido por los presidentes de la región con el respaldo de los demócratas norteamericanos y de los social-demócratas europeos.

El bloqueo a Cuba tuvo, desde sus inicios, dos propósitos: el de afectar a la población civil que mayoritariamente apoyaba a la revolución, para que cambiara de opinión y, establecer un precedente de cara a toda la región, para desalentar a los demás países para que se abstuvieran de tomar medidas autónomas adversas a sus intereses. La aplicación del bloqueo se hizo y se sostuvo a contrapelo del derecho internacional y de la voluntad de la casi totalidad de los miembros de la Asamblea de las Naciones Unidas que, reiteradamente han exigido su levantamiento.

Aunque el objetivo de crear una opinión interna adversa al gobierno cubano, que condujera a su derrocamiento, no fue alcanzado y aún con el hecho de que desapareciera, desde 1991, la Unión Soviética y con ella el peligro de una amenaza estratégica, el bloqueo se mantiene hasta el día de hoy y se ha agudizado con sanciones adicionales, derivadas de la declaración de Cuba como país “promotor del terrorismo”, la cual se produjo con la intención de satisfacer intereses locales y mantener la disuasión de comportamientos “inamistosos” de los otros países del continente. Estas sanciones que se han extendido a Venezuela y Nicaragua han contribuido significativamente a desatar las grandes migraciones hacia el norte.

La aparición del narco tráfico, su impacto en los Estados y en el equilibrio regional

Con la aparición del negocio del narco tráfico, en gran escala, impulsado inicialmente por Pablo Escobar, cambian los ejes del poder centralizado en una pequeña elite nacional, a la que ya no es preciso pedirle permiso para hacer negocios. Su poder actual como transnacional es tan grande que se permite retar el poder de los Estados y minarlos progresivamente, aprovechando las redes de corrupción institucionales y penetrando los poderes locales, especialmente en las zonas deprimidas. En poco tiempo, se han apoderado de Estados completos, así como de numerosos municipios y regiones en las que su palabra es la ley del fusil. En los Estados Unidos y Europa se encuentra su principal mercado, en donde han desarrollado, dada la pasividad de sus autoridades, densas redes de apoyo con las que las desafían permanentemente.

Por todo ello, el narco debe ser visto como una enorme y poderosa empresa descentralizada, que se está constituyendo progresivamente en una opción de poder, reclutando y dando oportunidades a las grandes masas de excluidos de los mecanismos tradicionales de generación de ingresos y de avance social. Una opción de poder creciente en el contexto de desigualdad y exclusión social prevalecientes y que tiende a imponer un orden económico y social despótico y autoritario. Una especie de neo feudalismo en pleno siglo XXI. Un enemigo muy peligroso que sólo puede ser enfrentado con organización desde las bases territoriales, fortaleciendo la inteligencia policial y actuando sobre las causas generadoras de la exclusión social y la impunidad.

La emergencia de nuevas condiciones y tendencias en el mundo y América Latina

En la segunda década del siglo XXI, asistimos al ascenso vertiginoso de nuevas potencias económicas como China, India, Sur África, Rusia y Brasil, fenómeno que está cambiando el panorama de poder mundial unipolar prevaleciente desde la desintegración de la Unión Soviética en la última década del siglo XX.

El peso creciente de China y las repercusiones de su éxito económico y social han aglutinado a estas potencias, cuya participación en la economía mundial se acercará en el 2030 al 40%, constituyéndose en un nuevo eje de poder que rechaza el ordenamiento unilateral y al margen del derecho internacional que, en forma de sanciones, imponen los Estados Unidos a quienes no comulgan con sus intereses. La actual coyuntura internacional es, por tanto, favorable al cambio pues ya no existe una hegemonía donde impere solo “la ley del garrote” a través de sanciones y golpes de Estado, sino que florece un mundo multipolar que genera alternativas y posibilidades de nuevas alianzas.

Dentro de este contexto, Brasil y México, entre otros, han venido jugando un papel relevante en la ampliación de los derechos soberanos del conjunto de las naciones de América Latina y han implementado políticas significativas en la perspectiva de recuperar y fortalecer su soberanía económica y política; sin embargo, tales medidas siguen siendo débiles e incompletas por carecer de una base social de apoyo que respalde los cambios, así como de inclusión social a través de la educación y otros mecanismos de promoción y organización social.

