Manuel Mora aprende, y entiende, el marxismo leninismo como una guía para la acción política; no como un libro de recetas políticas, ni como una doctrina religiosa

(Transcripción de la intervención de Vladimir de la Cruz, en la presentación del libro “Manuel Mora Valverde. Discursos, ponencias y reflexiones, 1934-1984”, de la EUNED, de los compiladores German Chacón Araya e Israel Guillén González, el domingo 3 de setiembre del 2023, en la Feria Internacional del Libro, en el Centro de Eventos Pedregal, en el contexto del 80 aniversario del Código de Trabajo)

En mi condición de Presidente de la EUNED, deseo manifestar que la publicación del Libro que recopila discursos, ponencias y reflexiones sobre Manuel Mora Valverde, es muy valiosa porque Manuel es una persona muy importante, en el ambiente y la Historia Nacional, por cuanto Manuel es uno de los pilares fundamentales del pensamiento político del Siglo XX; es también uno de los pilares fundamentales de la construcción de la sociedad costarricense desde 1931 hasta nuestros días, especialmente por el impacto que el Partido Comunista de Costa Rica, o Vanguardia Popular, como se llama desde 1943, que tuvo su apoyo en la gestación y en la lucha por su mantenimiento, desarrollo y profundización de las Reformas Sociales, y del Código de Trabajo.

Este es un esfuerzo más de la UNED en rescatar y mantener viva la personalidad, el pensamiento, del Benemérito de la Patria. La Cátedra Manuel Mora Valverde, de la UNED; es ese esfuerzo por rememorar su trayectoria de vida, de lucha y de su pensamiento. Parte de esto se reflejará en el segundo tomo de esta edición.

Este es un primer esfuerzo de publicación, por cuanto este Libro es el primer volumen de dos; el segundo recoge escritos y reflexiones que se han hecho sobre Manuel Mora.

En este libro se recoge una antología de discursos e intervenciones desde 1934 hasta 1984.

Un primer esfuerzo en este sentido se había hecho en 1980 cuando se recogió una antología discursos desde 1934 hasta 1979. En esta edición se ha ampliado la selección hasta 1984, hasta la crisis del Partido Vanguardia Popular, con documentos novedosos de Manuel sobre la guerra civil de 1948, la crisis que condujo a su división y desintegración, en la década de 1980, y el contexto de la crisis centroamericana de esos años.

Este es un libro muy importante sobre Manuel Mora Valverde. Es un esfuerzo muy bien logrado de Israel y de German, y de quienes han estado en el trabajo de la edición de este libro que hoy sale al público.

Entre la edición de 1979 y ésta se omiten algunos artículos de la primera edición y ésta se enriquece con nuevos documentos, lo que se complementará con el segundo volumen de esta edición.

Manuel Mora Valverde puede tener muchos significados en la Historia Nacional y en la Historia Política de Costa Rica. Tiene un significado personal, obviamente, como la persona humana que fue; por su paso en la Historia Nacional. No todas las personas tienen esa trascendencia e importancia. Manuel, tempranamente, desde muy joven, había adquirido compromisos muy significativos e importantes de lucha por atender problemas sociales.

A él le toca formarse en la década de 1920, una década compleja pero a la vez muy rica en Costa Rica porque hay una intensa presencia de movimientos antiimperialistas, de movimientos nacionalistas muy significativos; de luchas sociales y populares, y ya habían penetrado las ideas anarquistas, socialistas y comunistas en el país.

Había en esa época una tradición de partidos obreros y populares. Desde 1886 el último Rector de la Universidad de Santo Tomás, Félix Arcadio Montero, había impulsado un partido de obreros y trabajadores y a principio de la década de 1890 impulsó el Partido Independiente Demócrata, que logró elegir diputados, al propio Félix Arcadio y a Faustino Montes de Oca. Por su Partido, que llamaba a los chaquetas, descamisados y descalzos a luchar contra el Olimpo, los que están arriba en el poder político como los dioses, y los Levitas, los partidos liberales se vieron en la obligación de desarrollar en sus filas Seccionales o Clubes de Obreros, de Artesanos y Trabajadores, motivo por el cual un partido de esos eligió a Víctor Golcher, como un representante de los trabajadores. Faustino Montes de Oca dio luchas muy importantes por la libertad anticolonial de Cuba y de Puerto Rico a finales del siglo XIX, motivo por el cual lo destituyeron del Congreso. Una parte de la familia Montes de Oca fue militante del Partido Comunista posteriormente.

