Macv Chávez
Los últimos y únicos 35 años de mi vida he podido observar y contemplar cuánta razón tenía Platón al plantear que los filósofos deben gobernar, pero los filósofos de verdad, no esos que se hacen profesionales de filosofía y que no van más allá de ser historiadores de la filosofía, vamos, unos sofistas de estos tiempos, puesto que estos son un desastre como los políticos, porque son fáciles de encerrar en una idea de vida, hasta apoyar a ciegas la liberación del pueblo del opresor del sistema sin contemplar que esos modelos de liberación conducen a un viaje de Guatemala a Guatepeor, caso contrario, los llevan a terminar vendiéndose mismos congresistas, políticos o grupos de poder durante la dictadura de Fujimori, tal cual lo intentó hacer hace poco el aspirante a dictador: Castillo, quien no es más que el fiel reflejo de la mediocridad nacional que vive el pueblo peruano, puesto que ya tenemos antecedentes donde más de un congresista se vendió mismos gobernantes del cabaret de las leyes, pues sí, en eso se ha convertido el congreso, el gobierno, la justicia y la política en todos estos años, puesto que la política ha perdido su rumbo, ha perdido razón de ser y se ha convertido en una organización criminal, donde los políticos ya no llegan con ideales para servir al pueblo, sino con ideas de servirse de la comunidad, siendo el más claro objetivo el saquear al país entero, por eso es que apenas entran terminan pagando sus deudas a todos los financistas y colaborares que hicieron posible su llegada al poder, vaciando las arcas cada vez con más descaro, en complicidad de la justicia y de la cuarta puta del poder, perdón, del cuarto poder: la prensa, esa que también ha perdido su rumbo, luego de que Fujimori las prostituyera hasta enviciar y denigrar su imagen públicamente, aunque en sí ellas sola se denigraron cuando se prostituyeron con la corrupción, y todo gracias a la ciega ambición y a que vivimos en tiempos donde es difícil encontrar personas con ideales, con ética y moral puestas en la búsqueda de la verdad y en la solidaridad y comunidad, buscando trascender (ir más allá de sí mismos) entre el bien y lo mejor, porque penosamente hay situaciones donde el mismo bien es malo, por ende, nos toca asumir lo mejor, y para eso se requiere tener personalidad, esa personalidad que te dan las ideas firmes y sólidas, esas que te conducen a un ideal, y ese ideal te hace ser revolucionario en tiempos de borregos, simplemente porque todos son sobrevivientes que no quieren pasar hambre ni hacer pasar hambre a los suyos, ya que, para muchos probos de la intelectualidad moderna, tener ideales en estos tiempos representa ser un político moderno, vamos, un indiscutible fracasado, porque el sistema solo premia a las meretrices del poder y no a los hombres de honor; y por eso siempre se ha descartado que los filósofos estén en el poder, so pretexto de un sinfín de justificaciones, como el que el filósofo no sirve para gobernar sino para pensar, y de ser solo así, al menos serviría de mucho, más que cualquier otro político de mis últimos 35 años, puesto que al menos haría pensar a un pueblo dormido en el sueño profundo de la necesidad del salvador; y creo que ya es tiempo de que despierte para no seguir dejando políticos de burdeles con gestos de Poncio Pilatos o revoluciones hormonales, cosa que nos hace productores o autores de la serie de gobiernos de vergüenza nacional e internacional, con una producción de desastre político en ascendencia, tanto que realidad sociopolítica del Perú y de este hoy es la muestra más clara de que Albert Einstein tenía razón cuando dijo que “la estupidez humana es infinita”, porque con esta realidad sociopolítica que tenemos vamos a darnos cuenta de que las revoluciones que se dan en Perú son producto del borreguismo de los dizque indignados o revolucionarios, esos que no son más que gente sin conciencia humana ni social, vamos de gente sin dignidad, por más que digan que salen a luchar por dignidad del pueblo, no son dignos ni de sí mismos, puesto que están saliendo a las calles como perros rabiosos, tal y cual lo hizo la vergonzosa generación del bicentenario, esa que salió a las calles a luchar contra un dictador imaginario y que descaradamente todavía se siente orgullosa de acto tan borrego, donde cayeron tontamente en la manipulación de la prensa y políticos sinvergüenzas, porque salieron a luchas contra un dictador sin dictadura, al que sacaron del gobierno solo porque fueron manipulados, porque, aunque era un persona vergonzosa para la labor presidencial, asumió el cargo constitucionalmente, y no como se quedó en el poder el dictador anterior, ese que el pueblo de los borregos indignados salió a defender como perro rabioso, tal y como ahora mismo lo hacen, solo que con la diferencia de que con Vizcarra estuvieron psicosiados con la muerte, gracias a las cadenas del encierro de la pandemia, donde día a día contemplaron todas las injusticias sociales habidas y por haber en países donde la dignidad del ser humano se basa en un sistema de vida de supervivencia y sobrevivencia, donde los del poder superviven o viven por encima de los pobres, mientras que los pobres viven luchando contra los pobres para no morir de hambre ni sentirse menos que otros, y así es cómo terminan muriendo en favor de los ricos con estas manifestaciones que no logran más que seguir girando en los mismos ciclos de luchas sociales de siempre.