Simultáneamente, al interior del continente, se está produciendo un reacomodo de fuerzas, en cuyo marco, la social democracia y el socialismo clientelista han venido perdiendo respaldo por las prácticas corruptas que los acompañan, al tiempo que crece el populismo de derecha, aderezado, en varios casos, con tintes preocupantes de carácter neofascista que van más allá de la simple retórica discursiva.

El peso de la corrupción endémica

El centralismo, en condiciones de falta de oportunidades y de participación de las grandes mayorías de excluidos, origina la corrupción clientelista, esto es, el manejo de personas y organizaciones por prebendas, a cambio de llevar o mantener en el poder a los oligarcas de la clase política. Los dirigentes de estas organizaciones, a su vez, en cuanto tienen acceso al poder, se reparten la mejor tajada (Trocello, 2008). Esta práctica no es un atributo exclusivo de la derecha sino también de una parte importante de los movimientos que claman por la sociedad del bienestar.

Teniendo como prioridad el interés propio, al llegar al poder manejan la hacienda pública con ese criterio, provocando un desajuste financiero que termina afectando, en primer lugar, a quienes deberían ser los beneficiados del bienestar, provocando desesperanza e indignación. Sólo así puede explicarse que la mayoría de los argentinos escogieran a un presidente esquizofrénico y delirante como Javier Milei.

En el campo de las privatizaciones, la derecha ha exhibido un gran oportunismo y corrupción, al hacer negocios comprando por una bicoca empresas públicas para venderlas después con grandes ganancias (Piketty, 2019). Lamentablemente ese oportunismo no ha sido solo de la derecha sino también de la llamada izquierda, tal como se ha podido constatar con las expropiaciones de las grandes empresas y haciendas adjudicadas, no a los trabajadores organizados como correspondería, sino a los dirigentes políticos como sucedió en Nicaragua.

Hacia el futuro inmediato: aprovechar los cambios externos para ejercer soberanía y consumar las transformaciones internas que hacen falta

Como se ha expuesto a lo largo de este trabajo, el tutelaje estatal o patriarcal, junto con la exclusión masiva de los sectores populares de las dinámicas económicas y políticas, limitan el desarrollo de las personas y también de países y continentes enteros, dando lugar a la configuración de escenarios de decadencia institucional avanzada (Fukuyama, 2016). En contraste, el capital social y la cultura cívicas indispensables para impulsar el desarrollo económico y social sólo pueden emerger en condiciones de autonomía y libertad asociativa, por lo que el empoderamiento ciudadano aparece como una condición si ne qua non de cualquier intento de transformación efectiva de la realidad que nos afecta.

Por otra parte, si se sabe aprovechar, la nueva coyuntura internacional abre espacios para que los países latinoamericanos ejerzan su soberanía de forma cada vez más plena. Ciertamente, los Estados Unidos no renunciarán fácilmente a su hegemonía regional, pero factores ideológicos e intereses creados la van a limitar, entre ellos, la garantía de su propia seguridad y la necesidad de acceso a los recursos vitales del continente. Todas estas circunstancias, aunadas a la lucha de resistencia de los pueblos y a una hábil negociación con las potencias económicas en ascenso, los obligarán a ir modificando su actitud hacia Latinoamérica.

A su vez, el cada vez más grave estado de salud del planeta, que exhibe alarmantes condiciones de deterioro en temas cruciales como desaparición de biodiversidad, cambios de uso de suelos, pérdida de riqueza y vitalidad de las fuentes de agua dulce, y cambio climático, así como los desastres naturales asociados al mismo, incidirá en la revalorización de las prácticas productivas y los valores ancestrales de los pueblos originarios del continente que, no hace mucho tiempo, permitían la regeneración de los suelos, bosques y climas (Ribeiro, 2015). Toda esta herencia cultural, al igual que las prácticas avanzadas de permacultura, elevarán el valor de la innovación agroecológica regional y su importancia para el mundo.

Pero, en lo inmediato, América Latina enfrenta el grave problema derivado del poder creciente del narco tráfico, así como el de la añeja corrupción clientelista y el peligro de las privatizaciones oligárquicas como las que se dieron con los programas neoliberales o las que tuvieron lugar en la Rusia post soviética. Además, bajo este contexto, las condiciones de exclusión se consolidan, al mantenerse inalteradas las relaciones de discriminación étnica y de clase que, a su vez, definen las limitadas oportunidades de acceso a la educación y a los círculos de influencia y poder para millones de personas.