Por su parte, Félix Arcadio Montero era el padre de Alejandro Montero Segura y sus hermanos, abuelo de Álvaro Montero Vega, que fue dirigente comunista y sindicalista muy importantes, como bisabuelo de un hijo suyo, Luis Carlos Montero también; y Arturo Montero Vega, escritos y poeta, también comunista, con lo que se puede apreciar una tradición de lucha que llega a las raíces del Partido Comunista costarricense, a los días en que Manuel Mora está impulsando la fundación de este partido en 1931. Estas eras algunas de esas manifestaciones de las raíces que van a llegar a la fundación del Partido Comunista.

Empezando la década de 1910, se empieza a celebrar desde 1913, el 1 de mayo como día internacional de los trabajadores, y ese año para las elecciones participan tres partidos obreros, en las ciudades de Limón, Grecia y San José, donde había importantes concentraciones y bases de trabajadores.

Así hacia 1931 había una tradición de partidos populares y de luchas obreras muy importante.

En 1917 el triunfo de la Revolución Rusa impacta el mundo, es un cambio muy importante. A partir de esta Revolución se desarrolla el movimiento socialista y comunista mundial. En 1922 la Revolución Rusa avanza hacia la integración de 16 regiones o repúblicas asiáticas, constituyendo la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. El surgimiento de la URSS agudiza el cisma en el mundo capitalista, y el siglo XX se dividirá desde ese momento entra el mundo capitalista y el mundo socialista.

Para estos días de la Revolución a Costa Rica había llegado, de sus estudios en Europa, en Francia, el Dr. Aniceto Montero, notable y excepcional médico, que llegó ser Director del Leprosario nacional, quien introdujo en Costa Rica el mayor y mejor conocimiento de la Revolución Rusa, del movimiento obrero internacional y de Lenin, como líder y pensador político de la Revolución Rusa y mundial. Fundó el Centro Socialista de Costa Rica, que tuvo características de partido político. A la muerte de Lenin organiza desfiles de duelo de trabajadores nacionales en su memoria. El introduce el conocimiento de la Revolución Rusa y a Lenin como el gran líder del proletariado mundial, la experiencia del movimiento obrero organizado internacionalmente. Divulga documentos e información de los Congresos obreros internacionales y divulga el pensamiento de Lenin, desde 1919 hasta 1924. Aniceto era en esos días el más claro conocedor y divulgador de la Revolución rusa en el país.

Aniceto no llega a militar en el Partido Comunista en su fundación, pero estuvo muy ligado a los jóvenes comunistas liderados por Manuel Mora en esos días. Incluso, en un intento de golpe de estado que pensaron realizar, de calentura política y revolucionaria, contra Cleto González Víquez, que no se llegó a materializar, los jóvenes comunistas consideraron que Aniceto Montero podría haber dirigido el país. Aniceto era un referente político para Manuel, que era muy joven en ese momento.

Hay también una tradición de luchas, de huelgas y organización obreras desde el siglo XIX. Por falta de tiempo no me puedo detener en esto. Pero, a partir de 1901, ya tenemos sindicatos y ligas de obreros; desde 1905 federaciones de trabajadores, y desde 1913, al impulso del Centro de Estudios Sociales Germinal, se constituye la primera Confederación General de Trabajadores. Esta Confederación llegó hasta 1923 cuando le da el apoyo al Partido Reformista, del General y sacerdote Jorge Volio.

Para mí Jorge Volio y su partido fue una reacción contra el Centro Socialista de Costa Rica y contra Aniceto Montero, desde una perspectiva social. En esos días del Centro Socialista, en 1919, había llegado a Costa Rica, a la región de Puntarenas, Farabundo Martí, joven estudiante y revolucionario salvadoreño, que no encontrando un ambiente político adecuado marchó hacia Nicaragua y Honduras, donde fundó el Partido Comunista de Centroamérica en 1923.

Así se habían venido danto experiencias políticas importantes que son las que están influyendo en la formación política y en el pensamiento al joven Manuel Mora Valverde.

