Sergio Rojas Ortiz fue un árbol que dejó muchas semillas

Sergio nos enseñó a defender nuestra propia existencia y a vivir con dignidad

Hace 5 años, el 18 de marzo de 2019, Sergio Rojas Ortiz, del clan Uniwak fue asesinado y la impunidad de su crimen reafirma que las personas indígenas seguimos valiendo menos para el Estado costarricense.  Antes había sufrido otras agresiones como ser encarcelado por 7 meses sin una acusación formal, y también el 11 de agosto del 2012 fue declarado “non grato” por la Municipalidad de Buenos Aires, en un acto de racismo inconcebible y vergonzoso (Acta ordinaria 31-2012, artículo 5).  Hace 4 años fue el asesinato de Jehry Rivera Rivera, y a pesar de que hay un responsable confeso, tampoco se ha hecho justicia.

Queremos que el Estado costarricense sepa que Sergio Rojas Ortiz fue un árbol que dejó muchas semillas.  Que si no hubiera sido por él no estaríamos viviendo en nuestras propias tierras recuperadas.  De Sergio, que fue fundador y coordinador del Frente nacional de pueblos indígenas, FRENAPI, aprendimos que para poder existir como Pueblos originarios, con derechos y sin miedo, es posible que también nos cueste la vida.  Seguiremos lamentando su muerte, pero a la vez seguiremos aprendiendo y nutriéndonos de su valor ilimitado.  Sergio nos enseñó que el Estado no iba a resolver a favor nuestro y fue así que reconocimos que éramos personas expulsadas de nuestra propia Tierra.  Aprendimos de él que debíamos terminar con nuestra condición de peones y casi esclavos en nuestra propia Tierra.   

Sergio nunca tuvo miedo.  Sabía y decía que lo podían matar.  Caminó solo y acompañado por los territorios.  Se enfrentó sólo y acompañado, dentro y fuera de los territorios, a personas y grupos agresores, a la policía, a jueces, abogados y matones.  Incluso dijo que los juicios y procesos que nos hacían por defender nuestro derecho a la Tierra debían realizarse en nuestro propio territorio y no en los juzgados donde aumentaban las amenazas, las agresiones y la vulnerabilidad de la gente indígena.  A Sergio lo atacaron incluso porque supo aprovechar estructuras del Estado como las Asociaciones de desarrollo integral, en favor de los derechos de los Pueblos originarios.  Lo odiaron también por ser profundamente paciente, conocedor e inteligente.

En Salitre fuimos las mujeres impulsadas por Sergio quienes asumimos las recuperaciones y retomamos nuestro papel cultural como portadoras y transmisoras de los clanes y troncos familiares.  Cuando estábamos con miedo, perseguidas, con nuestros niños y niñas en la montaña, huyendo por muchos días, noches y semanas, le pedimos consejo para mantener nuestras recuperaciones y recibimos también su cariño, su solidaridad y acompañamiento.  En medio de las recuperaciones fortalecimos nuestras propias “estructuras comunitarias tradicionales”, como los Consejos de Mayores y Mayoras y los Tribunales de derecho propio, reconocidas por los Relatores Especiales sobre los derechos de los pueblos indígenas de las Naciones Unidas.  

A Sergio lo recordaremos por siempre como defensor incansable de los Pueblos originarios hasta su último respiro.  Él es el símbolo más elevado de nuestra historia actual y es un honor que las Universidades públicas declararan el 2024 año de las “UNIVERSIDADES PÚBLICAS CON LOS PUEBLOS ORIGINARIOS” señalando que “se reconocen las luchas históricas que los Pueblos Indígenas han desarrollado en pro de exigir el cumplimiento de la legislación y la posibilidad de ejercer sus derechos plenamente. En este sentido, se reitera que el derecho a la tierra implica un vínculo fundamental para los Pueblos Indígenas, tal como lo establece el artículo 13 del Convenio Número 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales”.