En estas condiciones, la tarea histórica de transformar el actual estado de cosas solo puede ser realizada por un pueblo organizado que active su poder de incidencia en el ámbito económico y cívico. A tales efectos, lo que se requiere es una amplia movilización social que actúe como fuerza motriz de la transformación social y política. Pero dicha organización y movilización social no se podrá lograr si antes no se echan abajo las barreras que mantienen en la postración a la gran mayoría de la población.

Empezar a erradicar la exclusión, solo es posible con la puesta en marcha de una serie de medidas estratégicas de mediano y largo plazo, entre las que destacan: la promoción educativa y la alfabetización organizacional y empresarial, ambas realizadas en forma masiva y como procesos participativos de largo aliento. A continuación, abundaremos en algunos de los elementos definitorios de tales acciones.

Como es sabido, la educación es un derecho fundamental establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada, desde 1948, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En el año 2015, este organismo internacional estableció una nueva agenda mundial para el año 2030, en la que se enlistan 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS). De forma enfática, los ODS cuatro y cinco aspiran a garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, así como promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todas y todos.

Sin embargo, hacia el año 2019, América Latina y el Caribe aún se encontraban lejos de alcanzar las metas educativas establecidas en los ODS. Peor aún, la pandemia mundial por covid-19, desatada a partir de 2020, afectó los sistemas educativos, forzándolos al cierre de actividades presenciales y a la implementación apresurada de formas alternativas de educación a distancia, que no lograron retener a toda la población estudiantil. Todo ello derivó en la interrupción abrupta de su proceso educativo, afectando su aprendizaje y progresión escolar (CEPAL, 2024).

En un intento por tratar de revertir esta situación, el informe de seguimiento de la educación en el mundo para 2022 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) recomienda a los gobiernos, las organizaciones bilaterales y multilaterales, la sociedad civil, el sector privado, los académicos, las comunidades, las escuelas, los estudiantes, las familias y los tutores a trabajar de manera conjunta en la implementación de las siguientes acciones: fomentar el acceso igualitario a la educación y prevenir el abandono escolar; lograr que el aprendizaje sea transformador, seguro e inclusivo para todos los educandos; desarrollar sistemas educativos equitativos, inclusivos y transformadores de género, y promover enfoques integrados, coordinados y que abarquen todo el sistema.

No obstante, de acuerdo con información estadística, dada a conocer recientemente por la CEPAL (2022), en relación con 14 países de América Latina, se observa que un 41.4% de la fuerza de trabajo de 15 años y más, no completó la enseñanza secundaria. Entre los factores de riesgo para desertar de la escuela se encuentran: la condición de pobreza, étnica, racial y de discapacidad, debido a que estas condiciones son objeto de discriminación en contextos académicos adversos.

Pero, además, la falta de acceso al sistema educativo genera un círculo vicioso de pobreza y marginación, ya que cuando el estudiante proviene de un hogar donde los padres no finalizaron el nivel primario de educación, se eleva, de forma considerable, la incidencia de la pobreza y la pobreza extrema. En efecto, entre la población de esos hogares, la incidencia de ambos tipos de pobreza llega al 46.8%. En cambio, los estudiantes que provienen de hogares donde los padres tienen educación terciaria completa, la incidencia de la pobreza fue del 9.0% (CEPAL, 2022).

En virtud de lo anterior, lo que se requiere urgentemente es el establecimiento de un sistema educativo inclusivo, gratuito y universal, que ponga freno a la deserción estudiantil y que cuente con amplia cobertura y participación de todos los grupos étnicos y clases sociales. Así, en el marco de un sistema educativo abierto, plural y diverso será posible impartir una educación que eduque para la vida de forma integral, con el propósito de desarrollar en las personas sus capacidades cognitivas, socioemocionales y físicas que les permitan alcanzar su bienestar individual y colectivo. Una educación que desarrolle el pensamiento crítico y el fortalecimiento de los lazos entre escuela y comunidad y que, además, permita que los conocimientos y aprendizajes adquiridos en las aulas se vinculen con el sector productivo y la investigación científica.

Lo antes dicho en relación con el papel de la educación es particularmente válido para la población infantil y juvenil de América Latina, el futuro de nuestras naciones; pero, aún quedaría pendiente de erradicar la exclusión a la que ha sido sometida la población adulta, la que actualmente constituye la mayor parte de la población económicamente activa del continente y que exhibe bajos niveles de escolaridad y, por ende, una enorme vulnerabilidad económica y social.