Jorge Volio y su Partido Reformista logró elegir a Julio Padilla, dirigente obrero destacado de esos días, como diputado, y en 1925, con sus luchas parlamentarias logran aprobar la Ley de Accidentes de Trabajo, que venía luchándose desde 1908, con la oposición parlamentaria de León Cortés.

Hasta 1928 Jorge Volio está ligado a sensibilidades sociales políticas. Simpatizaba con la Revolución Rusa y exige al gobierno de Cleto González Víquez que restablezca relaciones con la joven Revolución Rusa. Bajo el gobierno de Tomás Guardia se habían establecido relaciones diplomáticas frías con la Rusia Zarista. Al triunfar la Revolución Rusa se suspendieron estas relaciones. Por eso Volio luchaba por reconocer y establecer relaciones con la joven Revolución. Jorge Volio había sido un destacado luchador contra la ocupación imperialista de los Estados Unidos en Nicaragua, y la expulsión de sus marinos, durante las décadas de 1910 y de 1920; en la década de 1910 luchando a favor y al lado del patriota nicaragüense Benjamín Zeledón y, en la década del 20, a favor de Augusto C. Sandino. El Frente Sur de la lucha anti somocista, en 1978, en Nicaragua se llamaba Benjamín Zeledón. Entre 1928 y 1934 el Partido Reformista se aleja en la práctica de su ideario programático y social.

En 1928, al calor de la crisis internacional, la Confederación General de Trabajadores fundada en 1913, apoyando al Partido Reformista en 1923, desaparece, y se forma para este año, 1928, la Unión General de Trabajadores, que se va a constituir en la base social de apoyo al naciente Partido Comunista en 1931, con dirigentes obreros que publicaron el periódico La Lucha, donde se anuncia la llegada a su redacción del Manifiesto Comunista, que se pone al servicios de sus lectores y trabajadores.

Todo esto envuelve al inquieto joven Manuel Mora. Para esos días finales de la década de 1920, impulsa Manuel también el periódico Revolución, y para las elecciones de medio periodo de diputados, de 1930, se constituye el Partido Alianza de Obreros y Campesinos que va a impulsar la candidatura a diputados, entre otros, de Joaquín García Monge, Otilio Ulate Blanco, Ricardo Moreno Cañas, Octavio Jiménez Alpízar, Gonzalo González González, Alejandro Montero Segura, Mario Fernández Alfaro, todos luchadores sociales e intelectuales muy importantes. En esa época se permitía que una persona pudiera postular a diputado a la vez por dos partidos políticos diferentes y en distintas provincias. Así Otilio Ulate salió electo diputado, en esa elección, por la Provincia de Alajuela. Muchos de estos personajes después van a tener una vida intensa y dinámica con Manuel Mora.

En el caso de Otilio Ulate hasta el año 1939 va a estar cerca de Manuel y de los comunistas. En los años 20 Ulate había participado activamente de las luchas anti imperialistas y nacionalistas. Ya separado y distante, en los días de la guerra civil, en 1948, estando Ulate en San José, le pide a Manuel Mora protección de los comunistas porque temía por su vida por parte de los figueristas. Llevado Ulate al Palacio Arzobispal, para su custodia, también le pidió a Manuel que fueran los comunistas los que le protegieran allí.

El Partido Comunista, para mí, empieza a funcionar el 6 de junio y no el 16 de junio de 1931. El 6 de junio es cuando en una asamblea eligen el Comité Político, que se reúne por primera vez el 16 de junio, que es la fecha que oficialmente se considera de su fundación. Para mí, insisto, el 6 de junio es cuando constituida la Asamblea de comunistas elige a la Comisión Política. Esto de la fecha podría no tener importancia para este momento. Es tan solo una observación histórica para el mismo Partido.

El Partido Comunista inicia así sus luchas. No le van a permitir participar en elecciones como Partido Comunista, por una ley que se había aprobado antes de su fundación, en el gobierno de Cleto González Víquez, 1928-1932, como parte de las reacciones internacionales que se impulsaban en esos años contra los comunistas y su movimiento internacional. Por eso acude al expediente de inscribir, para efectos electorales, al partido que se llamó Bloque de Obreros y Campesinos, con los que empieza a elegir a sus primeros representantes populares; en la Municipalidad de San José a Guillermo Fernández y a Adolfo Braña Rosas, y en la diputación en 1934 a Efraín Jiménez Guerrero, que era zapatero, y a Manuel Mora Valverde.

