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Etiqueta: literatura

Alcanzar la lejana orilla del tiempo

 

  • Dos libros de Rodrigo Soto

Gilberto Lopes

San José, diciembre de 2024

La vida y la muerte. Contemplada desde esta esquina (la de la muerte) “la vida lucía investida de una belleza deslumbrante”. Los suyos no estaban lejos, y mientras se adormecía “supo que se las habían arreglado para alcanzar aquella lejana orilla del tiempo”.

No se si fue porque lo leí de último. Era natural que así fuera, porque es el último de los cinco capítulos con los que Rodrigo Soto navega el río que lo habita (Silvia Castro, en su presentación del libro, sugiere “que el pronombre reflexivo corresponde a la ciudad”: “El río que me habita”. Puede ser). Pero yo quisiera sugerir que ni el río Grande es un río, ni Ciudad Real un lugar. Son solo los escenarios de un libro de relatos en los que la vida transcurre como un río y la ciudad soy “yo” (el que relata). ¿Por qué no?

Como se trata de literatura, importa cómo se cuenta. Me parece que es en este último relato donde Rodrigo se juega más. En el manejo de los tiempos: el de la conquista y el de la construcción del ferrocarril. Pero también el de los personajes: los humanos y los otros, el duwak.

Nunca le dijeron que el mundo de los muertos sería así. Siempre supo que “erraría por el bosque un tiempo y luego se recogería en la tierra para no regresar jamás”. Pero perturbaron su reposo. Buscaban oro, mientras construían el ferrocarril. Removieron sus huesos, que se deshicieron como arena, dice el duwak.

Me parece un relato ambicioso. Va a los orígenes, pero no lo cuenta como historia, sino desde la sensibilidad de los humanos y del duwak. Del poblado indígena quedaba apenas el armazón humeante de algunos ranchos. Lejos ardía la pila de cadáveres.

Serrano había matado a su padre, “hosco como un animal”. Y a su madre, “seca como un cuero”. Naturalmente, en Ciudad Real. Cuando sale de prisión, busca trabajo en la construcción del túnel, en el cerro Burío. Cuando Aurora le dijo que sería papá, se alejó del campamento, caminando sin rumbo. Le dijo que no podría ser papá de ese niño. Después, días después, cuando otro hijo de Aurora (que no era suyo), le pregunta si cuando nazca su hermano, también le podrá decir papá, un remolino de imágenes lo enfrenta al acertijo de su existencia. –Puede, hijo, puede… –responde.

El acertijo de la existencia

¿Qué es lo que hace que vivir merezca la pena? Aunque la pregunta se plantea en apenas un relato (el segundo) tengo la sensación de que todo el libro se dedica a hurgar en la respuesta, en los personajes que, al fluir por el río, cruzan la ciudad.

Recuerdos, leyendas, viejas historias, encrucijadas, pequeños afluyentes que desembocan en el río Grande y que Rodrigo Soto nos va contando en esta hermosa edición de “El río que me habita”, publicado en España por la editorial Huso en 2017 (en el índice, en las páginas de las historias locales I y II, hay un error: les falta el 1 delante de 44 y del 59).

La vida misma no es algo que uno pide, nos advierte. Y se deja llevar por el caudal del río Grande y sus afluyente. Lo hace con ayuda de la memoria, con la tergiversación de los hechos (es literatura, no historia), tratando de esconder así la vida. Lo leí un domingo, de una sentada. En la noche, después de semanas nubladas, había una luna clara.

El encanto de las tierras lejanas

Me fue distinto con “Prácticas de tiro” (con la envidiable portada de “Perro Azul”). Es libro más reciente. Publicado este año, recoge una treintena de relatos breves.

Pienso que no es difícil encontrar el hilo que lo une con “El río que me habita”. Se trata de una búsqueda de tierras lejanas, de lugares donde rehacer la vida, de hacerla valer la pena. La idea comenzó a tomar forma en “Confines”. La lógica más elemental sugería que más allá de los linderos de la ciudad debía existir algo, ese “otro lugar”.

Ya antes, en “Hambre”, se intuía el tema. Los hambrientos venían en pos de una gracia, pero cuando su número se multiplicó, el ánimo de la gente cambió.

Es como el duwark, que cuando vio su tierra invadida y su paz perturbada, se propuso perturbar al extranjero. Evocó a los espíritus que traían enfermedad y muerte. Pero prefería volver a su condición de duwark. Consideró con espanto el hecho de que habría que morir de nuevo.

Me recuerda el que se despertó en el “Purgatorio”. Cuando volvió en sí, no había nada. Sin embargo, poco a poco los contornos de su mundo comenzaron a emerger. Y, con ellos, los recuerdos amenazantes. “Entonces, el terror de convertirme en lo que fui bastó para expulsarme otra vez hacia la nada aquella donde me encontraba”. ¿Volver a ser un duwark?

Puede ser, aunque ese es personaje de la otra historia. Pero a veces parecen que son solo una. Aquí también crepitan los ranchos, cuando vienen los bárbaros. Anoche recibieron la noticias de que, al fin, se acercaban y salieron a emboscarlos en el vado del río grande. ¿El río Grande? ¿El de Ciudad Real? El rostro de los bárbaros asoman en el palenque y mientras se acercan, blandiendo sus espadas, resuenan voces extrañas “sobre el crepitar de los ranchos ardientes”.

Lo cierto es que leí primero “Prácticas de tiro”. Fue una lectura más espaciada que la de “El río que me habita”. Pero, terminada ambas, me resultó inevitable la sensación de navegar por un caudal que me parecía conocido.