Para promover la reinserción de los bastos contingentes de población que han sido excluidos de los circuitos económicos y que hoy constituyen el grueso del flujo migratorio latinoamericano, se podrían poner en marcha procesos masivos de capacitación organizacional y técnica en los lugares de origen de esa población.

Dicho en otras palabras, lo que en esta materia se requiere, es impulsar un amplio y consistente proceso de capacitación organizacional a nivel local y comunitario, abierto a toda la población residente en esos lugares, es decir, desde los niños hasta los ancianos, pasando por los jóvenes, las mujeres jefas de hogar y los padres de familia en el que a partir de diagnósticos comunitarios participativos se identifiquen, por una parte, los peligros existentes para la seguridad comunitaria y, por otra, el potencial económico y las oportunidades de negocio existentes en las comunidades rurales y urbanas. En un segundo momento, con base en tales diagnósticos, se podrían montar diversos procesos de capacitación técnica, empresarial y asociativa que permitan avanzar en la elaboración de proyectos productivos específicos.

Evidentemente, todo este esfuerzo de capacitación organizacional deberá ejecutarse siguiendo los principios epistemológicos y los procedimientos técnicos, recuperados y sistematizados en metodologías de capacitación de masas, entre las que destacan la educación popular de Paulo Freire y la del Laboratorio Organizacional (LO), creada y desarrollada por el sociólogo brasileño Clodomir Santos de Morais y que ya ha sido aplicada con éxito, en diferentes países de cuatro continentes (Carmen y Sobrado, 2000). Esta última, además de presentar resultados destacados en diversas formas de organización popular, genera poder real, elevando la conciencia y las posibilidades de incidencia y participación de las comunidades en la vida económica y política. El éxito del LO se fundamenta en su enfoque basado en la autonomía efectiva de los grupos y no en el tutelaje clientelista de los asistencialistas. En este sentido, cabe destacar que la autonomía del sujeto es exigida por la naturaleza del proceso mismo de capacitación que demanda, para ser efectivo, de la relación sin interferencias con el objeto, en este caso la organización social, en cuyo manejo los participantes buscan habilitarse. Todo este planteamiento metodológico está alineado, de forma congruente, con los principios de la educación para adultos o andragogía y la teoría de la actividad objetivada de Lev Vigotski.

El método de Clodomir añade, además, el concepto de estructuras ideológicas o inercias de comportamiento, derivadas de la práctica laboral previa de los participantes, las cuales deben ser superadas, a través de las nuevas prácticas organizativas, que se generan en los Laboratorios Organizacionales (Santos de Morais, 1989). De esta suerte, los participantes tienen la oportunidad de conocer no sólo las formas tradicionales de producción como la artesanía, la manufactura, la industria, y la post industria, sino también las formas emergentes que incluyen la agroecología y la Inteligencia Artificial. Estas últimas, como es sabido, están adquiriendo cada vez mayor relevancia en la configuración de empresas y en la mimetización del ser humano con la naturaleza, generando nuevas formas de artesanía rural y urbana que ayudan a la regeneración de la naturaleza y constituyen un fuerte estimuló para incentivar el arraigo de la población en sus lugares de origen.

Razones por las que la capacitación en organización debe darse en condiciones de autonomía

La capacitación, entendida como habilitación para desempeñar una actividad determinada, requiere de una adecuada instrucción sobre el objeto con el cual se quiere capacitar, es decir, de una práctica directa con dicho objeto. No obstante, en un primer momento de instrucción, la persona o el grupo entran en relación con un instructor o con un manual, lo que les permite informarse sobre la naturaleza del objeto en cuyo manejo desean capacitarse. Esto es un paso necesario, pero no suficiente. Para habilitarse realmente en el manejo del objeto deben practicar con él, pues sólo de este modo obtendrán el conocimiento necesario sobre su operación y funcionamiento y podrán desarrollar habilidades y destrezas en su manejo.

