La Mentira del Mediocre

Óscar Aguilar Bulgarelli

Cuando Dios entregó a Moisés las Tablas de la Ley, hubo dos mandamientos que hoy nos interesan: no jurarás o tomarás el nombre de Dios en vano y otro: no mentirás.

En este gobierno de la mediocracia, faltar a estos dos mandamientos es lo usual. Por la prensa, canalla o vasalla, las comisiones legislativas y la Fiscalía, han desfilado infinidad de funcionarios de todo nivel, desde el propio Presidente para abajo, mintiendo una y otra vez, sin el menor rubor.

Si Maquiavelo en El Príncipe aconsejaba al gobernante que mintiera, era en un régimen autocrático. ¿Es entonces que Chaves y sus secuaces mentirosos, creen que son autócratas disfrazados con ropaje de demócratas?

Es más, se han dado el lujo de tener su propia profesora de mentirología, la diputada Pilar Cisneros que tiene una amplia experiencia periodística en este campo.

Pero, dentro de esa mediocridad rampante que caracteriza este gobierno, no se dan cuenta del daño que hacen, día a día, a la democracia y al país. Olvidan que llegaron al poder, ofreciendo a un pueblo hastiado de su pasado inmediato, acabar con la corrupción, los amiguismos, los compadrazgos y la ineficiencia… pero no solo repitieron los pecados del pasado, sino que se excedieron cayendo en el cinismo, para justificarse.

Este pueblo, golpeado y hastiado les creyó, le dieron su confianza y defendieron a capa y espada. Pero hoy, dieciocho meses después, la mayoría han comprendido que fueron, una vez más, engañados y les mataron sus esperanzas cruelmente a base de mentiras, embustes y falacias.

El mayor embustero ha sido, junto con el Presidente, un tal Nogui Acosta lazarillo que funciona como Ministro de Hacienda y reconoce que mintió y bajo juramento. ¿Puede haber cosa peor que un mentiroso perjuro a cargo del ministerio más importante? ¿Cómo creerle sus cuentos de las cuentas públicas si es un mentiroso confeso?

No cabe la menor duda que si no tuviéramos un presidente cómplice en esa tarea de mentir, de convertir el engaño en política pública, ya al Nogui lo hubieran “ninguneado” y despedido con todos los deshonores posibles. Pero eso es imposible, cuando a lo mejor, lo único que hizo fue seguir las órdenes de su superior en la mediocracia, y por ello, no se tiene el valor y la entereza para negarse al orden y lineamiento superior de… miente miente, que algo queda, con un ejemplar de Mi Lucha, bajo el brazo; y mucho menos renunciar, pues para ello se requiere una mayor entereza.

Mientras tanto, se comerán los tamales, tomarán el rompope y seguirán creyendo que, con salarios y pensiones congelados desde hace cinco años, pero con mentiras en aumento seguimos siendo el país del.., ¡pura vida!