Así, el Partido tuvo una doble vida; la vida de Partido Comunista para la vida cotidiana, de todos los días, en las ciudades, en el campo, tratando de organizar trabajadores, agitando sus propuestas y denuncias políticas, impulsando las huelgas como las de 1934, la bananera, la de zapateros y trabajadores de café que también se dan ese año; y la vida del Bloque de Obreros y Campesinos, para los procesos electorales.

En esos días el Partido Comunista empieza a desarrollar influencia en sectores campesinos y urbanos, con la Unión General de Trabajadores, que por el crecimiento de sus luchas y presencia, la disuelve en 1938 para impulsar la Unión Nacional Campesina y el Comité Sindical de Enlace. La presencia del Partido en el sector campesino se basaba en la experiencia habida desde 1901 con las primeras organizaciones campesinas de Valle Central que surgieron para enfrentar la expansión cafetalera de Julio Sánchez.

La Unión Nacional Campesina y el Comité Sindical de Enlace van a dirigir las luchas sociales del Partido hasta 1942, cuando las funden de nuevo, en la Confederación de Trabajadores de Costa Rica.

En la década de 1930 el Partido Comunista también se había colocado en el nivel internacional de solidaridad, en primer lugar con la defensa de la Revolución Socialista de Octubre y de la Unión Soviética, que fue un eje muy importante de sus luchas, y de la República Española y de su defensa en el período de 1936-1939, cuando se da la Guerra Civil de España, que fue la antesala de la II Guerra Mundial, y de la lucha antifascista mundial. En este período Manuel Mora intenta integrarse, como internacionalista, en las brigadas a favor de la República Española, donde estaban Adolfo Braña y Rafael Ángel Llubere, que habían sido expulsados de Costa Rica. Alrededor de ellos hay una historia hermosísima de solidaridad, con ellos y sus familias en el país; de sus luchas en España, sus detenciones en campos de concentración hasta su traída de nuevo a Costa Rica.

En este período esta Carmen Lira, Luisa González y otras destacadas mujeres en el Partido. Carmen Lira va a ser quizá la mujer que más influye en Manuel en aquellos días y hasta su muerte. Carmen Lira fue como una mentora en todos los sentidos para Manuel. Maestra distinguida, que había estudiado en Chile y en Francia. Su amplia cultura, su conocimiento de la teoría revolucionaria marxista leninista, la llevó a ser una fuente nutriente de pensamiento social. Era muy clara en sus conceptos de la lucha de clases y de la interpretación de la realidad social del país.

Cuando el Partido inició la publicación del periódico Trabajo, Carmen Lira, junto con el joven venezolano Rómulo Betancourt dirigió la parte editorial del periódico desde 1921 hasta 1933. Al regresar a Venezuela Rómulo Betancourt, Carmen Lira siguió al frente del periódico en su parte política editorial.

Betancourt había llegado al finalizar la década de 1920 al país; era un antiimperialista y se integró al naciente Partido Comunista. En Costa Rica había un movimiento, la Unión Libertadora Venezolana, fundada desde 1919, por José Sotillo Picornell, que realizaba acciones de solidaridad y lucha contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, en Venezuela.

Sobre Betancourt en el Partido, y en el país, durante esos años, se han hecho estudios importantes por Alejandro Gómez. Betancourt también escribió en el Repertorio Americano, la revista de Joaquín García Monge.

El salario de diputado de Manuel, en esos días, se dividía en tres partes, una para el Partido, otra para Rómulo Betancourt y la otra para sus gastos personales.

Desde 1934 hasta 1948 el partido va a elegir zapateros y abogados en los puestos de elección popular, como sus principales representantes. Los zapateros venían organizados desde el Sindicato de Zapateros en 1910. Era un núcleo muy importante de trabajadores organizados, con cultura y educación política y con tradición de luchas. Fueron una fuerza motriz importante dentro de los militantes comunistas de esos años.

Con la elección en 1934 de los primeros regidores y de los primeros diputados, Manuel Mora, ya diputado, le toca dar la gran batalla contra el reformismo de Jorge Volio.