Tal como puede observarse en los procesos de capacitación para el manejo de vehículos. La primera fase de instrucción la realiza el sujeto que se quiere capacitar con un instructor. Se establece así una relación entre dos sujetos. En la segunda fase, cuando el sujeto se monta al vehículo, el instructor pasa a un segundo plano y solo se mantiene para evitar alguna emergencia, mientras que el sujeto entra en relación directa con el vehículo. Al accionar sobre éste y arrancar su motor, el sujeto recibe información del objeto, relativa a su fuerza y dinámica y sobre cómo se articulan en la práctica los diversos componentes del sistema. En este proceso va reconociendo sus calidades operativas y desarrollando destrezas para lograr algún día conducir vehículos automotores en el mundo real donde transitan personas y otros vehículos. El instructor debe respetar la autonomía del sujeto para que el proceso de conocimiento y desarrollo de destrezas pueda fluir sin alteraciones, limitándose a intervenir solo en caso de emergencia. Un instructor que limite la autonomía del sujeto o pretenda dirigir cada paso en el manejo del vehículo, rompe el clima necesario para que el proceso de capacitación se produzca, impidiéndolo o alargándolo innecesariamente.

La capacitación en organización fuente de poder

Así como la capacitación en el manejo de un vehículo requiere de autonomía, la capacitación en organización de los grupos y empresas sociales demanda, además de los procesos básicos de instrucción, de una efectiva autonomía en su funcionamiento. Esto es un requisito para que quienes se están capacitando perciban el movimiento de las partes, adquieran conocimientos y desarrollen destrezas sobre el sistema en operación.

Si bien en la vida cotidiana se reconoce la importancia de la autonomía en los procesos de capacitación técnica, esto no opera en la práctica de la misma manera en la capacitación en organización. Ello a pesar de ser exactamente los mismos principios cognitivos los que rigen el aprendizaje y la capacitación de los individuos y los grupos. Diversas razones, ya sean de tipo ideológico o de posición social, como el temor respecto de las repercusiones económicas y políticas de los procesos de capacitación de masas, el prestigio personal e institucional o un interés de control político, interfieren y alteran el proceso de capacitación. En el fondo lo que sucede es que no se sabe capacitar, ni se confía en las capacidades de los sujetos que son miembros de la organización. La intervención indebida en estos casos impide que se produzca el proceso de habilitación para el desempeño organizacional y que se genere, a contrapelo de los procesos de conocimiento, una especie de sujeto pasivo y dependiente.

En síntesis, capacitar a un grupo humano para una actividad autónoma, no es lo mismo que entrenar para el ejército o para el desempeño en una fábrica, en donde las órdenes y la planificación se definen en instancias superiores. Para gestar una organización capaz de autogestionarse, tales como las diversas formas de cooperativas y organizaciones de economía social y solidaria, creadas para la producción o para resolver servicios comunales básicos, debe partirse del carácter gregario de la especie humana y la complejidad de intereses personales y grupales intervinientes. Se trata de poner en marcha un proceso de capacitación con autonomía que articule orgánicamente los intereses individuales o de grupos, alrededor del propósito común que los integra como organización, lo que, en modo alguno, se podría lograr con la visión estrechamente individualista.

En virtud de lo antes dicho, el objetivo final de la capacitación organizacional propuesta es que los excluidos se vuelvan protagonistas de su propio proceso de desarrollo a través del poder de la auto organización y a partir de los recursos disponibles en sus comunidades. De este modo, la participación organizada de los pobladores, de cualquier comunidad carente, en la atención de sus necesidades inmediatas de abasto y alimentación, vivienda, salud, educación y seguridad pública, entre otras, ira dando paso a un proceso creciente de empoderamiento ciudadano de sectores antaño pasivos y excluidos, quiénes mediante el logro de objetivos colectivos o el cumplimiento de metas sociales, avanzará paulatinamente en la recuperación de su propia identidad y autoestima. Ello es así porque la gente no se transforma solo con discursos o lecturas, sino a través de la actividad concreta y organizada que se traduce en resultados de beneficio común.

Impulsar el cambio sincrónico desde arriba y desde abajo

La separación histórica y estructural entre Estado y Sociedad es otra de las herencias nefastas de la época colonial, al grado que los propios gobiernos de izquierda cuando conquistan el poder político suelen aplicar una estrategia de transformación anclada o limitada en el quehacer del Estado, haciendo a un lado o dejando en segundo plano la participación ciudadana y el control que permite la organización popular informada. El resultado de ello, han sido un conjunto de avances significativos, sobre todo, en materia de distribución social de la riqueza y de combate a la corrupción gubernamental, pero que por sí solos son insuficientes para lograr trascender el neoliberalismo, amén de que son poco sostenibles a largo plazo.