Realmente es sorprendente la realidad sociocultural del peruano en estos últimos años, donde el pueblo se ha convertido en un experto analítico y visionario político, razón por la cual no han dejado de aducir su voto a una frase tan de mentes brillantemente paupérrimas o de borregos: “hay que votar por el mal menor”, refugiando de esa manera su voto en el comportamiento de Poncio Pilatos, lavándose las manos de cualquier responsabilidad y creyéndose defensores o protectores del imperio de la democracia, porque penosamente hemos tenido una opción más atroz a los delincuentes de los gobiernos de los últimos tiempos, aduciendo a que “gane quien gane es el mal menor y, por lo tanto, el pueblo seguirá trabajando y comiendo con el sudor de su frente”, cosa que es verdad, porque es lo que hace siempre la mayoría en un país con altos niveles de informalidad laboral y con tanto abandono de las autoridades de los pueblos que no están centralizados, y esto pasa por culpa de su misma desidia política, ya que si el pueblo comprendiera que su acción política desde el voto vale más que la obligación de ir a votar para no pagar la multa, se diera cuenta de que las muchas injusticias sociales que todavía se contemplan en la sociedad es gracias a que no dejamos de elegir a los mismos saqueadores de siempre, solo que con otros nombres y otros rostros, porque son parte de los mismos partidos infectados que ya están con anemia para la representación del pueblo, por ende, terminarán siendo mismos enfermos terminales que quieren aferrarse a la vida/poder y usarán todo lo que pueda alargarles el tiempo de vida, sin importar que ello cuesta demasiado dinero al pueblo saqueado, ese que no hará nada por dejadez, ignorancia y mediocridad, simplemente porque ya considera a la política inútil, y por tal razón elige a inútiles para el gobierno, es decir, a seres incapaces de trabajar para y por el bien común, o sea, por el bienestar del pueblo antes que de su bolsillo.
Pienso que si la gente comprendiera el valor que tiene tener buenos políticos para un mejor desarrollo socioeconómico y por ende sociocultural, quizás podría darse cuenta de que debe dejar de estar con los brazos cruzados y tomar conciencia de que no debe andar regalando su voto a casa de timadores políticos, porque el político no solo es quien convence al pueblo para que lo represente, sino quien lo representa e invita a los ciudadanos a ser mejores, mejorando la educación, creando conciencia, social e individual, articulando el desarrollo económico, gestionando el bienestar de la justicia, mejorando los centros de salud, equilibrando la seguridad ciudadana, entre otras labores que son indispensables para una vida digna de la nación y que ahora anda en piloto automático y sin rumbo claro, simplemente porque no existe un ideal de vida ni de sociedad, solo una rabia y odio que ya no pueden ser reprimidos por más tiempo, tal cual sucedió el 14N del 2021, donde terminarán ensalzando la muerte de algunos manifestantes, a los que pondrán como héroes o mártires de la lucha social a lo largo de la historia de los mediocres. Y por eso en la actualidad deberíamos darnos cuenta de cuánto daño nos hacemos como pueblos al quedarnos de brazos cruzados al seguir votando porque tenemos que votar, yendo a votar siempre por ese mal menor que no es más que ir a votar como mediocre; y esta es la razón que me conduce a decir que en sí deberían gobernar los filósofos, porque, en primer lugar, fueron ellos los que idearon los sistemas políticos en los que nos hemos visto envueltos a lo largo de la historia, pero solo los idearon y nunca guiaron su desarrollo y aplicación o ejecución; y, en segundo lugar, porque necesitamos encender esas neuronas dormidas, puesto que ya muchos años hemos sido gobernados por la ignorancia y la mediocridad: por el pueblo elector que nos da las autoridades acordes a su condición humana, bajo el engaño de la democracia, ya que en un pueblo engañado por sí mismo y por la esclavitud de su propia condición humana siempre va a terminar cayendo en el mismo patrón de mando, puesto que vive esperando que un salvador lo saque de la miseria y la esclavitud, sin darse cuenta que el poder siempre termina en un nuevo amo, ese que continúa burlándose de su ignorancia y mediocridad, solo porque ve al pueblo incapacitado para pensar o razonar, ciego por los sueños del pobrecito, de la víctima, del oprimido, del esclavo, motivo por el cual no se puede esperar más del pueblo ni de la realidad sociopolítica del país, ya que el pueblo es esclavo de sí mismo y por ende de sus amos; y por eso si analizamos la esperanza de su elección política de los últimos 35 años vamos a darnos cuenta de que siempre estuvo esperando en un salvador, en un mesías de la política, esperando que ese mesías le saque de la miseria, sin darse cuenta de que sus acciones diarias son