LA BANANERA

José Joaquín Meléndez González

Desierto verde
De fruta sin semilla,
Chira morada
Color de la tortura
Poema en pedazos
Donde se cultivan sueños y
Y se entierran esperanzas.

Caminos polvorientos
Tránsito de obreros
espaldas quemadas
y rula al cinto.
Mujeres de fogón con tizón ardiente
Y cenizas sus recuerdos

Llanuras donde lacayos
Bajan los colores
Blanco, azul y rojo
E izaron barras y estrellas

Fantasmas de hojas verdes
De águila y garras de rapiña.
Obreros con billetes,
láminas de gelatina transparente
Que deshacen entre sus manos.

Zona de clase
Arquitectura de colores:
Blanco de fantasmas,
Amarillo del timekeeper
De látigo el cinturón, botas que pisan fuerte
En casa del diputado
Al niño los juguetes
A la mujer sus aretes.
esmeralda su color,
color de hiel obrera.

La tempestad ha llegado.
Gacetilleros en líneas negras
Expresan extensiones inundadas
De plantaciones volcadas.
El Reventazón en cambio
Con voz de volcán
Hecho un atalaya
Grita fuerte a tuertos y sordos del Valle
Que están mojados
Pero erguidos como el bambú.

La huelga Grita:
¡Quién es la fuerza, el corazón y el alma unida!
¡Más férrea, más fuerte que el ferrocarril,
¡Que van paralelas, pero nunca unidas al final!

Más allá, a lo lejos,
un terreno de maleza
permanece sombríos el cementerio
donde permanece
el obrero, el trovador, el pastor y el sindicalista
en unas tumbas sin cruz ni flores
junto a Calero y Estefanía.

San José, 7 abril 2024