Con base en la experiencia reciente de algunos gobiernos progresistas, es imperativo realizar un esfuerzo especial por tratar de armonizar los ritmos del proceso de cambio desde el Estado, con los procesos de organización y participación social desde la sociedad civil. La firma de un pacto político u acuerdo social incluyente puede constituirse en un buen punto de partida para que Estado y sociedad se reconcilien y empiecen trabajar juntos en la implementación de un proyecto común.

En pocas palabras, lo que se propone es avanzar en la reforma profunda del Estado hasta poner en pie un fuerte y vigoroso Estado Social de Bienestar, fundamentado en la descentralización y participación popular y que no tenga miedo a fortalecer la autonomía de los diferentes sujetos sociales. Para ello, será necesario alentar todas las formas de la democracia directa, modificar sustancialmente el estilo unipersonal y centralista de gobierno y desconcentrar el ejercicio del poder. La legitimidad política del Estado se debe utilizar para promover una amplia y constante movilización social que permita llevar a cabo los cambios estructurales que se requieren.

Construir organización autónoma es sembrar la verdadera democracia

Dado el peso excesivo del clientelismo en nuestros sistemas políticos, estamos bastante acostumbrados a tratar como organizaciones a estructuras jurídicas formadas en oficinas por seudo dirigentes que aportan listas de clientes que los declaran como sus representantes en diversos tipos de emprendimientos. Clientes que tienen un beneficio, a menudo poco tangible, pero que no dirigen ni definen en la práctica las políticas de estas “organizaciones”, que terminan convirtiéndose en furgones de cola de los partidos políticos. Estos partidos promueven formalmente el “Estado de Bienestar”, pero cuando llegan al poder no gobiernan para el pueblo, sino para la elite gobernante, incluyendo a los “dirigentes populares” que los sostienen y desatan una cascada de corrupción que desmoraliza a la población.

Esta aclaración es imprescindible para comprender resultados electorales como los de Argentina, donde las grandes masas de marginados, cansadas de engaños, votaron por “un salto de la sartén al fuego”, eligiendo a un anarco capitalista. Pero, ahora, nuevamente son excluidas porque no tienen poder para manifestar su fuerza frente a un Estado mediatizado por el clientelismo y una clase política que sólo los utilizó para legitimar su acceso al poder por una vía pacífica y electoral.

Así, en un continente en el que más de la mitad de la población trabajadora tiene menos que bachillerato y en un momento histórico que se caracteriza por el avance imparable de la tecnología, el desarrollo de programas de capacitación masiva en auto organización resulta estratégico e impostergable para construir ciudadanía con bienestar y evitar los riesgos de la violencia.

Por eso, hoy es imperativo darle el poder de la organización e intervención en los asuntos públicos a las grandes masas de excluidos y pobres de las repúblicas latinoamericanas, carentes de mecanismos de poder; masas que, conociendo los resultados y retomando las mejores prácticas de las organizaciones autónomas en el campo comunal, cooperativo y de la salud, (ver Trilogía Latinoamericana en www.prismalat.com) se puedan empoderar, a través de la organización autónoma, para construir una nueva institucionalidad cada vez más descentralizada, participativa, democrática y eficiente.

Epilogo

Esta propuesta puede parecer, a primera vista poco estimulante por su complejidad y de muy largo plazo, dada la urgencia de las transformaciones que requiere nuestro continente, así como las amenazas existentes y la velocidad de los cambios planetarios; pero, si se valora adecuadamente, posee un poder acumulativo que viabiliza la transformación básica del sistema en el mediano plazo.

Lo más importante para iniciar el proceso de metamorfosis aquí descrito, es aceptar que, en cierto modo, “estamos esrotados” como dijo un campesino apaleado después de un desalojo, y que, por ende, necesitamos impulsar un cambio de paradigma o de imaginario social que pase de la derrota estructural, debida a la “cultura de la corrupción” a una visión histórica y realista del origen de las debilidades del sistema, acompañada de una propuesta operativa de transformación y autotransformación progresiva que vaya desde la exclusión social hoy imperante hasta la conquista del umbral de ciudadanía para todas y todos. Realizado este cambio de visión y emprendido el ajuste en las políticas económicas, sociales y de seguridad pública, en las que se retomen las mejores prácticas alcanzadas hasta el momento enriqueciéndolas en las nuevas y diversas realidades, los resultados serán contagiosos y se diseminarán como un reguero de pólvora por todo el continente, alcanzando velocidades inusitadas y una gran variedad de resultados e innovaciones propias de un continente tan rico y diverso como es el nuestro.

