La sonrisa bobalicona

José Luis Valverde Morales

El macho alfa se pavonea, mira hacia abajo, al costado despectivamente, por el portillo de la dentadura escupe arrogancia, soberbia, prepotencia, el ego inflado del sapo, conocedor de la venenosa leche exudada por su piel.

La hembra asiente sumisa, la delata el hilo falso de la sonrisa mientras mira el piso, temerosa de encontrarse con los ojos lapidarios, la frase descalificadora, cabeza gacha espera el golpeteo en la espalda alentándola a sus tareas en sumisión perpetua, incapaz de exclamar esta boca es mía.

En los anaqueles escasean las pócimas, la pata colocada en centros de curación, ansiosos de ver la vida, los sukias huyen despavoridos ante la mirada impávida, impotente de los debilitados enfermos.

Las remesas no llegan a las famélicas arcas, los más pobres entre los desposeídos oyen el crujir hambriento de sus vientres.

Los viejos, viudas, indefensas personas con discapacidad sacan cuentas, estiran la mullida cobija, descubriendo los pies cuando se cubren el rostro.

La sonrisa bobalicona regresa contenta a su guarida, unos reales mal habidos la atan dócil, el macho lo sabe, asiente, lo refleja el portillo de la satisfacción mal disimulada, lanza el rugido, sintiéndose rey en su efímera selva.

 

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