Justamente el libro inicia con el discurso de enfrentamiento parlamentario entre Manuel Mora y Jorge Volio, porque había necesidad de descubrir, de desenmascarar, de distinguir la política revisionista, reformista, no revolucionaria del Partido Reformista y de Jorge Volio, frente a las posiciones revolucionarias y de la lucha de clases del Partido Comunista y del Bloque de Obreros y Campesinos. Volio y su partido se presentaban como la alternativa frente a los comunistas, de allí la importancia de ese debate parlamentario. De hecho allí desapareció el partido Reformista, y el volismo, y el Partido Comunista y Manuel empezaron a destacar como la fuerza política aglutinadora y directora de las luchas populares de los siguientes años. Había que distinguir frente a Jorge Volio y su partido la posición correcta revolucionaria del Partido Comunista de Costa Rica, a través del Partido Bloque de Obreros y Campesinos.

Este discurso de Manuel Mora es clave también para entender la posición del Partido Comunista y de Manuel Mora, que es el que va a marcar el rumbo y perspectivas del Partido Comunista desde aquellos años, permanentemente. Es el peso de Manuel, su peso intelectual, su formación histórica, cultural y política; su capacidad intelectual, su capacidad de análisis; su capacidad de convencimiento en la explicación política que hacía en sus discursos; su capacidad de entendimiento de la vida social y política nacional, e internacional, como coyuntura, que le tocaba vivir y que el país vivía. Igualmente, su capacidad para trazar los caminos adecuados para el desarrollo de la lucha política y el crecimiento del Partido Comunista.

El Partido Comunista va a ir creciendo desde 1934 hasta 1948. De 2 diputados en 1934 llega a elegir 9 en 1948. En la elección de 1939 llega a constituirse en la segunda fuerza electoral nacional, enfrentando al Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia, con 11% de votación. Esto explica en parte el peso del Partido Comunista, pero especialmente el de Manuel Mora en los duros años desde 1940 hasta 1948.

En el libro se explica esta situación. También de forma gloriosa el libro nos presenta a Manuel Mora, el joven lector político. Su lectura y cultura era de asuntos universales y nacionales, pero también de la cultura política de los clásicos revolucionarios, de Carlos Marx, Federico Engels, Vladimir Lenin y otros dirigentes de la revolución mundial, entre ellos Gramsci, Dimitrov, Luxemburgo; Trotsky también.

Marx desarrolló majestuosamente su pensamiento revolucionario analizando el desarrollo del sistema y la sociedad capitalista en el siglo XIX, y organizando el movimiento obrero internacional en esos años; Engels contribuyó mucho, en ese sentido, con los análisis de Marx. Por su parte, Lenin desarrolla los estudios de Marx y Engels en la etapa final del siglo XIX, y principios del siglo XX, cuando en el desarrollo capitalista aparece su fase imperialista, la del surgimiento de los Monopolios, Oligopolios, Carteles, Trust, y la necesidad de un nuevo reparto del mundo, que se expresa en la I Guerra Mundial. El imperialismo como fenómeno mundial apareció entre 1890 y 1914. La Obra de Lenin que lo analiza es de 1917. Rosa Luxemburgo, en 1910, había hecho análisis importantes sobre la acumulación capitalista del colonialismo internacional, en eta etapa del imperialismo.

Es el análisis de Lenin el que va a contribuir vigorosamente a entender esta nueva etapa de la sociedad capitalista, para poder hacer la revolución socialista. Es Lenin también el que construye y elabora la teoría del Partido Revolucionario de nuevo tipo, del Partido Bolchevique, del Partido Comunista, desde 1903, para convertirlo en un instrumento de apoyo, en una palanca social y política, en un medio organizativo, de lucha de las masas populares y de la clase obrera para poder tomar el poder político.

Este pensamiento de Carlos Marx, de Federico Engels y Vladimir Lenin, por citar solo a estos tres, de los grandes teóricos de lo que se llama el marxismo leninismo, Manuel Mora lo aprende, y lo entiende correctamente como una guía para la acción política, no como un libro de recetas política.

Para Manuel Mora el marxismo leninismo no es una doctrina religiosa, ni los marxistas leninistas han de ser sus sacerdotes. Para Manuel Mora hay quienes leen estos textos, de los pensadores revolucionarios clásicos, como si fueran textos religiosos, como dogmas de fe, sintiéndose apóstoles de esta doctrina, sin entender adecuadamente la realidad social, porque quisieran aplicar esos conceptos y teorías políticas como si fueran calcamonías.