Pero tampoco hay que pasar por alto que las transformaciones que requiere el continente, a pesar de los cambios favorables en la coyuntura mundial, no se van a poner en marcha sólo con discursos en las plazas o sermones; es preciso tratar a la organización autónoma como fuente de poder popular que reafirme la identidad latinoamericana. De este modo, mediante la organización autónoma y la movilización ciudadana se sentarían las bases del cambio y se desataría una dinámica de transformación en cuyo marco los efectos concretos de la actividad autónoma organizada serán los que, por una parte, darán poder y confianza en sus posibilidades a los excluidos y, por otra, romperán los estereotipos sobre la incapacidad étnica o de clase. De igual modo, el concepto de organización, tan debilitado por el clientelismo, retomará su significado e impulso prestigiando con sus resultados las iniciativas locales y creando condiciones para que se produzca un sincretismo entre los valores ancestrales y lo mejor de la cultura humanista y democrática de nuestros tiempos.

En suma, es crucial aceptar que el desarrollo sólo se logra potenciando las capacidades cívicas y empresariales de la gente a través de la organización autónoma. Este es el camino para crear ciudadanía y democracia, el otro es el del terror y la violencia del Estado o del narco tráfico. Apostados en la segunda década del siglo XXI, necesitamos, urgentemente, tomar decisiones firmes antes de que sea demasiado tarde.

Bibliografía

Carmen, Raff y Sobrado, Miguel (2000). Un futuro para los excluidos Londres: Zed Books.

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2022). Panorama Social de América Latina y el Caribe, 2022 (LC/PUB.2022/15-P), Santiago

Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2024). Prevención y reducción del abandono escolar en América Latina y el Caribe. Enero de 2024. Obtenido de https://repositorio.cepal.org/server/api/core/bitstreams/b80b4d28-e4df-4c5c-9659-dd78d4d1b527/content

Fukuyama, Francis (2016). Orden y decadencia de la política. Barcelona: Deusto-Grupo Planeta.

Organización de las Naciones Unidas (ONU), (2015). Objetivos de Desarrollo Sostenible. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). (2022). Informe de seguimiento de la educación en el mundo: informe sobre género, profundizar en el debate sobre quienes todavía están rezagados. https://doi.org/10.54676/LHMC7003

Piketty, Thomas (2019) Capital e Ideología. Barcelona: Deusto.

Ribeiro, Silvia (2015). Desigualdad global y devastación, La Jornada, 10 de enero de 2015.

Santos de Morais, Clodomir (1989). Apuntes de teoría de la organización. Tegucigalpa: Guaymuras.

Sobrado, M. y Rojas, J.J. (2006). América Latina: Crisis del Estado clientelista y la construcción de Repúblicas Ciudadanas. San José de Costa Rica: EUNA. Disponible en Amazon en inglés y español.

Trocello, Gloria (2008). La manufactura de ciudadanos siervos. Cultura política y regímenes neopatrimonialistas. San Luis: Nueva Editorial Universitaria-Universidad Nacional de San Luis.

Vargas Llosa, Mario (1969). Conversación en La Catedral. Madrid: Seix Barral.

Vargas Llosa, Mario (2000). La fiesta del chivo. Lima: Alfaguara.

Vargas Llosa, Mario (2019). Tiempos recios. Lima: Alfaguara.

20 videos de sustentación

Prisma Latinoamérica: www.prismalat.com; también en YouTube, Fac

Educación para la vida en Costa Rica

Miguel Sobrado

A mis 82 años y después de haber pasado un primer infarto el año anterior, sigo viviendo con entusiasmo la vida, aunque mi energía física esté disminuida. Como bien lo resume Bernardo Sandí mi mecánico de Santa María de Dota: “Miguel vos tenés un motor de seis cilindros, pero se te fregó el carburador”, lo que me obliga a caminar en terrenos de baja pendiente sin forzarme con las cuestas. Lo que no me exime de apreciar el dinamismo, la innovación y el esfuerzo que realizan los emprendedores de la comunidad mariense impulsando la producción y los servicios, introduciendo nuevos productos y mejorando, cada vez más la calidad de su histórico café.