Hay temas que se repiten, como las violaciones, aunque los escenarios son distintos. La de Cecilia, cuando manejaba en los caminos aislados hacia Puerto Humo. En “Mentiras” la historia es más elaborada. Se repite en “Resonancias magnéticas”.

La vida y la muerte, la búsqueda del sentido de la vida. Como cuando me enteré de la muerte de Martín. Murió joven, en un accidente de carro. Lo había perdido de vista. Éramos amigos de infancia. Aunque detesto los funerales, soy de los primeros en llegar a la funeraria. Me siento en una silla apartada, mientras espero que llegue algún conocido. De repente, los arreglos florales me devuelven una imagen: mi vida, tan pequeña, tan mezquina, tan mía…

Las guerras, los conflictos políticos, las batallas inútiles, como las libradas contra el tiempo; los amores perdidos (y recuperados). Aquí los cuenta Rodrigo con oficio, como navegando en el río Grande, de Puerto Humo a Puerto Escondido, todos simple puertos donde ancla en el viaje de la vida…

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El río que me habita

Rodrigo Soto

Ediciones Huso, Madrid, 2017

Prácticas de tiro

Rodrigo Soto

Ediciones Perro Azul, San José, 2024

Presentación del libro: “Una mujer que asesinó al hijo usando como arma un río”

Este miércoles 11 de diciembre de 2024 se presentará en la Asamblea Legislativa el libro titulado “Una mujer que asesinó al hijo usando como arma un río” de la autora Isabel Gamboa.

La presentación se desarrollará en la Sala de Conferencias en el piso-3 de la Asamblea Legislativa, a las 10:00 am. Se contará con la participación de Rafaella Sánchez y la diputada de la república Kattia Cambronero como comentaristas, junto con la autora Isabel Gamboa.

El amor oscuro: relatos

El programa Saber Vivir de Radios UCR y la Organización Interseccional pro Derechos Humanos invitan a la conversación sobre el libro: “El amor oscuro: relatos” de Hugo Mora. Esta se realizará el lunes 09 de diciembre de 8am a 9am.

La presentación será moderada por la licenciada Gloriana Rodríguez Corrales, y se contará con la participación del Lic. Marco Castillo y el Lic. Hugo Mora, autor del libro.

Se transmitirá por Radio 870 AM de la UCR y por las páginas de 870 UCR y de la Organización Interseccional pro Derechos Humanos.

WhatsApp: 86941745

Publican en el Caribe primer libro de Cuentos sobre las Mujeres, los Océanos y todas sus Aguas

María Suárez Toro,
por el Equipo Productor

Un nuevo libro de mujeres y la mar ha visto a luz del día hoy.  Bajo el título “Historias de Mujeres y su Relación con el Mar Caribe de Costa Rica”, junto con varias instancias de la Universidad de Costa Rica sede Caribe, es un proyecto que imaginó en vida Javiera Aravena Bergen (1973 -2024) y publicado por la UCR mediante el Proyecto el Mar y sus Beneficios, Coordinación de acción Social, Extensión Cultural, Sede Caribe y la Línea Estratégica Tejiendo Redes, contiene una decena de cuentos escritos a dos voces y con relator complementarios, a partir de entrevistas y presentaciones de las protagonistas. Son diez mujeres de Talamanca y Bananito, hablando de su relación con el mar. 

Ellas son: Dulcelina Sánchez de Kekoldi, Jennifer de las márgenes del rîo Bananito, Laura Wilson de Cahuita, Karla Taylor de Manzanillo, Lucía Hernández de Punta Uva, Layli Moreno de Volio, Thalía Jiménez Tomas de Sixaola, Ethel Latouche de Playa Chiquita, Dalya Latouche de Playa Chiquita y Toluwanimi Obywole de Nigeria, residiente en Puerto Viejo.

Unas son pescadoras de río y otras son pescadoras de mar. Todas tienen en común las visitas y experiencias en s releación con el mar y las memorias, expresadas en las mitologías de sus ancestros y ancestras, pasadas de boca en boca, de generación en generación.

Son mujeres de distintas edades y son bribri, ngãbe, afro descendientes, mestizas y cruzadas por todas las mezclas posibles que hay en nuestra zona de Talamanca y sus vecindades.

El libro tiene los diez cuentos educativos y cada cuento tiene una ilustración alusiva al contenido del cuento. Por su carácter educativo, el libro contiene ilustraciones a todo color de cada especie de la vida animal y vegetal que las mujeres mencionan en los cientos. Contiene cuatro gráficas y cuatro fichas alusivas a las figuras mitológicas que expresan las mujeres en los cuentos. Al final, incluye los dibujos de las ilustraciones en blanco y negro para para colorear.

Especial mención hay que hacer al exquisito diseño gráfico de este libro didáctico. Ha sido realizado por la joven afrodescendiente del Caribe, Paola Sorroche Rodríguez con apoyo de Mara Jiménez del CCBEM. Sus artes gráficas expresan de manera excepcional la manera como las mujeres en los cuentos viven sus relaciones multidimensionales con el mar.

Este trabajo ha consagrado profesionalmente a Paola como diseñadora en el Caribe a la altura de las jovenes limonenses que han sido reconocidas en los deportes de pista y campo y de surfing, de ajedrez y demás. Todas ellas son vivo ejemplo del hecho de que con oportunidades, la juventud limonense de destaca. !El reconocimiento también estimula!

Durante esta semana, las productoras recorreran las escuelas del Caribe costero y sus cercanías para contar los cuentos y realizar sus ejercicios, aprendiendo a identificar especies y su valor. En cuenta el tremendo valor que aportan las mujeres – hembras de la especie humana – en su relación simbiótica interactiva con el mar.