Para Manuel Mora la teoría política revolucionaria de los grandes clásicos desde Marx, Engels y Lenin, hasta los teóricos de su tiempo, constituye fundamentalmente un método de análisis de la realidad social, económica y política, y una guía para la acción de conformidad a las particularidades específicas y concretas de cada realidad social y política, de cada país.

Manuel Mora tuvo la maravillosa capacidad de interpretar esos escritos de los revolucionarios clásicos, asimilarlos y traducirlos a las condiciones sociales y políticas de Costa Rica; de explicarlos de forma sencilla y llana, sin mencionar a los clásicos. Manuel no acudía, como criterio de verdad a estar mencionando citas de esos autores. Su brillantez le llevaba a asimilar el conocimiento de esos autores, para explicar en lenguaje sencillo, el análisis del panorama nacional y de la geopolítica que enfrentaba, aplicando la rigurosidad del pensamiento revolucionario desde la perspectiva de la necesidad socialista del proceso revolucionario costarricense.

Por ello, desde la formulación del Programa Mínimo del Partido Comunista de Costa Rica señaló el carácter y las posibilidades de la Revolución Socialista de Costa Rica. En el Libro justamente está el texto donde él habla y plantea el carácter de la construcción comunista a lo costarricense, el comunismo a la tica, como se ha divulgado su idea.

Aun cuando Marx había señalado que el desarrollo de la sociedad capitalista avanzaba inevitablemente hacia la sociedad comunista y que el socialismo era tan solo una fase de transición hacia esa sociedad desde el capitalismo, Manuel Mora tuvo esa brillante lucidez para entender ese proceso. Por eso siempre habló, desde el primer momento del surgimiento del Partido Comunista, desde su Programa inicial, y en sus discursos, que el desarrollo del comunismo en Costa Rica pasa por etapas, sin calcar experiencias ajenas, externas; sino, que se trata de avanzar sobre las condiciones nacionales posibles para impulsar una vía costarricense hacia el socialismo, lo que él llamó el socialismo a la tica. Esto marca y marcó la vida del Partido Comunista desde sus orígenes. Esto es clave para entender este Libro de escritos de Manuel Mora.

El Libro es Historia viviente; es pensamiento vivo; es pensamiento dialéctico; es pensamiento de análisis de la realidad política, social y económica nacional de los distintos momentos que le tocó vivir, que se ve en la selección por décadas de sus escritos en este libro publicados. Es su paso en pensamiento y palabras por las décadas de 1930, 1940, 1950, 1960, 1970 y 1980 hasta la división del Partido Comunista. Son épocas claves, confusas, complejas, llenas de contradicciones de todo tipo. Si tan solo apreciamos la década de 1940 en la que lleva al país a una situación de alianza política, como nunca se había hecho hasta entonces en el mundo, entre la Iglesia Católica, el Gobierno y el Partido Comunista, para impulsar una Gran Reforma Social, un Gran Código de Trabajo, y todo ello con un gran compromiso de lealtad entre los grandes hombres que la acordaron, Monseñor Sanabria, el Presidente Calderón Guardia y Manuel Mora; lealtad fraguada en esos días que llega de parte de Monseñor Sanabria hasta el período de la Junta de Gobierno, cuando la Iglesia enfrenta públicamente actuaciones de la Junta de Gobierno. No fue un Pacto solo de 1943. Fue un Pacto que alcanzó a la Guerra Civil y los días que le siguieron, durante el Gobierno de Facto. La protesta ante la Junta fue en vivo y directo, en la Iglesia Catedral, que hizo que los miembros de la Junta se levantaran en protesta y abandonaran la Iglesia.

Toda esta complejidad de la historia nacional de esos años, de la década del 40, está explicada en distintos discursos aquí recopilados. Especialmente en los discursos, de 1958, cuando Manuel contesta, ante el décimo aniversario de la guerra civil, un discurso de José Figueres y otro de Otilio Ulate.