Estos esfuerzos están sustentados también por la incorporación de jóvenes profesionales, quienes han promovido las empresas locales y el desarrollo del turismo y actúan con una visión cada vez más menos tímida y más abierta a las transformaciones del país. No obstante, los problemas de gestión pública nacional y el incipiente mal aliento que generan las drogas no dejan de perfilarse en el horizonte.

Aunque todo parece correr sobre un sustento construido sólidamente en el pasado, sin embargo, el futuro para los niños y especialmente para jóvenes que por miles asisten llenos de ilusiones a la escuela y los colegios, no parece tener el mismo sustento. Los programas de estudio tienen contenidos y metodologías correspondientes al siglo pasado y han sufrido el impacto negativo del “apagón educativo” y de la falta de visión y liderazgo de las autoridades educativas, que siguen refugiadas en los procedimientos administrativos y ajenas a las transformaciones de las ciencias, las revoluciones tecnológicas y educativas que irrumpen cada vez con más virulencia.

Los cambios y transformaciones requeridas en los programas de estudio y en los métodos de estudio, de cara al nuevo milenio, no han sido objeto de análisis ni por las autoridades del MEP que gastan más de 2 millones de colones por estudiante al año, ni por los gremios, otrora pioneros de la renovación. Los estudios del Estado de la Educación, un gran esfuerzo que se viene realizando hace varias décadas por el Programa Estado de la Nación, han venido alertando del problema a la comunidad nacional, pero no han tenido ninguna respuesta operativa en las jerarquías institucionales, ni en los gremios de educadores.

Lo único que ha movido el cotarro político han sido las propuestas de educación sexual, que han involucrado beligerantemente a las posiciones más conservadoras de las iglesias de diverso tipo, solo contribuyendo a crear un clima de pasividad e inmovilismo en las transformaciones curriculares.

Todas estas discusiones se dan abstrayéndose los fundamentalistas de la realidad que viven los jóvenes en la época de internet, donde la pornografía definida como el sexo por el sexo, prescindiendo de su contenido emocional, es la maestra que, en su intenso despertar hormonal, ocupa la atención de los adolescentes. La actitud fundamentalista contra la ciencia y la naturaleza termina reafirmando las prohibiciones y el clima de morbosidad sobre la cual se afirma e incuba la pornografía, impulsando la instrumentalización de las personas como cosas y no como seres humanos. Se deja así en manos de nadie la formación para la vida en un mundo de profundos cambios y velocidades.

Me preocupa el futuro de estos jóvenes, que llenos de fuerza e ilusiones no se están preparando en el sistema educativo para enfrentar, en primer lugar, las grandes transformaciones que conlleva el mundo digital y los cambios económicos, geopolíticos y ambientales y cómo percibirlas y manejarlas con una visión de interés social. Es necesario encontrar las soluciones a estos retos desde una perspectiva de la fuerza que otorga la colaboración organizada como fuente de poder, utilizando los aportes innovadores de la neurociencia, y no la visión individualista atomizada. Así mismo, es preciso poner a nuestro servicio la Inteligencia Artificial y evitar así ser perjudicados por los desplazamientos que provoca.

En segundo lugar, es necesario plantearse cómo prepararse para la vida, reconociendo el carácter social de la especie humana y su importancia para el desarrollo incluida la salud. ¿Qué es la vida desde el nacimiento hasta la muerte? ¿Cuáles son las etapas de la vida que tenemos por delante más allá de la juventud y qué las caracteriza?

Somos una unidad de cuerpo y espíritu dentro de la cual ocupan, en los procesos de interacción, un papel relevante las relaciones emocionales y los procesos bioquímicos que configuran e interfieren en nuestras emociones y relaciones. ¿Cuál es el contexto de clases y etnias en que nacemos y sus relaciones entre sí? ¿De qué forma estas contribuyen a definir el papel de la estética imperante y nuestra propia autoestima? ¿Cómo se crean estereotipos que generan voces interiores que nos estimulan a avanzar o nos limitan creando barreras tipo “el que nació para maceta del corredor no pasa” y cómo superarlas? Son interrogantes que motivan a profundizar esta reflexión.

En otras palabras, aunque la zona de Los Santos viene con buen impulso por el trabajo de los fundadores y de quienes han consolidado sus logros, las nuevas generaciones de la región y del país enfrentan un mundo turbulento para el cual requieren la descentralización y actualización de su sistema educativo.