No cambien la historia

César Olivares

Ni Manuel Mora ni José Figueres desistieron de sus luchas en aras del diálogo y la negociación.

El acuerdo más importante entre ellos, el que más se recuerda, fue el de Ochomogo en 1948, y tuvo lugar sin que ninguna de las partes depusiera las armas y sin que ninguno de ellos pusiera como condición para el encuentro que el otro renunciara a su lucha.

El partido de Manuel Mora era entonces aliado del gobierno, pero nunca tuvo un ministro ni puesto alguno en el gobierno. Había una situación difícil, de guerra, la más difícil que ha atravesado el país después de 1856.

Si Manuel Mora se hubiera negado a negociar con Figueres porque su gente estaba al margen de la ley, no por el bloqueo de una carretera sino porque estaba alzada en armas, no se habría dado el pacto de Ochomogo y la guerra habría terminado de otra manera.

Si Figueres hubiera rechazado la instancia de negociación por venir de lo que él consideraba un gobierno ilegítimo, la guerra habría terminado de otra manera.

No inventen. Quienes rechazan el diálogo con las partes en lucha, no inventen. Quienes cierran las puertas de la negociación auténtica, no inventen.

Después del 48 hubo otras negociaciones en las que participaron activamente José Figueres, ahora como presidente, y Manuel Mora, ahora como vocero de trabajadores en lucha.

Figueres pronunció su famosa «Huelga es huelga” en respuesta a quienes clamaban por no negociar con los trabajadores bananeros en la huelga de 1971. Era una huelga ilegal, tan ilegal como algunos bloqueos de hoy, y tan real como algunos bloqueos de hoy. Y el presidente era Figueres, a quien nadie manipulaba.

Luego, en ese mismo período presidencial de Figueres, los campesinos del Pacífico Sur dieron una de las batallas más grandes y heroicas de América Latina por el rescate de tierras entregadas a una compañía extranjera. Figueres envió las fuerzas policiales y estuvo el país al borde de una matanza. Cuando la crispación estaba en su punto máximo se produjo un acuerdo entre Manuel Mora y Figueres que luego fue concretado en las negociaciones que condujeron a la expropiación de la Federal Beef y la entrega de las tierras a los campesinos. Ni Figueres exigió el cese de la ocupación ilegal de tierras ni Manuel Mora aceptó ninguna condición para deponer la lucha.

No inventen quienes vociferan contra las luchas populares y quieren imponer un diálogo falso. No utilicen en vano los nombres de Manuel Mora y José Figueres.