Sergio no sólo dio su vida por nuestro derecho a la Tierra.  Propuso ideas para que desde el sistema educativo se incluyera la cultura originaria en los procesos de aprendizaje.  Fue él quien abrió el camino para que personas indígenas estudiaran medicina en Cuba, algunas de las cuales trabajan hoy en sus propios territorios de origen.  Esta es una hazaña que muy pronto esperamos pueda replicarse en muchas otras carreras acá en Costa Rica, gracias a los esfuerzos que estamos realizando en conjunto los Pueblos originarios y el CONARE por medio del proyecto “Pueblos Originarios y Universidades Públicas” (POUP) y la Declaratoria 2024 como año de las “UNIVERSIDADES PÚBLICAS CON LOS PUEBLOS ORIGINARIOS”, que entre otros retos incluye “incentivar la formación de profesionales indígenas según las necesidades de los propios pueblos”.  De hecho, ya se han creado nuevas alternativas de incorporación de más personas indígenas a la educación superior pública.

Hoy, en el quinto aniversario de la muerte de Sergio, en la sede del Consejo Brorän en Térraba, personas de los Pueblos originarios Cabécar/China Kichá, Bribri/Salitre, Brorän-Térraba y Yäbamï dí Kátà/Cabagra, estamos estudiando para seguir los pasos de Sergio Rojas Ortiz.  Preparándonos para conocer y poner en práctica las leyes nacionales y convenios internacionales que incluyen nuestros derechos pero que son ignorados.  El homenaje más grande que le hacemos a Sergio es reafirmarlo en las luchas por nuestra Tierra y cultura.  Mantenerlo en la recuperación de nuestra espiritualidad para compartirla con nuestros hijos e hijas de las nuevas generaciones de indígenas. 

A Sergio lo asesinaron hace 5 años pero quienes pensaron que matándolo iban a desaparecer y borrar su lucha, ahora pueden ver que sus semillas están germinando en las tierras cultivadas, en los bosques regenerados, en los animales silvestres que han regresado, en la dignidad recuperada, en la cultura propia fortalecida, en los niños y niñas que han nacido dentro de las recuperaciones, y en las personas indígenas de todas las edades que están rehaciendo su vida gracias a que ahora viven en su propia Tierra.   Sergio también revive en cada encuentro entre Pueblos originarios que sin quererlo fuimos separados.

Sergio Rojas Ortiz nos enseñó a defender nuestra propia existencia y a vivir con dignidad.  Nos enseñó que pueden sacarnos de nuestras tierras, que pueden volver a quemarlas, que pueden seguir agrediéndonos, que pueden borrar nuestros nombres, que pueden enjuiciarnos y meternos a la cárcel, pero que todo ese odio no podrá acabar con nuestro espíritu de lucha.

Térraba, 16 de marzo de 2024, sede del Consejo Brorän.

Grupo de estudio de Pueblos originarios Cabécar/China Kichá, Bribri/Salitre, Brorän-Térraba y Yäbamï dí Kátà/Cabagra, del proyecto “Pueblos Originarios y Universidades Públicas” (POUP).

Alejandro Figueroa F

Alexander Morales Jimenes

Antonio Badilla Villanueva

Arley Mayorga Morales

Arlyn Mayorga V

Atenea Garro Cortes

Brandon Marín Figueroa

César Días Reyes

Christian Fabian Venegas Lezcano

Danny Nájera Días

Doris Ríos Ríos

Fabricio Ortiz Zúñiga

Francis Ortiz Rojas

Geiner Alberto C.F.

Geisel Figueroa Morales

Héctor Vargas Figueroa

Isabel Brenes Nájera

Iver Figueroa Morales

Jorge Sivas Vega

José Gabriel Esquivel Ortiz

Jose Villanueva Ortiz

Josué Fernández Zúñiga

Keik Mateo Ortiz Calderón

Kristel Figueroa Calderón

Leonardo Vargas Figueroa

Lesner Figueroa Lázaro

Luz de Angel Sosa Villanueva

Manfred Acuña Villanueva

María Navas Obando

Mariela Cordero Villanueva

Marifran Fernández Zúñiga

Marjorie Navas Obando.

Mildre Fernández Zúñiga

Nacira Segura Rivera

Nancy Jazmín Badilla Villanueva

Nicoles Cortés López

Pablo Sivas Sivas

Roxana Figueroa Calderón

Ruth Ortiz Figueroa

Samira Carranza Vigil

Saray Delgado F.

Sharon Solano Rivera

Sofía Carranza Vigil

Sonia Nájera Días

Valerit Amanda Hernández Ríos

Víctor Julio Días Díaz

Virginia Lezcano Ortiz

Wesly Cisneros Quiel

William Hernández Gonzales

Foto: Francisco Javier Mojica-Mendieta.

Logos: POUP y Declaratoria CONARE 2024.