Esta una producción de homenaje a Javiera porque ella no lo alcanzó a asumir. Maraya Jímenez como coodinadora del proyecto, co diseñadora y entrevistadora, Paola Sorroche Rodríguez como diseñadora gráfica, diseñadora del libro y entrevistadora, María Suárez Toro como escritora de los cuentos y entrevistadora, Cindy Picado como una de las filólogas y Marianita Harvey con sus estudiantes y secretaria, organizado las visitas, transcripciones y revisiones de texto, formaron el equipo que le dio vida al proyecto.

Javiera se había inspirado en la especial relación de las mujeres de Talamanca y de la provincia de Limón con sus mares, ríos y lagunas y que se expresó en el Seminario “Diálogo Multicultural y de Conocimientos Heredados, Honrando Nuestras Raíces Culturales” realizado entre el 3-6 de junio en Cahuita.

Allí, mujeres Cabécar, Bribri Ngäbe, afro tribales, mestizas, cruzadas y caucásicas compartieron saberes, quehaceres y mitologías sobre su relación ancestral y actual con la fuente de vida viva que es “la mar” forma parte vital de nuestro planeta; de la vida de todos los seres vivos que la habitan y por ello hay que respetarla y cuidarla.

Al hacer un recuento de lo expresado en ese Seminario, Javiera concluyó, con su característico entusiasmo, que era urgente hacer un primer trabajo que recogiera la diversidad de experiencias de las mujeres con las aguas oceánicas del planeta.

Javiera se nos ha ido con el mar a otra vida, pero nos ha dejado un legado que las jóvenes del Centro Comunitario de Buceo Embajadoras y Embajadoras del Mar (CCBEM), las mujeres del Instituto de Ciencias Ciudadanas del Mar (INMAR Caribe) y Marianita Harvey Chavarría de la UCR, sede Caribe, junto con estudiantes y el apoyo de la administración universitaria, han plasmado en los cuentos basados en entrevistas y presentaciones de algunas de esas mujeres y de otras que no asistieron al seminario pero se relacionan cotidianamente con las aguas.
Complementaria Cahuita.

Para más información:

El Mar y Sus Beneficios, UCR sede Caribe: 506 25117307

CCBEM: escuelabuceocaribesur@gmail.com

INMAR Caribe: inmarcaribe.escribana@gmail.com

Con cada libro exaltamos la riqueza de nuestro idioma – Vladimir de la Cruz, presidente de EUNED

Con cada libro exaltamos la riqueza de nuestro idioma, su defensa, su cultivo, hacemos un encuentro con la palabra, con el pensamiento, con la reflexión, fortalecemos nuestra Independencia, nuestra Libertad, nuestra Soberanía

Vladimir de la Cruz

(Intervención como Presidente de la Editorial de Universidad Estatal a Distancia, EUNED, en la entrega anual de libros, realizada el 21 de noviembre del 2024, en el auditorio Daniel Oduber Quirós, de la UNED)

Existe, a los efectos públicos, la celebración del Día del Libro, que se realiza todos los años el 23 de abril. Para ese día se hacen distintas actividades nacionales, por parte de las editoriales y librerías con apoyo de algunas instituciones públicas.

Con la celebración del Día del Libro se impulsa el buen uso de la lengua castellana o del español, su defensa, su cultivo y su culto. Esta batalla por el idioma se da en diferentes trincheras. Una de ellas es la producción de libros nacionales. Por ello, una noche como la que nos reúne, para celebrar la entrega anual de la producción de libros de la EUNED, es para nosotros de la mayor importancia.

Para nosotros, como Editorial, la más importante en toda Centroamérica en producción de libros, celebramos el día del libro todos los días, en cada publicación que vamos editando, que ponemos al servicio del público lector. Con cada libro exaltamos nuestra riqueza de nuestro idioma, su defensa, su cultivo.

Si el Día del Libro se recuerda a Cervantes y a Shakespeare, nosotros en nuestra producción diaria, y en una noche como la de hoy, celebramos a nuestros autores, a los de este año, y con ellos a todos los que hemos editado.

Esta noche nuestra celebración es con 65 autores, en 50 obras individuales y colectivas que les hemos publicado su creación literaria en diversos géneros, en Álbum ilustrado, en coediciones, en ensayo, en historia, en obras de interés general, en investigación, en libros didácticos, en literatura infantil y juvenil, en narrativa, en poesía, en la Revista Nacional de Cultura, en teatro.

Esta noche hacemos un reconocimiento a nuestros autores Álvaro Borrasé Fernández, José Morales González, Emilio Vargas Mena y Gustavo Solórzano, Director de nuestra Editorial, por haber tenido premios literarios por sus obras. Igualmente, hacemos un reconocimiento por su trayectoria a Otto Apuy Sirias, a Emilia Macaya Trejos, a Marjorie Ross González y a Rafael Ángel Herra, miembro de nuestro Consejo Directivo.

Recordamos esta noche a quienes nos han dejado físicamente, pero que les mantenemos en el corazón institucional, grandes autores y productores culturales, Rafael Felo García, Virgilio Mora Rodríguez y dos compañeros de nuestro Consejo Directivo, a Santiago Porras e Inés Trejos Araya.

La entrega de Libros que realizamos hoy es un encuentro con la palabra, con el pensamiento, con la reflexión. Es una provocación a la comunidad nacional para provocar mayor interés por la lectura de los niños y los jóvenes, los adultos y personas de la tercera edad o adultos mayores, como los llamamos ahora. Pero, es también lanzar un reto a la lectura, al fomento de la lectura, que debe ser diaria, debe convertirse en un hábito de las personas.

