A partir de Pablo Escobar el narcotráfico se convirtió en opción de poder en América Latina

Por Miguel Sobrado

El libro América Latina, publicado en 2003 y reimpreso en 2004 y 2006 en México y Costa Rica, previo al desastre del presente, propuso soluciones.

El poder excluyente, que sobre de las mayorías indígenas y afrodescendientes ejercieron las oligarquías latinoamericanas desde la independencia, apoyadas en el centralismo clientelista, se ha resquebrajado y se ha venido derrumbando progresivamente, desde que apareció la industria del narcotráfico.

Para tener espacios de participación en la economía desde un gobierno, heredado de la colonia, era preciso que los oligarcas participaran de la “corte” donde se definían y ratificaban los privilegios y monopolios que permitían el enriquecimiento y el control político.

La aparición del narcotráfico como industria de desarrollo con recursos superiores a los del sistema patrimonialista, rompió los esquemas tradicionales y abrió nuevos espacios para incorporar, con ventaja a los excluidos, tomando primero los poderes locales y comprando, desde ahí, posteriormente influencias en el aparato institucional.

Los acontecimientos en varios estados de México virtualmente tomados hoy por el terror de los narcos y el reciente auge de violencia armada en Ecuador, donde estos se han lanzado a la lucha por el poder, confirman el poder de esta amenaza para la institucionalidad latinoamericana. Con necesidades insatisfechas, debido a la falta de acceso a las oportunidades que tienen los excluidos, frente a la demanda del conocimiento y la tecnología. Al mismo tiempo que los narcos disponen de recursos cada vez más abundantes para competir con el clientelismo, para instalarse cada vez en más comunidades y estados de la región.

Las políticas asumidas por Bukele en El Salvador para controlar la expansión de las maras asociadas al narcotráfico y recuperar, así, el poder y el orden público, se han basado en medidas represivas extremas, que han dado resultados en lo inmediato frente al caos y derrumbe de la institucionalidad en ese país. Está por ver si logra la misma eficiencia con las medidas de prevención necesarias para erradicar el mal en el mediano plazo.

El libro América Latina: crisis del Estado clientelista y la construcción de repúblicas ciudadanas, de Juan José Rojas y el autor de este artículo, mencionado en este artículo, y que se encuentra libre en Internet, no solo anunció el peligro que significaba el narcotráfico para la institucionalidad, sino que propuso soluciones probadas, sobre las causas.

Ahora, que cunde el pánico en el continente por las posiciones que ha tomado el narco en las comunidades y su ofensiva en algunos casos sobre el poder, es preciso retomar, no solo el diagnóstico, sino las soluciones probadas preventivas propuestas por los autores en consulta con las comunidades y aprendiendo de sus experiencias.

La violencia no se soluciona solo con la represión, sino que es preciso actuar sobre las causas que dejan a los excluidos sin opciones ni esperanza y los arrojan en manos del narcotráfico. Una educación actualizada y de calidad, con amplia cobertura, es un factor clave en el mediano plazo, pero la capacitación organizacional y técnica es estratégica en el corto plazo y mediano plazo para articular las comunidades activamente alrededor de las transformaciones requeridas por el sistema.

Considerando el bajo nivel de escolaridad de la población económicamente activa donde incluso en países como Costa Rica más de la mitad no alcanza el nivel de bachillerato. La capacitación organizacional “autónoma” de las comunidades, grupos asociativos y emprendedores adquiere una relevancia estratégica. Es necesario no confundir la organización autónoma con el esquema clientelista de “organizaciones” montadas por políticos diseñado para manipular a los sectores populares. La organización autónoma como se expresa en el libro cimenta la vida social económica y ciudadana.

Conviene empezar a sacar el libro de los anaqueles y de los archivos electrónicos, ya que, a pesar de haber pasado más de 20 años de su primera publicación, mantienen su actualidad. Hay que sacarla del ámbito académico y proyectarla a las organizaciones políticas de comunidades. Donde con su práctica, no solo con la retórica, genere, como lo ha demostrado, ingresos, empleo, pero  ante todo ciudadanía autónoma. Demostrando así el potencial de acabar con la exclusión y la manipulación y crear condiciones para una auténtica vida donde florezca la democracia.

Compartido con SURCOS por el autor.