1 de octubre, Día Internacional de las Personas Adultas Mayores

La Sarcopenia

Dr. Fernando Morales Martínez
Médico Geriatra y Gerontólogo
Miembro Honorario de ACANAMED

La Sarcopenia es una condición médica. Fue descrita por el doctor Irwin Rosemberg en los años ochenta. Esta enfermedad se caracteriza por los cambios que afectan la marcha, movilidad, ingestión energética, estado nutricional, independencia y otras funciones relacionadas con la pérdida y distribución de la masa muscular en las personas adultas mayores, principalmente.

Señora Francisca Castillo Castrillo (qdDg), con 108 años bailando una pieza musical

Desde que nacen, los seres humanos mantienen un equilibrio entre la cantidad de músculo que se forma y la cantidad de músculo que se pierde. Este equilibrio se da en condiciones óptimas hasta los 25 a 30 años de edad y mantiene esa condición estable en los siguientes 10 años; es decir, hasta los 40 años de edad en promedio, el ser humano goza del sano equilibrio en la masa muscular y por consiguiente el adecuado funcionamiento de las facultades descritas en el primer párrafo de este artículo. 

La adecuada alimentación y el ejercicio físico disciplinado y constante determinan la acumulación y reservas de la masa muscular en cada persona. Ahora bien, la pérdida de masa muscular que se relaciona con el envejecimiento y se acompaña de la pérdida de la fuerza muscular, la alteración del desempeño físico o ambas cosas, es lo que conocemos como Sarcopenia.

Las consecuencias se empiezan a manifestar a partir de los 40 años con una pérdida del 8 por ciento de masa muscular, un proceso gradual que opera hasta  los 70 años de edad y aumenta al 15 por ciento de pérdida de masa muscular cada década, posterior a los 70 años, reitero.

Las consecuencias de este proceso irreversible de masa muscular, en relación con la edad adulta, trae como consecuencia la disminución de la fuerza muscular y sumado a ello la merma en la capacidad del autocuidado. En consecuencia, se reduce la capacidad del individuo para responder a la enfermedad. Por ejemplo, si sufre una lesión o traumatismo quirúrgico, su cicatrización será más lenta y estará más expuesto al riesgo de caídas y de fracturas. La prevención y el manejo se dirigen a mantener el equilibrio entre la cantidad de músculo que se pierde y la cantidad que se forma. Esto se logra a través del ejercicio disciplinado y la nutrición balanceada, factores que han mostrado muy buenos resultados.

Se conoce que la capacidad de incrementar la síntesis de proteína muscular se mantiene frágil aún en la persona adulta mayor. De ahí que los programas de ejercicios de resistencia han mostrado ser muy efectivos para mantener o mejorar la fuerza muscular y el desempeño físico, preferiblemente en el contexto de un programa de entrenamiento bien dirigido. Este entrenamiento bien dirigido debe necesariamente incluir una fase de trabajo de movilidad y otra de entrenamiento de resistencia y de tolerancia. Las principales consecuencias de la Sarcopenia se relacionan todas con la funcionalidad y la dependencia física.

En ese contexto se vuelve de vital importancia atender el llamado de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización de las Naciones Unidad, voces autorizadas que claman por que las personas de todas las edades nos mantengamos en actividad. Y en el caso de las personas adultas mayores, fieles a lo que se pide en la llamada Década del Envejecimiento Saludable.  Esto es, ni más ni menos, lograr ser independientes y autónomos físicamente, condición física que por derivación proporciona satisfacción y buena calidad de vida al ser humano, con el fin de disfrutar los años que nos corresponda vivir en la etapa de la plenitud.