Lamentablemente, hoy el proceso escolar nacional no estimula la lectura. Se ha caído en el facilismo de la lectura de dar resúmenes de libros a los estudiantes, el peor vicio que se ha impulsado desde hace muchos años a todos nuestros educandos, que a veces alcanza también a los jóvenes universitarios.

Hoy, con los medios electrónicos no se ha fortalecido esta condición de la lectura. Lamentablemente, el uso de las técnicas digitales de comunicación interpersonales conduce a una reducción del idioma por signos o por simplificación de las palabras. Peor aún, que se haya estimulado como una práctica social, que se impulse a comunicaciones textuales u orales que no pasen de cierta cantidad de palabras o que no se excedan de 20 minutos de exposición, porque hoy los jóvenes, y los llamados cibernautas, no tienen mayor capacidad de concentración. En el mundo de los comentarios de artículos, en las redes sociales, se ha caído en la simpleza de que personas se agarran únicamente del título para opinar o realizar un comentario, sin leer el artículo, o de agarrarse o criticar al mensajero sin leer el mensaje.

Mi madre que falleció a los 82 años me inculcó la lectura desde pequeño, antes de entrar a la escuela, como se acostumbraba antes, que nuestros padres nos leían durante el día o antes de dormirnos. Ella fue una gran lectora. Disculpen que haga este recuerdo. Pero a sus 80 años, ya pensionada de muchos años de trabajo, dedicaba alrededor de seis horas diarias a leer. Pedía libros o autores a su gusto. Cuando era yo el que le llevaba libros, y no le gustaban me decía, “lo leí hasta el final aunque no me gustó”. Esa era su disciplina de lectura, hasta el final del libro. Cuando fue con audiolibros que le atendía, a veces me decía, “el próximo conseguímelo con otro narrador porque ese que me trajiste no me gustó.”

Nuestra producción editorial es también un acercamiento a las personas para involucrarlas a disfrutar con los libros las bondades de nuestro idioma, en su sabor nacional, a enriquecerse ellos mismos por la vía de la lectura

Parte de nuestra Independencia, de nuestra Libertad, de nuestra Soberanía es justamente con el fortalecimiento de nuestro idioma, con la posibilidad de enseñarle al pueblo, a nuestros lectores, a expresarse, enseñarle a pensar, para tomar decisiones propias. Los próceres de la Independencia latinoamericana fomentaron la lectura como una arma de liberación anticolonial, anti opresiva. “Luz o luces”, como decía Bolívar para el pueblo, porque un pueblo instruido, educado, es menos fácil de dominarlo, doblegarlo oprimirlo.

El actual gobierno de la república con sus políticas educacionales y culturales se orienta a alejar al pueblo, a los estudiantes en todas sus categorías, a los ciudadanos en general, de la cultura y de la educación. Negarse a dar los fondos constitucionales a la educación pública y a las universidades es actuar contra el pueblo, contra los niños y jóvenes de hoy para que en el futuro no tengan mayores opciones educativas.

En el campo de la cultura, el actual gobierno, que es proclive a la mayor ignorancia del pueblo, hace pocas semanas redujo el presupuesto de la Editorial Costa Rica, efectivo a este año al punto que esa editorial del Estado, casi se queda sin poder pagar aguinaldos a sus trabajadores y casi paralizaba la producción de las obras nacionales que tiene a su cargo. Dichosamente la Asamblea Legislativa le enmendó la plana y garantizó esos fondos para terminar este año. Pero quedó claro que hay un ataque frontal del inquilino de Zapote a toda la cultura nacional, especialmente en su debilitamiento de la educación pública y universitaria.

La tendencia del actual gobierno es asegurar la educación privada más que la pública. Las becas para los estudiantes en la educación pública las han eliminado. Sin embargo, han puesto a funcionar, en el Ministerio de Educación, un llamado sistema de becas para quienes quieran estudiar en colegios privados, porque hay igualmente una política de disminuir el papel de la educación pública nacional en la formación de los costarricenses.

Si las autoridades de gobierno no están todavía vendiendo el país, sí lo están empobreciendo, rebajando, engañando, atontando y atrasando, para convertir a nuestra población en fácil presa de los demagogos, de las malas artes y perversas de los políticos populistas, que ni siquiera tienen un buen uso del lenguaje, como el actual presidente.

Esta noche, permítanme referirme brevemente a unos de los libros que presentamos, que parimos como nuevos hijos de esta Editorial. Lo hago con unos porque no podría detenerme con todos porque no dejaría hablar a nadie o haría de este acto una reunión larguísima.

En esta entrega llamo la atención de tres libros.

“Páginas de mi memoria”, que es una autobiografía del Presidente Oscar Arias Sánchez. Es un libro de una lectura que atrapa, en todos los capítulos que trata, desde sus ancestros hasta su paso por la vida pública, proyectada al escenario internacional con el reconocimiento que se le hiciera del Premio Nobel. De los políticos nacionales que han ocupado la presidencia de la República, es de los pocos que escriben, que piensan en voz alta, que recogen su obra y paso por el ejercicio de las funciones que han tenido. El libro es una visión, recorrida por una biografía activa y fecunda, de la Costa Rica desde 1940 hasta nuestros días.

Otro libro, es “La falaz biografía de Lou Vald”, del exdiputado, exministro y expresidente legislativo, exrector y fundador de la UNED, Francisco Antonio Pacheco, persona y ciudadano que sabe pensar, que se preocupa por el devenir de la Patria. Igualmente, es de los pocos funcionarios públicos que siguen pensando y que escriben, dejándonos su perenne huella intelectual.

