Malacostumbrados

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

Tan acostumbrados estamos a pagar el altísimo «impuesto único de los combustibles» (varios impuestos que fueron reunidos cuando el consumo de diésel y gasolina era muy limitado), que, hasta hace poco tiempo, los ciudadanos «con llantas», no conocían de su existencia.

Aun cuando se fue poniendo en evidencia, las protestas por el alto costo de los combustibles se canalizaban (algunos todavía siguen en esa trinchera) contra Recope, cual si el ente estatal fuera responsable de dos cosas: el precio internacional, y el impuesto que recauda, aunque este no le favorece ni en un colón.

De lo que la mayoría no se ha percatado, es de que ese impuesto, que ronda el 40% del precio del litro de gasolina, es, ni más ni menos, que un gravamen que, de no pagarse, le impide al automovilista circular por Costa Rica.

No te dan un marchamo, pero eso es indiferente; si no pagás, te quedás varado, sin posibilidades de ejercer un derecho incuestionable. Por ello, cuando se discute sobre el costo del «marchamo», que es sin duda muy alto, también debería tenerse presente, el otro «impuesto al ruedo» que se paga en las gasolineras.

Por otro lado, y no es asunto menor, al haber aumentado la recaudación fiscal, sobre la disminución en el costo del marchamo, nos dicen algunos economistas, una rebaja en el costo del marchamo, se cubre varias veces con otros ingresos que ya se están recibiendo, por lo que el tal «hueco» que supuestamente se crearía, no es real.

Algo que hasta un «economista agrícola» en Zapote, debería entender, si se lo explicaran, aunque, por otro lado, economistas permeados por dogmas monetaristas, ubicados contiguo al Teatro Nacional, y reconocidos socios de la misma escuela, dejan de lado aspectos como son, por ejemplo, las consecuencias positivas para la economía del país, el favorecer un mayor circulante que, quizá, le daría cierto remezón a la economía familiar.