Un PAC erosionado y en franco declive

Marcos Chinchilla Montes

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Un aspecto inicial que no quisiera omitir de la huelga que inició el día de hoy, está relacionado con tres sondeos que hizo Repretel. El viernes pasado, el nivel de apoyo a la huelga era de 69% vs un 31% en contra; el domingo el nivel de apoyo alcanza el 82% vs un 17% de rechazo, y ya hoy, el nivel de apoyo subió a un 92%. No deja de asombrarme que ese medio informativo haya publicado resultados tan desfavorables para el binomio Alvarado-Piza, cosa poco común en los medios de comunicación dominantes, más proclives a silenciar o del todo invisibilizar los intereses de los sectores progresistas.

El que el movimiento social que rechaza el combo fiscal haya crecido 23 puntos en tan solo 3 días, debe estar generando un cisma en Casa Presidencial, en las y los diputados oficialistas, en las y los diputados opositores que se sumaron a la causa del PAC (o a la inversa, que subsumieron al PAC a los intereses del PLN y el PUSC) y particularmente, en el empresariado que se niega a pagar impuestos en función del nivel de ganancias y capital que tienen.

Carlos Alvarado y su equipo de neoliberales afines, deben de asumir esta situación prácticamente como una derrota. No solo es que la estrategia comunicativa que han utilizado para imponernos el combo fiscal fracasó, sino que también tantas expresiones de corrupción acumuladas durante los últimos años, ha sido realmente dimensionada: la clase política y empresarial vive a sus anchas gracias a la explotación que viene haciendo de millones de personas trabajadoras.

Sin embargo, Alvarado y Piza se niegan a escuchar el clamor social y más bien tienden a deslegitimar los argumentos de quienes se sumaron a la amplia huelga nacional que tuvo una acogida realmente inesperada, pero comprensible. Esta estrechez mental y política le está pasando una amarga factura al PAC, recuérdese que recientemente el CIEP de la UCR informó que Alvarado tenía una valoración positiva tan solo del 35% de las personas entrevistadas, y ahora se le suman estos datos de Repretel que sin lugar a dudas, le son crecientemente adversos. El capital político del PAC y el gobierno está en franca erosión y declive, y es una verdadera pena, pues por un tiempo, existía la esperanza de que ese partido retomara la senda de justicia, igualdad y equidad que la población costarricense tanto anhela.

A Piza poco puede importarle la debacle del PAC, con haber alcanzado un 16% de los votos del electorado, se siente satisfecho con haber sacado al muerto del coma.

La respuesta de Carlos Alvarado del domingo pasado en la cadena de televisión deja presumir una posición fuerte y sin margen de negociación: él como presidente, macho-varón (machín, al decir de las amigas feministas), jefe, cabeza, escogido y ungido por el electorado (votado por ser menos peor y peligroso frente a Fabricio Alvarado) tiene la verdad absoluta, no está dispuesto a escuchar y menos a hacer concesiones. Sin pena ni gloria, su elenco de ministros y jefaturas, incluso hasta regidores municipales, se han dedicado de lleno a perseguir, amenazar y violentar el derecho a huelga de quienes trabajan en el sector público; dichosamente con no mucho éxito. Debo reconocer mi decepción para con Edgar Mora, Ministro de Educación, a quien consideré más sensato; su brillantes quedó opacada por ese plegarse acrítico al gobierno.

La huelga podrá ser calificada como ilegal, pero sabemos que es justa; una medida desesperada pero anunciada dada la intransigencia del ejecutivo y el legislativo.

El escenario no deja de ser complejo, en un día de movilización nada está resuelto. El gobierno podría enredarse más en sus mecates, dar un salto al vacío y recurrir a la violencia, cosa que lo terminaría de enterrar; o en un acto de humildad e inteligencia política, sacar el combo fiscal de la corriente legislativa, e impulsar una discusión nacional, democrática, sectorial y participativa (nada de notables) que permita generar un consenso sobre una reforma fiscal progresiva en la que todos aportemos según nuestros ingresos y capital.

Por el momento, quienes estamos en la acera que adversa el combo fiscal, debemos tener una actitud vigilante, continuar la huelga, mantener y ampliar las movilizaciones, rechazar cualquier acción violenta que nos deslegitime, y redoblar la campaña informativa en redes sociales; misma que dichosamente ha expuesto con creces a la clase política y empresarial corrupta que ha tomado al país desde hace varias décadas para su provecho propio.

 

Enviado a SURCOS por el autor.

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