Quisiera también destacar el libro “Díaz, de turbulencia. El Zapallo de Lata” del periodista Carlos Morales, que recoge la fecunda producción caricaturesca de nuestro gran caricaturista Hugo Díaz, en una sección que Carlos Morales creó, cuando dirigía el Semanario Universidad, bajo el nombre de la “Orden del Zapallo de lata”, que era la forma crítica que se estiló para tratar a diferentes personalidades públicas, y a eventos políticos nacionales, a quienes semanalmente el Jurado de esa Orden premiaba o reconocía de manera crítica y jocosa lo actuado. Se recoge en esos “días de turbulencia”, desde el gobierno de Rodrigo Carazo al de Luis Alberto Monge entre los años 1979-1985, que fueron días intensos en el país en el contexto del conflicto armado en Centroamérica, especialmente vinculado a la lucha triunfante del Frente Sandinista de Liberación Nacional contra la dictadura de los Somoza y el período que le siguió, cuando el país se prestó y se vendió, por un millón de dólares diarios, para impulsar la lucha contra el gobierno sandinista que estaba surgiendo.

El jurado que daba esta Orden del Zapallo de lata era anónimo y diverso, aunque Carlos los descubre, a quienes les tocaba emitir cada semana su fallo.

Hoy nos falta mucho un espacio periodístico como ése. Por eso la publicación que hacemos tiene un enorme valor. Su lectura, la de los fallos, y las caricaturas en mucho son un espejo de situaciones que se siguen viviendo. Nos falta todavía recoger toda la obra de Hugo Díaz.

Un fallo de una de esas caricaturas, bien podría aplicarse a los actuales Ministros de Educación y Cultura. El fallo en verso decía:

Si las cosas siguen como están:
la Cultura, al taran tan tán,
en el Deporte, ya no la vemos
y en Juventud, tenemos menos;
no nos queda otra solución
que humanizar la Promoción,
condecorar a la Ministra Volio
y pedirle al próximo gobierno
que para resolver tal situación,
en vez de Ministro del ramo,
nombre una Junta de Reconstrucción.

Y sobre la situación de cambios y renuncias en el gobierno de Carazo, situación muy parecida a la actual, el Zapallo de lata falló así:

De los quince que tenía,
ya me quedan solo tres:
una ministra sin cartera
y dos que no he vuelto a ver.
Los deslumbra mi talento,
mi lucidez los espanta,
por mi obra de portento…
Altman ya rompió la manta.
Al final quedaré solo,
con mi ego de primero,
aunque todos se me vayan…
no creo que lo haga Cordero.
Si sigue esta cruel carrera
y en febrero no me hallo,
por carecer de cartera,
me darán otro Zapallo.

Hacia el 2025 seguimos con los mismos retos editoriales, pero cargados de mayor experiencia, de mayor compromiso con la educación, la cultura y la producción de libros como armas de liberación mental, como instrumentos de conocimiento, para procurar un mundo mejor, un mundo de esperanza, de paz, ojalá sin guerras, sin exclusiones sociales, sin racismos, sin políticas y acciones políticas de exterminios étnicos, un mundo costarricense más rico intelectualmente para los costarricenses, en donde nuestros libros puedan contribuir a la búsqueda de soluciones a los importantes problemas de nuestro tiempo, y de la sociedad costarricense.

Compartimos esta noche con los autores la emoción de las publicaciones, de la alegría especial y particular, íntima que produce, como un nuevo parto, cada libro que hoy entregamos, como una huella indeleble de este momento en nuestra cultura y vida social.

Con nuestro trabajo editorial enfatizamos que la UNED es una universidad para la vida fecunda de país, de la Patria.

Esta noche hacemos un homenaje a los creadores, escritores que con sus trabajos publicados honran a Costa Rica.

En síntesis, con cada libro exaltamos la riqueza de nuestro idioma, su defensa, su cultivo, hacemos un encuentro con la palabra, con el pensamiento, con la reflexión, fortalecemos nuestra Independencia, nuestra Libertad, nuestra Soberanía.

Memorias de mi tata: un legado de perseverancia y amor por la tierra

Por Hámer Salazar, info@hamersalazar.com

En un conmovedor tributo a la vida y el legado de su padre, Álvaro Vega Sánchez nos presenta el libro Memorias de mi tata, una obra que nos transporta a las raíces mismas de la Costa Rica rural. A través de una serie de relatos íntimos y detallados, el autor rescata la memoria de Manuel Vega Lizano, un hombre que, a pesar de las adversidades, nunca dejó de luchar por su familia y sus ideales.

Manuel Vega Lizano nació en 1920 en Tapesco, Costa Rica, y desde muy joven tuvo que enfrentarse a la dura realidad de abandonar la escuela para contribuir al sustento familiar. Hijo único de una madre soltera, Manuel aprendió las operaciones matemáticas básicas, gracias a la oportunidad de trabajar en el comisariato de don Elías Kopper. Su vida fue una constante lucha por mejorar, marcada por el resentimiento de no haber recibido el apoyo necesario para continuar su educación.

Aunque en algún momento dejó de lado la pala y el machete, el canto de los pájaros y las lluvias de sol, viento y agua, para dedicarse al comercio, Manuel nunca perdió su amor por la tierra. Soñaba con una Costa Rica donde la agricultura fuera moderna y eficiente, capaz de proporcionar abundancia de alimentos para todos. Este deseo de ver a los campesinos viviendo dignamente y con el apoyo del Estado, es uno de los temas recurrentes en las memorias recopiladas por don Álvaro Vega.

La habilidad narrativa del autor, logra mantener la esencia del lenguaje oral de su padre, presentándonos historias llenas de vida y emoción. Desde la indignación por las precarias condiciones de vida de los campesinos hasta las celebraciones de las pequeñas victorias en el campo, cada relato nos ofrece una visión profunda de la vida rural en Costa Rica.

