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No ofende quien quiere… sino quien puede

Dr. Oscar Aguilar Bulgarelli

Así reza el famoso refrán, pues en la mayoría de las ocasiones en que se intenta provocar una ofensa, no basta con el deseo, sino tener los medios, la razón y la solidez ética para sostener lo que se dice, con el evidente deseo de hacer un daño a alguien: conjugar esos tres factores, es realmente difícil.

Lamentablemente Costa Rica tiene casi dos años de soportar, con bastante estoicismo, ser gobernada por una persona y su séquito adulador, que han tomado el insulto y la agresión como su caballo de batalla.

Así vemos cómo instituciones que van desde la misma Constitución Política hasta los otros poderes de la República; la Fiscalía o la Contraloría General, La Defensoría o las Universidades, la Caja del Seguro Social o el ICE: y en lo personal los Magistrados, diputados de casi todos los partidos y sexos, rectores de las universidades públicas, los investigadores del Estado de La Nación y los medios de comunicación incluyendo muchos de sus periodistas, para citar unos pocos ejemplos de una lista que, siguiendo el procaz lenguaje del presidente, está integrada según él por canallas, pues no han doblado totalmente la cerviz a su voluntad autoritaria.

El último ejemplo de este malhadado estilo de gobernar, lo dieron el presidente Chaves y su ministro del MOPT Luis Amador, cuando hace pocos días dijeron dos frases de mala antología: El presidente Rodrigo Chaves nada menos, trató a los diputados de “sicarios de los narcotraficantes” por no aprobar los proyectos de ley claramente inconstitucionales que había enviado a la Asamblea Legislativa; por su parte el ministro Amador, que de ello tiene muy poco, al referirse a las críticas ocurridas en un foro de alto nivel académico y profesional en el Colegio de Ingenieros, para señalar que a su juicio no tenían suficiente información, dijo que…”estaban meando fuera del tarro”, inaceptable y procaz lenguaje de quienes deben ser ejemplo; por lo que al ver su labor y en general la del Gobierno de Chaves, uno se pregunta quiénes son los que desde hace dos años, así lo practican.

No es posible que el presidente Chaves dé ese trato a los miembros de la Asamblea Legislativa, a los que se les pueden achacar muchas cosas, no son perfectos ni mucho menos, pero son los representantes del SOBERANO y obvio que se rechaza de entrada que seamos un pueblo de sicarios.

Es lamentable que el presidente no mida las consecuencias institucionales de las barbaridades que dice, cada vez que se sale del guion, al igual que otros del texto del teleprónter, pues como dijo Federico Cruz (Choreco) su exasesor de campaña y en la presidencia, Chaves es un desbocado; entonces uno de pregunta: ¿quién está choreco? Chaves, Cruz o todo el gobierno.

Dentro de las características de su psicopatía narcisista, es urgente que Rodrigo Chaves venza su peligrosa tendencia a la mentira, la envidia y ausencia de empatía que lo lleva al insulto de los demás que no aceptan convertirse en sus servidores (casi esclavos) en su entorno o no de poder. Urge que en estos dos años que le quedan de gobierno, y esto por el simple hecho que los costarricenses somos respetuosos de la Constitución Política y no tenemos la posibilidad del voto revocatorio de mandato, cambie radicalmente su actitud arrogante y engreída, acepte sus limitaciones que son muchas y permita ser adecuadamente asesorado por personas capaces, no las que le soban la leva en su entorno.

Pero sobre todo debe entender que es el PRESIDENTE DE LA REPUBLICA y que está OBLIGADO a guardar la DIGNIDAD DE SU CARGO, y no tiene libertad alguna para mancillarlo; mal ejemplo el que da desde su digno cargo, que debe ser imitado por el entorno de sus funcionarios; pues ni usted ni ellos pueden seguir con los agravios y los insultos como forma de gobierno confrontativo, DIVIDIENDO EL PAÍS ENTRE LOS BUENOS OBEDIENTES Y LOS MALOS QUE SEÑALAN LOS ERRORES, pues le recuerdo que… no ofende quien quiere, sino el que puede; y usted presidente Chaves, su gabinete y quien sea que lo rodea, simplemente NO PUEDEN NI DEBEN.

autoritarismo, insulto, ofensa, Oscar Aguilar Bulgarelli, Rodrigo Chaves Robles