las que pueden cambiar la historia de todo el pueblo, y por eso no dejamos de ver solo actos borreguistas, marchas y protestas de desfogue emocional y de gran show de revolucionario hormonal, puesto que no tiene constancia, ya que los revolucionarios hormonales no son observadores ni críticos de la realidad, por eso su constancia desparece una vez desfogada toda la rabia, ira y odio acumulado. Y por esa razón deberían indudablemente gobernar los filósofos, puesto que el gobierno necesita neuronas activas y no dormidas, neuronas que cuestionen y analicen la realidad para transformarla, para dejar de andar en círculos viciosos que nos atrapan en la mediocridad y pauperrimidad sociocultural; y esto se puede lograr con el filósofo gracias a que ellos viven en armonía con su alma, razón por la cual no tienen hambre de nada, sino de saber y más saber, y el saber nos conduce a tener conciencia del ser y hacer como también de los otros, conduciéndonos a saber que es necesario e indispensable contratar al personal idóneo para cada área y no al amiguito o socio financista para que me haga una labor mediocre que deteriora la dignidad del hombre y somete al pueblo en actos donde los únicos que mueren son los tontos útiles y algunos inocentes, ya que la estupidez humana no se da cuenta de que los verdaderos opresores o dominadores del sistema de vida no sufren, ya que a ellos no se les daña en lo más mínimo, cosa que sí deberíamos hacer, pero no de la forma que indican la estupidez y las hormonas, sino de formas más inteligentes y sabias; y por eso sigo pensando que deberían gobernar los filósofos, ya que ellos podrían desarrollar sistemas de equilibrios para mantener la estabilidad del poder democrático, para estabilizar hasta desaparecer la desigualdad social, mejorar las estructuras y el sistema de educación, salud, trabajo, alimentación, vivienda, que son indispensables tener al alcance de todos para tener una vida digna y dejar la vida de supervivencia y sobrevivencia.
Puedo decir que hoy estamos viendo que la chispa de la indignación comienza a encenderse con fuerza y de un lugar a otro, y puede que este sea el estallido que necesitaba el desastre para el inicio de una guerra civil que llevo temiendo desde hace 7 años, desde que empiezo a contemplar más crecida la indignación de la gente ante tanta injusticia social cometida por los grupos políticos y de poder económico contra los pobres, cuya chispa en estos años no ha sido más que un proceso hormonal, vamos, como el de la menstruación, donde cada cierto tiempo se derrama sangre porque es necesario, pero que la sangre se olvida una vez terminado el desangrado, y todo continúa como si nada hubiera pasado; pero creo que esta vez la menstruación se ha transformado en un aborto y por ende el sangrado será mayor, puesto que estamos a portas de un estallido de guerra civil, puesto que la indignación de los borregos está a tope, siendo alentados por amos más sanguinarios que en otras ocasiones, amos que ordenan desde el silencio a algunos capataces para que guíen la ira de los borregos indignados hacia la protesta violenta, donde finalmente se volverá a repetir la historia de tantas otras protestas sociales, les darán un pedazo de pan y circo y luego se olvidará toda la revolución y volveremos al mismo ciclo hasta que se carguen la sangre necesaria a ser derramada en la próxima menstruación y finalmente nada cambiará, porque nadie asumirá la responsabilidad del aborto, puesto que todos volverán a embarazarse de la misma clase política hasta querer volver a abortarla, y quizás con más sangre que ahora, simplemente porque son abortistas carentes de ideas, carentes de meditación, reflexión, contemplación, análisis, crítica y búsqueda de la verdad y la dignidad, debido a que son seres manipulables y emocionales que han sentido el estallido de la impotencia una vez más, y por eso solo espero que el pueblo peruano tenga una oportunidad más en la democracia para poder reivindicarse de este graso horror y que los intelectuales asuman su responsabilidad y salgan de esa anémica acción por falta de un ideal, porque es tiempo de que las ideas tomen el poder y no la violencia, porque solo con ideas se cambian las reglas de juego y solo así se evita repetir la misma historia, esa que venimos repitiendo estos últimos 35 años; y quizás cuesta cambiar, pero solo así se puede evitar lo que pinta el panorama actual, porque estamos acercándonos al punto donde ya no se necesita ideas ni ideales para defender la democracia sino las armas para defender la dignidad y la libertad, siempre y cuando la gente no vuelva a elegir levantar la falda de la dignidad para terminar en la esquina de la corrupción o prostitución ideológica como ya lo hizo antes solo para sobrevivir.
Satipo, 05 de diciembre de 2022 a las 08:03 horas
Chiclayo, 12 de diciembre de 2022 a las 14:41 horas