Memorias de mi tata no es solo un libro sobre Manuel Vega Lizano; es una celebración de todas aquellas personas que, con su trabajo y dedicación, han forjado la historia de Costa Rica. A través de sus páginas, Álvaro Vega Sánchez rinde homenaje a su padre y a la valiosa herencia de su familia, ofreciendo un testimonio de perseverancia y amor por la tierra que será recordada por las generaciones futuras.

El autor, conocido por su labor como profesor universitario y sociólogo, nos muestra otra faceta de su talento al capturar de manera tan vívida y emotiva la vida de su padre. Con una prosa envolvente y auténtica, don Álvaro nos invita a reflexionar sobre la importancia de nuestras raíces y el valor de las historias familiares.

Memorias de mi tata es una obra imprescindible para aquellos interesados en la historia rural de Costa Rica, la vida campesina y la lucha por un futuro mejor. Este libro no solo nos ofrece un vistazo a la vida de un hombre excepcional, sino que también nos inspira a valorar nuestras propias historias y a reconocer el esfuerzo y sacrificio de quienes nos precedieron.

En un mundo donde a menudo se pierden las conexiones con nuestras raíces, Memorias de mi tata nos recuerda la importancia de mantener viva la memoria de nuestros antepasados y de seguir luchando por los ideales que ellos defendieron con tanto ahínco.

Memorias de mi tata es publicado por HC EDITORES y en la plataforma de Amazon. El libro puede adquirirse en Amazon o con el autor avegasa11@gmail.com

Cien años de buena poesía – Una conmemoración necesaria: El poeta Arturo Montero Vega vive en la memoria literaria

El 23 de setiembre de 1924, las apacibles colinas del cantón de Naranjo ven nacer a su poeta por excelencia. Hijo de Arístides Montero Segura y Eraida Vega Castro, el aura lírica ya le tenía un campo reservado a este noble hijo.

Pero la noticias no solo se quedan en esa memorable fecha. Recientemente la Universidad de Costa Rica, el 12 de junio de 2024, llevó a cabo una magna asamblea en donde se piden disculpas a profesores y estudiantes, por el hostigamiento y expulsión que sufrieron en 1948, resultado de la persecución del gobierno de la Segunda República. Arturo Montero Vega, fue víctima de esos acontecimientos.

De abogado, militante y poeta está hecha la anatomía de ARTURO MONETERO VEGA, pues en él se reúnen todas esas cualidades. Sí, su protocolo estuvo abierto a la defensa de las causas populares, de los humildes de su tierra; su militancia es su riguroso estudio de la filosofía, del marxismo-leninismo y las orientaciones ideológicas de su tío Alejandro y su hermano Álvaro. Pero también como poeta retomó de KWAJA SHAMSUDIN MOHAMAD (gazeles) y KAYYAM HAFIZ (rubayyates) la rosa como ideologema y de NERUDA Y MARTÍ, la palabra sencilla.

Si pudiéramos parafrasear a Roland Bartes que lengua, estilo y forma transitan en los versos de Montero Vega, a través de ese canal de la palabra sencilla. Ahí en ese elemento tiene anclaje ese “punto de grado cero que tiene la escritura”, esa particular forma poética que logra individualizar al poeta y darle esa permanencia que tuvo lugar en 19521, con el poema Vesperal.

Montero Vega no solo es el poeta de Naranjo, al contrario es el poeta que se tiene como referente en los talleres literarios, en los festivales internacionales de la juventud, en los talleres de zapatería, ebanistería y en el surco mañanero que abren los campesinos en nuestra tierra.

“Poemas de la revolución” (1969) “Le digo al hombre”. (1971) y otros de sus textos son referentes obligados en las tertulias políticas y en la Escuela de Cuadros del Partido Vanguardia Popular.

Obreros, artesanos, campesinos, intelectuales y militantes se identifican y se encuentran en esas formas puras y plásticas que ofrecen sus poemas. En uno de sus poemas, del texto “Le digo al hombre”, leemos:

“Le digo al hombre que reclame
el poder de su ojos y sus manos…
Le digo al hombre que reclame
su manera de ser
su fundamento” (Montero, 1971:12-13)

Ciertamente cada poeta es único, exclusivo, por eso nos parece muy pertinente como lo expresa Jorge Bustamante cuando indica lo siguiente:

“…es una forma privilegiada de hablar, un mecanismo que permite ver el mundo con ojos curiosos con mente observadora y tener la capacidad  de transformarlo con palabras…” (Semanario Universidad, 2001:11).

El ritmo de vida que enfrenta nuestro dilecto poeta transcurre en ese mundo visto por el analista citado, su acción transcurre entre la vida militante, su estudio, su protocolo, la familia y la poesía. Sucesivamente en cada espacio, Montero dedica su tiempo y va articulando para cada uno de ellos su ternura y el amor. Por eso su obra poética es tan permanente.

Si quisiéramos entrañarnos un poco más en sus versos, digámoslo de manera muy concreta y puntual, los temas del erotismo, la lucha de clases, los héroes, lo cotidiano y la resistencia histórica están presentes. La rosa deviene como un ideologema. En “Había” del texto Raíces (1973) señala:

“…me había yo graduado
Bachiller en las rosas…”
(Montero,1973:6).

Más adelante, el mismo texto citado, en el poema “Quisiera”, escribe:

“O en la forma sencilla de crear las hierbas
en el rocío de las rosas.”

No en vano escribirá su hermoso poemario: “Mis tres rosas rojas”.

Pero su militancia, como intelectual orgánico, da a sus personajes en la poesía un gran sentido de humanidad y espiritualidad.  Los héroes, no son seres ficticios, no son antojadizamente referentes abstractos, son nuestros ciudadanos con sus virtudes y defectos que nos hacen ser parte de nuestra memoria colectiva.

