No es ignorancia, es inconveniencia política

Reelecciones Catrachas2

Marlin Ávila

Como consecuencia de la masiva migración de niños hacia los EUA desde los tres países del norte de nuestro istmo centroamericano y ante la sugerencia del presidente B. Obama, en julio, los tres presidentes presentaron, en septiembre, una propuesta a la que denominan “Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte”. Su idea inicial era que fuese algo similar al tristemente famoso “Plan Colombia”. Decimos triste, porque fue el que le dio los recursos al ex presidente colombiano Álvaro Uribe, para consolidar su poder a fuego, sangre e inversión empresarial, en Colombia, al grado de convertirlo en el máximo líder de la ultraderecha latinoamericana hasta la fecha. Irónicamente, el gobierno actual de Colombia está logrando más beneficios políticos sociales para su pueblo sin el Plan Colombia que el de Uribe. Esperemos a que no estemos por aplicar la copia del Plan Colombia aquí en nuestro ya ensangrentado territorio.

Estos países no han estado huérfanos de la protección y financiamiento solidario de los EUA, la UE y los organismos multilaterales. Desde la creación de las Naciones Unidas y los organismos mundiales para el desarrollo, hemos tenido su presencia constante. Tanto para resolver las secuelas de fenómenos naturales como para convertir la franja centroamericana en una muestra de desarrollo capitalista, frente a las amenazas del comunismo en las décadas de guerra fría. Por un motivo o por otro, no dejamos de recibir muchos millones de dólares en ayuda para “el desarrollo”. El mayor resultado de toda esa ayuda es que tenemos una élite económica en enriquecimiento constante, al lado de una gran masa de población empobrecida en crescendo.

Esto suena contradictorio en una lógica simple. Sin embargo, la lógica científica explica cómo ocurre la acumulación de capitales en el sistema capitalista y aceleradamente en el libre mercado dentro del neoliberalismo. Es decir, irónicamente los fondos que vengan para combatir las causas de la migración, tienen el alto riesgo de convertirse en razones mayores para provocar más migración que para detenerla. Si seguimos con un estado corrupto, penetrado por el narco tráfico, en una creciente politización partidaria y militarización de sus instituciones; si seguimos castigando a la juventud victima de nuestros desaciertos históricos, si seguimos privatizando lo poco que resta de los servicios básicos, si seguimos pagando menos que el mínimo salario dentro de un sistema laboral irrespetuoso de los convenios internacionales; si seguimos encareciendo los medicamentos, el transporte y la alimentación; si seguimos drenando los recursos del Estado hacia la empresa privada, si seguimos entregando los territorios y sus recursos naturales y humanos a las trasnacionales por simbólicas tasas fiscales; si seguimos persiguiendo a quienes opinan diferente a los que ostentan el poder; si seguimos combatiendo sin prevenir el delito, etc., esta situación crítica por la que hay una enorme migración hacia el norte, no se detendrá. Además de poder llegar a producir mayor inestabilidad social interna, produce fuga de cerebros, los que de por sí son escasos.

Mucho de los males no se resuelven por la ausencia de voluntad y no por ignorar el cómo hacerlo. Hay propuestas concretas para su solución, sin cambios radicales al sistema capitalista. Hay propuestas concretas para la seguridad ciudadana, publicadas al menos por el CEDOH, sin embargo, no se quieren aplicar. Hay muestras de reducción significativa de la pobreza en otros países de Sur América. Sin embargo, los conservadores gobernantes solamente ven hacia Colombia y de vez en cuando hacia Perú, Chile y Paraguay, donde la corriente derechista tiene sus nichos de “éxito”. Desde luego, con el aval de EUA.

Así que no es ignorar las causas y las soluciones, ni falta de ejemplos concretos. Es inconveniencia de los políticos/empresariales de la derecha internacional y locales, porque quieren seguir lujuriosamente acumulando sus capitales, sin importarles las graves consecuencias sociales y políticas.

 

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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