Mirar para otra parte

Por Memo Acuña (sociólogo y escritor costarricense)

Es fácil hacer los cálculos: contabilice el número de minutos, exposición de imagen, análisis periodísticos, transmisiones en vivo, retransmisiones en plataformas virtuales sobre el affair doméstico entre una exreina de belleza (la hipérbole se explica sola) y un empresario acostumbrado a las luces y reflectores, pero no precisamente por sus actividades y negocios.

Saque conclusiones. El affair fue construido por una agenda que no repara en el vaciamiento de contenidos una y otra vez. En la necesaria era de la reflexión, cada vez más el análisis adelgaza y en su lugar una lista de temas inyectados de esteroides artificiales domina casi todos los ángulos de las noticias diarias.

Mientras se invitaba al público costarricense a observar en vivo la requisa in situ de las “joyas de la corona”, a cientos de miles de kilómetros de palacio, un nuevo drama tocaba las puertas de la europea fortaleza.

Un buque pesquero convertido en transporte de “carga humana” naufragó en costas mediterráneas.

Zarpó de Libia con cerca de 750 personas (si, esos cuerpos no contabilizados por el capitalismo neoliberal) con rumbo a Italia. Cerca de Grecia, una posible desestabilización de la embarcación habría causado la tragedia.

Al momento de escribir estas reflexiones, se contabilizan oficialmente 79 personas fallecidas, más de 100 personas rescatadas y un número indeterminado de personas desaparecidas en el mar mediterráneo.

Las personas sobrevivientes identificaron aproximadamente 100 niñas y niñas, que junto con mujeres, se encontraban en el fondo de la embarcación al momento del desastre.

Desde que la Europa fortaleza cambió su programa de ayuda humanitaria “Mare Nostrum” por una serie de acciones de control y persecución en alta mar denominadas “Tritón” a inicios de la década anterior, la máquina de triturar personas migrantes en el mar y las costas mediterráneas no ha dejado de funcionar y dar vueltas.

Mientras tanto, a cientos de miles de kilómetros del drama, la agenda mediática criolla ocupa a la gente en el problema social e institucional profundo que representa un affair de élites convertido en tema de alcance nacional. A los 2 minutos que a lo sumo recibió la noticia del naufragio en aguas griegas le contrasta una vasta, amplísima cobertura que tiene a este país en vilo. Mirar para otra parte significa afinar el sentido de lo importante. Es ver más allá del ombligo, de nuestras pequeñeces. Ante el vaciamiento de significado de la comunicación hegemónica, interpongamos el prisma de la urgencia, de lo necesario, de lo importante. Hagamos otra comunicación produciéndola y consumiéndola de una forma políticamente activa.