En cualquiera de sus textos, el lector sabrá que la poesía de Montero Vega no miente, describe y poetiza una realidad concreta. Por ejemplo, en el poema: “Nuestro partido”, se descubre fácilmente lo que decimos cuando el poeta señala lo siguiente:

“Nuestro Partido está
donde se pudre el hombre
en opresión maldita.

Allí grita
y quema el mesón
entre unos fuegos idos,
o resucitados
o sin nombre”

Pero veamos otros versos tan cercanos y tan llenos de espiritualidad y militancia. La forma en que el poeta dibuja la ternura y el amor nos sorprende a todos, especialmente en ese bello poema que dedica a Nidia, su compañera de ruta, de vida y de la cotidianidad. Introduce, asimismo, un título muy sugestivo: “Que voy a hacer yo…” y nos dice:

“Que voy a hacer yo
cuando no tenga
el apretón de manos
de tu inmensa ternura

Que voy a hacer yo
cuando no tenga
la dulcísima gracia
de tu presencia.”

Los cantos poéticos a Carlos Luis Fallas, a la paz, a Vietnam, a los mártires del Codo del Diablo, a Presbere, a Coyoche (Garabito), al secretario general del PVP, Manuel Mora Valverde a Carmen Lyra, a Jorge Debravo, son una bella antología de historia hecha poesía. Sin lugar, por esa razón y el uso magistral de la palabra sencilla, hicieron de Montero Vega, el poeta de la revolución del siglo XX.

Cuando escribe “Mi abuelo es marinero”, da al personaje Félix Arcadio Montero su verdadero rolo histórico. Es, ciertamente, un acercamiento de amor, pero contextualizando al personaje histórico en su verdadera dimensión política-

Unas pocas palabras finales. La madurez de la poesía de Arturo Montero Vega, le otorga muchas otras valiosas características, pero quiero destacar una que, para mi gusto personal, debe ser tomada en consideración para los noveles poetas y aún para los poetas consagrados; me refiero a la forma en que logra rematar siempre el final de sus poemas, digámoslo con el mismo título de algunos de sus textos, son “Poemas para sembrar los sueños”, son “POEMAS DE AHORA Y SIEMPRE”

Muchas gracias.

Trino Barrantes Araya

Correo-e: camilosantamaria775@gmail.com

Conmemoración de los 100 años del natalicio de Arturo Montero Vega

El Programa de Posgrado en la Enseñanza del Castellano y la Literatura, el Programa de Educación Continua de la Sede de Occidente y el Liceo Experimental Bilingüe de Naranjo tienen el honor de invitarle a la conmemoración de los 100 años del natalicio de Arturo Montero Vega, destacado intelectual y figura clave en la literatura y política de nuestro país.

La actividad se llevará a cabo el lunes 23 de septiembre de 2024 en las instalaciones del Liceo Experimental Bilingüe de Naranjo, a partir de la 1:30 p.m. con una conferencia magistral a cargo del poeta y profesor universitario, Dr. Carlos Francisco Monge.

Posteriormente, a las 2:10 p.m., se realizará una mesa redonda titulada “Arturo Montero Vega: literatura y política”, en la que participarán importantes académicos como M.L. Trino Barrantes Araya, Dr. Francisco Rodríguez Cascante y Dr. Walter Antillón Montealegre. La moderación estará a cargo de la Mag. Marianela Fernández Abarca.

Esta jornada será una excelente oportunidad para rendir homenaje a la vida y legado de Arturo Montero Vega, así como para reflexionar sobre su contribución a la cultura y pensamiento nacional. No se pierda esta ocasión especial. ¡Le esperamos!

Los países que llevamos dentro

Presentación de libro “Geografías de la nostalgia” del escritor
costarricense Minor Arias Uva, Casa Bukowsky ediciones 2024
en el Colegio Universitario de Cartago, Costa Rica.
17 de setiembre de 2024

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

Al leer a Minor, resulta inevitable no pensar en el contexto actual de las movilidades humanas.

A las puertas de una posible solución electoral republicana en Estados Unidos encabezada por el siempre polémico, fanático y flemático Donald Trump, su campaña ha vuelto a colocar la migración y los migrantes (cierto tipo de migrantes, valga decirlo) en un lugar lleno de epítetos, insultos y promesas de nuevos endurecimientos en las políticas migratorias. Eso que al grueso del electorado con tintes nacionalistas tiende a alegrarle la tarde.

Entonces reflexiono sobre el sujeto migrante histórico, homínido y el actual en su acto de sobrevivencia. No distan mucho uno del otro. Lo que los distancia es apenas un segundo en el desarrollo de la humanidad.

Resulta difícil no pensar en ese contexto que viene.

En el que estamos atravesando ya con los tránsitos que vemos en nuestra región provenientes del sur. Luego de cruzar el inexpugnable Tapón del Darién en frontera entre Colombia y Panamá, lo que vemos a diario en nuestras calles centroamericanas son guerreros sobrevivientes, pulsiones, afectos, historias, vínculos, raíces vueltas camino.

Minor Arias Uva nos ha puesto en nuestras manos un libro-testimonio en el que raíces-memorias-olores-historias atraviesan transversalmente todos los textos que componen las dos partes de su “geografías de la nostalgia”, publicado a inicios de 2024 por el quijotesco proyecto literario panhispanico Casa Bukowsky, impulsado por el poeta y gestor cultural chileno Ivo Maldonado.

