El Referéndum, el gran dilema legislativo
Vladimir de la Cruz
Las elecciones nacionales, del 2026, impone tener los partidos políticos debidamente inscritos, con todas sus asambleas nacionales, provinciales, cantonales y distritales en orden, en lo que corresponda, al día. El Tribunal Supremo de Elecciones es muy riguroso en el control legal de estos procesos.
Públicamente, dos partidos han anunciado sus remodelaciones partidarias. El partido oficial, Aquí Costa Rica Manda, que ha logrado hacer su Asamblea Nacional, reunida en el Club Unión y la Unidad Social Cristiana, que ha establecido una sólida y vigorosa estructura interna orientada a desarrollar y redactar su futuro Plan de Gobierno, como han dicho.
Estamos a siete meses de que el Tribunal Supremo de Elecciones publique, en enero próximo, el calendario y cronograma electoral de las elecciones del 2026, que por publicado no sufre modificaciones y son las reglas claras de cómo proceder en requisitos formales y en plazos de ejecución de esas tareas.
El tema del Referéndum, que intenta convocar el Poder Ejecutivo, es un fuerte distractor político para todos los partidos en estas faenas. El Referéndum, si es convocado, no se puede desnaturalizar. Hay que apoyarlo. Apoyarlo no significa que hay que ir a votar positivamente todo lo que el Presidente quiera presentar para pedir los votos de los ciudadanos. El Referéndum es para aprobar o improbar, para apoyar o rechazar los proyectos de ley que se le sometan a los ciudadanos. Como instrumento democrático de participación ciudadana, que no se practica en el país, es importante que se realice; que fortalezca, su convocatoria y ejecución, la cultura política, la conciencia cívica y la participación electoral de la ciudadanía. En este Referéndum está en juego el próximo proceso electoral nacional.
Son las elecciones para elegir nuevo presidente, vicepresidentes y diputados. Son las elecciones para definir si el actual grupo gobernante, continúa en el Poder Ejecutivo, con el partido Aquí Costa Rica Manda, que pareciera ser el que le servirá para esa batalla, o con algún otro que se le manifieste posible, repitiendo una situación como la del partido Acción Ciudadana, en los dos gobiernos anteriores, 2014, con Luis Guillermo Solís y, 2018, con Carlos Alvarado, o se rechaza su continuismo gubernamental. Ese va a ser el eje central de la campaña electoral.
El presidente Rodrigo Chaves, hay que reconocerlo, es hábil en esta tarea política electoral. Sus movimientos políticos no generan una agenda nacional ante los problemas vitales del país, pero sabe hacer vibrar el diapasón político hacia donde él quiere concentrar su atención, aunque sea de manera distractora con aparente importancia temática, como es el Referéndum, que puede no resultarle por los trámites procesales del mismo. Ha pasado casi un mes desde que lo anunció y no hay a la vista ninguna convocatoria en trámite oficial, ni un conocimiento exacto de los proyectos de ley que quiere someter a discusión nacional, proyectos que por lo demás deben estar en la corriente o trámite legislativo.
No se ha solicitado al Tribunal Supremo de Elecciones el proceso de convocatoria del Referéndum, si es por la recogida de firmas que se quiere hacer, por lo que no se están solicitando, ni hay puestos públicos para ello, como se tiene que hacer, a pesar de que se han puesto vallas en que se pregunta dónde firmar.
Tampoco está a la vista, el escenario parlamentario impulsando la iniciativa presidencial con apoyo de 29 diputados. De igual manera, no hay olas legislativas para convocarlo con el apoyo de 38 diputados como pueden convocarlo. En este último aspecto, pareciera que los partidos, por sí mismos, y sus parlamentarios, le tienen temor al Referéndum, o tienen miedo de convocarlo sin saber con qué proyectos, porque no se trataría de esperar que el presidente anuncie sus proyectos para convocarlos. Para eso el presidente no necesita esos 38 diputados, le bastaría con 29. Aquí juegan dos banderas de proyectos, las de la Casa Presidencial y la de los propios diputados. Si el presidente convoca por su iniciativa solo va a tener interés en sus proyectos. Si la Asamblea Legislativa lo convoca puede ampliar la propuesta de la consulta conteniendo lo que el Ejecutivo Nacional quiere que se pregunte al pueblo.
Por la convocatoria de los diputados todos sus partidos ganan. Por la convocatoria presidencial solo el Poder Ejecutivo, gane o no la mayoría de las consultas del Referéndum, es el que va a ganar con impacto en las elecciones nacionales.
Quienes están a cargo de la renovación de las estructuras políticas de los partidos, y las nuevas personas que están asumiendo cargos partidarios, deben entender esta problemática política sin dejar sus tareas organizativas. Deben combinarlas, deben sacar el mayor provecho para afilar a sus nuevos dirigentes, y deben aprovechar el Referéndum, si se llega a convocar, para pulir a sus posibles candidatos de las elecciones nacionales, porque el Referéndum exigirá inevitablemente una gran discusión nacional. El dirigente fundador del Partido Acción ciudadana, Ottón Solís, ya lanzó sus dados, con valor, pronunciándose sobre qué temas apoyaría y cuáles no, y sobre cuáles tiene reservas.
Hay que avanzar, y si es el caso acelerar, la convocatoria del Referéndum bajo la bandera legislativa, de los 38 diputados o más, apoyándolo.
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