Después de derrotado el fascismo mundial, del surgimiento del campo socialista, del impulso de la Guerra Fría, el mundo cambia. Nuevos países socialistas, la Revolución China, la Independencia de la India, los procesos anti colonialistas de Indochina, de Corea y otras regiones del mundo; se impulsa una nueva etapa de anticomunismo mundial. Esto se refleja en el Libro, cuando se aprecia el período de clandestinidad al que se somete al Partido entre 1948 y 1974.

Aun dentro de este período Manuel siguió siendo ese hombre extraordinario, costarricense, patriota, internacionalista cuando tuvo que serlo. Manuel fue en este período el hombre extraordinario como organizador partidario y de organizaciones sociales y sindicales, contribuyendo a ellas; como agitador de problemas nacionales y regionales, de tipo político; como diputado, como articulista y analista de periódico, desde tribunas populares, en la clandestinidad, escribiendo como Arturo Jara, o desde la legalidad con su nombre.

Durante la clandestinidad el Partido Comunista inició sus actividades públicas a través de los Centros Obreros de Estudios Sociales que se empezaron a abrir en distintos pueblos y localidades del país. En estos Centros se hacían conferencias los lunes, para educar a los asistentes y partidarios, para explicar la línea del Partido Comunista, para fortalecer la educación política, y general, de los miembros del partido y de quienes asistían a escuchar. En estas conferencias muchas veces participaba Manuel.

Aun en los días de la represión, el Gobierno de José Joaquín Trejos Fernández, 1966-1970, y el de José Figueres después, 1970-1974, le pidieron que actuara como Agente comercial ante los países socialistas para vender café y caña de azúcar, para ayudar a resolver la crisis económica del país. Manuel asumió esa tarea nacional, con apoyo del Partido, acompañado de Max Blanco Brunetti, un cafetalero muy importante y de Ricardo Quesada López Calleja, sobrino de Carmen Lira; situación ésta que le permitió negociar la legalidad del Partido Comunista, la que se logró en 1975, y al establecimiento de las relaciones diplomáticas con la URSS y otros países socialistas en la década de 1970.

De aquí en adelante conocemos el desarrollo del Partido de Manuel, con Manuel diputado, junto a Marcial Aguiluz en 1970 y desde esas elecciones se siguió eligiendo diputados de la izquierda nacional, bajo la coalición que se llegó a constituir de Pueblo Unido, en 1978. Estos grupos de nueva izquierda, el Partido Socialista Costarricense y el Movimiento Revolucionario del Pueblo, surgieron al calor de la Revolución Cubana.

El éxito de la coalición Pueblo Unido en 1978 y 1982 condujo a estimular el debilitamiento y la división de la izquierda, y del propio Partido Comunista, con fracturas internas que 1984 lo llevaron a su división y práctica desaparición política.

El libro cierra con este proceso de la división del Partido, con la intervención de Manuel en el Pleno del Partido, en que se detallan los entretelones de esta crisis partidaria.

El Libro es una colección, es una selección; una antología que nos coloca a Manuel Mora en todas estas fases y etapas de la Historia nacional, de su Partido; donde va a destacar el Manuel Mora organizador político, Manuel Mora diputado y parlamentario vigoroso; el Manuel Mora dirigente y organizador del Partido, el Manuel Mora periodista, el Manuel Mora polemista, analizando problemas, discutiendo con los grandes líderes políticos.

Manuel Mora fue de los grandes oradores que tuvo Costa Rica; en el Partido, a su nivel, el otro gran orador fue el diputado Luis Carballo Corrales.

El libro que recoge estos discursos es una buena guía para apreciar y conocer el pensamiento de Manuel Mora; para penetrar en lo que Manuel Mora nos da y relata como radiografía de la Historia nacional costarricense.

Los discursos de Manuel son también una radiografía del tiempo histórico; nos va planteando momentos históricos en una visión de continuo, una línea, un rosario de hechos donde vemos avanzar el partido y brillantemente el análisis de Manuel no solo en las condiciones internas, sino también en las condiciones regionales, en las distintas décadas de sus discursos.

Cuando se disuelve la Unión Soviética, lo que no está tratado en el Libro, ante una pregunta que le hace un periodista sobre si el socialismo y el comunismo se han acabado, él da una sencilla respuesta: mientras haya miseria en el mundo; mientras haya pobreza; mientras haya desigualdad en el mundo; siempre habrá luchas socialistas y siempre habrá luchadores sociales.