En este libro la migración adquiere nombres, paisajes, recuerdos, esperanzas, caras, cuerpos. Fuego y frontera enlazan las dos dimensiones narrativas poéticas a través de las cuales Minor va trazando un bordado de afecto y de ternura, un logro realmente significativo cuando se decide hablar sobre un tema doloroso que ha partido en dos muchas historias individuales y colectivas en nuestras sociedades.

Resulta imposible no ubicarse emocionalmente en el sentido cuando al inicio, para despejar la posible incógnita de la amargura, declara:

“Me iré mañana con todo el peligro de los muros,
Con una deuda asfixiando mis sueños.

Me iré en la noche
Para no escuchar el llanto de los niños.

Ella me abraza desde su poder y angustia.
Me enjuago la boca con aguadulce para besarla.

Aquella luz es mi casa”.

Hablar de la migración (la histórica, la de los primeros seres humanos sobre la tierra, la contemporánea, la regional) desde el relato amoroso y cierto con que el autor sucede al tema, solo confirma su estatura y su bagaje por estos sitios poéticos que suelen ser duros, cobijados por la ira, el enojo y la frustración vueltas imágenes.

Por ello, con el permiso del poeta a quien estimo y admiro por su don de humanidad siempre impregnado en el abrazo fuerte con que suele recibirnos, me atrevería a colocar este “Geografías de la nostalgia”’ junto a un conjunto de textos poéticos contemporáneos que abordan la migración desde la región que somos.

Por allí asoman el Libro Centroamericano de los muertos, de Balam Rodrigo, Despatriados de Chary Gumeta, Ropa Americana, de Dennis Ávila y Red Border, de Armando Salgado. También un número especial de la Revista Digital Salvadoreña El Escarabajo publicada en 2022 llamada “Vámonos Patria a Migrar, yo te acompaño” en la que se incluyeron varios autores desde la poesía y la reflexión sobre la movilidad en el contexto regional.

Aquí y desde ahora, Geografías de la nostalgia deberá ser nombrado junto con esos abordajes escritos con el corazón. Tan solo un registro de la importancia de este libro nos revela su verdadera dimensión:

Cavilaciones desde el exilio

Mi acento es mi antorcha.
Saben de dónde vengo.
Se han acostumbrado a mi poesía
Abundante de hilachas
Raíces expuestas sosteniendo la piedra.

Vuelvo al aroma de los guayabales,
A las manzanas de agua tapizando la hojarasca,
A la jugosidad de una guanábana.
Al café,
A los pejibayes
Y la abuela dejando las cordilleras para llegar a mi nacimiento.

Puedo regresar,
pero ya no tengo piernas para morir
en aquella montaña.

La vejez me llegó como un torbellino.

Leyendo a Minor, me resulta imposible no hacer intertextos con cuatro propuestas de mi autoría: déjennos pasar, la niña con globo, la fugitiva y estos tiempos Fermina, escrita en Tegucigalpa el 11 de marzo de 2020 cuando el mundo entró en una nueva fase civilizatoria sin retorno.

Estos vínculos poéticos con Minor, me dicen que no estoy equivocado y que sigo el mismo cordón umbilical hacia la ternura con la que trabaja el poeta en este ejercicio que hoy nombramos.

Quisiera, antes de entregarles mis apuntes finales, hablar de esos países que todos y todas llevamos dentro. Algunos son amplios, anchos, otros apenas una franja de tierra, de sangre, de memoria.

La memoria al igual que la nostalgia son recursos por medio de los cuales los migrantes persisten al olvido, permanecen en el recuerdo.

En un trabajo al que acudo constantemente cuando el tema de la nostalgia en la migración me interpela (el país al que nunca se llega, 2004), el sociólogo argelino Abdelmalek Sayad había anotado ya esa funcionalidad de la nostalgia como motor y bujía que pone a funcionar el migrante en un territorio físico y emocional que no es el suyo.

Dice entonces Sayad:

“El exilio es ese momento en que el ser humano experimenta, a menudo de manera dolorosa, un apego casi carnal por el territorio (país, suelo natal, patria) y por el grupo (familia, parentela, comunidad, nación) de que proviene.

Ese espacio, que nos configura y que a la vez configuramos a nuestra medida, es también el de la nostalgia: el mal del retorno. La palabra enuncia a la vez la causa y el remedio.

Llevada por la ilusión de que el remedio (el regreso) bastará para curar el mal suprimiendo la causa (el exilio), la nostalgia pone en marcha una patética labor de memorización, de reminiscencia, de imaginación. Los lugares elegidos a tal efecto se convierten en objetos de auténtica veneración, y el espacio y el tiempo se sitúan en un mismo plano, haciendo creer que la abolición de uno entraña la del otro”.

La propuesta de Minor Arias Uva es entonces colocar a la nostalgia en ese lugar empírico que todos llevamos dentro: ese país que construimos y que nos construye permanentemente.

A entrar en el sin pasaporte, sin frontera, sin dolor pero con la historia en nuestros pies y nuestros corazones. Porque el libro de Minor es un corazón que palpita en movimiento.

Memo Acuña González
Cartago
17 de setiembre de 2024

Reconocimiento a Maynor Sánchez por premio latinoamericano

Maynor Sánchez, recibirá un premio latinoamericano. Armando Herrera Rodríguez, director de Asuntos Internacionales de Prensamérica México, destaca que el premio ha sido entregado en Costa Rica (2016), Ecuador (2018), México (2022), San José, Costa Rica en el 2023. En las siguientes semanas se estará anunciando de manera individual a aquellas personas que recibirán una alta distinción. 

Por su parte, Godínez Soto, reconoce a Maynor Sánchez Alvarado por su trabajo literario y su vena literaria. Se le destaca por la premiación, que es por sus propios méritos y su trabajo ya publicado.